Eliza.

Me levante para contemplar el atardecer de verano cerca del mar aunque solo pudiera ser a través de la ventana, la vista panorámica de mi habitación era realmente espléndida, el mar tenía algo que me llamaba, era como mi hogar, no sabía cuando podría tocarlo, pero me hacía sentir algo tan familiar, me llenaba de paz. En ese momento de mi vida, mis recuerdos estaban vacíos y habían sido enterrados en un mar lleno de olvido. Escuche una voz y sabía que era tiempo de la cena.

-Eliza ven! Ya es hora de la cena, es tu comida favorita. Nathan la ha ordenado especialmente para ti.

-Si gracias, Daniel.

-Necesito preguntarte nuevamente ¿por qué el mar me están familiar? ¿Acaso crees que algún día pueda nadar ?

-¿Nadar?...que va naciste en el mar como una sirena, y nadas como una diosa, y así te recuerdo desde que eras una cría, libre y jugando contemplando el atardecer de verano en Brighton.

-Aún no lo recuerdo Daniel Sinclair.

-No lo recuerdas pero algún día lo harás y sabrás que yo soy tu ángel guardián siempre he estado muy cerca de ti para protegerte...

-Gracias ángel guardián y le regale una sonrisa ingenua.

-Vamos Eliza Rothschild que no debemos hacer esperar a tu marido...