ov. capítulo cinco
━━━ F. C. B A R C E L O N A
⚽ ♪ 。 Un dia de partit
lexxie & marce
fanfiction 🔵🔴
Gaia se quejó en voz alta cuando sintió como su cabeza taladreaba de dolor, se obligó a abrir los ojos y notó que las cortinas de su habitación estaban corridas dejando pasar toda la luz del sol. La música resonaba en sus oídos y era un recordatorio constante de que no tenía que volver a beber.
Se sonrojó por un momento al recordar la noche anterior, ella no era de esas borrachas que olvidaban todo a la mañana siguiente. Lastimosamente. Recordaba todo, desde que llegó a casa de Pedri hasta cuando la abandonó con él en su auto.
Supuso que la música a todo volumen era la venganza de su hermano por despertarlo por la noche para ver en su puerta a su ex compañero de equipo ayudando a su muy borracha hermana a entrar a la casa porque había dejado sus llaves dentro de su auto. El sonido de la canción se mezcló con la voz de Gerard cantando. Sí, el idiota se estaba vengando de ella.
Se levantó con pesar de la cama y arrastró sus pies fuera de la habitación hasta bajar a la cocina. Miró a Alexa y bufó.
—Alexa, apaga la música.
Y el bullicio en su casa se detuvo. Se alegró de poder tener un poco de paz y que su cabeza dejara de doler al menos un poco.
—¡Buenos días a la hermanita más bonita de toda España! —le gritó Gerard, apareciendo frente a ella y dejándole un sonoro beso en la mejilla—. ¡Hoy has amanecido más linda que ayer!
—¿Por qué gritas? —lloriqueó—. Me duele la cabeza.
Gerard le dio una sonrisa condescendiente, le acarició el cabello y la guió para sentarla en la mesa. Un vaso de agua y una pastilla blanca estaban ahí, las tomó de inmediato. Lo que sea que le ayudara a calmar el dolor iba a ser bienvenido.
—Ayer estaba dormido tranquilamente en mi cama, cuando escucho como el timbre de mi casa es tocado con insistencia —comenzó a relatar. Gaia se sonrojó mientras bebía el agua—. Vaya sorpresa me he llevado cuando te vi borracha, siendo sujetada por Pedri y sin Gavi, con quien se suponía que habías salido.
Gaia se hizo la desentendida. Aún así, Gerard no desistió.
—Tienes suerte que Pedri me caiga muy bien y que sé como es. Porque de lo contrario, hoy habría estado enfadado contigo y teniendo que darle una explicación a Laporta sobre porqué golpeé a uno de sus jugadores
Sintió la mirada de Gerard en ella y le dio una sonrisa de agradecimiento. El vaso con agua vacío que había dejado en la mesa fue quitado de ahí y su lugar ocupado por un plato de comida caliente.
—Eres el mejor hermano del mundo.
—Y tú una borracha —se burló—. Ahora sí, cuentame. ¿Qué sucedió ayer?
Y Gaia empezó a relatarle todo. Absolutamente todo desde la fiesta de Eric. Gerard era el mayor y ella la menor, se llevaban dieciséis años y entre ellos no había secreto alguno. Le contó como se tomaron su nuevo trabajo en el club, como salió con Pablo a la fiesta de Eric, como casi se pelea ahí, hasta el como se emborrachó en casa de Pedri jugando Verdad o Reto.
Como dijo, se lo contaba todo. Menos el cómo coqueteaba con el número ocho del Barcelona. Ese detalle podía guardárselo para si misma.
—Oh, eso me recuerda —la interrumpió su hermano, en medio del relato de como le pintó la cara a Fernando—. Eric llamó más temprano, dijo que te devolvería el coche en el entrenamiento de hoy.
—¿Y por qué no me llamó a mi directamente?
Gerard alzó una ceja, divertido.
—Porque tú, pequeña borracha, dejaste tú teléfono y las llaves de tu casa en el auto.
—Joder, la de llamadas perdidas que debo de tener.
