oxiii. capítulo trece
━━━ F. C. B A R C E L O N A
⚽ ♪ 。 Un dia de partit
lexxie & marce
fanfiction 🔵🔴
Había sido un día normal, un entrenamiento tranquilo y sin nada rescatable por recordar, salvo que Gaia volvió a recibir un girasol, ésta vez directamente de las manos de Pedri antes de entrar al vestuario. Y, en medio de su vergüenza, lo aceptó con gusto sabiendo que iba a tener que inventarse cientos de excusas cuando Jordi, Marc, Busi o Sergi preguntaran por él.
A los que sí no pudo engañar, porque de alguna forma u otra ya lo sabían, fue a Gavi, Ainhoa, Paolo y Sarah. Cada uno la vio en el campo, suspirando con el girasol en la mano, y de inmediato comentaban los cursis que eran ella y Pedri en esos momentos. Tal vez tendría que empezar a disimular más si no quería que hasta Xavi se enterara de lo que estaba ocurriendo.
—¿Piensas salir hoy?
Gaia salió de sus pensamientos cuando escuchó la voz de Gerard frente a ella. Su hermano la miró unos cuantos segundos antes de entrar por completo a la habitación, el cine en casa que tenían, y echarse a su lado en el enorme sillón blanco. En la pared, la gran pantalla proyectaba “Black Adam”.
—No —respondió, cubriéndose más con la manta—. En realidad, solo estoy haciendo tiempo a que Pablo, Aurora y Javi lleguen. Prenderé stream dentro de un rato con Pablo, por haber sido el MVP de la Supercopa.
—Hostia, había olvidado eso —confesó Gerard, riendo—. No hagan mucho escándalo, que los niños están tomando la siesta.
—¿Y tú piensas salir hoy?
Gerard negó, quitándose las zapatillas y tirando de la manta que ella tenía para cubrirse también. Gaia quiso reír por un momento, eso le trajo recuerdos de cuando era sólo una niña y corría a la habitación de su hermano cuando sus padres no le daban lo que ella quería.
Se acomodó en el sillón, colocando las piernas encima de su hermano y acercándose más a él para dejar caer la cabeza en su hombro. Aunque amaba Pamplona y toda la tranquilidad que le dio por años, era inevitable no extrañar lo que Barcelona le ofrecía. La calidez del hogar junto a su hermano mayor, estar rodeada de su familia, pasar mucho más tiempo con su mejor amigo y estar con las personas que amaba.
Eso, sin mencionar el hecho de haber conocido a nuevas personas en su vida. Como Pedri, por ejemplo.
—Por cierto, Geri —llamó a su hermano, mirando distraídamente la película—, ¿quién llegó?
—¿Hum?
—Escuché el timbre —dijo, con curiosidad—. ¿Quién llegó?
Gerard no le respondió de inmediato, en cambio se quedó en silencio, lo único que se escuchaba era el ruido de la película. Eso le llamó la atención, ¿desde cuándo Geri se ponía tan incómodo con una pregunta?
Gerard pasó el brazo por sus hombros, acercándola a él para darle un fuerte abrazo. Empezó a darle besos por la frente y las mejillas, ahora sí que algo le olía raro. Su hermano era cariñoso con ella, pero eso sí que era extraño.
—Me llenas de gérmenes, Geri —bufó, tratando de alejarse de él. No pudo, su hermano la sostuvo con más fuerza—. Sueltame, gilipollas, que me está picando la barba.
—Te quiero mucho, hermanita —siguió Geri, besándole las mejillas—. Mi niña, mi pequeña y bonita...
—¿Qué carajos te pasa, tarado? —bufó—. Que me sueltes, tonto, ¿quién ha llegado?
Gerard no le hizo ningún caso, continuó abrazándola y besándola a pesar de sus intentos por alejarse de él. Era evidente que su hermano tenía más fuerza que ella, y mucha más resistencia, no por algo había sido futbolista por tantos años.
Sin embargo, ella era ágil, no tanto; pero si lo suficiente como para despistar a Gerard y poder rodar hasta fuera del sillón y caer al suelo, alejándose lo más posible de él y sus intentos de distracción.
Tomó distancia, dejando a Geri en el sillón, y se colocó al lado del dispensador de palomitas de maíz vacío, frunció el ceño y observó a su hermano directamente.
—Si miras así a la leche, se corta, eh —rió Gerard. Gaia rodó los ojos—. Venga va, Riqui está en el salón.
—¿Riqui? ¿Ricard Puig? ¿El filtrador de Andalucía?
—Gaia...
—¿Qué hace ese tío en mi casa, Gerard Piqué Bernabéu? —gritó, acercándose para golpearlo—. Lo soporté durante tu despedida, pero acá en mi casa no lo quiero. La puta madre, ¿en serio tengo que recordarte toda la mierda que dijo cuando se fue?
» Toda la mierda que soltó de Ferrán, maldita sea. La manera en la que todos te culpan por que el tío jamás triunfó en el club... ¿Qué puta culpa tienes tú de que a ese gilipollas le guste más la fiesta que los entrenamientos?
—Venga va, Gallita, que antes te caía bien y todo.
—Bueno, antes no había hablado mierda de Ferrán, Xavi y el club —bufó, cruzándose de brazos—. Sal y dile al imbécil... ¡No, no, deja, que saldré yo!
Gerard intentó cogerla del brazo para impedir que hiciera lo que tenía pensado, aún así Gaia se deshizo de él y fue corriendo al salón. Escuchaba a su hermano hablarle mientras la seguía, pidiéndole que se comportara y no armara ningún escándalo. Obviamente, no le hizo ningún caso.
Encontró a Riqui sentado en el sillón mirando su teléfono como si nada y a su cabeza llegaron las declaraciones que había hecho sobre Ferrán y Xavi, y como no perdía momento para dar a entender que no le habían dado ninguna oportunidad en el club.
