oix. capítulo nueve, parte uno
━━━ F. C. B A R C E L O N A
⚽ ♪ 。 Un dia de partit
lexxie & marce
fanfiction 🔵🔴
En la noche previa a la final de la Supercopa Española, Gaia trató de no molestar mucho a sus amigos para evitar distraerlos. Ya había sido bastante estresante para ellos haber tenido un partido difícil contra el Betis en las semifinales donde pasaron mediante penales, con una magnífica actuación de Ter Stegen en ellos.
En su habitación de hotel, decidió quedarse con Sarah, otra chica creadora de contenido y host del club, que había conocido en el avión rumbo a Arabia, con la que tuvo una conexión instantánea y, era mejor llevarse bien ya que compartían turnos en cuanto a estar con los chicos y las chicas.
Ella le servía como una forma de distracción, le alegraba tener una nueva amiga en ese entorno lleno de hombres y que pudiera mantenerla ocupada para que evitara pensar en Pedri y su estúpida foto con la aún más estúpida Ainhoa Luján. Bufó, ¿qué necesidad había de postear eso?
—¿Tienes listos los papeles?
Gaia salió de sus pensamientos molestos y se fijó en Sarah, sonriéndole con burla. Asintió, terminando de doblar los papeles con las preguntas y le entregó la mitad dentro de un sobre.
—¿Quieres qué me encargue de esto? —le preguntó de nuevo—. Si vas a seguir con esa actitud borde hacia Pedri, lo mejor será que yo me encargue.
Rodó los ojos, no sabía si Sarah era una excelente observadora o, por el contrario, ella era el ser menos disimulado que existía. Su nueva amiga se había dado cuenta al instante de haber subido al avión que sucedía algo entre Pedri y ella.
—Solo te voy a dejar porque no quiero estar cerca de Pedri —bufó, entregándole el segundo sobre con el resto de los papeles—. En serio, ¿por qué justo él se lleva con una chica que me cae mal?
Sarah rió.
—Noa no es tan mala cuando la conoces.
Gaia rodó los ojos.
—¿Y por qué todos me dicen eso? —Sarah abrió la boca para contestarle, pero no la dejó—. Y no, no me voy a llevar con ella. ¡Me pegó!
—¿Por qué lo más interesante sucede cuando estoy de vacaciones? —cuestionó su amiga. Gaia se indignó—. Agradezcan mejor que la prensa no se enteró de ese terrible suceso.
—Tienes razón en eso —aceptó, con desgana—. No necesitamos más malas noticias.
Gaia se recostó en la cama, observando como Sarah contaba los papeles dentro de los sobres. Estaba siendo un poco inmadura con respecto a ese tema, ¿pero qué más podía hacer además de quejarse? Vaya suerte la de ella de fijarse justamente en el mejor amigo de la insoportable de Ainhoa, aún sin tenerla cerca, la chica le jodía la vida como ninguna otra.
Además, no era la única en actuar de esa forma. Pedri también ponía de su parte al portarse de manera cortante con ella, ¿tanto le había molestado que lo sacara de su habitación para estar con Pablo? ¡Ni siquiera había sido de ella la idea!
—Última oportunidad —dijo Sarah, desde la puerta de la habitación con una sonrisa. Gaia se incorporó—: ¿estás segura que no quieres venir?
Lo pensó por unos segundos, ¿qué tan buena idea sería ir? Si estaba Gavi u otro podrían hacer las cosas más amenas, pero si solo iba a estar Pedri con Ansu, ambos concentrados en el juego, no creía poder controlar a su boca y las ganas que tenía de soltar todo acerca de Ainhoa.
—No, está bien —respondió—. Ya hice el Epic beat the clock con Frenkie, Alejandro y Ferrán, creo que puedo escaquearme de este.
—Ventajas de ser tú.
—Una de ellas —sonrió—. Y lamento ponerte en medio de esto, en serio, yo haré todas las ediciones necesarias para el vídeo y así tendrás la noche libre.