—Eso te enseñará a no pasarte con el alcohol —bromeó—. Ahora, termina de comer y ve a ducharte. Apestas. Hoy te llevaré yo al entrenamiento.
Le hizo caso. Gaia amaba el ambiente familiar con el que mantenía Geri la casa, era tan bonito despertar y tenerlo ahí, preocupado por ella. O también cuando se levantaba porque dos revoltosos niños habían decidido despertarla porque querían jugar con ella. Una de las cosas que más amaba de haber vuelto a Barcelona, era poder estar rodeada de su familia.
Gaia hizo todo lo que su hermano le pidió con prisa, faltaba poco para el inicio del primer entrenamiento mixto en el Joan Gamper y, por ende, su presentación con las jugadoras del femenil. Cuando salieron de casa y subieron al coche, fue que recordó una de las cosas más odiosas de vivir con Gerard y de haber vuelto a Barcelona.
Los odiosos acosadores, que se hacían llamar periodistas, esperando fuera de su casa para gritarles, tomarles fotos y hacer mil y un preguntas estúpidas. Gaia los consideraba una peste, eran la vergüenza de la noble profesión del periodismo. Obviamente, ninguno le hizo caso y pudieron arrancar el coche sin mayor contratiempo.
Se despidió de su hermano con un beso en la mejilla cuando se estacionó frente a la puerta del Joan Gamper. Entró al lugar, mirando la hora en su reloj. Estaba llegando más temprano de lo previsto y se sorprendió por ello, su borrachera de la noche pasada era para que al menos se quedara durmiendo todo el día.
Justo cuando iba para el campo, en su camino se atravesó Joan Laporta, el presidente del club. Había muchas personas del ámbito interno del Barcelona que Gaia conocía desde que era una niña, y el hombre delante de ella era una de esas. Solo que un poco más cambiado, había cogido unos kilos demás, pero hasta donde recuerda seguía siendo igual de amable y un tiburón para los negocios. No por nada consiguió que Spotify patrocinara al club luego de la salida de Lionel Messi.
—¡Gaia, niña! —saludó—. Siempre puntual, me gusta. ¿Vas con las chicas?
—Sí, el primer entrenamiento mixto es hoy, presi.
—¡Me encanta tu actitud! —halagó. Gaia sonrió—. Tómale muchas fotos a nuestras campeonas, porque seguirán dejando el nombre del club en lo alto. Hay que mostrarlas, ellas son las mejores jugadoras del mundo y decidieron jugar con nosotros. ¡Es un enorme privilegio tenerlas!
—Dejad un poco para la prensa, presi —rió—. No olvide asistir hoy, más tarde. También necesito fotos de quien tuvo la idea para que esto sucediera.
—Fue la madre naturaleza, un derrumbe poco usual; pero sí, yo fui quien tuvo la idea de que entrenaran juntos —dijo, acomodándose el chaqué—. ¿Cómo me veo hoy? ¿Estoy guapo para las fotos?
Gaia le echó una mirada, Laporta siempre era muy formal a la hora de vestir. Apegado a su trabajo y con una actitud positiva para todo, él no veía obstáculos, sino oportunidades. Y aunque había cogido unos kilos demás en esos años, la cara de abuelo amigable seguía teniéndola. Así que le dio una sonrisa y le alzó el dedo pulgar.
—La cámara lo adora, presi.
—¡Esa es mi chica! —exclamó con emoción—. Ahora, ¡vamos, vamos! ¡A trabajar!
Le dio una seña militar, para indicarle que acataba sus órdenes y siguió su camino por los pasillos hasta salir al campo. El sol brillaba y el césped estaba tan verde que parecía recién regado, era un buen día para tomar fotos y llevar a cabo un entrenamiento de fútbol.