Se plantó delante de él, con los brazos cruzados. El jugador de la MLS alzó la mirada, despegándola de su celular y fijándola en ella, le dio una sonrisa e intentó levantarse a saludarla.
—No me toques, idiota —bufó Gaia, dando un paso atrás para apartarse de él—. ¿Qué haces aquí? ¿Tu intuición no te avisa cuando no eres deseado en un lugar?
—Geri no mentía cuando dijo que andabas furiosa conmigo —le sonrió Riqui—. Venga, Gaia...
—No, no —interrumpió—. “Venga, Gaia”, nada. La puta madre, cada vez que abres esa boca de mierda es para decir estupideces en contra de Xavi y el club, ¿podrías llamarte al silencio por una vez en tu jodida vida, Ricard?
» Sigues con tu actitud de mierda y yo no tendré ningún reparo en sacar tus putos trapos sucios al aire, eh. Y mira que tu novia tendrá mucho que decir de ellos.
Gaia escuchó el «uh» de Gerard detrás de ella, él también se conocía los trapos sucios de Riqui, no por algo era su “amigo de copas”. El actual jugador de la MLS le había caído muy bien en el pasado, por la amistad que tenía con su hermano hizo que ella también disfrutara de su compañía hasta llegar a hacerse bastante cercanos.
Lastimosamente, todo eso cambió cuando la situación de Riqui en el club se hizo insostenible y acabó dejándolo para irse a jugar a la liga de Estados Unidos. Además, no ayudó en nada a que se filtraran audios de él hablando pestes de Ferrán y del Barcelona. Para Gaia, esos dos estaban por encima de todo, el canterano del Valencia era uno de sus mejores amigos y el Barça era el club de su vida, y esas declaraciones no le vinieron muy en gracia.
—Está bien —aceptó Riqui, con una sonrisa juguetona—. Solo quiero paz, sabes que me...
Su celular sonó, así que dejó de prestarle atención a Riqui, que seguía hablándole, para poder ver de qué se trataba. Era una mensaje de Pablo.
Gaia le echó una mala mirada a Riqui antes de dirigir su paso a la puerta de la entrada, el mensaje de Pablo sobre que ya había llegado aún se veía en la pantalla de su celular y no dudó en responderle. Le había prometido a su audiencia llevar al MVP de la final de la Supercopa Española a un stream, para hacer el tonto un rato, y no pensaba decepcionarlos.
Abrió la puerta, observando como el auto de Javi se estacionaba junto al suyo y esperando pacientemente a que sus amigos llegaran a ella.
Aurora fue la primera en entrar, dándole un abrazo. Seguido de ella fue Javi, con quien chocó los cinco, y por último entró Pablo, quien le dio una sonrisa apenada y le estiró la mano derecha, dejando ver un lindo ramo de girasoles. Gaia alzó la ceja ante ese regalo.
—¿También son de parte de Pedri? —cuestionó, alzando la barbilla y fingiendo seriedad.
Pablo rodó los ojos, cerrando la puerta detrás de él.
—No solo él puede regalarte flores, sabes —bufó él, antes de suavizar su expresión—. Son de mi parte —aclaró—, yo me siento mal por no haberte hablado con la verdad desde el principio.
Gaia siguió mirándolo seriamente, con orgullo. Pablo suspiró, rodó los ojos y estiró hacia ella su mano izquierda, mostrándole una pequeña bolsa llena de sus chocolates preferidos.
—También quiero decirte que te amo y que algo como esto jamás volverá a repetirse.
—Nunca digas nunca —habló Aurora, detrás de ellos—. Ya lo hiciste una vez, ¿qué te impide hacerlo de nuevo?
—No me estás ayudando, Aurora —bufó Pablo.
—No pretendo hacerlo —rió ella.
Gaia pensó en eso que dijo su amiga, tenía algo de razón en ello. Sin embargo, su vista se fijó en Pablo y su corazón dio un vuelco por completo. Tenía corazón de pollo y perdonaba bastante rápido a quienes amaba, y él se veía tan arrepentido con esos ojos y el puchero entre sus labios.
Se odiaba por ser tan débil ante él. Soltó un suspiro, aceptó el ramo de girasoles y los chocolates, dándole una sonrisa; pero antes de poder decirle algo, aunque Pablo ya sabía que con esa acción lo había perdonado, escucharon unos pasos acercándose.
—¡Mi amor!
El grito de Gerard se escuchó por todo el salón haciendo que Gaia rodara de inmediato los ojos. Escuchó la risa de Pablo y las quejas molestas de Javi, ese era un tema que siempre estaban discutiendo cada vez que él como Aurora visitaban su casa y estaba su hermano en ella.
Cuando los rumores sobre la infidelidad de Gerard con una veinteañera salieron a la luz, hubo una cuenta en twitter anti-barça que inventó el rumor que la chica que se metió en la relación de Shakira y él había sido Aurora Páez, la hermana mayor de Pablo y una de sus mejores amigas. Era una completa mentira, pero que la gente se lo tragó de inmediato porque era unos idiotas.
Quizás había sido porque Gerard, gracias a ella, ha tenido todos esos años una buena relación con la familia de Pablo y también porque él la había conducido a ella y Aurora por la ciudad durante esos tensos meses. La familia de Gavi se había tomado el asunto a la ligera, sabiendo que era una completa falacia y sin darle mayor importancia al asunto, pero las bromas y burlas estaban presentes cada cierto tiempo.
La risa de Pablo se hizo más fuerte al ver como Gerard se acercaba a abrazar a Aurora, mientras ella solo lo llamaba por su insulto habitual: “tonta e idiota jirafa”. Después del shock inicial que habían sufrido Gavi y ella por esos estúpidos rumores, ahora la situación solo la tomaban para reírse.
