Capítulo 16.James.


El reloj marcaba diez minutos antes de las once del día, cada segundo parecía como si el tiempo mismo contuviera el aliento ante la inminente hora. Me encontraba en el Victoria Lounge de Brighton y aunque para muchos ese lugar era icónico por encarnar la esencia misma de la ciudad costera. A mi me parecía que era un lugar ordinario, nada especial. El brunch bullía de vida con una diversidad de platos que deleitan los paladares más exigentes, mientras el ambiente familiar se entrelaza con el esplendor del mobiliario, evocando el resplandor de la época victoriana.

Me encontraba sentado en un sillón verde de tercipelo, que tenía una vista preciosa del mar, trataba de disimular mi presencia con mi ubicación del otro lado del salón, esperaba encontrarme con Robert, sí con él mismísimo Robert Cavendish, había sobornado a la mesera para saber precisamente en que mesa daría lugar al encuentro entre padre e hija, y llegue con bastante antelación para idear el punto estratégico, perfecto para poder escuchar la conversación entre Eliza y Robert. 

Habían pasado muchos años desde nuestro último encuentro, no era ninguna sorpresa que en la cena del club de Banqueros cuando por fin habíamos podido encontrarnos de frente , Robert al ver a un hombre educado, y bien vestido no tuviera ni la más remota idea de quién era yo, no quedaba nada del niño desvalido y flacucho que él había conocido. Ahora era un hombre al que no le llevaría ventaja alguna, ni siquiera su poder y la posición de su familia le supondrían ninguna utilidad para lo que tenía preparado, nada podría impedir que lo que más amaba Robert cayera en mis manos, y cuando así fuera en firme, sin titubear lo destruiría. Había conseguido arrebatarle una de las cosas de las que sin duda se enorgullecía mas de si mismo, su posición social y por supuesto su fortuna, y mejor que eso el legado de su familia, pero para mi el juego apenas había empezado, yo no pararía hasta arrastrar su nombre por el fango, y que ese hombre con alma despiadada, pagara por cada una de sus fechorías... definitivamente me generaba una felicidad genuina imaginarme lo perdido que se debería sentirse Robert, él que siempre se había definido por su origen aristócrata, por el abolengo de su apellido, presumía de que la sangre azul corría por sus venas y, siempre creyó que eso le daba una ventaja en relación al común de los mortales, así es Robert Cavendish la leyenda, el hijo menor de un duque y por desgracia su único heredero, ya no le quedaría nada solamente la sombra de aquella leyenda... y en cuanto a su familia se refería yo me encargaría de que sus hijos ni esa imagen conservaran de él...

Mis pensamientos vengativos vagaban sin cesar, cuando el encuentro esperado se llevó acabo, se aproximaba a la otra mesa Robert Cavendish, con el semblante de un hombre acabado, envejecido, desaliñado , su rostro marcado por los estragos del tiempo, y su mirada desolada reflejaba la dura batalla que estaba librando en ese momento. Nada quedaba ya de ese caballero con una personalidad imponente, de ese hombre fuerte, implacable. Una sonrisa se asomaba en mi rostro, nada me generaba más placer que verlo así completamente desvalido a mi merced . Me regocijaba con su dolor, definitivamente era alimento para mi alma. Sabía perfectamente porque había citado a Eliza, Robert nuevamente estaba buscando un bote salvación, pero yo me encargaría de que ni siquiera su hija pudiera salvarlo.

Pasaron los minutos y pude ver como se refugiaba en una botella de whisky, que para los gustos caros de Robert no dejaba más que ver su infortuna financiera. Eran un poco más de las 11 y vi entrar a esa joven con belleza despampanante vestida de azul con un traje sastre que acentuaba su figura, su peinado era suelto, con sus rizos rojizos que caían como llamas danzantes al viento, y sus ojos azules que eran como el mar, reflejaban profundidad y misterio, cada mirada era una arma que te incitaba a perderte como un marinero cautivado por la vastedad del océano. Llegaba tarde, lo que no disimulaba la falta de interés por tener esa conversación con su padre.

Eliza se sentó en la mesa de su padre, y pude ver incomodidad en su rostro.

