Prólogo ✔

En el instante en que puso un pie en los terrenos de su mansión, Vergil fue recibido por un miembro del personal de aspecto agrio. Su madre debía estar en uno de sus famosos malos ratos. Sin embargo, ¡siendo la criatura que era, no era una sorpresa! Lilith Larsa era la jefa de la mafia italiana ubicada en los Estados Unidos, pero esa era solo una de las muchas máscaras que usaba su madre para engañar a los estúpidos humanos. Su verdadera identidad era la del primer demonio alguna vez creado en este planeta: Lilith, la Reina Suprema del Infierno.

Y como tal, el Rey Supremo Lucifer le había encomendado una tarea muy importante: preparar el camino para su llegada a la Tierra. Esta misión explicaba gran parte de la obsesión de su madre por sobresalir creando caos a su alrededor. Después de todo, más caos significaba más almas que ella podría traer bajo su manto y ofrecer al Príncipe de las Tinieblas.

—¿Jefe?

La voz de Marcus sonaba nerviosa y Vergil sabía por qué. Si había una cosa en todo el planeta que aterrorizaba a Marcus Di'nardo, era Lilith Larsa. Con un metro setenta y cinco, el hombre de cabello oscuro tenía el cuerpo atlético y la agilidad de un luchador callejero, pero cuando se trataba de enfrentar a su terrible ama, siempre estaba inquieto. Algo esperado de su condición humana.

—Jefe, ¿puedo irme a casa? —preguntó el hombre con voz suplicante, juntando las manos como si estuviera orando. Esa misma actitud infantil mezclada con su apariencia suave y juvenil eran algunas de las razones por las que Vergil lo llamaba "niño"—. Sin ofender, pero el personal de seguridad está más amargado que de costumbre, lo que significa que la señora Larsa debe estar de un humor extremadamente horrible, y prefiero no soportar...

—Vete de aquí —Vergil interrumpió a Marcus antes de que el estúpido muchacho pudiera decir algo sobre su madre que lo enojaría—. Puedo lidiar con ella solo.

—¡Gracias jefe! Es por eso por lo que te amo —El mortal de cabello oscuro lo abrazó, haciendo sonidos de besos en su oído.

—Oh, Dioses —exclamó Vergil, apartando al joven—. ¡No tienes vergüenza!

Al ver a Marcus decir adiós con la mano y salir de la mansión, la mente de Vergil recordó su predestinado encuentro hace ocho años. En ese momento, Lilith quería monopolizar toda la prostitución en Nueva York para usar las casas de putas como lugares de alimentación para sus Lilus y Lilitus. La dieta especial de éstos, después de todo, se basaba en las fuerzas vitales humanas.

Durante ese tiempo, envió a Vergil a convencer a un obstinado proxeneta a que trabajara para ellos. No recordaba el nombre del establecimiento del que era dueño el proxeneta, pero dentro de ese lugar conoció a Di'nardo, quien en ese momento trabajaba como gorila. Era obvio para Vergil que el chico odiaba a su jefe con cojones. El instinto asesino en los ojos de Marcus... el deseo de deshacerse del proxeneta podía verse tan brillante como el día, y Vergil pensó que ese mismo instinto podría serle una herramienta particularmente útil de muchas maneras. Así que le ofreció a Marcus la oportunidad de trabajar con él como parte de la familia. A medida que pasaba el tiempo y el joven escalaba de rango, alcanzando la posición de tercero al mando, entablaron una amistad.

«Ese chico se ve inofensivo y alegre, pero cuando se enoja es como si se transformara en un demonio; uno que deja miedo y destrucción a su paso. Me pregunto...»

Mientras Vergil entraba en la mansión, un ligero temblor recorrió su columna. «Esto no es bueno. Está tan silencioso como una tumba.»

Comenzó a caminar por el lugar, buscando a alguien que pudiera asegurarle que su madre no había hecho una matanza. Cuando Vergil se acercó al área de la cocina, el delicioso aroma de carne humana a la parrilla salió del comedor.

Tal vez Lilith solo estaba cenando tranquilamente.

«¡Por favor, dioses de antaño, espero que esté comiendo y no matando a todos los sirvientes otra vez!» Sin embargo, cuando Vergil entró en el comedor, los únicos que encontró allí fueron los guardaespaldas favoritos de Lilith y su espía de mayor confianza... y ninguna de las criaturas estaban en su forma humana.

Los guardaespaldas, dos corpulentos demonios idénticos en apariencia, incluso en su apariencia humana, eran Irdu Lili, el tipo de íncubo más fuerte. Pero fue el hecho de que Nergal y Nockrish eran gemelos, algo extremadamente raro en los engendros infernales, lo que les consiguió sus trabajos y la razón detrás del apego de Lilith hacia ellos, uno que a veces superaba los límites profesionales.

