oiii. capítulo tres
━━━ F. C. B A R C E L O N A
⚽ ♪ 。 Un dia de partit
lexxie & marce
fanfiction 🔵🔴
El día había iniciado como cualquier otro, Gaia salió de su casa un poco tarde; pero sabía que nadie iba a decirle nada. Gerard no estaba, tampoco ninguno de sus sobrinos y sospechó que estaban haciendo cosas para la nueva jornada de la Kings League que se realizaría el domingo. Una vez en su coche, le envió un mensaje a Gavi para ver si iba a buscarlo para llevarlo al entrenamiento. No hizo falta, fue su respuesta, siempre se iba con Pedri.
Sin embargo, a quien si pasó buscando fue a Eric, al cual el auto se le había estropeado. Gaia tenía la leve idea de que era solo una excusa para estar un poco más de tiempo con ella, ya que en la fiesta de la otra noche fue poco lo que pudieron estar debido a la pelea con la histérica amiga de Pedri. A ella no le importaba, García le agradaba bastante y sus coqueteos le causaban gracia, sabía que él solo bromeaba con ella, así era su personalidad.
El viaje con Eric fue más agradable de lo que esperaba y solo por eso Gaia le había prometido presentarle a su amiga, Natalia, quien hizo el papel de Dani en A Través de mi Ventana, ambas eran bastante cercanas y ella también mostró interés en conocer a sus amigos futbolistas.
Cuando llegaron al Joan Gamper, ambos salieron del coche y caminaron en dirección a la puerta principal. Eric rió, recordándole a ella, y a si mismo, que sus entrenamientos iban a cambiar de campo por el derrumbe del otro día. Eso le hizo recordar algo de lo que quería hablarle.
—Eh, Eric —llamó su atención, cuando casi estaban cerca de donde debían encontrarse con los chicos. Él la miró—. Quería disculparme por haber arruinado tu fiesta, aunque es bastante claro que no soy la única que debería hacerlo.
Eric sonrió.
—No te preocupes, Gallita, no será la única fiesta que tendremos —bromeó—. En realidad, me sorprendió verte tan molesta y me alegra que no hayáis escalado hasta golpearos.
—Menos mal, habría tenido las de perder. Yo no se pelear.
Eric soltó una risa burlona, a ella no le avergonzaba no saber pelear, jamás tuvo la necesidad de aprender. Lo único que podía hacer sería tirar del cabello o pegar una bofetada, su punto fuerte eran las palabras. Podía hacer llorar a una persona siendo extremadamente cruel y no estaba en ella guardarse las cosas para sí, eso también ha generado una antipatía hacia su persona.
Era raro, al parecer las personas preferían una mentira dicha con cariño que una dura verdad.
—¿Cómo va el trabajo? —preguntó Eric devuelta, llegando frente a la puerta del vestuario.
—Increíble, no sabes lo fácil que es llamar la atención de las personas en tiktok con vídeos de Gavi y Pedri —bromeó—. Si sube la venta de camisetas de ellos, es debido al montón de quinceañeras que andan enamoradas.
—Venga va, y a que los demás nos olviden.
Gaia rió, por el fingido todo de ofensa que usó Eric.
—Yo tengo tu camiseta, bobo, soy de las que no te olvida.
Escuchó el comentario burlón de Eric, al mismo tiempo que recibía un beso en la mejilla de su parte mientras atravesaban la puerta del vestuario. Recibieron varias miradas, pero aún así nadie le dijo nada sobre estar ahí. La que más le llamó la atención fue la de Pedri, que siguió como si nada cambiándose de ropa.
—Jules, es un entreno no una pasarela de moda —dijo, caminando hacia la taquilla del defensa.
—Siempre hay que lucir bien, Gaia, deberías aprender un poco.
Abrió la boca, ofendida, escuchando como algunos de los chicos se reían. Jules empezó a cambiarse por el uniforme, así que se volteó hacia Ronald, quien se amarraba las trenzas de los botines.
—¿Vas a venir por acá todos los entrenamientos? —preguntó.
—La mayoría, cuando no me salga alguna entrevista o promoción de la película. ¿Por qué? ¿Ya os habéis cansado de mi, Ronnie?
—Para nada, lo decía para venir más guapo de lo normal y robarme la cámara.