Además, Gerard sabía que Javi no se ponía muy contento por esas muestras de afecto entre ellos y le encantaba picarlo.
—Mi amor, sabes que adoro que estés en mi casa —continuó Gerard, aún con su brazo puesto sobre los hombros de Aurora—. Es tu casa, mi vida, ven cuando quieras. Pero, me cabrea un poco que me traigas acá al cuerno, eh.
—¿Esa frase se la escuchaste a Shakira o cómo? —bufó Javi, rodando los ojos.
Esta vez, Gaia también secundó la risa de Pablo, quien era el que mejor se la estaba pasando con esa escena. Gerard y Javi comenzaron una discusión de viene y va con bromas y pullas tontas, que ella misma tuvo que detener.
—Parecéis niños, eh, y aquí el menor es Pablo...
—¿Qué tengo que ver yo? —se quejó su mejor amigo—. Estoy cobrando de a gratis aquí.
—Dejad esto por el momento —continuó Gaia, sin hacerle caso—, que tengo que prender un directo —Se acercó a Gerard, para apartarlo de Aurora—. Vosotros id a mi estudio, ya sabéis donde está. Y tú —miró a Gerard—, saca a ese bobo de mi casa.
Gerard río, le dio un beso en la mejilla, y gritó:
—¡Vamos, Riqui, acompañame a comprar algo para los nenes antes que despierten!
Gaia observó con una mueca como Riqui salía de la cocina, atravesaba todo el salón y se dirigía a ella con una sonrisa. Con cada minuto que pasaba, lo soportaba menos.
—Nos vemos, Gallita —le dijo él, Gaia bufó—. Te compraré tus dulces preferidos para que estés feliz.
—Si quieres hacerme feliz, no regreses.
Gerard rió, le dio una palmada a Riqui en la espalda y le pidió que no insistiera. Gaia los observó atravesar la puerta de entrada antes de voltearse y subir las escaleras hasta su estudio con sus amigos.
Una vez entró, vio a Aurora y Javi sentados en el sillón donde no pudieran ser visibles ante la cámara. Notó que su amiga tenía la lista de invitados a su fiesta de cumpleaños, ella iba a encargarse de enviar las invitaciones desde su teléfono mientras estuviera en directo con Pablo.
Gaia se acercó a su estantería para dejar el arreglo de girasoles que Gavi le había regalado colocado ahí detrás para que hiciera bonito en el lugar.
—¿Qué haremos hoy? —le preguntó Pablo. Gaia lo miró.
A pesar de haber aparecido en varios de sus directos antes, Pablo no era una persona que se desenvolviera bien frente a la cámara. Era bastante tímido y le causaba cierta vergüenza, él solo se concentraba en jugar al fútbol; pero hacía ese tipo de cosas por ella.
—Jugar al Fifa un rato, responder preguntas de los subs, analizar el partido de la Supercopa —respondió con simpleza, encogiéndose de hombros—. El hecho de que estés aquí luego del partidazo que te mandaste en la final atraerá mucho la atención.
—Y los hará tendencia en twitter —dijo Aurora—. E iniciará el debate sobre si Gaia es la mejor streamer de España o solo es una chica con suerte.
Gaia rodó los ojos de forma burlona.
—Soy la mejor streamer de España, solo que no lo quieren aceptar porque significaría darle mas relevancia al apellido Piqué —dijo, con orgullo—. Además, yo no necesité de polémicas o burlarme de personas para atraer a los subs, me bastó con mi encanto.
Javi rió.
—Irradias pura humildad, Gallita.
Pablo también soltó una burla hacia su persona y, asegurándose que Aurora y Javi no pudieran escucharlos, comenzó a contarle todo lo que había sucedido con Ainhoa ese día. Esos dos se habían tenido que quedar juntos después del entrenamiento para hacer promociones para las nuevas camisetas del club y también a modo de poder limpiar un poco la imagen de la chica luego de la mala entrevista que tuvo.
Gaia lo escuchó de pasada, sabiendo que su amigo solo necesitaba descargar todos esos sentimientos como un niño pequeño enamorado. Así que mientras él hablaba, ella empezó a arreglar las cosas en su ordenador para iniciar el stream.
¡GaiaCulé está en vivo!
El MVP de la Supercopa.
Inició el stream minutos después, luego de que una de sus pantallas le indicara el número de viewers en ese momento y al notar que el chat estaba bastante activo. Quitó el «Ya iniciamos» y apagó la música, dejándose ver junto a Gavi hacia sus subs.
—¡Hola! —saludó Gaia, mirando la pantalla—. Sé que estáis emocionados por este directo, más que todo por Gavi aquí presente; pero necesito que me digáis si se me oye bien, ¿de acuerdo? ¿Me veis bien? ¿No va lento ni nada?
Las respuestas en el chat fueron inmediatas y positivas. Solo le subió un poco de volumen al micrófono, pero lo demás lo dejó todo como estaba. Sus moderadores ya vigilaban el chat, para que ningún comentario malintencionado se colara.
«Que guapo está Gavi». «Gavi, Gavi, Gavi». «El padre de Ceballos». «Visça Barça». Eran algunos de los comentarios que se podían leer en el chat, la audiencia era bastante similar al día en que estuvo en directo con Geri.
—Como podéis observar, os he traído no solo al MVP de la Supercopa Española, que se paseó desnudo por el campo y se padreó al Madrid entero —comenzó, Gavi se rió abochornado—. Sino también a mi mejor amigo desde hace muchos años. ¿Cómo estás, Gavi? ¿Emocionado por volver a uno de mis directos?
—Siento que ya me estaba tardando —confesó Gavi, con una sonrisa—. Es el primero desde que volviste a Barcelona y volver luego de ganar una copa se me hace algo bueno.
