Capítulo 4

Mientras en la oficina de la empresa...

Narra la autora:

Ace se encontraba en el pasillo de la oficina, camino de su despacho, cuando alguien le llamó:

___: ¡Señor Portgas!

Se dio la vuelta y se encontró con uno de sus compañeros de trabajo, Marco.

Marco: Menos mal que le encuentro.

Ace: Marco, ya sabes que además de compañeros de curro somos amigos. ¿Por qué me sigues llamando de forma cordial? - preguntó enarcando una ceja y con una sonrisa de lado.

Marco: Ya sabes que te llamaré Ace cuando estemos fuera. Pero en la oficina te tengo que llamar así. Ya me entiendes, normas del jefe - decía sonriendo y dándole palmaditas en el hombro.

Ace: Jajaja está bien, está bien - rió.

Marco: A propósito... Últimamente te noto de mejor humor... hasta sonríes más - entrecerró los ojos y enarcó una ceja - ¿Es por la chica de compañía? ¿Le ha gustado nuestro obsequio?

Ace entrecerró los ojos también mirándolo.

Ace: Pues no, no me ha gustado.

El hombre de pelo rubio se sorprendió.

Ace: Me ha encantado - dijo sonriendo -. De hecho... estoy muy satisfecho.

Marco soltó un suspiro de alivio y sonrió de nuevo.

Marco: ¡Me alegra que le guste!

Ace: Amm Marco, ¿qué era lo que tenías que contarme?

Marco: ¿El qué?... Ah sí lo olvidaba.

Sacó de su maletín de trabajo un papel y se lo mostró.

Marco: Fíjese. La empresa de la competencia, Blackbeard S.A., están sacando más beneficios que nosotros. Nos están comiendo vivos.

Ace le cogió el informe y le echó un vistazo.

Marco: Como ya sabes el jefe te tiene siempre en el punto de mira. Dice que puedes ayudarnos con esto, que estas cosas se te dan bien.

Ace: Sí, algo he oído - respondió algo sarcástico.

Marco: Por eso necesitamos que nos eches una mano con esto. Usted es un hacha haciendo estrategias de este tipo. Así que dime... ¿podrá con ello?

Hubo un momento de silencio. Ace, con la vista fija en el papel, sonrió de lado.

Ace: Claro - ladeó la cabeza hacia Marco y puso una mirada confiada y decidida -. Dejádmelo en mis manos.

En el hotel...

Narra Tn:

Estaba mirando por la ventana de la habitación. Me encontraba... esperando a que el señor Portgas llegara.

¿Por qué le estoy esperando? Teniéndome retenida aquí sin ropa, sólo con la bata... y sin poder salir y sin contactar con nadie. Es como si estuviera prisionera. Como si estuviera... atada a él.

Además, últimamente no pienso ya en alguna manera de escapar de este hotel. ¿Es algo normal?

De repente, pienso en él. Empezaba a sentir placer al ser forzada por él, en lo bien que se siente al ser abrazada por él.

Puse ambas manos en mis hombros como si me abrazara, cerré mis ojos e incliné la cabeza hacia atrás. La verdad... tengo el enorme deseo de que él me estreche entre sus fuertes brazos y no me soltase nunca.

Ace... Ace... Hasta su nombre me gustaba.

Me había sonrojado mucho. Acaso...

¿Me estaba enamorando?

De repente, escuché el sonido de la puerta principal abrirse. No lo pensé dos veces y salí de la habitación.
Me encontré con el señor Portgas en el recibidor. Vestía un traje negro con chaleco y camisa blanca. Estaba arrebatador °\\\°

Me vio dirigirme hacia él. Cerró los ojos y suspiró. Tenía la cara seria.

Ace: Si lo que quieres es que te devuelva la ropa sabes que no... - decía con la frase a medias, mientras pasaba por mi lado y se quitaba la chaqueta.

Entonces, se me pasó la idea de ser amable con él.

Tn: E-Esto.... Bienvenido a casa - susurré y le miré nerviosa.

Parece que llegó a oírme. Se dio la vuelta y me miró sorprendido. Luego se dirigió hacia mí, cogió mi mano izquierda, se inclinó a mi altura y la besó.

Ace: Ya estoy de vuelta - susurró y me soltó una cálida sonrisa.