Sarah aceptó, guiñándole el ojo y saliendo de la habitación. Apenas la había conocido y ya la amaba, era tan buena compañera y una maravillosa persona que le fue imposible no llevarse bien con ella. Sobretodo, porque fue tan perspicaz de notar en el avión, siendo la primera vez que la veía, como coqueteaba con Pedri.
Se aburrió de estar acostada en la cama a los cinco minutos, pensó en tragarse sus palabras e ir a ayudar a Sarah con el “Seven Seconds Challenge” junto a Pedri y Ansu; pero esa sería su tercera tontería en Arabia Saudí, y apenas llevaba dos días ahí.
«No tiene nada de malo que vaya, es mi trabajo», se dijo a si misma. No tenía relación alguna con que quería ver a Pedri, para nada. Gaia detestaba estar en esa posición, ellos dos no eran nada y aún así se celaban como si de una pareja se tratase. Era algo estúpido.
Con eso en mente, le envió un rápido mensaje a Xavi sobre si podía hacer un live para su cuenta personal. Cuando recibió la respuesta afirmativa por su parte, se levantó de la cama y se acomodó para poder salir de la habitación.
Encendió su teléfono, abrió instagram y comenzó el live en su cuenta. Los viewers no tardaron en llegar, en menos de cinco minutos ya tenía más de trescientos mil seguidores viéndola y haciendo comentarios, que no podía leer por la velocidad del chat.
—Los chicos acabaron el entrenamiento hace unas horas tan solo —dijo, hacia la cámara, pero mirando por donde caminaba—. Muchos están descansando para mañana, sabemos que será un partido difícil; pero yo estoy demasiado confiada.
Sonrió, echó una rápida ojeada al chat y todos eran sobre mostrar a los jugadores. Caminó más rápido por los pasillos del hotel, esperando encontrarse a alguno de los chicos; pero no fue así hasta que atravesó la gran puerta del salón donde Sarah se encontraba con Pedri y Ansu grabando un vídeo, mientras Ronald estaba fuera de cámara sentado en un sillón.
Se acercó por detrás a Ronald, asustándolo y haciendo que el vídeo que grababa Sarah se detuviera un momento. Se disculpó, prometiendo mantenerse en silencio y se sentó en el posabrazos del sillón del defensa, enfocándolo a él con su celular.
—¡Hola, soy Ronald! —saludó, con una enorme sonrisa—. Estamos en Arabia para la Supercopa.
—«Araujo qué bello eres» —leyó Gaia en el chat, aún mas alocado que antes—. Tienes fans, Ronald.
Siguió grabando con Ronald, el cual le emocionaba tener esa interacción con el público, mientras Sarah seguía a lo suyo con Pedri y Ansu. Tenía a muchos uruguayos en el chat, la mayoría le hablaba al defensa sobre la falta que hizo a la selección en el mundial y, Gaia no sabe en que momento, su live empezó a tener a Ronald como enfoque principal. Ella ya ni siquiera sujetaba el teléfono y casi no se veía en pantalla.
—Cuatro jugadores que hayan marcado gol en un clásico —le preguntó Pedri a Ansu, leyendo una de las preguntas del sobre que había preparado—. ¡Bah, está muy fácil!
—Messi, Suarez, Eto'o... —dudó un poco—, y yo.
—¡Y yo! —saltó Ronald, la cámara con la que Sarah grababa se posó en ellos—. No te olvides, yo también, eh.
Gaia rió.
—Iván Rakitic también —aportó, haciendo que todos la miraran—. En un partido de Copa del Rey. Golazo, como todos los que hacía.
—Y justo se te ocurrió ese, ¿no? —le dijo Ansu, con una sonrisa pícara.
Gaia rodó los ojos, ahora Ronald la apuntaba con su teléfono y sonrió por ello.
—Como dije Iván pude haber dicho Geri también —bufó—. Vosotros a lo vuestro, vamos.