—Hablemos un poco de la Supercopa entonces, antes de iniciar, ¿te parece? —Gavi asintió—. Ganaste el MVP en ese partido, con dos asistencia y un gol. Y tan solo con dieciocho años, ¿cómo te sientes con eso?
—Buah, muy bien; pero no por eso, sino por haber ayudado al equipo a ganar el partido y sobretodo conseguir esa copa, que era importante para nosotros.
—Previo al partido, ¿llegaste a pensar que iba a terminar así? Ya sabes, con una amplia diferencia de gol, dando espectáculo a nivel futbolístico y sin darles opciones al rival.
—Bueno, yo creo que todo lo que estuvimos entrenando para ese partido, luego de la semifinal contra el Betis, dio frutos aquella noche —respondió Gavi, pasando una mano por su rostro—. Creo que si todo nos salió bien fue porque así lo quisimos, jamás hay que dar al rival por muerto, ni siquiera llevando tres goles a favor, pero sí. Sí, hicimos un buen partido y era lo único que tenía en mente antes de iniciar, tú misma lo sabes, me diste apoyo previo a él.
Antes de continuar, el sonido de una donación entrante y la voz robótica la interrumpió.
GaviLovers ha donado x300 bits
«Gavi, ¿que te gustó más: marcar el gol o dar las asistencias?».
—Buah, tío, creo que ambas —dijo Gavi—. Hacer el gol me dio una enorme alegría, no voy a negarlo, pero es sobretodo por el hecho, como ya dije, de ayudar al equipo a dar un paso hacia la victoria.
» Para mi el gol o el pase de gol son igual de importantes. Ayudaré a Lewy, a Pedri, a Ansu, a Raphi o a cualquier otro a hacer gol porque sé que ellos me ayudarán igual. Eso somos como equipo, más que logros individuales nos gusta ir por triunfos en conjunto.
—En eso se basa un equipo, ¿no? —aportó Gaia, encogiéndose de hombros.
AitixCop ha donado x200 bits.
«¿Con quién te llevas bien y con quién no del vestuario?».
Gaia miró a Gavi, que movió la cabeza.
—Mal con nadie —respondió Gavi de inmediato—. Nos hacemos bromas, solemos reírnos de nosotros mismos y eso. Y bien, bueno con todos, somos unidos y nos llevamos todos bien, hay unos más tímidos o silenciosos que otros; pero en general los quiero a todos.
DanielLP ha donado x600 bits.
«¡Vamos, Gavi! Soy tu fan, me haría mucha ilusión que me mandaras un saludo».
—Hay muchas personas que estaban esperando este momento, eh —rió Gaia.
—¡Un saludo Daniel, gracias por el apoyo! —dijo Gavi, ya acostumbrado a ese tipo de petición de sus subs—. Y gracias por donar para que Gaia pueda comer esta semana.
—Hijo de puta —rió Gaia, pegándole un empujón—. No le hagáis caso, que yo voy sobrá de dinero.
Gaia hizo un movimiento con su mano, haciendo como que tiraba el dinero. Escuchó la risa de Javi detrás de cámara, mientras Aurora comentaba por lo bajo lo humilde que era.
—Venga, venga —animó Gaia, abriendo el Fifa en su pantalla—, vamos a jugarnos una partidita, para que veas como te pateo el trasero.
—Me pido al Barça —saltó Gavi, rápidamente. Gaia se quejó—. Juega con quien se te de la gana, pero yo quiero al Barcelona.
—Bien —bufó—. Me tocará jugar con el Osasuna y aún así saldrás llorando de aquí.
—Sueña, bruja.
El juego se abrió y se aseguró que los mandos estuvieran cargados antes de dárselo a Gavi, quizás tuvo que hacerlo antes; pero se alivió al ver el color típico que indicaba que tenía toda su batería.
Estuvieron jugando por una hora, escuchando las donaciones, hablando un poco de la vida y de las cosas que le habían pasado los últimos días. Gaia chilló, regodeándose en la cara de su amigo por su tercera victoria consecutiva y se detuvo de pronto cuando escuchó ruido fuera de su estudio.
—Has hecho trampa...
—Calla —pidió Gaia, quitándose los cascos. Todos se quedaron en silencio, escuchó la voz de Milán—. Joder, los niños.
Se levantó de su silla, pero Aurora también había imitado su acción. Vio a su amiga, detrás de cámara, darle el teléfono y la lista de invitados a Javi, antes de hacerle una señal.
—Iré yo —le susurró, tratando de no oírse en el directo—. Geri te envió un mensaje, acaba de llegar. Iré a abrirle, porque olvidó sus llaves y veré a los niños.
Le agradeció en voz baja a Aurora mientras volvía a sentarse en su silla gamer. Su amiga pasó por su lado, posando rápidamente una mano en el hombro, y dándole todo el tiempo la espalda a la cámara. Se colocó de nuevo los cascos y el sonido de una donación entrante la distrajo.
StellaxRoberts ha donado x700 bits.
«Hola, chicos. ¿Sabéis la forma en la que se deja a un gay con la duda?».
—¿Cómo? —preguntó Gaia, sin prestar totalmente atención a la pregunta. Miró a Gavi—. ¿Cómo se deja a un gay con la duda?
Gavi se encogió de hombros, mientras apretaba los botones del mando.
xGadri_mispapis ha donado x100 bits.
«Holaaaa, ¿Gavi, es verdad que estás en una relación secreta con Gaia? Mándame un saludo, eres mi jugador favorito».
—Un saludo, gracias por esos bits —dijo Gavi distraídamente, antes de volver a leer la donación y apartando su mirada del juego—. Hostia, tía, nos han vuelto a llamar pareja.
Gaia sonrió, aprovechando el descuido de su mejor amigo para meter un gol antes de pausar el juego.