Madre mía, su sonrisa... es tan bonita °\\\°

Él empezó a besar cariñosamente la palma de mi mano. Me sonrojé y lo contemplé embelesada. ¿Cómo puede ser tan cariñoso conmigo?

De pronto, alzó mi mano tirándome del brazo hacia él y, con su otro brazo, cogió mis piernas, llegando a cargarme como a una princesa.
Le miré sorprendida. Su rostro... está algo cerca del mío. Pude ver cómo el joven clavaba su mirada en mí. Luego cerró los ojos, sonrió ampliamente y dijo:

Ace: Bañémonos juntos.

E... ¿Eh?.... ¿¿Eeeeeeeeehhhh?? ¿¿¡¡Se ha vuelto loco!!??

Me puse roja hasta las orejas. Vi que empezó a dirigirse hacia el baño aún cargándome.

Tn: ¡¡Nooo!! ¡¡Espere!! ¡¡Bájeme!! ¡¡¡No quierooo!!! ¡¡Me da vergüenzaaa!! - gritaba mientras movía los brazos y las piernas como una loca.

Ace: ¡Deja de patalear! - se quejó fastidiado.

...................

Minutos después, ya estábamos los dos juntos en la bañera. La bañera era alargada por lo que yo esta en un lado y él en otro, mirándonos de frente. Y también era algo pequeña, así que nuestras miradas no quedaban muy lejanas. La bañera estaba llena de espuma con pompas de jabón.

Tn: ¡Caray! - dije asombrada - ¡Cuántas burbujas! ¡Es como estar en una de esas películas de Hollywood! - jugaba con aquella blanca espuma en mis manos.

Ace cogió un poco de espuma entre sus manos, sopló fuerte y... ¡me la estampó en la cara!

Tn: ¡Aah! ¡Jolines Ace! - me quejé.

Escuché su risa.

Ace: ¡Jajaja! Perdón perdón. Espera, que te la quito - cogió la alcachofa extensible de la ducha y me dio un chorro de agua, quitándome la espuma de la cara.
Aún así acabé mojada.

Tn: ¡Ah! - me quejé algo divertida, mucha agua recorría los párpados y la cara.

Ace se rió de nuevo. Le miré y vi su rostro con los ojos cerrados y riéndose. Veía parte de su... perfecto torso y sus fuertes brazos los tenía extendidos por los lados de la bañera. Se veía... tan bien.

Luego reaccioné y le miré con una sonrisa malvada. Empecé a echarle agua con las manos.

Ace: ¡No! ¿¡Qué haces!? ¡Jajaja para! - se reía con cierto aire de fastidio y diversión y puso una mano delante como si fuera un escudo.

Tn: ¡Ah no, ni hablar! ¡Me quiero vengar! - seguía echándole agua sin hacerle caso.

Y así, acabamos echándonos agua y espuma el uno al otro, riéndonos sin parar. De vez en cuando le quitaba la alcachofa de la ducha y le daba a chorros. Me gustaba ver su cara de fastidio y cómo se defendía. No podía parar de reírme.

...................

Salimos del baño, ambos con batas blancas y toallas pequeñas secándonos el pelo. Era algo tarde.
Eché un vistazo al baño. Charcos de agua y espuma estaban por todas partes.

Tn: Parece que lo hemos puesto todo perdido - dije con una sonrisa culpable.

Ace: Bah a mí me da lo mismo. Lo que importa es que lo hemos pasado bien - sacó una amplia sonrisa y se rió.

Me di la vuelta y lo observé. Se secaba su mojado cabello oscuro con una mano. Gotas de agua recorrían su abdomen que se dejó ver entre la bata entreabierta. Madre mía, ¡¡menuda visión!! °/////°

Él me miró. Bajé la cabeza escondiendo mi vergüenza. La alzé un poco y vi que me sonreía. Aquello me desarmó.

Ace: Por cierto, ¿tienes hambre? - preguntó aún sonriendo.

Tn: ¿Ah? Mmm bueno... - no pude terminar la frase. El estómago lo hizo por mí.
Emitió un ruido tan vergonzoso que me puso colorada. Puse cara de fastidio. Ace se rió.

Ace: Jajaja vale con eso ya lo entendí. La verdad, yo también tengo hambre - se dirigió hacia la mesita del café y señaló el teléfono -. Venga, pídelo al servicio de habitaciones.