La cámara volvió hacia Pedri y Ansu. Gaia trató de no mirarlo mucho, aunque parecía ser un trabajo difícil, cada vez que sus ojos chocaban se quedaban ahí por minutos enteros. Ninguno de los dos tenía idea de que decir, pero sabían que estaban molestos el uno con el otro. Era ridículo actuar así, por lo que decidió concentrarse en el live.
—«Buena suerte mañana, Ronald» —empezó a leer Gaia en el chat—. «Grande, Ronald». «Vamos, Uruguayo». «¿Estás soltero?». ¡Ay, esta pregunta si me gusta.
—Sos una completa chismosa —rió él, sin soltar su teléfono—. Yo no te pregunto si estás soltera.
Lo miró, abriendo la boca mientras soltaba una risa burlona.
—¿Cómo que no? —bufó, divertida—. Junto a Pablo, fuiste uno de los primeros en enviarme un mensaje cuando salieron las fotos con Julio.
—Pero no te pregunté si estabas soltera...
—Eres un idiota —rió, mirando el chat—. Venga, responde, Ronnie. Tienes a todos mis seguidores esperanzados. ¿Cuántos de vosotros queréis que Ronald nos diga si está soltero o no? —preguntó, hacia la cámara—. «Yo, yo, yo». «Araujo, responde». «Yo, quiero saber si tengo oportunidad». «Araujo te amo».
Antes de la respuesta de Ronald, echó un rápido vistazo hacia Sarah y los chicos. Parecía que ya habían terminado de grabar, ya que su amiga había apagado la cámara y comenzaba a salir del salón, mientras Ansu se volteó hacia ellos para ver mejor el live y Pedri usaba su teléfono, sin prestar atención alguna.
—Estoy soltero —respondió Ronald, finalmente—. Y ya, no pienso decir nada más.
Gaia se sentó mejor en el posabrazos del sillón, dejándose caer en el hombro de Ronald y escuchando su risa por ello.
—Sí, sí, estamos en la noche previa a un partido importante. Estas cosas no van al caso —sonrió—. Sin embargo... —Hizo que Ronald la mirara y le guiñó un ojo, algo imperceptible para la cámara—... llámame, uruguayo de mi corazón.
Ronald se echó a reír, removiéndose de una manera que casi hacía que Gaia cayera del sillón.
—Ni loco, Gallita, no quiero que me maten.
—Geri no...
—No hablo de Geri, niña —le interrumpió.
Gaia frunció el ceño, sonriendo por la manera en la que Ronald lo dijo. Volvió a tomar su teléfono de las manos del uruguayo, que se levantaba del sillón para dejárselo a ella por completo, y su vista se desvió hacia donde estaba Pedri que, con cara seria, no dejaba de mirarla.
Vio a Ronald caminar frente a él, darle un golpe en el hombro y salir riéndose por el mismo lugar que Sarah. Ansu hizo una mueca, silbó e igualmente se levantó de donde estaba para seguir los pasos del defensa.
Gaia miró a Pedri una última vez antes de volver a su teléfono.
—Eh, no sé cual será la formación para mañana —dijo, respondiendo a una de las preguntas del chat—; pero si sé que quienes sean los titulares van a dejar todo en la campo. Es el primer título de esta temporada y yo tengo plena fe en mi equipo —sonrió—. No os perdáis mañana el juego, pase lo que pase es un Clásico y será un enorme espectáculo
» Se me ha acabado el tiempo, os veo mañana con todas las repercusiones del partido. Adiós.
Tiró un beso a la pantalla, leyendo rápidamente los comentarios de despedida y amor que le dejaban. Cerró el live y se salió de instagram al instante, no quiso ni revisar las noticias de último momento o lo que hacían sus amigos.
Aún así no quiso despegar la mirada de su teléfono, con la pantalla apagada era mucho mejor que ver a Pedri, que no se había movido ni un milímetro de donde estaba la última vez. No sabía si hablarle, tratar de romper el hielo y deshacerse de ese ambiente pesado y tenso que los rodeaba.