—Oh, no te preocupes por eso. Tengo una idea para un vídeo solo para ti, eh —le dijo. Ronald frunció el ceño divertido—. Vas a enseñarme a preparar mate.
—Cebar —corrigió.
Gaia rodó los ojos.
—Bueno, a cebar mate —se burló—. Sólo imagina el título: “Uruguayo enseña a una española y a un francés a cebar mate”.
Echó una mirada a los dos franceses del vestuario, Ousmané se hizo el desentendido metiendo la cabeza dentro de su taquilla; pero Jules se vio emocionado y aceptó de inmediato. De solo imaginar la que se podría montar con esos dos en una cocina, Gaia sabía que iba a reírse como nunca en su vida.
La puerta del vestuario se abrió, dando paso a Busi, quien la saludó, y a Gavi, que se acercó a besarle la mejilla. Frunció el ceño, si él había llegado con Pedri debería haber estado en el vestuario desde hace rato, justo como su amigo lo estaba. Se levantó de donde se encontraba y se acercó a él.
—¿Dónde estabas? —preguntó, sentándose en su lugar—. Pedri estaba aquí, tú no.
—Estaba buscando a alguien —rió. Gaia no entendió—. No te preocupes, ¿qué haces tú aquí? ¿No se suponía que hoy deberías ser presentada ante las del femenil?
—El presi me dijo que sería mejor dejarlo para el siguiente entrenamiento, para cubrir la primera vez donde tengan un entreno mixto —explicó—. Me ha dicho que seremos el primer equipo en hacer algo como esto, dice que el derrumbe le ha dado una buena idea y es juntar los campos para que todos entrenen en las mismas condiciones.
Gavi hizo una mueca, Gaia sabiendo lo que pensaba, siguió hablando.
—La verdad es que pienso que es una buena idea —apoyó—. Las chicas se lo han currado éstas últimas temporadas, son consideradas el mejor equipo femenino del mundo y las redes sociales están que arde con ellas. El presi está ganando puntos ante la prensa y hace que el fútbol femenino escale a un nuevo nivel, lo mejor es que no lo hace como jugada política sino porque sabe que ellas merecen el mismo trato que vosotros, o incluso más porque ellas al menos han llegado a finales de Champions.
Eso último hizo que se ganara miradas en su contra, y se quejó en voz alta cuando empezaron a lanzarse medias enrolladas, canilleras y cualquier cosa que tuvieran los chicos a la mano para mostrar su descontento por la crítica que hizo a su desempeño en la Liga de Campeones.
—Ya suenas como la otra —bufó Gavi, tirándole una de sus apestosas medias—. La otra noche casi os peleabais y ahora sueltas un discurso digno de ella.
Gaia rodó los ojos, recordando a la chica de la fiesta.
—La diferencia es que ella es una jodida molesta y yo no.
—Con eso que has dicho hasta podríais llevaros bien —se entrometió Pedri, sin verla—. Y ella, de la que habláis, es mi amiga.
—Sí —bufó—, lo noté al ver como te la llevabas aquella noche.
Esta vez, Pedri alzó la mirada para poder verla.
—Bueno, es que tú ya habías sido controlada por Eric.
Pedri hizo amague con la cabeza, señalando hacia donde estaba Eric con Ferrán y Ansu. Gaia rodó los ojos y volvió a mirar a Gavi, quien estaba frunciendo el ceño en su dirección. No sabía como él podía tomarse estar coqueteando con uno de sus compañeros, y mejores amigos, dentro del equipo; pero por el momento no quería averiguarlo.
—¿Ustedes dos...?
—¡Venga, venga, id a fuera! —interrumpió Xavi, entrando al vestuario y aplaudiendo—. ¡El entrenamiento de las chicas ya ha terminado, nos toca a nosotros!
Gaia le dio una sonrisa apresurada a Gavi y se levantó de donde estaba, los chicos estaba cogiendo sus bolsas de deporte para salir por donde Xavi indicaba.
Gavi salió primero que ella, Gaia se disponía a seguirlo cuando Xavi la detuvo en la puerta.
—¿Qué pasa?
—He escuchado que estuviste a punto de pelear en una fiesta, ¿es verdad?
Gaia balbuceó unos segundos, antes de suspirar y asentir.