Fui hasta donde está el teléfono. Antes de cogerlo, dudé y pregunté:

Tn: Amm ¿Seguro? No quiero pasarme.

Ace: No, tranquila. Pide lo quieras, preciosa - sonrió y me guiñó un ojo.

Me sonrojé. Luego sonreí.

Tn: De acuerdo. Gracias - cogí el teléfono y me dispuse a teclear los números.

...................

En cuestión de minutos, platos de dulces y algunas bebidas se encontraban servidas en la mesa del comedor de la suite. Tartas, pasteles, macarons y demás. Me quedé alucinada. Estaban tan bien servidas... ¡parecían obras de arte!

Tn: ¡¡Guauu!! ¡Que buena pinta tiene todo! - exclamé con ojos brillantes.

Ace: Jaja Sí. - sonrió - ¿Sólo pediste dulces?

Tn: Amm bueno... es que hace mucho que no como dulces... y me gustan mucho jeje - contesté rascándome la mejilla algo ruborizada.

Ace: Jaja Tranquila, no pasa nada. Ya te dije que podías pedir lo que quieras - me guiñó el ojo -. Bueno, ¿empezamos?

Tn: ¡Sí claro! - sonreí.

Mientras comíamos, empezamos a hablar, conociéndonos mejor. Él me contaba a qué se dedicaba y de qué era su empresa, sus gustos, sus aficiones... una de ellas es ir al gimnasio dos o tres veces por semana y hacer footing los fines de semana. Eso explica su perfecto cuerpo °////°
También me contó que tenía dos hermanos: Sabo, de su misma edad y que está terminando la universidad, y Luffy, el más pequeño y está en primer año de universidad. Me sorprendió. No sabía que tuviera hermanos.

Yo, por mi parte, también le conté algunas cosas mías: también estudio en una universidad con mis amigas, mis gustos, mis manías... Él me escuchaba con atención, sonreía y se reía conmigo. La verdad... me gustaba mucho estar con él.

Ace: Oye... una cosa.

Tn: ¿Mm? - levanté la vista de mi plato.

Ace: Yo te dije mi nombre pero...- me miró y sonrió - no me has dicho el tuyo.

Caramba... Es verdad.

Tn: Amm pues yo... me llamo... - levanto la vista y le miré -... Tn... me llamo Tn - contesté con una suave sonrisa.

Ace: Tn...- lo repitió -... muy bonito tu nombre - me sonrió de forma dulce.

Tn: G-Gracias - me puse colorada y bajé un poco la cabeza.

Visualicé un trozo de tarta de queso y me dispuse a comerlo.

Tn: ¡Mmmm! Qué bueno...- relamía de gusto mientras lo comía, pero no me di cuenta de una cosa...

El señor Portgas estaba mirándome.

Ace: Te gusta mucho el dulce, ¿no? - preguntó.

Tn: Sí, mucho. Digamos que soy muy golosa jeje - reí algo avergonzada.

Ace: Eso lo explica todo - dijo con una voz apenas audible.

Tn: Disculpe, ¿dijo algo? - le pregunté.

Ace: No no, nada. No he dicho nada - dijo algo azorado.

Tn: Mmm de acuerdo.

Seguí comiendo, pero eché un reojo y vi que seguía mirándome. Tenía la mano apoyada en su barbilla, con la cabeza inclinada y con una sonrisa, clavando sus ojos oscuros en mí.
La verdad... me estaba poniendo nerviosa.

Tn: Amm disculpe señor Port... - no terminé porque hubo un carraspeo que provenía de él. Lo entendí. - Bueno, Ace...

Él sonrió satisfecho.

Tn: Ace, ¿puedo pedirte un favor?

Ace: Claro. Lo que quieras.

Tn: Estooo... ¿Podrías dejar de mirarme? - le pedí algo sonrojada.

Hubo un momento de silencio. Finalmente respondió:

Ace: No. Lo siento, no puedo hacer eso.

Me sorprendió.

Tn: ¿Eeh? ¿Y eso por qué? - le pregunté con voz quejosa.

De repente, puso una cara y una sonrisa muy dulces, y me contestó:

Ace: Porque eres preciosa.

Dejé caer despacio el tenedor en el plato. Con cara de sorprendida, me sonrojé mucho. ¿Tan... tan guapa le parezco?