—¿Tienes mucha fe en qué ganemos mañana?
Gaia no respondió de inmediato, mordió su labio y despegó lentamente la mirada de la pantalla negra de su celular. Miró a Pedri y le sonrió.
—Como dije en mi directo: Confío bastante en este equipo y sé que ganarán —respondió, para luego agregar—: Además, prometí llevar al MVP del partido a mi próximo directo, mejor que salga del Barça.
Pedri, que también había dejado su teléfono de lado, rió.
—Entonces sí, es mejor que salga de aquí —sonrió.
Gaia le devolvió la sonrisa, pero volvieron a sumergirse en un silencio algo incómodo. Pedri seguía sentado en el mismo lugar donde Sarah lo dejó para grabar el juego, mientras ella continuaba en el sillón que antes ocupó Ronald. Había cierta distancia entre ellos, pero ninguno parecía querer irse de ahí.
Pedri había dado el primer paso para hablarle de nuevo, Gaia no sabía si debía disculparse con él de alguna forma. De todas maneras, fue Pablo quien lo echó de la habitación que compartían, pero ella no había dicho nada en contra de ello, sin importar las ganas que tenía por felicitarlo por su pase a la final.
No obstante, Gaia tomó un último respiro antes de volver a verlo.
—Lo lamento —dijo, para llamar su atención—. Ya sabes, lamento haberte echado de tu habitación yo... yo quería felicitarte por el partido y...
—No pasa nada —le tranquilizó Pedri—. Yo también actué como un idiota luego. Lamento haberte tratado tan borde, Gallita, yo...
Gaia sonrió, apoyando su cabeza en el sillón donde estaba.
—No pasa nada —le tranquilizó, repitiendo sus palabras—. En serio, solo dejémoslo como está y ya.
Lo vio moverse algo incómodo en su asiento y frunció el ceño por eso. Pedri fijó sus ojos en Gaia, tratando de no sentirse más avergonzado por ese momento. En serio había actuado como un idiota, el cómo la ignoró y la forma en que le contestó los mensajes, sabía que si lo hacía de nuevo iba a alejarla de él y no quería eso.
—Yo... —volvió a hablar, para que Gaia lo mirara—... yo también lamento haber tratado de ponerte celosa con la videollamada con Noa.
La escuchó reír, le gustaba ese sonido y no pudo evitar seguirla.
—No tienes que disculparte por eso, es una tontería. Tú puedes hablar con ella cuando quieras, es tu mejor amiga y, aunque me caiga mal, yo lo entiendo, ¿sí? Aunque, si estuvo mal que la usaras para eso...
—¿Vas a darme un discurso? —le interrumpió, con una sonrisa—. Noa ya me lo dio y sigo pensando lo mismo de vosotras.
—¿Ah, sí, qué?
—Que, si os lo proponéis, podéis llevaros bien. Lo sé, la conozco a ella y me gusta decir que te conozco a ti.
Gaia bufó, subiendo los pies al sillón y haciendo un puchero. Escuchó a Pedri volver a reír, ¿cómo podía pensar él que se iba a llevar bien con una chica que no paraba de insultar a su mejor amigo?
—No, gracias, prefiero seguir como estoy —bufó de nuevo, escuchando como él reía mientras le enumeraba las razones por las cual esa amistad podría darse—. ¡Basta! —pidió—. Sabes yo... yo poco puedo oírte desde ahí.
Pedri alzó una ceja.
—¿Quieres que me acerque más a ti?
Gaia se encogió de hombros, fingiendo desinterés y volteando a ver a cualquier lado menos a la enorme sonrisa que tenía Pedri en su rostro.
—No lo sé, solo si tú quieres.
Aún a esa distancia, Pedri pudo ver a la perfección el tono rojizo que tomaron las mejillas de Gaia. «Mofletes», se dijo a si mismo, recordando el apodo que le había puesto aquella noche en su casa y el cual había suplantado el nombre de la chica en su teléfono.
