Capítulo 6
El pequeño entró a su casa con total descaro sin inmutarse en la presencia de su pareja, sacó sus sandalias, colgó su chamarra en el perchero -¿dónde estabas? -el rubio levantó una ceja con fastidio -¿para qué preguntas, si tu cuervo me estuvo siguiendo? -Itachi lo vio con cuidado, afiló su mirada -tienes una relación con Nara, ¿no es así? -el rubio lo vio con molestia -la abuela dice que debo respetarte, bien, es todo, iré a dormir -el azabache lo analizaba con cuidado, no había visto nada más que demasiada confianza entre ambos, pero algo no le olía bien de esa relación, algo tramaban.
Itachi avanzó hacia el cuarto del rubio, abrió la puerta, el pequeño estaba sacando su playera cuando lo escuchó, lo vio con molestia -¿no te enseñaron a tocar? -el azabache vio su delicada piel por un momento, respiró hondo, habló, ignorando su reto -madre sugirió que de vez en cuando deben vernos juntos en la aldea, además, quiere que vayamos a comer a su casa mañana -el rubio le dio la espalda sacando el resto de la playera -bien, iremos a fingir más sonrisas, lo he hecho toda mi vida, no veo problema, por otro lado, no iré a casa de tu madre, no fingiré que me interesa convivir con tu familia, ellos saben la verdad de este contrato-
Itachi afiló su mirada, trató de calmarse -mi madre sólo quiere convivir contigo, al parecer tu madre y ella fueron mejores amigas -el rubio había sacado su pequeño pantalón, estaba colocándose su pijama, no le importaba hacerlo frente a alguien que no lo veía con deseo, ni gusto. Cuando escuchó lo último en verdad se enojó, el azabache observaba con cuidado cada uno de sus movimientos -felicidades, es bueno saberlo después de dieciocho años de vivir en la misma aldea, me avisas cuando haremos el recorrido para estar listo, buenas noches -el azabache apretó sus puños -mi madre nunca te ha hecho nada, ¿cuál es tu problema? -el rubio dejó ver sus rendijas rojas -¿quieres saber cuál es mi maldito problema? mi maldito problema es este maldito contrato que me ata a ti, toda mi maldita vida ha sido una mierda, siempre que pienso que puedo ser feliz algo pasa que destruye todo-
El rubio bajó su rostro con tristeza, observó sus manos con frustración -toda mi vida he anhelado lo que todos tienen, que me vean con un amor real, tener una familia que me ame, dejar de fingir que soy feliz y en verdad serlo -el Uzumaki tapó su rostro ocultando sus lágrimas -tú por lo menos tienes a tu hermano y a tu madre, siempre los has tenido aunque no estuvieras a su lado -el pequeño limpió sus ojos -tu estúpido hermano un día me dijo que no podía entenderlo porque no había perdido a nadie amado, idiota, yo nunca tuve a nadie, siempre estuve solo, la única persona que me dio todo fue mi Ero-sennin y ya no está -Itachi lo veía con tristeza, no había reparado en todo lo que conllevaba la vida del rubio -siempre fui hecho a un lado, pelee con todo para obtener un lugar en esta vida y para justificar mi existencia, cuando pienso que logré la aceptación del mundo viene esto, un matrimonio que no me da nada, más que soledad, más de lo mismo, regreso al inicio, volver a fingir -
El rubio apretó su pijama con frustración -un hombre que sólo me tomó para dar un heredero, como una maldita máquina de crías -el azabache abrió sus ojos con terror, nunca creyó que pudiera verlo de esa manera -que ni siquiera me vio a los ojos cuando me penetraba, soy un maldito monstruo, lo tengo claro, no soy un hombre, ni una maldita mujer -Itachi no sabía qué decir, se había portado como un verdadero imbécil.
-La gente viene a decirme que entienden como me siento, que soy afortunado por casarme con uno de los hombres más hermosos del mundo ninja, que busque tu felicidad, ¿qué cuál es mi problema? estúpidos, ¿quieres que conviva con tu madre que fue mejor amiga de la mía, pero nunca en su vida se acercó a mí de ninguna manera?, entiendo el tema del consejo, no soy idiota, pero la abuela, Kakashi y Ero-sennin también tenían esa prohibición y ahora son o fueron parte de mi vida -Itachi bajó su rostro con vergüenza -sé que no sirve de nada, pero… lo siento, nunca pensé que te pudiera lastimar de esa manera -el rubio sonrió con fastidio, se acostó en su cama, le dio la espalda -sólo vete de mi habitación y déjame, no ocupo tu lástima -el azabache levantó el rostro para decirle que no era así, pero lo vio cubierto por completo, salió del lugar sintiéndose una basura.
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