Bajé un poco la cabeza y vi otro dulce que me encanta.

Tn: ¡Ah! Chocolate. ¡Qué bien! - cogí el trozo de tarta y comí -. ¡Mmmm!

Ace: ¿Está bueno? - preguntó con su sonrisa. Le miré.

Tn: ¡Sí! ¿Quiere un poco? - sonreí, ofreciéndole el plato.

De repente, él se acercó a mí y... lamió con su lengua mis labios. Parece ser que tenía migajas de tarta en ellos. Luego se alejó.

Ace: ¡Mmmm! Delicioso - susurró con una voz y una mirada muy sensuales, al mismo tiempo que se relamía los labios.

Waaahh... e-eso... ¡eso me ha gustado mucho!
Me sonrojé muchísimo.

Tn: ¿Q-Quiere más? - lo miré de reojo. No sé por qué pero quería que lo volviera a hacer.

Ace sonrió de lado.

Ace: Bueno...yo más bien prefiero comer otra cosa.

Pasó con su dedo pulgar un poco de sirope de fresa de uno de los platos y se acercó a mí. Las puntas de nuestras narices se rozaban.

Ace: Yo... soy carnívoro, ¿sabes? - susurró. Untó el sirope en mi labio inferior y pasó su lengua por él, hasta introducirla en mi boca, fundiéndose en un beso.

Madre mía, ¿¿qué es esto?? Me besaba ferozmente como si me devorara, mientras me sujetaba la barbilla. Nuestras lenguas se entrelazaban, sintiendo el sabor dulce del sirope de su húmeda y caliente lengua. Me quedaba sin aire. ¡¡Esto es muy intenso!!

Nos apartamos, dejando un hilo de saliva entre nuestras bocas. Intenté recuperar la respiración.

Tn: A... A... Ace...

Ace me levantó de mi silla, abrazó fuertemente mi cintura y se acercó a mi oído.

Ace: Sabes que saboreando unos simples dulces en tu piel saben mucho más sabrosos? - susurró sensualmente.

Pasó con un dedo un poco de nata de un pastel y lo untó desde el lado de mi cuello hasta mi hombro. En una sola pasada, lamió toda la nata en sentido contrario. Me provocó un gemido, agarrando su bata con las dos manos.

Luego sentí sus cálidos besos en mi cuello mientras deslizaba con sus manos mi bata por los hombros.

Tn: A... Ace... Aah... E-Espera... No... - traté de hablar pero seguía besándome el cuello -. ¿Por qué...?... Aah... ¿Por qué... Por qué me hace estas cosas? - conseguí decir. Estaba muy roja, me costaba respirar y me temblaba todo el cuerpo.

Ace subió hasta mi oído y susurró:

Ace: Tu belleza incita a la locura.

Aspiré sorprendida. Posó su mirada en mí, con esos ojos oscuros tan intensos. Agarró con una mano mi cara y me besó. Esto... ya es demasiado. Me dejé llevar por su beso, mientras sentí que, con la otra mano, pasó de mi hombro a la cinta de mi bata, desatándola.
La bata se deslizaba por todo mi cuerpo hasta caer al suelo con un ruido sordo.

....................

La habitación estaba algo oscura, como las otras veces pero con algo más de luz proveniente de la ventana.
Me encontraba en la cama de espaldas a Ace, totalmente desnuda mientras él se dedicaba a acariciar con sus dedos y besar lentamente a lo largo de mi espalda. Yo jadeaba y suspiraba.
Cuando llegó abajo, la lamió en sentido contrario provocándome un sonoro gemido y besó con un húmedo y caliente beso el omóplato. Se acercó a mi oído.

Ace: Me encanta tu piel - susurró de forma sensual. Yo no paraba de jadear, sentí mucho calor en mi cuerpo.
Luego dio dos calientes besos en mi hombro y volvió a susurrarme:

Ace: Voy a atarte... a mi cuerpo.

Entonces, él se puso en cuatro sobre la cama, introdujo su brazo derecho donde estaba mi vientre y me atrajo a su pecho, quedándome en la misma postura. Jadeé. Sentí su cuerpo caliente y musculado en mi espalda. Me sonrojé violentamente.

Ace, con su mano derecha agarró la mía. Sentí su miembro en mi entrada y, de una sola estocada, con su mano izquierda en mi cintura, entró en mí.