—Sí, después de la humillación que le habéis dado al Madrid, las últimas noticias de la prensa son sobre tú, yo y nuestra supuesta relación secreta —dijo Gaia, de forma irónica y refiriéndose a AS—. Venga, me hacen quedar como una joyita y, de paso, dicen que Pedri y tú os lleváis mal por ti.
—Como inventan las personas sin vida, eh —Se burló. Gaia asintió—. No sé que me da más risa, nuestra supuesta relación, las mentiras entorno a tu trabajo o que le caes mal a Pedri.
La risa de Javi se escuchó y Gaia respiró profundamente para poder disimular una sonrisa que no la delatara.
—¿Por qué intentas negar nuestro amor, Pablo? —cuestionó Gaia, tocándose el pecho y fingiendo dolor—. Si soy lo mejor que te ha pasado en la vida.
—Eso no lo voy a negar...
PabloBParker ha donado x500 bits.
«Un saludo desde Ecuador. Gran partido en la Supercopa, ¡visça Barça!».
FiorelajZzz ha donado x200 bits.
«Que lindas son mis figuras paternas, os adoro demasiado».
—Ostras —rió Gaia—, nos ha llamado figuras paternas. No jodas, si soy la peor para eso, una vez tuve un pez dorado y se me murió a la semana.
—Sí y me hiciste ir a Pamplona para el funeral del pez ese, que ni nombre tenía, de paso.
Gaia estalló en risas al recordar ese momento, eran tan solo unos niños; pero fue bastante divertido para ella al ver que Pablo se había tomado en serio sus palabras, y su llanto de aquella época, como para hacerse un viaje solo para eso.
—¡No pensé que te lo tomarías en serio, gilipollas!
—¡Estabas llorando! —acusó Gavi, empujándola—. ¡Me pediste que fuera y eso hice! ¡Trece años tenía! Mi madre estuvo burlándose de mi todo el día en el viaje de regreso.
Gaia rió más fuerte, golpeando la mesa en el proceso.
—Ese fue el día en que Gavi descubrió que soy una jodida dramática —dijo Gaia, hacia la cámara—. Y aún así, después de años, me sigue soportando y malcriando como nunca.
—Amistades como la tuya hay pocas —dijo Gavi, recostándose en la silla—. Incluso si me lo pides ahora, volvería a ir a Pamplona solo para tirar por el excusado a un pez dorado muerto.
—¡Ay, mi amor! —chilló Gaia, llena de ternura, moviendo la silla hacia Gavi y abrazándolo—. No sabes cuanto te aprecio, mi niño, por ser el mejor amigo del mundo.
GalileaThorpe ha donado x300 bits.
«Tengo a los papis más tiernos del mundo. ¡Vivan los novios!».
Gaia se separó de Gavi al escuchar esa nueva donación.
—Ahora sí, fuera de broma, Gavi y yo no somos pareja —respondió, volviendo a su posición inicial—. Solo somos mejores amigos y dudo mucho que llegue a pasar algo entre nosotros dos de índole romántico. No pasó antes, menos ahora.
—Y justo ahora yo estoy soltero, porque veo que lo preguntan mucho —aclaró Gavi, leyendo el chat—. Solo me interesa el fútbol y los partidos que tengo por delante.
Con esas dos declaraciones, las donaciones cambiaron de rumbo y ya no se concentraban en sus vidas personales y románticas, sino en sus profesiones. A la hora, después de acabar con el Fifa, Javi salió del estudio, habiendo enviado todas las invitaciones a su cumpleaños y el de Gerard, mientras ella se tomaba el tiempo de enseñar a Pablo a jugar Minecraft.
Estuvieron alrededor de dos horas más, había sido un directo con bastante audiencia y, en su opinión, siempre se le pasaba el tiempo volando cuando se la pasaba así de bien con Gavi.
A eso de las ocho de la noche, Javi, Aurora y Pablo ya habían abandonado su casa, mientras que Gerard estaba encerrado en su estudio hablando con Oriol por llamada y adelantando varias cosas para la Final Four del primer split de la Kings League.
Decidió ir a la cocina para prepararse algo de comer mientras revisaba distraídamente su instagram. Había subido a su story el regalo que le había hecho Pablo, luego del stream, y quiso ver que tanto revuelo había causado en la red social.
Pensaba indagar más, pero sus mensajes directos le llamaron de inmediato la atención, el número había subido bastante, y al entrar ahí el primero que le apareció fue el de Pedri.
pedri ha respondido a tu historia.
Lindas flores 🙄
Pero esas no te las regalé yo, eh
Gaia rodó los ojos, divertida. Se había dado cuenta en esas últimas semanas que Pedri era algo celoso, nada que llegara a ser tóxico; pero si divertido y tierno, al menos para ella. Le respondió solamente colocándole unos emojis de risa y diciéndole que no se preocupara por eso, para luego dejar su celular de lado y empezar a prepararse algo para comer.
Metió las dos rebanadas de pan en la tostadora antes de escuchar como su celular comenzaba a sonar. Le extrañó oír la voz de Zayn como tono, ya que solo utilizaba esa canción para cuando la llamaban por videollamada. Así que con curiosidad, se acercó a responder.
La imagen de Pedri con el trofeo de la Supercopa Española se reflejaba en la pantalla. Se limpió rápidamente las manos antes de deslizar para responder.
—Yep, yep —dijo Gaia, riendo y viendo como Pedri aparecía en la pantalla de su celular—. Te tomaste en serio lo de “llámame cuando quieras”, eh.
Gaia sonrió, colocando mejor su celular para poder verse bien ante él. Le echó una mirada, tenía poca iluminación; pero aún así pudo reconocer la pared de su habitación.
—Yo tomo muy en serio todo lo que me dices, Gallita —dijo Pedri, moviéndose un poco—. Además, quería oír tu voz.
—¿Ah, sí? No tiene absolutamente nada que ver con ciertas flores, ¿verdad? —cuestionó, divertida.