Sus ojos captaron a las chicas a lo lejos, pero se detuvo al darse cuenta de la presencia de Ainhoa corriendo junto a María León, también conocida cono Mapi, y a la capitana Alexia Putellas, que todavía no se había recuperado al cien por ciento de su lesión. Se olvidó del pequeño detalle de que ella también era jugadora del femenil, ¿y ahora cómo hacía para fingir que no han estado a punto de golpearse en varias ocasiones?
Necesitaba que los chicos llegaran ya; pero sabía que no lo iban a hacer. El punto de eso era presentarla a ella con las chicas antes del entrenamiento mixto. Gaia tenía que poner sus dotes de actuación a trabajar.
—Piqué, ¿verdad? —asintió, cuando Jonatan Giráldez, el entrenador del femenil, se acercó a ella—. Me avisaron que vendrías. Xavi y Laporta han hablado maravillas de ti y me aseguraron que nos ibas a dar buena publicidad.
—La buena publicidad se la ganan las chicas por ellas mismas. Lo que han hecho estas últimas temporadas es asombroso, son el mejor equipo femenil del mundo y han roto records —halagó—. Merecen mucho más del reconocimiento que tienen y que se les valore por todo el trabajo que han hecho. Bueno, que habéis hecho —corrigió—. El staff es una gran parte de todo este triunfo.
—Xavi no se equivocaba, si eres toda una experta en las palabras —halagó—. Vamos a que las chicas te conozcan.
Gaia asintió, escuchando el silbatazo que el míster dio para llamar la atención de las chicas, que detuvieron sus trotes y se acercaron a ellos. Conocía a algunas cuantas, no a todas; pero lo que le molestaba era la mirada de Ainhoa en ella.
No era su imaginación, ella le estaba dando esa típica mirada de arrogancia y prepotencia. Podía escuchar en la cabeza la palabra «nepobaby» con su voz, era jodidamente molesto. Esa chica no tenía idea alguna de su vida y solo por los falsos rumores que la prensa vertía sobre su familia pensaba que tenía derecho alguno de hablar y suponer cosas de ella.
—Ella es Gaia Piqué —la presentó ante las chicas. Les dio una enorme sonrisa, evitando mirar a Ainhoa—. Estará aquí durante varios entrenamientos, debido a que es la nueva encargada de las redes sociales del club.
—Es un gusto volver a verte, Gaia —la saludó Alexia, con quien tenía buena relación—. Es de Piqués amar al Barcelona.
Pudo escuchar el bufido de Ainhoa por detrás de las chicas, pero trató de no hacerle caso. No iba a permitir que esa molestia le arruinara la buena relación que podía tener con las jugadoras del femenil. Asintió, con entusiasmo.
—Sí, voy a estar por acá tomándoles fotos y vídeos, solo sean ustedes mismas —dijo—. No molestaré para nada, pero puede que de vez en cuando tengamos que grabar algunos juegos dentro o fuera del campo.
—Me gustan los «Barça emojis» —dijo Ingrid, al lado de Mapi—. A todas las tengo registradas con uno en mi teléfono.
—Entonces para ti será algo fácil. Podemos hacerlo con quien elijas una vez acabado el entrenamiento.
Ingrid le sonrió emocionada, tomando del brazo a Mapi, quien le devolvió la sonrisa. Gaia pensó que hacían una linda pareja y le alegró que en el fútbol femenino hubiesen muchos menos tabúes con respecto de los chicos. Ellas al menos podían salir con otra compañera y mostrar su sexualidad abiertamente, contrario al drama que sucedería si algún chico futbolista lo hiciera.
Gaia agradeció que Ainhoa no dijera nada en contra de ella, al menos no públicamente. Pero cuando se retomaron los entrenamientos escuchó su susurro cuando pasó por su lado, el «Bienvenida, minion» le hizo gruñir por lo bajo y hacer una mueca con su rostro. Odiaba ese apodo.