Sonrió, estaba haciéndolo mucho en ese momento; pero no podía evitarlo. Simplemente estar con Gaia le hacía relajarse, sonreír o reír, dependiendo de lo que hiciera. Le gustaba la energía que transmitía, lo risueña que se veía y lo feliz que lo ponía.
Aceptó su invitación, notando el falso desinterés con el que quiso tratarlo. Pedri se levantó de donde estaba y caminó hacia Gaia, sentada en el sillón que Ronald le había dejado hace unos momentos.
—Me voy a cansar de estar parado —le dijo, como si nada—. Y no creo que el hotel nos deje desordenar sus muebles.
Esperaba que ella captara su indirecta, Gaia lo miró con una sonrisa y él supo que estaba en su misma línea. Lo había estado desde el día en que se conocieron y le gustaba. Tal como ella le gustaba.
Vio a Gaia acomodarse en el sillón, echándose a un lado y dejándole espacio para sentarse a su lado. No se hizo del rogar y se sentó, era un espacio reducido y debían estar más cerca de lo que creyó; pero él no iba a quejarse de eso.
Entre risas y burlas, ambos se movieron para poder quedar más cómodos y, de nuevo, Pedri no tuvo ninguna queja en como resultó. Terminó él estando por completo sentado, ocupando la mayor parte del espacio, con Gaia sentada en sus piernas y la espalda apoyada al posabrazos. Con uno de sus brazos la rodeaba, en una especie de abrazo y ella apoyaba la cabeza en su pecho.
Sin embargo, a pesar de gustarle como estaban, esperaba que nadie entrara y los viera de esa forma, mucho menos Gavi o alguno de los capitanes. Esa sería una escena difícil de explicar y para la cual no tendría alguna excusa. Al menos agradecía que el hermano de la chica ya no siguiera en el equipo, no es como si le tuviese miedo; pero era mejor evitar malos entendidos con sus compañeros de equipo.
—En la fiesta de Eric me preguntaste si mis padres eran madridistas.
—Ujum —respondió ella, Pedri se vio incapaz de no jugar con su rubio cabello—. No sé donde lo leí, creo que en uno de esos diarios de Madrid o algo así.
—No es así —aclaró—. Desde niño he sido del Barcelona, toda mi familia lo era. Mi abuelo hasta fundó una peña del Barça.
—¿En serio? —preguntó. Él asintió—. Entonces me caes aún mejor. Mi familia es de catalanes orgullosos, incluso aprendí primero catalán antes que castellano y mi abuelo fue el vicepresidente del club hace años.
—Entonces has estado ligada al Barcelona desde niña, ¿no?
—Sí, es mi vida por completo. Como dijo Geri en su vídeo de despedida: «Yo no soñaba con ser jugador de fútbol, soñaba con ser jugador del Barça» —La vio sonreír y le siguió, sin dejar las caricias en su cabello—. He amado este club mucho antes de darme cuenta. He llorado con cada caída, he celebrado cada victoria, he tenido peleas en internet con cada tonto solo para defender al club...
—¡Dios, no! —rompió a reír—. Los fans deben amarte. Alguien que se deja todo por el club, aún sin ser parte de él, es alguien a quien admirar.
—Ahora si soy parte, eh —rió Gaia, con esa risa tan característica—. Geri ha sido un gran hermano mayor, dio un paso al costado cuando vio que era su momento y para darle esta oportunidad, él sabía lo que este trabajo significaba para mi.
—Entonces, creo que la despedida del antiguo capitán nos hizo bien.
Gaia le dirigió esa mirada divertida, con sus ojos azules brillando. Pedri no podía apartar su vista de ella.
—¿Y a ti por qué, eh?
—Porque te conocí
La escuchó reír de nuevo, pero no dijo nada. Volvió a colocar la cabeza en su pecho y él se quedó ahí en silencio, pasando la mano por su rubio cabello y disfrutando de la calidez del lugar.