Gaia escuchó como su tostador emitía el típico «pim» para indicar que ya debía sacar sus rebanadas antes que se quemaran, así que dejó el teléfono apoyado en la pared para así poder hacer varias cosas a la vez sin arruinar su teléfono de alguna manera.
Salió de la vista de la cámara, sabiendo que ahora Pedri solo vería su cocina y fue a por sus tostadas.
—Eh... Mofletes, ¿te he llamado en mal momento? —Escuchó la voz de Pedri, en un tono bajo—. ¿Estás ocupada? Puedo llamar más tarde o...
—¡No, no, no! —exclamó, volviendo a ponerse frente a la cámara del celular—. Estoy aquí, solo que estoy preparándome algo para comer. Geri anda haciendo cosas para la Kings y no quiero molestarlo.
—Por favor, cariño, dime que no estás usando la hornilla —pidió Pedri, cubriéndose el rostro—. Que si quieres voy yo a cocinarte algo, pero no prendas la estufa sin supervisión.
—Tarado —rió Gaia, sin mirar el celular—. ¿Ya ha ido Gavi a chismorrearte sobre mis nulas capacidades en la cocina? Todo es mentira lo juro, no soy tan mala, eh.
—Bueno, cierto vídeo de cocina en tu canal de youtube dice otra cosa.
Gaia se sonrojó, colocando su mano frente a la cámara para que Pedri pudiera ver como le sacaba el dedo del medio.
—En mi defensa, ese vídeo es demasiado antiguo. Tenía dieciocho, eh, y no sabía ni hervir agua.
—¿Y ahora?
—Y ahora sigo sin saber.
Gaia no pudo evitar sonreír al ver la manera en la que Pedri se encogía de hombros y soltaba una fuerte carcajada. Sabía de sobra que él si tenía conocimientos culinarios y le iba bien en la cocina, Fer, su hermano, era cocinero y sus padres tenían su propio restaurante familiar en el pueblo de donde provenían.
Esperó pacientemente a que terminara de reírse, mientras tanto untaba un poco de mermelada en las tostadas y comía con tranquilidad. La imagen en la pantalla de su celular se aclaró, al parecer Pedri había obtenido un poco más de iluminación y ahora podía verlo mucho mejor.
Lo detalló un momento, como si no lo hubiera hecho ya en varios entrenamientos; pero ahora se enfocaba en su rostro. Sus ojos oscuros con el brillo de diversión en ellos, la sonrisa tan bonita que tiene y el leve indicio de barba que se esparcía por su cara. Nadie le había parecido ni la mitad de guapo que Pedri, para ella él estaba a otro nivel.
—Deberías dejar de reírte de mi y enseñarme a cocinar más —dijo Gaia, fingiendo estar enfadada—. Estoy comiendo pan con mermelada únicamente porque Geri, al igual que tú, no confía en dejarme a solas en la cocina con fuego.
—Lo haré algún día —prometió él—. Te juro que sí, pero también te recuerdo que aún me debes un baile, cariño.
Gaia empezó a toser, atragantándose con el pedazo de tostada que había acabado de meter a su boca. Salió de la pantalla un momento para poder tomar un vaso de zumo y para darse tiempo a si misma de tranquilizarse, y a su acelerado corazón, y así el de Canarias no viera la vergüenza que se reflejaba en su rostro.
Escuchó su risa a través de la bocina del celular, mientras los recuerdos de aquella borrachera en su casa se hacían presentes en su cabeza. Tenía que empezar a controlar su lengua cuando tuviera alcohol en el cuerpo, sin embargo, justo eso no había sido idea suya. Fernando había sido quien la retó aquella noche y Pedri el que le ofreció hacerlo más adelante.
Volvió a colocarse delante de la cámara del celular, dejando del vaso de zumo de lado, y mirando con picardía la sonrisa que tenía Pedri entre sus labios. De haber sabido que coquetear con él iba a ser así de divertido, se habría mudado a Barcelona desde la primera temporada del Canario en el club.
—Pensé que ya habías olvidado eso —sonrió Gaia.
—No, sigue presente en mi cabeza, sabes. Es algo que tengo muchas ganas de ver.
Gaia se acercó a la isla de la cocina, para apoyarse en ella y estar un poco más cerca del celular. Sonrió, al ver que Pedro podía tener una mejor imagen de su rostro.
—Y yo tengo muchas ganas de que me beses, pero simplemente no ocurre —dijo, haciendo un puchero.
Pedri sonrió.
—No por falta de ganas, eh. Culpo a todos mis compañeros de club que nos han interrumpido, hasta pienso que lo hicieron a propósito.
—Si pienso que sería algo de ellos —rió. La cocina se quedó en silencio por un momento—. ¿Y lo quieres ahora?
Vio como Pedri alzaba la ceja, pero de inmediato una sonrisa se asomaba por sus labios.
—¿El beso o el baile?
Gaia rió.
—Es un poco complicado lo del beso justo ahora —bromeó. Pedri soltó una risa—; pero hablo del baile, al menos en este momento.
Se echó varios pasos hacia atrás, aún asegurándose de que a esa distancia Pedri pudiera escucharla al hablar, para que él pudiera verla casi por completo. Ojeó rápidamente lo que llevaba puesto en ese momento, solo usaba una de las viejas camisetas de Gerard, aquella que le quedaba hasta más arriba de los muslos y que solía usar para andar por casa.
—A ver... —continuó, alzando un poco la voz—... presentable para bailar no estoy; pero sí algo cómoda, si eso no te importa —dijo, como si nada—. Además, si hago esto...
Alzó los brazos, haciendo que la camiseta se levantara más y dejando a la vista un poco más de sus blancos muslos. No sentía pena alguna de enseñar su cuerpo, ¿por qué lo haría? Si lo tenía bonito.