-Bien que tienes que decirme papá. No estoy aquí por mi voluntad solamente lo hago porque nuestra familia ya no puede soportar ningún escándalo más.

-Lizzie mi niña, quiero pedir tu apoyo, la empresa de tu abuelo está en problemas...

-Papá, ¿de qué hablas? ¿de que magnitud es el problema?

-La burbuja inmobiliaria nos ha dejado en la ruina...si no hacemos nada, no quedarán más que las cenizas del trabajo de 11 generaciones...podríamos perder la mansión que ha pertenecido a mi familia por más 700 años, sin mencionar que se perdería el fidecomiso que es para ti y para tu hermano.

-Papá confió plenamente en tu audacia e inteligencia para manejar las cosas como mejor te convenga...

-No lo entiendes Eliza, necesito que inyectes capital de las empresas Dairo. Tu eres aún muy joven y no sabes ante lo que te enfrentas necesitarás todo el apoyo y la experiencia para no arruinar lo que la familia de tu madre ha logrado cimentar todos estos años. A cambio de que me des la liquidez que necesita la empresa de mi familia prometo ayudarte a manejar el conglomerado de tu abuela.

-Papá , lo que me estás pidiendo es demasiado... no puedo desviar capital a tu empresa, hay una junta de accionistas, me despedirían, aunque quisiera el testamento de mi abuela es muy claro, yo debo ser la que se haga cargo de todo, mi hermano y yo somos los herederos.

-Sí pero también tengo entendido que las próximas semanas tendrás que decidir quién será tu esposo, y creo que tú mejor opción es Dylan... podrías ponerlo al frente de tu empresa en calidad de tu esposo que no interpretaría mas que el papel de una marioneta , movido por los hilos invisibles de mi inteligencia, así sería yo él que te ayudaría a hacerte cargo del legado de tu abuela, y tu mi niña puedes vivir tranquila alejada, y ser por fin la dueña de tu vida como siempre lo has querido. Siempre quisiste vivir fuera de Brighton, de esa manera te ofrezco un escape a lo que todos sabemos que para ti significa vivir aquí y seguirte atormentando por los fantasmas de tu pasado , es estar en una prision llena de recuerdos, por lo que nunca podrás encontrar tu felicidad aquí Lizzie... toma la salida que te ofrezco ... vive tu vida . Ten el dominio de tu destino...

-Wow papá sin duda un discurso magistral, casi perfecto, casi te creo la parte en la que te importa mi felicidad, pero todos sabemos que no hay mas amor para Robert Cavendish que su nombre, su posición, y por supuesto su fortuna, por lo que su reputación debe permanecer intacta. Para mantenerla es capaz de hacer todo, incluso de venir a pedirle su ayuda a su hija que prácticamente abandonó desde muy temprana edad... La vida es una ironía papá, ahora eres tú quien me buscas cuando yo te busque y te pedí mil veces que me arroparas, que me cuidarás y que no me dejarás, nunca me escuchaste...

-Lizzie yo... lo siento...

-Robert no trates de justificarte, y no me llames más Lizzie ya no soy esa niña que se ira llorando con tu partida, Soy Eliza Dairo CEO del conglomerado Dairo, y solo te dire que no voy a discutir mi vida amorosa contigo, no me casare con Dylan , ni con quien tú quieras, y no te preocupes que con tal de mantener el legado de mi abuela seré implacable igual que el grande Robert Cavendish, al final lo traigo en la sangre, tengo que irme... me quedaría a escuchar las hazañas de tu paso por las Seychelles con tu flamante nueva esposa pero hay otros asuntos que requieren mi atención absoluta. Por cierto ¿dónde está ella?

-Ya la conocerás a su debido tiempo...

-Olvídalo no me interesa..

Eliza le regalo una sonrisa hipócrita a su padre, le dio un beso en la mejilla y partió.