Hablaron por unos minutos más, le gustaba estar así con ella y poder conocerla mejor. Era un momento tan íntimo y personal que no quería que acabara nunca, ambos envueltos en esa burbuja donde se daban cariño mutuamente. Él acariciándole el cabello, haciendo comentarios sobre lo bonita que era y ella riéndose, mientras halagaba lo buen jugador que era. ¿Cómo no la había conocido antes? ¿Por qué Gavi la tuvo que mantener oculta?
Esa noche la había conocido más, se disculpó por haber sido un borde y, sin querer, se descubrió más ante ella para dejarle en claro que estaba interesado. Gaia también, no era difícil de descifrarlo, la manera en la que estaban juntos y aún así eran un par de lentos para dar el siguiente paso.
—Gallita —la llamó, con una duda dándole vueltas en la cabeza—, lo que le dijiste a Ronald, ¿era verdad?
Gaia lo vio, parecía confundida y él decidió no decir nada más, la tomó de la mano y depositó un suave beso en ella. ¿De dónde estaba saliendo esa fase tonta y cursi? Si Ainhoa lo viera así fingiría vomitar para burlarse de él; pero no le importaba. La única que lo veía era Gaia y a ella le gustaba, eso era lo importante.
—¿Sobre que me llamara? —cuestionó Gaia. Se mantuvo en silencio, jugando con la mano de la rubia, sin mirarla a los ojos, pero escuchando su risa—. No, para nada. Ronald es guapo; pero no es mi tipo. Solo bromeaba con él y mi audiencia.
Asintió, tratando de no verse tan interesado, a pesar de que lo estaba, ella lo sabía y aún así los celos siempre estaban presentes: con Eric, con Spur y ahora con Ronald, toda una tontería; pero él necesitaba que ella le hablara de manera clara, como él había hecho antes. Continuó jugando con su mano, tenía las uñas pintadas de rosa y eso le dio un poco de gracia. Ainhoa odiaba ese color.
—¿Y cuál es tu tipo? —preguntó, todavía sin mirarla—. Tú sabes quien me va a mi, creo que sería justo que yo sepa quien te va a ti, ¿no?
—Sería justo, sí.
Pedri frunció el ceño al ver como Gaia soltaba la mano de la suya, pensaba decir algo en contra de eso, pero se calló al sentir como la colocaba en su mejilla.
—A mi me van mucho los chicos que son futbolistas, que juegan de mediocampistas en el Barcelona, que son de Canarias y... —Gaia se calló, parecía estar pensando. Pedri frunció el ceño, divertido por eso—. No sé que más decir para dejarte en claro que quien me va eres tú.
Rió, él no era una persona que se avergonzara, pero justo en ese momento estaba un poco cohibido. La mano de Gaia seguía en su mejilla, la miró fijamente a los ojos y pudo caer en cuenta lo cerca que estaban.
Decidió dar el paso, acercarse más a ella a tal punto que sus narices rozaban. Quería besarla e iba a hacerlo, y justo cuando sus labios estaban a punto de tocarse...
—¡Wooow, mañana partidazo!
Las puertas del salón se abrieron de par en par, los ruidos de las risas y algunos gritos hicieron que se separaran de forma abrupta. Bufó, había estado a punto de besar a Gaia y lo interrumpieron.
Alzó la mirada, Memphis, Raphinha y Marcos habían acabado de entrar haciendo el mayor escándalo posible. Ahora, los tres estaban parados frente a ellos, mirándolos con una ceja alzada y una sonrisa burlona en sus rostros.
—¿Qué hacéis, chicos? —preguntó Memphis—. Estáis algo solos aquí, ¿no creen?
Miró a Gaia, su cabeza se había quedado en blanco, aún con la mente puesta en los últimos segundos, donde había estado a punto de besarla. No podía pensar con claridad, salvo la molestia que corría en su cuerpo por la interrupción, ¿no pudieron entrar cinco minutos después?
—Acababa un live —respondió ella, como si nada, levantándose de sus piernas—. Mis seguidores habían pedido ver a un jugador, encontré a Pedri primero.