—Pero te juro que no fue mi culpa. La chica era una loca que solo decía tonterías —se excusó—. Fue sobretodo en defensa de Gavi y de la mía propia. O sea, me empujó. ¡A mi! Sabes que de no haber sido así, no me habría puesto de malhumor, ¿cuándo me has visto a mi pelear? Si soy un ángel.
Le dio una sonrisa, Xavi tardó solo minutos en cambiar su mueca de seriedad para poder sonreirle. Era siempre una ventaja para ella que él viera aún a la niña de ocho años que fue en el pasado.
El míster la dejó salir, por detrás de Iñaki, quien solo se burlaba por el casi regaño que recibió. Caminó a través del campo, observando que en el otro extremo solo quedaban algunas chicas del femenil, ninguna de ellas les dirigió más de una mirada, salvo Alexia y Aitana que saludaron a los chicos a la distancia.
No vio a Gavi en el campo, frunció el ceño. Parece que se le daba bastante bien perderse por momentos. Luego de unos minutos, notó como llegaba, trotando y con una mueca molesta.
—¿Dónde estabas? —preguntó, por segunda vez en el día—. Saliste antes que yo.
—Estaba exigiendo una disculpa —respondió, como si nada. Gaia no le creía, ya que se veía algo molesto.
—No la conseguiste, ¿verdad? —cuestionó, no esperó respuesta alguna y le señaló al círculo que se estaba formando en el centro del campo—. Da igual, ya me explicarás, ve a entrenar, que no quiero ser la razón por la cual perdáis la liga.
Gavia asintió y se acercó a los demás trotando. Gaia tiró un par de fotos antes de sentarse en el banquillo, hasta que bajara un poco el sol. De igual forma, si necesitaba alguna toma más podría pedirle sus fotos a Miguel Ruíz, el fotógrafo principal del club, con el que se llevaba bien.
Estuvo sentada por mucho tiempo, viendo las últimas noticias del club en su teléfono, contestando mensajes y e-mails sobre la promoción de la película que había estado grabando. Aún faltaban unos cuantos meses, así que por el momento estaba libre de eso. A Través del Mar, la continuación de A Través de mi Ventana, se estrenaría el veintitrés de junio y ella era la protagonista, de nuevo, junto a Julio Peña, contaría mucho más acerca de la relación de Raquel y Ares, sus personajes.
—No te veo trabajando.
Gaia alejó la mirada de su teléfono para posar sus ojos en quien le habló. Oscar Hernández, el hermano de Xavi, estaba frente a ella, mientras los chicos estaban tirados en el suelo haciendo ejercicios, vio a Marc-André, Iñaki y Arnau más a lo lejos entrenando penales.
—¿Quieres aparecer tú en un vídeo? —preguntó, burlona—. Mi trabajo consiste también en no entrometerme en vuestros entrenamientos y eso es lo que hago justamente.
—¿Y cuándo terminen?
—Se cansarán de mi y mis vídeos —bromeó—. En serio, los “Seven Seconds Challenge” y el “¿Quién es más probable qué?” son de mis juegos favoritos para hacer que los fans conozcan más a los chicos del club.
» Y de todos modos, si eso no funciona, mi canal de twitch siempre estará disponible para entrevistas —sonrió—. A Grizzi le gustó la que le hice.
—Y a Luis Enrique después del mundial —añadió. Gaia asintió—. Aún no entiendo como harás eso aquí sentada.
—¿Cuánto queda de temporada? ¿Cuatro, cinco meses? —Oscar asintió—. Tiempo de sobra y viniendo acá todos los días, es trabajo sencillo. Además, será mejor cuando logre fotografiarlos con el primer título que ganen: la Supercopa Española.
—Ni en Arabia nos desharemos de ti.
—Si os deshaceís de mi, perderéis la alegría.
Oscar rodó los ojos con diversión y se alejó de ella para continuar supervisando el entrenamiento. Estaba emocionada por viajar a Arabia, más si eso significaba que los chicos pudieran alzar un trofeo esta temporada. Había tenido que ver el mundial de Qatar por televisión debido a sus compromisos y no le gustó nada que su selección se fuera tan pronto de él, sobretodo por Luis Enrique y Gavi.
El entrenamiento siguió sin más contratiempos, en un momento de descanso Gavi aprovechó de acercarse a ella y sentarse a su lado mientras se refrescaba con una botella de agua, Pedri le siguió también.
—Pablo, ahora sí —se dirigió a él—, cuéntame porque venías tan molesto.