Tn: ¡Aah!... Aah ¡¡Aah!!

Empezó a embestirme lentamente hasta que luego aumentó un poco el ritmo. Yo no paraba de gemir y jadear, sintiendo el intenso roze de nuestros cuerpos. Con su mano izquierda, pasó de mi cintura a uno de mis pechos y lo agarró.

Tn: ¡¡Aaah!! - gemí fuerte. El siguió enbistiéndome aumentando más el ritmo y masajeando mi pecho. Sentía más calor que antes y agarraba las sábanas. Cada vez gemía más y más fuerte y escuchaba los seductores jadeos del joven.

Entonces, él con la mano derecha que agarraba el mío, apartó mi cabello dejando a la vista mi cuello. Se acercó de nuevo a mi oído.

Ace: Tu cuerpo está ahora más sensible que antes - susurró de forma seductora -. ¿Será que la comida estaba buena? - deslizaba su mano de mi pecho acariciando con las yemas de los dedos el esternón, mi vientre y mi estómago al mismo tiempo que me susurraba.

Su voz, su aliento... tan cerca de mi oído, sus caricias... Esto es demasiado. Mi corazón palpitaba tan fuerte que en cualquier momento se me saldría del pecho. Sentí que me mareaba y los brazos, apoyados en la cama, me temblaban.

Perdí el equilibrio y acabé con los codos recostados. Ace agarró sus manos a las mías, sintiendo de nuevo su marcado torso en mi espalda y continuó con sus embestidas. Cada vez eran más y más y más fuertes que las anteriores, hasta el punto en que exploté en sonoros gemidos y gritos.

Tn: ¡¡Aaaah!! ¡¡Aah!! ¡¡Aah!! ¡¡Aah!! ¡¡Aaaah!!! ¡¡Aah!! ¡¡Aaah!!

Continuó dando rienda suelta a su pasión haciéndome gemir sin parar. Me sentía muy bien. Me estaba dando mucho, ¡mucho placer! ¡No imaginé que pudiera sentir tanto! Mi cuerpo se sentía raro. Acaso... ¿me encuentro mal?

No... simplemente me gusta... que tome mi cuerpo de esta manera.

Nuestros cuerpos sudaban dando lugar a un calor erótico. Aquel hombre me daba tantas veces en aquel punto que hacía que esté a punto de llegar a la cumbre del placer. Me estaba volviendo loca.

En un momento, mientras continuaba gimiendo sin cesar, Ace paró y sostuvo mi rostro con una mano haciendo que pose mi mirada en él, que se encontraba muy roja y jadeaba, lo mismo que él.

Ace: Me gusta... que gimas así - jadeó muy excitado -. Me gusta... mucho.

Casi pierdo todo el aire que me quedaba. Dios... pone una cara muy sexy. Los mechones oscuros de su cabello se le caían a los lados, algunos se pegaban a su frente perlada de sudor; sus intensos ojos oscuros, las mejillas con pecas tornadas de rojo y de entre sus labios dejaba exhalar más jadeos.

Me quedé prendada de su mirada hasta que me robó un apasionado beso, sosteniendo todavía mi rostro. Me robaba el aliento y ahogaba leves gemidos en su boca.
Dejó de besarme. Estaba muy roja y me costaba respirar.

Tn: A... Ace

Él se puso a besarme de la clavícula al cuello. Me dejé llevar por sus besos mientras suspiraba. Perdí mis fuerzas y me desplomé, apoyando mis antebrazos y las palmas de las manos sobre la cama. Él apoyó sus manos en mi cintura y continuó con sus embestidas.
¿Más? Yo... ¡¡no puedo sentir más placer de lo que estoy sintiendo ahora mismo!!

Tn: Aah... Aah... Aah... ¡Aah! ¡Aah! ¡Aah! ¡Aah! ¡Aah!... A... Ace...

Se dirigió a mi cuello y dio más besos. Hacía mucho más calor, sentía la cara arder y agarraba más fuerte las sábanas. Él seguía moviéndose dentro de mí.

Tn: Aah... Ace..

Y, ahora, me embestía más fuerte, haciendo que grite, arquee la espalda y llegue al éxtasis total.

Tn: ¡¡AAAH!! ¡¡¡ACE!!!

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