—Que raro —mencionó Marcos, con su teléfono en mano—. No me notificó instagram de ningún live, salvo el que terminaste hace un par de horas.
Esta vez, Pedri también se levantó, tratando de actuar lo más normal posible. A pesar de haber sido descubiertos con las manos en la masa, o en la chica, sabiendo que de todos sus compañeros, ellos eran los menos de los cuales debía temer.
—¿Le tienes las notificaciones activadas a Gaia? —cuestionó, divertido—. Da igual, ya lo verás en su página de fans.
Era evidente que ninguno de esos tres les había creído algo, mucho menos cuando la excusa del live se caía a trozos ya que ambos celulares estaban alejados de ellos y no había necesidad de estar tan apegados para hacer uno.
Vio a Gaia tomar su teléfono y acercarle el de él. Le agradeció, ante la mirada atenta de los tres tontos.
—Me iré a mi habitación, le prometí a Sarah dejarle la noche libre —anunció—. Vosotros deberíais ir a dormir, mañana hay un partido importante.
La vio caminar hasta la puerta donde los tres habían entrado, les dio una sonrisa y su última advertencia:
—No arméis jaleo, ¿vale? No queremos quedar como unos desubicados en Arabia.
—Tranquila, menina —rió Raphinha—. Sueña con los ángeles.
—O con Pedri —acotó Memphis, en voz baja y entre risas.
Contrario a lo que pensó, Gaia se mantuvo en calma, rodó los ojos y le sacó el dedo del medio al ex Lyon antes de salir. Pedri, al verse solo en ese incómodo momento, carraspeó, se acomodó la camisa y, ante la mirada divertida del brasileño, el neerlandés y el español, dijo:
—Yo también me voy a mi habitación. Gavi debe estar preguntándose donde estoy.
—Tranquilo —le dijo Marcos—, no le diremos nada de esto.
Bufó.
—¿Nada de qué? No hay nada que contarle porque no está pasando nada.
—No aclares que oscurece, Pedri —rió Memphis.
Volvió a bufar, se despidió de sus tres tontos amigos y salió del salón, esperando que lo que acababan de ver se les olvidara tan pronto lo perdieran de vista.
Sin embargo, cuando llegó a su habitación la culpa lo consumió por completo al ver a Gavi acostado en su propia cama haciendo cosas en su teléfono. No sabía si él se daba cuenta de lo que sucedía con Gaia, ¿quizás debería decirle algo? Ella era su mejor amiga y ambos eran amigos desde que llegó al equipo. Tal vez debía decirle que estaba interesado en la catalana, eso sería una señal de respeto de su parte.
Gavi no era ciego, debía saber que algo pasaba; pero no decía nada, quizás por respeto y confianza a ellos. Ese simple pensamiento lo hizo sentir peor, debía hablar con él después, tal vez luego del partido. No quería desconcertarlo o desconcentarse él mismo con ese tipo de problemas.
Mañana tenían un partido importante, se jugaban el primer título de la temporada y necesitaban ganar y darlo todo en el campo. Él lo haría, igual que todos sus compañeros, iba a dejar ese tema para más adelante. Tal vez.
Era hoy, el día de la final contra el Real Madrid. Aún faltaban un par de horas antes de coger el bus que los llevaría al estadio para el partido, así que Gaia, luego de hacer su trabajo junto a Sarah, caminó hasta la habitación que compartían Pablo y Pedri, sólo para desearles la mejor de las suertes para ese día.
Pensaba no molestarlos mucho, iría, les diría lo que iba a decirles y luego saldría para que ellos pudieran seguir concentrándose en sus cosas. Cuando llegó ahí, solo encontró a Pablo, con una mueca en su rostro y mala cara, casi como la que solía tener a diario.
Alzó una ceja al verlo así de molesto y se acercó a él.
—¿Qué sucede, mi niño? —le preguntó, sentándose a su lado—. Acabo de ver el planteo de Xavi, eres titular.
—Sí, lo sé —murmuró—. No es nada, en serio.