Notó que Gavi le echó una rápida mirada a Pedri antes de contestar.
—He exigido una disculpa —comenzó, Gaia asintió—. A Ainhoa, le pregunté el porque me atacó sin motivo en la fiesta...
—Espera, espera, ¿quién es Ainhoa?
—La chica con la que me viste peleando en la fiesta —explicó—. Con la que casi te das de ostias.
Gaia no evitó rodar los ojos. Era demasiado obvio que una chica corriente como ella tuviera un nombre tan común y feo. Miró a Pedri y le sonrió de forma burlona.
—Ah, ya, tu amiguita —soltó, con sorna. No dejó que le respondiera y fijó su atención en Gavi—. Bueno, ¿y qué te dijo la histérica?
—Puras tonterías —rodó los ojos, con una leve sonrisita entre sus labios—. Es una... molestia de lo peor, siempre dando discursos, pensando que soy el peor puto ser humano del mundo. Es insoportable.
—Eh, no te pases —regañó Pedri, con expresión seria—. Te recuerdo que también es mi amiga.
Gaia chasqueó la lengua.
—Verdad, no te pases con la amiguita de Pedri —dijo, burlonamente. Recibiendo una seria mirada del número ocho.
—¿No quieres que llame a Eric? —cuestionó, mordaz—. Digo, para que vuelva a llevarte como si de una muñeca se tratase.
Gaia entornó los ojos y decidió mirar de nuevo a Gavi. No tenía tiempo, ni ganas de discutir con Pedri por lo que había sucedido en aquella fiesta. Y le molestaba que él estuviera tan dispuesto a defender a su amiguita de todo.
—Bien —dijo Gavi, interrumpiéndoles—. De todos modos, la molestia... Digo, Ainhoa —corrigió—, se fue con tu hermano, Pedri —señaló, con tono molesto—. En serio, no sé como él puede sorportarla, en serio, es... es...
Lo que se haya dicho Gavi, Gaia no pudo oírlo debido al silbatazo que dio Xavi. Eso fue la señal para anunciar que el descanso había terminado y que los chicos debían volver a reagruparse en el centro del campo, exceptuando a los porteros.
Gaia no miró a Pedri cuando se fue, si él quería seguir con su coqueteo, debía dar un primer paso en su dirección, ella ya había dado el suyo. Esto era un juego de dos y no podía hacer nada si el otro jugador no ponía de su parte.
Esta vez, Gaia ya no se quedó sentada en el banquillo. Cogió su cámara y su teléfono, y caminó hasta los guardametas que seguían practicando en la portería. El entrenador de porteros le dejó hacer un juego y grabarlo, lo cual agradeció, para ella su posición era importante y, lastimosamente, muy poco valorada. Marc, Iñaki y Arnau se vieron divertidos en lo que propuso, aceptando con emoción las reglas.
Terminó el juego, dando a Iñaki por ganador en contra de las quejas de Marc-André y Arnau, escuchando la risa del entrenador por la cantidad de trampa que habían hecho los chicos. Apagó su cámara justo en el momento en que Xavi, a unos cuantos metros, anunciaba que ya podían irse a los vestuarios a cambiarse.
Esperó afuera del vestuario, sobretodo porque sabía que iban a tardar un poco. Los primeros en estar listos fueron Eric y Ferrán, este último se despidió de ella y salió rápidamente argumentando que debía verse con su novia, Sira.
—¡Gallita! ¿Vas a llevarme de nuevo a casa?
—Claro —sonrió—, llegamos juntos, nos vamos juntos.
—¡Esa es mi chica!
Gaia dejó que Eric pasara su brazo por encima de su hombro, en un abrazo, y caminó con la llave de su coche en la mano, jugueteando con ella. Había traído al defensa al entrenamiento, era justo que lo llevara de vuelta a su casa.
—¡Gaia!
Detuvo su andar al escuchar una voz llamándola, se dio cuenta y vio a Pedri caminando en su dirección. Sonrió, no había hablado mucho con él ese día y, por ende, tampoco pudo coquetearle solo porque le molestaba que él hubiese sido quien sujetó a la chica con la cual casi se peleaba en la fiesta.
Aunque, internamente también se lo agradecía. Evitó que la golpearan.
—Dime, Pedro.
Pedri le sonrió, echándole primero una mirada rápida a Eric antes de volver a ella.