Escuchó un bajo gruñido, vio la imagen de Pedri y lo encontró respirando pesadamente mientras se pasaba una mano por la cara.
—No me hagas esto, Gaia, por favor —rogó, con la voz ronca—. Joder, me estoy poniendo malo.
Aún así, Gaia quiso jugar un poco más con él.
—¿Quieres ver lo que tengo debajo de esta camiseta? —cuestionó, en tono bajo—. O bueno, mejor dicho, ¿quieres ver lo que no traigo debajo de esta camiseta?
Él no respondió, pero si quitó la mano de su rostro y sus ojos se movían interesados por toda la cámara. Gaia sonrió, se estaba divirtiendo mucho jugueteando con él de esa manera, y se colocó de lado, subiendo poco a poco la camiseta por su muslo hasta llegar a su cintura, mostrándole la falta de una prenda íntima muy importante.
—¿No llevas...?
—No —respondió Gaia antes de que Pedri terminara su pregunta—. Me gusta estar lo mas cómoda en casa.
Mordió su labio al ver como la imagen de Pedri en su celular se movía, viéndose borrosa por momentos y, en unos minutos, tan solo mostraba el hecho de su habitación. Pensó en preguntar que le sucedía, hasta que volvió.
Pedri estaba mucho mejor colocado en su cama y ya no llevaba camiseta. El teléfono estaba a una distancia considerable para dejarle ver todo su torso desnudo hasta el inicio de su cintura.
—¿Te has puesto cómodo, cariño? —le preguntó, algo divertida—. ¿Entonces si vas a querer el baile?
—Me encantaría que me lo dieras estando contigo —respondió, con todo el autocontrol que tenía—, porque además de besarte, lo que más quiero es... ¡Mierda!
—¿Gaia?
Gaia pegó un salto asustada al escuchar la voz de Gerard. Vio a su hermano en la entrada de la cocina, mirándola extrañado, quizás preguntándose que hacía ella en medio del lugar con las manos en el borde de su camiseta. Sentía su corazón latiendo con fuerza, por los nervios de haber sido casi descubierta en cierta situación comprometedora.
Al menos agradecía que su hermano estuviera en una posición donde no pudiera ver que su celular estaba apoyado en la pared, y mucho menos la imagen de una videollamada con Pedri, que ya no estaba en pantalla sólo, devuelta, el techo de su habitación.
—¿Sí?
Le preguntó como si nada a su hermano, caminando hacía donde estaba apoyado su celular de manera disimulada y tratando de ocultarlo de la vista de Gerard.
—¿Qué haces, boba? —preguntó Gerard, riéndose.
Gaia se encogió de hombros, aún con el corazón latiendo de prisa.
—Me preparaba algo de comer —respondió, con la voz temblando, y enseñándole el plato casi vacío de tostadas—. Yo... Yo tenía hambre y... y no quería molestarte.
Gerard frunció el ceño, parecía sospechar que algo raro ocurría ahí, pero no le dio mucha importancia. Se acercó al refrigerador, sacó una manzana y se despidió de ella, saliendo por donde había entrado.
Gaia suspiró con alivio, volviendo a alzar su celular para ver que había ocurrido con Pedri. Colocó la videollamada en segundo plano, para poder dejarle unos mensajes por Whatsapp.
Esperó unos minutos antes de que la palomita se pusiera de color azul y Pedri volviera a la pantalla para la videollamada.
—Lo lamento, yo... joder... —dijo él, con voz agitada. Se veía nervioso—. Es que... Me da vergüenza contarlo, pero Fer entró y...
Gaia soltó una risa.
—Te reirás al saber que Geri también hizo lo mismo. Debiste de haber visto su cara, me veía como si estuviese loca.
—No se dio cuenta de lo que ocurría, ¿verdad? —cuestionó—. Es que creo que Fer si lo hizo y siento que no te verá a la cara de nuevo.
—No, no, Geri no se dio cuenta —rió—. Menos mal, tampoco habría podido verlo a la cara si lo hacía. Y no me jodas, voy a sentir una pena tremenda cuando vea a Fer de nuevo.
Gaia suspiró, tratando de regular sus respiración, mientras Pedri se quedaba también en silencio. Después de varios minutos, ambos soltaron una risa, ¿acaso estaban destinados a no concretar nada porque siempre los iban a interrumpir?
—Bueno, han sido muchas emociones por una noche —murmuró Gaia, terminando de comer y cogiendo el celular con su mano derecha—. Aún tengo el corazón en la boca, la de risas que se hubiese mandado Geri de habernos descubierto.
—Casi las mismas que se debe estar echando Fer en este momento.
Gaia rió, apartando un momento sus ojos de la pantalla de su celular para fijarlos en las escaleras y no tropezar de camino a su estudio.
—Para tranquilizarnos un poco de lo que acaba de pasar, ¿por qué no hablamos un rato de otra cosa? —Gaia alzó la ceja, notando el raro tono que utilizaba Pedri—. Ya sabes, como de esas flores que subiste a tus stories de instagram.
—¿Por qué finges que esa no era la verdadera razón de tu llamada?
Lo vio encogerse de hombros.
—No quería verme tan celoso —confesó—. Entonces... ¿Quién te regaló las flores?
Gaia rodó los ojos, dejándose caer en el sillón de su set-up. Le echó una rápida mirada al ramo de girasoles, colocado de manera estética en el estante a plena vista.
—Fue Gavi; pero no por nada de lo que piensas. Solo se sintió algo mal porque estuvo guardándome un secreto, casi desde el día en que lo conocí.
—¿Y descubriste ese secreto?
Gaia abrió la boca para responder, pero de repente una bombilla se encendió sobre ella. Miró la imagen de Pedri en su celular, él era el mejor amigo de la chica que le gustaba a Pablo y si hay alguien que puede responderle si tenía alguna oportunidad con ella, ese era él.