Alzó la ceja, lo conocía bastante bien como para creerle esa mentira.
—¿Sabes lo que me gusta de ti? —preguntó, Pablo la miró—. Que no te das por vencido con nada, has luchado y trabajado duro para llegar al primer equipo desde que tenías once años. Peleas cada balón, das tu alma por el equipo y tienes esa actitud de que no te importa el rival, vas a dejarlo todo en el campo.
—¿Por qué este discurso alentador?
Gaia rió.
—Porque te amo y porque sé que hay algo que te está desconcentrando de este partido. ¿Qué es?
Gavi se vio renuente a contarle, pero después de unos segundos empezó a hablar.
—Cuando salí de ducharme temprano vi a Pedri en una videollamada con Ainhoa...
Y ahí estaba, de nuevo el nombre de la loca histérica que no parecía querer dejarla en paz, ni siquiera en Arabia Saudí a muchos lejanos metros de Barcelona. Genuinamente, no la soportaba. La manera en la que se creía mejor que todos, que estaba por encima de ellos, la forma en que era tan cerrada de mente y, lo que colmaba su paciencia, como trataba a Gavi.
La escena de la pelea que tuvieron en el Gamper decidió omitirla, fue parte su culpa también y eso podía aceptarlo; pero la manera en la que trataba a sus amigos le era inaceptable.
—... Al parecer tendrá una cita hoy con Fer y no se como él puede soportarla. Ella es tan... tan molesta y todo lo que dice y hace, no sé como puedo...
—¿Cómo puedes qué, Pablo?
Gavi la miró por unos segundos antes de continuar.
—Como puedo tenerle tanta paciencia a una chica como ella.
Asintió, aún con un sentimiento de sospecha recorriendo su cuerpo.
—No pienses en eso, ¿vale? Olvídate de ella por esta noche. O no, mejor, piensa en lo que ella te dijo en la fiesta de Eric, hoy es tu día para demostrarle a Ainhoa y a todas esas personas que piensan como ella, que no eres nada de eso.
» Hoy vas a salir al campo y a darlo todo, como siempre lo haces, mi niño, ¿sí? Vas a demostrarles que Pablo Páez Gavira es un joven jugador que vino a quedarse en el Barcelona y a ganar con el club.
Se alegró al verlo sonreír y depositó un beso en su mejilla.
Gaia tuvo que haber empezado a sospechar en ese momento, le resultaba bastante extraño que Pablo se interesara tanto por una cita que iba a tener alguien que supuestamente le caía mal; pero no quiso pensar mal, ni comerse la cabeza por eso ya que estaban en la previa de un partido importante y era mejor tener la mente enfocada.
Le dio otro beso a Gavi en la mejilla, dándole palabras de aliento y haciendo que él también se levantara de la cama. Ya tenían que ir saliendo para seguir preparándose para el partido, estaban a tan solo momentos de tener que ir al bus para que los llevara al estadio. No podía dejar que se desconcentrara, era parte del once inicial y confiaba en que haría un buen partido.
Salieron ambos de la habitación, iba a ser una larga noche, y tenía las esperanzas de que fuera buena para los culés y el equipo. La final de la Supercopa Española se jugaría dentro de unas cuantas horas, sabía que darían todo para ganar.
Buenaaaaas, espero que les esté gustando la historia. Aprovecho para recordarles que si quieren saber más de Noa y Gavi pueden pasarse por la historia de Marce
• ¿Qué opinan de la historia hasta este momento?
• ¿Qué tal les cae Gaia?
• ¿Qué les parece el coqueteo entre Pedri y Gaia?
• ¿Alguna opinión sobre Ainhoa? ¿Piensan que habrá tregua entre ella y Gaia?
• ¿Hay algo que les gustaría leer más adelante?
• ¿Teorías de lo que va a suceder?
• ¿Cómo llegaron a encontrar esta historia?
Estaré leyendo cada una de sus respuestas. ¡Gracias por leer la historia!
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