El entrenamiento no se puso mejor, era un constante mar de idas y venidas entre ellas. Gaia agradecía que Ainhoa era lo suficientemente valiente, o tonta, como para mostrar su desagrado por ella con acciones notables ante todas. Como cuando estaba tomando fotos y varias pelotas la golpearon, no recibió una disculpa por su parte; pero se vengó colocándola atrás de las fotos grupales. Nadie iba a verla si estaba cubierta por Alexia, Mapi y Claudia, sabía que eso la enfadaría.
El punto cumbre vino cuando recibió un nuevo balonazo, esta vez haciendo que su cámara se cayera. Sonrió de manera forzada y la recogió del suelo, escuchando como Ainhoa pedía agua. Vio una botella cerca de donde cayó su cámara y la tomó.
—¡Eh, Ainhoa! —le gritó, llamando su atención—. ¡Ten!
Y le tiró la botella, con tan mala suerte que el seguro había sido removido y la tapa estaba tan suelta que la empapó por completo. Gaia abrió los ojos con sorpresa y se cubrió la boca con las manos al ver lo que había hecho. El cabello oscuro de Ainhoa estaba mojado, chorreando agua a su uniforme, y la mirada furiosa de la chica se posó en ella.
Gaia chilló, cuando Ainhoa se acercó a ella con paso decidido y la empujó. Ella, molesta, le respondió y fue ahí cuando comenzó lo feo. No sabía pelear, era un hecho; pero las dos se estaban cogiendo de los cabellos, mientras se arrastraban por el suelo. Para su mala suerte, tenía la espalda pegada al piso y a Ainhoa arriba de ella.
De pronto, sintió como le quitaron el pesado cuerpo de Ainhoa de encima, mientras ella misma era tomada por un par de fuertes brazos. Tenía el rubio cabello despeinado y una mueca furiosa en su rostro, y se dio cuenta que estaba parada al lado de Busi, mientras Xavi la veía con preocupación antes de dejarla y darle la espalda.
—¿Qué ha sucedido aquí? ¿Por qué la jugadora número seis ha agredido a Gaia? —preguntó con furia.
Nadie respondió.
—¡Esto ha sido inaceptable! —gritó Xavi, hacia las chicas—. ¡Somos compañeros de club y de campo! Se supone que debéis de respetar a todos los miembros del staff, cualesquiera que sea su ámbito de trabajo.
Gaia hizo un puchero, arreglándose el cabello, mientras Sergio la mantenía abrazada a él, protegiéndola. Jordi, Sergi y Marc-André también estaban rodeándola para cuidarla. Sin embargo, decidió hablar.
—Fue mi culpa, Xavi, lo siento —dijo, con tristeza, haciendo que todos la miraran—. Yo... Ella pidió agua, yo solo quería ayudar. Se la tiré, no sabía que ya había sido abierta, en serio —miró a Ainhoa, que tenía su uniforme mojado y estaba con la mirada furiosa puesta en ella—. Lo lamento mucho, Ainhoa, te juro que no fue mi intención. Me siento terrible por esto.
—Fue un accidente, no es culpa de nadie —dijo el Jonatan, de manera conciliadora—. Ainhoa, por favor disculpate con Gaia por haberla agredido. Fue sólo un malentendido.
—¿Qué? Ni loca, no lo voy a hacer.
—Sí, ella es la que...
Las quejas de Ainhoa y Mapi fueron calladas por Alexia e Ingrid, respectivamente. La capitana dio un paso al frente.
—Ainhoa lo siente, sabemos que fue un accidente —dijo, en voz alta y dirigiéndose a los capitanes del masculino sobretodo—. Sin embargo, Gaia también agredió a Ainhoa, pero aceptamos sus disculpas esperando que esta terrible situación no se vuelva a repetir.
» Y si váis a poner a una chica ajena a nosotras que se encargue de las redes sociales y la fotografía —miró a Sergio, que continuaba abrazándola—. Les agradecería que no agreda a mis jugadoras, aunque se haya iniciado por un accidente.
—Sí, nosotros también esperamos que esta situación no se repita —dijo Xavi—. Gaia, vamos, es tu turno de estar con nosotros.
