37

Charlize:

—¡Hey! —Cole alza la voz cuando los miembros de la isla se acercan a mí con cadenas gruesas.

Lo detienen o eso intentan hasta que entre dos lo logran sujetar, aun así, intenta soltarse, también van hacia Megan, pero ella se deshace de ellos con facilidad.

—Puedo caminar sola. —Contesta y voltea a verme.

—Lo mejor es colaborar. —Menciona Jones.

—No les vas a poder cadenas a nuestra capitana. —Vuelve a hablar Cole, pero el hombre delante de mi insiste levantando las cadenas.

Trago saliva. —Que lo haga.

Tanto Megan como Cole ponen su mirada de sorpresa en mí.

El carpintero del Mastín vuelve a hablar.—Capitana, si el capitán se entera...

—Dorian esta aquí. —Le interrumpo y niego. —Son solo cadenas, Cole y si ir así me acercara a Dorian, no me molesta.

Me vuelvo hacia el hombre que espera por mi respuesta y extiendo mis muñecas, sonríe con la acción y no pasa ni un segundo cuando envuelve las cadenas alrededor de mis muñecas, hace un nudo resistente, tan fuerte que me hace doler.

Pero no ha acabado.

Le ofrecen lo mismo a Megan, Cole y Jones, este último accede y los dos tripulantes lo hacen luego de mirarme.

—Síganme. —Ordena el hombre delante de mí y eso hacemos.



(***)



La última isla es oscura y triste, llena de plantas y caminos comunes, que no han sido modificadas por la mano del hombre, aun así, me cuesta caminar, no solo por la herida en la planta de mi pie, sino por lo largo que es la ruta.

No hay casas a simple vista y terminamos atravesando el bosque, cruzamos los ríos y no es hasta que llegamos a él cuándo tomamos un descanso para refrescarnos.

Me agacho a beber del rio y al alzar la vista veo el humo hacia una dirección.

—No falta mucho. —Asegura Jones, quien se encuentra bebiendo a mi lado. —¿Puede seguir?

Me pongo de pie muy despacio.

—Si puedo. —Contesto.

Cole y Megan se mantienen cerca de mí, nos exigen caminar de nuevo y poco a poco va desapareciendo las plantas para luego mostrarme las casas de madera.

Después de un largo camino y ha empezado a oscurecer.

—Aún no hemos llegado. —Asegura el mismo hombre y señala hacia las montañas.

Los miembros de la última isla salen de esas casas para observarnos mientras somos llevados en medio del camino como si fuéramos un espectáculo.

—¿Por qué viven tan lejos de la orilla?

Jones responde. —Toman precauciones, en caso de que la marina logre llegar a este lugar, como último recurso, es hacer tiempo.

Jones me observa y antes de que lo siga, con la expresión que me da, se lo que está pensando.

—Tal vez necesite descansar.

—Estoy bien. —Aseguro. —Te hare saber cuándo necesite descansar.

Accede y volteo a ver las montañas.



(***)



Alzo la mirada cuando nos detenemos, esta vez frente a una cueva en medio de una montaña.

Me giro hacia el hombre que lleva mis cadenas.

—Es adentro. —Contesta antes de que yo le pregunte.

Miro a Megan y Cole, asintiendo. Trago saliva y camino detrás de los hombres que nos guían, mi tripulación va unos metros más atrás, observando los alrededores y por último Jones.

La cueva no es oscura, pero es bastante grande y tiene huecos como si fueran ventanas, por las que ingresa la poca luz que queda de este día.

Aun así, el camino al ser un poco extenso, sirve para que mis ojos se aclaren en la oscuridad y pronto me veo de pie frente a más hombres y a uno, sentado en lo que intenta ser un trono.

—Charlize Dragomir y su tripulación ...—Pronuncia una voz profunda y se inclina a observarme, mostrándome su rostro.

Un hombre alto, mayor y de cabello blanco, debe ser de los más mayores que he visto aquí.