—Acabo de invitar a Gavi a mi casa, me gustaría que también vinieras —dijo, metiéndose las manos en el bolsillo del pantalón—. Ya sabes, sería una buena manera de romper el hielo entre nosotros y conocernos más. La chica que Gavi quiso mantener en secreto me causa mucha curiosidad.
—Nos alegraría mucho ir a tu casa, Pedri —respondió Eric por ella, Gaia rodó los ojos—. Sí, amigo, yo sigo estando aquí.
—Tú no eres ni la mitad de bonito que ella —bromeó, Eric le rió el chiste—. Pero sí, ven y nos jugamos un FIFA. Me encantará patearte el trasero.
—En tus sueños.
—Oh, por favor, ambos sabéis que yo soy la que os pateará el trasero —dijo, burlándose de ellos—. Los videojuegos son mi vida.
Eric bufó.
—Tú no juegas con nosotros, eh, que eres experta —se quejó—. Te la pasas sentada de cinco a ocho horas jugando, luego vienes a trabajar y de paso actúas. ¿Cuándo duermes?
—Eh, con que streamer también, ¿no?
Asintió ante la pregunta de Pedri. Se había exigido internamente no hacer nada hasta que el chico diera un paso en su dirección, le alegraba saber que él también estaba tan interesado en ella como sospechaba.
—Buscaré tu canal, a ver si eres tan buena como dices.
—Pedro, te lo prometo, soy mejor de lo que digo.
Pedri rió, olvidándose un momento de Eric y se acercó a ella.
—Eso lo comprobaré por mi mismo —le guiñó el ojo—. Entonces, os veo en mi casa, ¿sí? —Asintieron—. Gaia, podrías darme tu número, ya sabes, para enviarte mi dirección.
Eric frunció el ceño.
—Pero yo sé donde queda tu...
—Claro —aceptó, interrumpiendo a su amigo—. Podríamos intercambiar números y así puedo avisarte cuando empiece a stremear.
—O puedes avisarme cualquier otra cosa que quieras.
Sonrió divertida, ante el nuevo guiño que le ofreció Pedri. Miró rápidamente a Eric, quien parecía estar sospechando con sus actitudes, mientras sacaba su celular y se lo pasaba al número ocho del Barcelona para que anotara su teléfono.
Pedri también le dio su celular, Gaia anotó rápidamente su número, puso su nombre y un girasol a su lado, ya que era su flor favorita. Se lo devolvió, revisó rápidamente su Whatsapp y soltó una risa al ver su foto de perfil.
—Vaya, que guapo —se burló—. ¿Entonces lo que llevas ahora es un peluquín?
La foto de perfil del Whatsapp de Pedri era un edit suyo, solo que calvo y con bigote. Parecía el típico tío de cincuenta años que hacía los mejores chistes en las reuniones familiares.
—Y me afeité el bigote —bromeó—. Te paso la dirección y nos vemos allá, ¿vale?
—Sí, nos veremos allá —aclaró Eric.
Gaia trató de ocultar su risa ante la insistencia de Eric de no ser olvidado en esa conversación, se preguntó si él había notado algo de lo que pasaba entre Pedri y ella. Trató de desviar su vista de nuevo a su teléfono, mientras ambos chicos se despedían.
—Yo sabía donde estaba su casa —bufó Eric—, y no, no soy malo dando direcciones.
—¿Recuerdas como nos perdimos cuando me trataste de llevar a ese restaurante en el centro? —preguntó, burlonamente. Eric se sonrojó—. Venga, bobo, no lo pienses mucho y ya. Estamos seguros con Pedri enviándome su dirección.
Eric no dijo nada más, porque la repentina presencia de Gavi lo desconcentró. Su mejor amigo llegó con ellos y les dijo con voz apresurada acerca de la invitación de Pedri, le comentaron que acababan de verlo y, con todo en orden, salieron al estacionamiento para ir a su coche.
Gaia no pudo evitar burlarse por el hecho de que ella era la conductora designada de esos dos. Y de algunos cuantos más si se le sumaban algún día los más jóvenes del Barça B con los que había quedado en salir. Así que, encendiendo la radio y escuchando una canción de Rosalía, con la dirección de la casa de Pedri en el Whatsapp de su celular y oyendo las bromas de Gavi, arrancó dispuesta a pasar una buena tarde.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top