Gaia asintió, dejándose llevar por Sergio y Jordi, siendo seguida por los demás chicos del equipo. Sabía que no había sido su mejor inicio con las chicas, pero es que fue inevitable no molestar a Ainhoa de esa forma. No tenía ni idea de que iba a formarse todo ese rollo.
Fue llevada hasta los vestuarios, los chicos se cambiaron en el mayor silencio posible. Unos que otros, mayormente aquellos que no dominaban por completo el español, murmuraban en voz baja para poder entender en si que había sucedido. Robert le alzó el dedo pulgar cuando salió con la ropa de entrenamiento en forma de apoyo.
La mayoría había salido, para dejarla cambiarse. Se vio sola con los cuatro capitanes y Gavi, que se mantenía a unos metros alejado. Gaia miró su camisa, toda sucia por haberse tirado al piso para pelear.
El primero en reír fue Marc-André, los demás lo siguieron.
—No sabía que esa chica te caía mal —le dijo. Gaia sonrió—. En serio, por un momento te creo; pero, vamos, que esto no se repita. Sabes que no soporto las peleas.
—No sé porque critican tu actuación, si se nota que eres buena —se burló Jordi—. Pero apoyo a Ter. Somos de un mismo club y esto no puede volver a repetirse.
Asintió.
—No soy tan buen actriz si todos os distéis cuenta —se quejó. Los capitanes rieron—. ¿En serio todos lo notaron?
—Creo que salvo Robert y Andreas —respondió Marc—; pero comentaron, en el poco español que hablan, que actúas bastante bien la pena.
—Bueno, y Frenkie —acotó Sergio—. Pero él es porque es un amor y no puede pensar nada malo de las personas. Menos de sus amigos, como dije: es un amor.
—Joder —rió—, con razón critican mi actuación. ¡Hasta los que no hablan español sabían que mentía!
—Sí, el único que no se ha enterado de nada es Xavi —comentó Sergi, como si nada—. Él sigue viendo a la niña bonita de seis años que juega con muñecas y no rompe ni un plato.
—A veces creo que olvida que compartes genes con Geri —rió Marc—. Vamos, coge un uniforme, cambiate y sal a trabajar, vaga.
Los cuatro capitanes salieron del vestuario dejándola a solas con Gavi. Gaia comenzó a cambiarse la ropa sucia y mojada por el uniforme de entrenamiento extra que tenían los chicos en las taquillas. Era una suerte que su cuerpo pudiera entrar en cualquier talla, lo malo era que la ropa de los chicos le quedaba enorme.
—Eres de lo que no hay, Gallita —rió Gavi, sentándose frente a su taquilla—. ¡Te has peleado! Agradece que hayamos llegado a tiempo.
—No me estaba yendo tan mal —bufó.
—¡Te estaba dando la revolcada de tu vida! —gritó, riéndose—. En serio, hoy has conocido más el césped del Gamper que nosotros en estos años.
Volvió a bufar, terminando de ponerse la ropa de entrenamiento y guardando la suya en la taquilla de Gavi, que seguía riéndose. Ella solo quería hacer una broma, no sabía que la amargada iba a agredirla físicamente. No estaba preparada para ello, mucho menos para sacar sus nulos dotes de pelea a la luz.
—Por cierto, ¿por qué le tiraste agua? —preguntó Gavi, tomando aire.
—Ella dijo que tenía sed, yo solo quería ayudarla a refrescarse —bromeó, Gavi volvió a reír—. Desde que llegue tuvimos un ida y vuelta de molestarnos mutuamente. Ella era más evidente que yo, sabes que se me da bien actuar como una niña inocente. Vi la oportunidad y la tomé.
—Sí, casi te mata; pero que no te engañe mi diversión. Estoy molesto —Gaia abrió la boca—. No contigo, con ella. Te pegó, tengo cero dudas de que esa verdulera fue quien comenzó la agresión.
—¿Verdulera? ¿Le gustan las verduras?