¿Cómo preguntarlo de manera disimulada? ¿O acaso Pedri sabía que a Gavi le gustaba Ainhoa? No es que su mejor amigo fuese alguien que pudiera esconder sus sentimientos, menos si se la pasaba molestando o sacando de quicio a la chica.
—Sí —respondió Gaia—, descubrí el nombre de la chica que le gusta.
Pedri pareció prestar más atención a la conversación.
—Ya sabes que es Ainhoa, ¿no?
—Sí, por eso me dio las flores —rió—. ¿Tú como lo sabes?
—Su actitud —respondió con simpleza—. Yo... Yo puede que me haya fijado más en eso, porque tú me interesas y necesitaba confirmar que no había nada entre Gavi y tú —Gaia sonrió—. Noté que le gusta Noa y me lo confirmó él mismo el día que las sacamos del encierro.
Gaia asintió.
—¿No te molesta que él esté interesado en ella? —continuó Pedri. Gaia alzó la ceja—. Ya sabes, por la manera en que se llevan...
—No me importa, si a Gavi le gusta es por algo. Además, Noa no es tan mala, sabes, tuvimos un comienzo difícil y posteriormente una pelea —rió, recordando ese momento—; pero ella es una buena persona, solo algo extremista con sus pensamientos y... —Miró a Pedri—. Quita esa tonta sonrisa de superioridad de tu cara, Pedro González.
—Lo siento, lo siento —Se echó a reír—. Es que me alegra ver que te llevas al menos un poco mejor con ella.
—Lo que te alegra es saber que tenías razón, tonto.
—También, no lo negaré.
Gaia rodó los ojos. Sin embargo, se vio incapaz de no dejar salir la pregunta que carcomía dentro de ella.
—¿Y crees que Gavi tenga alguna oportunidad con ella? —cuestionó—. Tú debes saberlo mejor que nadie, es tu mejor amiga. Y sé que ella tiene su propia opinión formada de Pablo, pero es que él no es nada de lo que ella dice.
Pedri suspiró.
—Noa es algo terca, le cuesta cambiar de opinión fácilmente; pero al igual que noté que a Gavi le gustaba ella, he visto que ella no le es totalmente indiferente a él.
—Bien, eso es bueno, ¿no? La atracción física también cuenta y Gavi está bastante bueno —Pedri bufó—. Ahora hay que buscar una forma de juntarlos, algo que los haga pasar tiempo juntos.
—Gallita —le llamó Pedri—, no hay que involucrarnos en eso. Solo dejemos que las cosas fluyan por si solas, ¿vale?
Gaia bufó e hizo un puchero, mostrando su inconformidad con esa idea.
—Lo digo en serio —continuó Pedri, con seriedad—. Sé que quieres ayudarlos, cariño, pero es mejor no involucrarnos, al menos no directamente.
—Eso es muy aburrido de tu parte —dijo, Pedri la miró a través de la pantalla—. Pero bien, solo lo haré porque me estás poniendo esa cara de «Haz lo que digo o estaré enojado contigo».
—Es imposible que me enoje contigo —rió—. Por cierto, a Noa y a mi nos llegó la invitación a tu fiesta de cumpleaños.
—Y a la de Geri, no lo olviden —aclaró Gaia—. ¿Y qué dices? ¿Si vais a asistir?
—Claro, no me lo perdería por nada, ya Noa... —Pedri movió ligeramente la cabeza, dudoso—. Tiene sus dudas, pero no te preocupes, yo la convenceré.
—Confiaré en tus habilidades de convencimiento, entonces.
—No te defraudaré, Gallita, ella irá, te lo aseguro —le sonrió él, bastante confiado—. ¿Qué harás ahora? ¿Te vas a dormir?
Gaia negó, mirando la hora en su teléfono.
—Es algo temprano para ello, iba solo a jugar en línea un rato.
—¿Prenderás directo a esta hora?
Gaia negó.
—Tengo una cita con Jason Voorhes —rió ella—. Es el juego de Viernes 13, ¿lo conoces? Ya tiene sus años, pero a mi me gusta bastante.
—Sí, lo conozco. He visto que lo jugabas mucho antes con estos dos youtubers... ¿Cómo se llaman?
—Vegetta y Fargan —aclaró—. Vaya, te has visto mis vídeos viejos. Eso es lindo de tu parte.
—Te lo dije, cariño, eres mi streamer favorita. ¿Puedo jugar contigo?
—Vale, así tengo más probabilidades de escapar y no depender de randoms en internet —sonrió—. Te dejo un rato para que te prepares, ¿vale? ¿Usas discord?
—Sí, sí, te envío mensaje cuando esté listo. Nos vemos al rato, cariño.
Gaia le tiró un beso antes de colgar la llamada y fue de inmediato a su ordenador para poder preparar todo. Abrió el juego y discord, verificó que todo estuviera en orden para no tener ningún tipo de problemas mientras estuviera jugando.
Al poco tiempo recibió el mensaje de Pedri, se puso los cascos y acomodó el micrófono para que él pudiera escucharle lo mejor posible.
—¿Preparado para escapar del asesino en serie del Campamento Crystal Lake?
—O escapamos o morimos en el intento. Lo que sea, pero juntos.
Aceptó, riendo y así comenzaron a jugar. Las siguientes horas fueron bastante divertidas, Pedri era un buen compañero para jugar videojuegos y eso solo la hizo engancharse más a él.
¿Cuántas personas en las que se había interesado tuvieron la cortesía de prestarle atención a su gusto por los videojuegos? ¿Cuántos de ellos habían mostrado interés en jugar con ella para tener algo en común? Ninguno, ni siquiera sus últimos ex novios. En cambio, Pedri sí y eso solo hacía que su tonto corazón se derritiera un poco más por él.
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