—¿El rumor ya ha corrido? —Me adelanto a preguntar.

—Es un archipiélago pequeño.

—No opino lo mismo...

—Belze. —Se presenta conmigo y se levanta se la silla, para luego dar un par de pasos en mi dirección.

Trago saliva.

—Interesante nombre.

—Lo es ¿Te gusta?

Trago saliva y él nos rodea, para luego estar frente a mi nuevamente.

—¿Qué te trae a mis dominios, mujer de Dorian Dragomir? —Mueve la mano y finge una reverencia. —¿Por qué una noble ha venido a visitarme?

—Creí que el rumor había llegado completo, capitán.

Vuelve a sonreír, Jones hace un ruido detrás de mí.

Bien, cuidare mis palabras.

Trago saliva.

—No tengo deudas con Dragomir. Si no estás aquí por algo que no existe.

Se detiene a mi costado, puedo sentir el olor que emana y cierro los ojos unos segundos.

—Se especifica con lo que deseas de mí, Charlize Dragomir.

Cierro los puños y me armo de valor, me vuelvo hacia él.

—He venido por tu ayuda. —Pronuncio mirándolo. —Tu habilidad, conocimiento y poder.

Mira detrás de mí, en dirección a Jones.

—Te han contado sobre mí y crees que solo viniendo es suficiente para que yo te de mi ayuda.

Se aleja de mí y me da la espalda.

—Quítenle las cadenas.—Ordena y ni bien da esa orden, se acercan a quitármelas.—Solo a ella... es un dama.—Voltea a verme.— ¿No es así?

Mis muñecas se liberan y las cadenas resuenan al caer al suelo.

—Lamento que el trato no esté a su altura...

—Ya basta. —Lo detengo y oigo silencio a mi alrededor, no he venido a perder el tiempo y no me iré con las manos vacías. —Durante todo mi viaje. —Volteo a ver a mi tripulación y los demás piratas dentro de la cueva, que son muchos. —Ya he entendido el desprecio hacia lo que soy y la cuna en la que vengo.

Me observan en silencio.

—Nací siendo noble y la marina junto a los corsarios se crearon para protegernos de los piratas, son enemigos naturales y por ende yo soy alguien en quien no deben confiar, incluso mi presencia aquí le provoca a más de uno poner un cuchillo debajo de mi cuello.

Belze sonríe.

—Entiendo la desconfianza y las miradas aquí, me queda claro que no soy bien recibida... Entonces entiende, líder de la última isla. —Continua. —Entiende que si estoy aquí es porque no tengo más opción que esta. Estoy arriesgando mi cuello, mi vida, por un solo propósito... y es que me brinde lo que solicite.

Me examina y camina hacia mí, sin embargo, se detiene cuando oigo pasos venir entre la multitud que se abre, mi mirada encuentra la de una mujer pirata y otros hombres, quienes traen encadenados a más piratas.

Observo con sorpresa como los arrojan contra el suelo y retrocedo.

—¿Ya no te consideras una noble? —Pregunta Belze y mi atención regresa a él. —¿Qué eres entonces?

Trago saliva.

—Desde que Dorian Dragomir me reclamo soy lo que mi marido es, una pirata.

El lugar queda en silencio, no más que los recién llegados que lloriquean ser liberados.

Belze termina el espacio que nos separa, entonces escucho el sonido que se suena cuando alguien desenfunda un cuchillo o una espada.

—¡Capitana!

Lo primero que observo es la cuchilla que me extiende por el lado del mango.

—Demuéstrame que eres una pirata ahora, Charlize Dragomir.

Abro mucho los ojos y él se vuelve hacia los hombres que tiene capturados.

—Estos piratas han faltado a las únicas leyes de mi isla, están aquí para recibir un castigo.

¿Quiere que...

—Abandona tu pasado, tus creencias y demuéstrame que puedo confiar en ti.—Sonríe al ver mi expresión. —Demuestra que llevas sangre de pirata.

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