—Olvídalo, mi niña. Vamos, tengo entrenamiento y tú debes hacer el vago.
Gaia rodó los ojos, cerró la taquilla de Gavi y salió junto a su amigo de los vestuarios. Justo cuando pisaron de nuevo el césped del campo, se detuvo y le sonrió.
—Aclaremos que yo gané la pelea —le dijo—, al fin y al cabo nadie me regañó y Xavi estaba de mi lado.
—Sí, pero debes aprender a pelear.
—¿Por qué? Si te tengo a ti para defenderme, mi niño.
Gavi rió. Sin embargo, había algo que le molestaba a Gaia en la cabeza.
—No me dijiste que pasó en el cuarto de limpieza con Ainhoa —le dijo, como si nada—. Ya sabes, os vi discutiendo cuando nos íbamos.
—No pasó nada —respondió, pero Gaia notó la mueca de enojo—. Ella solo es insoportable, una verdadera molestia. Quise hablar con ella para hacerlo más ameno; pero como siempre se negó.
—No te dijo nada como en la fiesta, ¿verdad? Sabes que no eres nada de eso, sino un increíble jugador joven que aún le queda mucho por recorrer en su carrera.
—Lo sé, mi pequeña bruja —sonrió—. Y sé que siempre estarás ahí para defenderme de esos comentarios tontos.
—Lo estoy, sí. Me molestó que Eric te pusiera ese reto. Desconfío mucho esa chica, es de las tontas que se creen lo que una puta cuenta de tiktok de chismes dice.
—Tranquila, ella ya piensa lo peor de mi —le dijo, en un extraño tono—. ¿Qué más da? No tengo que demostrarle nada, ella ya tiene su opinión formada de mi.
—Una errónea —resaltó—. Si ella te conociera como yo te conozco, te amaría por completo.
Gaia sabía de las miles de dudas que tuvo Pablo en su adolescencia. Desde que llegó a La Masía del club y lo conoció siempre estuvo preguntándose si era tan bueno como para llegar al primer equipo, estuvo esforzándose el doble en cada entrenamiento desde niño y tratando de demostrar lo que valía como jugador. En la actualidad todo su esfuerzo estaba dando frutos, pero lo que le molestaba era el sinfín de críticas a su persona, no quería que volviera a ser ese niño inseguro que conoció solo por las sandeces que dice una chica molesta que no puede ver más allá de su frente. Le gustaba el Gavi atrevido, encarador, un poco descarado y divertido que es ahora.
Le dio un rápido beso en la mejilla, mientras él le decía:
—Por eso eres mi mejor amiga.
—Y tú mi mejor amigo, Pablo.
Gaia sonrió y vio como Gavi la dejó para irse a unir a los demás chicos en el centro del campo. Cogió su cámara, dispuesta a seguirlo y fotografiarlos; pero Xavi se le atravesó de repente indicándole que se sentara un rato en el banquillo. La estaba cuidando, más de lo que debería. Quizás creía que se encontraba débil después de la pelea, pero de todos modos aceptó con gusto y descansó un rato. Ser la niña buena de la plantilla era bastante agotador.
Cuando se aburrió y vio que el entrenamiento tomaba una pausa, se llevó a Frenkie y Marc-André para grabar un “Seven Seconds Challenge” y poder subirlo, una vez editado, las próximas semanas. Los dejó volver cuando terminaron, discutiendo en voz baja sobre quien en realidad había ganado, habló un momento con Miguel Ruiz y volvió a tomar asiento en el banquillo con su laptop. Hasta que llegó Laporta, con su sonrisa y mirando como los chicos y las chicas compartían el campo, agradecía que no se hubiese enterado de su escena anterior y solo la haya felicitado por su compromiso con el club al ponerse también el uniforme de entrenamiento.
Gaia había evitado a Pedri durante la mayor parte del entrenamiento. Justo el día anterior actuó de conciliador para hacer que Ainhoa y ella estuvieran en la misma habitación sin matarse, y no sabía como iba a reaccionar él al ver que se pelearon. Y de paso saber que toda su disculpa fue meramente actuación.