Pude ver que a Robert no le agrado mucho la reacción de Eliza, yo me encontraba satisfecho sabiendo que Eliza no cedería fácilmente a las presiones del canalla de su padre. Pero era de esperarse que tratará de tomar ventaja de una niña ingenua que aunque tenía la voluntad de acero, aún no conocía los alcances de su padre. Pero yo sí, sabía perfectamente de lo que era capaz ese hombre sin escrúpulos que aunque hoy aparecía como un ente arruinado, distaba de estar acorralado y más aún estar derrotado. Por lo menos ya tenía una idea de cual sería su plan para salvarse, es así no le importaba tener que vender a su hija con tal de salvar su nombre... que desfachatez ese hombre era realmente increíble... no tenía ningún apego, afecto, definitivamente no existía ni una pizca de una humanidad en su conciencia..

Lo que Robert ignoraba es que yo era su igual, no mostraría ni el más mínimo gesto de piedad hacia su persona, Robert Cavendish no sabes lo que te espera... afirmé con determinación...

Ahora que era de mi conocimiento absoluto que Dylan y Robert estaban fraguando un plan no tan elaborado es más yo diría que carente de ingenio, para despojar a Eliza, necesitaba actuar con premura, así Robert no vería venir que sería yo quien se casaría con Eliza y todo afortunadamente quedaría en mis manos. ...

Pasaron unos minutos después de ver a Eliza partir, decidí retirarme ya que se me había acabado la fascinación por observar el dolor de Robert, cuando observé que un tipo con mirada siniestra me observaba mientras se sentaba en la mesa con Robert, mi disfraz había funcionado bastante bien , el sombrero en el pelo, y también los lentes obscuros habían logrado ocultar mi presencia porque aunque me observaba no lograba reconocerme. El sujeto con el aura negra era Dylan, su presencia solo confirmaba lo que tanto me temía, Dylan y Robert estaban en contubernio para obligar a Eliza a ceder el control de las empresas de su abuela.

-Bien Robert... pudiste a hablar con Eliza al respecto de nuestra boda...

-Así es, mi hija está renuente... realmente renuente no quiere que le impongan con quien debe casarse... y conociendo su carácter no vamos a amedrentarla lo suficiente como para que renuncie al legado de su abuela ...

-Así que el plan debe estar en marcha, conseguiste los archivos... checaste los libros encontraste alguna irregularidad...

-Aún no...

-Sigue indagando, cualquier error con consecuencias agravantes podría servirnos... Eliza haría lo que fuera para evitar que esa información vea la luz del día...

-Así será Robert pero también quiero que sepas que si te estoy ayudando es porque no hay otra cosa que anhele más que tener a tu hija como mi esposa... sabes que la quiero desde siempre, desde niños...

-Dylan a mi no intentes convencer de que eres el tipo correcto para mi hija... la realidad es que en nuestras esferas, cuando hay tanto en juego, el amor está sobrevalorado, y mi hija lo sabe muy bien...

-Ya no veo a esa niña con fantasías románticas, ya no veo esa inocencia en su mirada, pretende ser una mujer fría y calculadora, aunque es de entenderse que el dolor haya marcado su alma, pero ese dolor a pesar de ser implacable es la debilidad que tú mi querido Dylan tienes que explotar para manipularla... tienes que hacer que te vea como su aliado, más allá de su mejor amigo, tu debes ser su salvador, su fuerza y quien la apoye en cada desafío, así si no es por amor... se casará contigo al menos por agradecimiento... tienes que envolverla y alejarla de todos, de tal forma que solo confíe en ti, y así te ceda el control...

Todo quedaba muy claro en esa conversación, así que mi enemigo inminente sería Dylan, el primer obstáculo que tendría que librar para ganarme el corazón de Eliza. Para mi Dylan no era un enemigo que presuponía un verdadero desafío, sabía bien que Eliza no lo consideraría como un prospecto real para casarse, él era sólo su perro guardián destinado a vigilar siempre desde afuera, y en cuanto a su corazón se refería él no ocuparía más que el lugar de un buen amigo. Dylan tenía que entender que Eliza sería como la constelación más lejana , la podría admirar pero siempre estaría fuera de su alcance. También estaba yo que había llegado para sacudir la vida entera de Eliza , y en contraste con Dylan yo era capaz de encender las brasas de sus pasiones más profundas, llevándola a explorar los rincones más oscuros de su deseo. Solo necesitaba que ella cediera el control de sus emociones a ese deseo. 

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