No lo iba a culpar por estar molesto, Gavi mismo lo estaba porque la atacaron. Así que su mejor defensa fue ignorar a Pedri, tratando de fijarse en otros jugadores. Y así fue como toda su atención se dividió entre Ronald, Andreas, Alex, Ferrán y los demás jugadores.
Sentada en el banquillo, editando fotos y vídeos en su laptop que subiría por la noche en las cuentas oficiales del club, sintió a alguien tomando asiento a su lado. No alzó la mirada, sabía que se trataba de Pedri, reconocía ese perfume después de la noche anterior acostada en su cama.
—Es bueno ver que viniste a trabajar después de tu borrachera, mofletes.
Bufó por lo bajo por la mención del apodo, sintiendo el cosquilleo en sus mejillas. Se había comportado como una auténtica borracha en su casa, pero culpaba a Fernando de todo eso, él fue quien propuso empezar a tomar algo más fuerte. Ella solo le siguió, molesta por saber que Gavi estaba encerrado en un diminuto cuarto de limpieza con la insoportable de Ainhoa.
—Soy una chica responsable —contestó, sin despegar la mirada de su laptop—. Primero está el club y luego preocuparme por las secuelas de mi borrachera.
Lo escuchó reír, no quería verlo porque sabía que la vergüenza se apoderaría de su cuerpo. Algo extraño en ella.
—Y si primero está el club, ¿por qué te has peleado con una jugadora? —preguntó, en tono curioso. Gaia agradeció que no hubiera reproche o molestia en él—. Eso no es muy culé de tu parte.
Sin embargo, tampoco estaba de humor para regaños de su parte. Mucho menos si iban a favor de su amiguita Ainhoa, la cual le caía peor con el paso de los días. Hizo una mueca y se quedó en silencio, no queriendo responder. Pedri, a su lado, se echó a reír.
—Ella es bastante buena si te das el tiempo de conocerla.
Gaia entornó los ojos.
—No, gracias, no quiero tener a personas desagradables en mi vida. Mucho menos si me ponen motes tontos como Minion.
—¿Y mofletes? ¿Te gusta?
Volvió a sonrojarse, escuchando como Pedri se reía, notando el colorete rojo en sus mejillas. Vaya, ese coqueteo era mucho mejor cuando ella tenía las riendas de la situación.
—Voy a tomarlo como un sí, mofletes —bromeó—. Sabes, cualquiera pensaría que estas celosa de Noa.
Esta vez si lo miró, apartando sus ojos de la pantalla y fijándolos en él con molestia. No le causaba gracia que pensara eso de ella, mucho menos que lo dijera tan divertido. Sin embargo, antes de ofenderse, decidió devolverle la jugada.
—¿Celosa, Pedro? —cuestionó, con la ceja alzada—. Oh, hablas de ese sentimiento que tú pareces tener por Eric, ¿no? —Pedri hizo una mueca—. Ya sabes, no dejaste que me besara ayer y vaya que lo intentó, parecías bastante molesto por mi cercanía con él.
Pedri no le respondió, pero la mueca en su rostro se hizo más pronunciada. Gaia sonrió, viéndose feliz por volver a tener las riendas de esa situación.
—Ahora tú pareces el celoso, Pedro —se burló.
Pedri abrió la boca para responderle, pero el nuevo silbatazo de Xavi llamó su atención. Gaia lo vio levantarse de su lado, pero antes de volver con los chicos, se acercó a ella y depositó un beso en su mejilla.
—Terminaremos esta conversación luego. Te escribo en la noche, mofletes.
Y se fue, dejándola con las mejillas encendidas por la vergüenza. Agradecía que nadie hubiese visto esa escena, quería seguir manteniendo ese coqueteo en el más estricto secreto.
¡Hola! Recuerden que si quieren saber más sobre Ainhoa y Gavi, deben pasarse por la historia de Marce <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top