Por otro lado, la espía era una Lilitu, la raza más débil entre las súcubos, pero eso no le impidió ganarse el respeto de su reina a través de la sangre y el trabajo duro.

Los guardaespaldas estaban comiendo un filete mignon, al menos Nergal lo estaba. Su atlético hermano estaba más ocupado con la sexy diabla de pelo blanco inclinada sobre la mesa que con su comida.

Ajena a la presencia de Vergil, la Lilitu extendió la mano y acarició los labios de Nockrish mientras ella mordía los suyos.

Vergil había visto suficiente. «Averigüemos qué diablos está pasando aquí.» Y cagar a sus sirvientes en el proceso.

Se aclaró la garganta en voz alta, dando a conocer su presencia a los demonios.

—¿Por qué no están en su forma humana? —gruñó—. Si alguien los viera... —Dejó la amenaza en el aire para que los demonios imaginaran lo que sucedería.

Como una respuesta silenciosa a la voz autoritaria de su príncipe, los tres demonios cambiaron instantáneamente a sus formas humanas. Los hermanos vestían trajes negros, mientras que Ariashka hacía alarde de un vestido rojo corto que mostraba su cuerpo. Rápidamente saltó de la mesa y se dio la vuelta para salir de la habitación, susurrando:

—Discúlpeme, Príncipe.

Cuando ella se fue, Nockrish también se disculpó y la siguió. Solo, a Nergal no le quedó más remedio que responder a las preguntas de su maestro.

—Todo el personal humano fue enviado a casa temprano, poco después de que usted dejara la mansión, amo —informó Nergal en un tono sumiso—. Si es posible, mi señor, ¿me permite volver a mi verdadera piel?

—Sí, te lo permito —Después de que el demonio se transformó, Vergil continuó con su interrogatorio—. ¿Por qué el personal fue enviado a casa? Y lo que es más importante, ¿quién lo hizo?

—La reina lo hizo. Supongo que presintió la premonición y quiso evitar un derramamiento de sangre innecesario.

—¿Qué quieres decir, Nergal?

—Hace unas dos horas, los ojos de la reina se nublaron. Parecía que iba a tener una visión. Supongo que sintió los síntomas esta mañana y envió a todos a casa porque no sabía cuándo la visión comenzaría.

—O cómo reaccionaría ella —Vergil terminó por él.

De repente, la habitación se llenó con el canto aviar de pasión de una Lilitu. Se les oía, incluso a través de los gruesos muros.

—¡Maldito seas, Nockrish! —La ira brilló en los ojos rojo sangre de Nergal—. Le dije que no se cogiera a una Lilitu. ¡La reina no está de humor para este tipo de error, especialmente cuando estamos de servicio, y él no puede permitirse el lujo de quedar inconsciente por un par de horas!

El príncipe sonrió con malicia. El gemelo más joven siempre se metía en problemas por su forma despreocupada. Volviendo a su semblante serio, preguntó:

—¿Dónde está mi madre ahora?

—Está en su habitación —respondió Nergal—. Ella ha estado allí desde que la premonición comenzó. Mi hermano y yo intentamos entrar, pero la reina casi le arranca la cabeza a Nockrish, así que la dejamos sola.

—Iré a verla.

—Entonces le acompañaré, mi príncipe —dijo Nergal con voz firme y, sin embargo, su aura revelaba el miedo que se negaba a mostrar.

Cuando llegaron al dormitorio de la reina, Vergil trató de abrir las puertas, pero las encontró selladas por los poderes de su madre. Aparentemente, la visión la había afectado. Vergil intentó llamarla. Sin embargo, la única respuesta que obtuvieron tanto él como Nergal fueron sus gritos dentro de sus cabezas.

«¡Vete inmediatamente! No te lo diré una segunda vez. ¡Váyanse ahora o les juro que les arrancaré sus bonitas cabezas! No me importa que seas mi hijo, Vergil. Y, Nergal, ¡te dije específicamente que no quería a nadie cerca de mi habitación! Ahora váyanse.»

—Madre, por favor... —empezó Vergil, pero ella lo interrumpió con un grito desgarrador.

«¡Dije que se vayan!»

Con un profundo suspiro, se dio la vuelta y abandonó el lugar, seguido de cerca por el Irdu Lili.

El crepúsculo encontró a Vergil sentado en la sala de estar, mirando a través de la ventana de vidrio. La noche se acercaba, pero el lugar parecía agobiado por una especie de ansiedad que casi se podía saborear. La razón era la visión de su madre, la cual debía haber sido mala si ella no deseaba contársela, y su terrible temperamento solo confirmaba sus pensamientos. Con el tiempo, sin embargo, Lilith hablaría de su premonición ... cuando sintiera la necesidad de hacerlo. Hasta entonces, Vergil solo tendría que esperar. Solo entonces sabría lo que les deparaba el futuro.


Mina Argeneaux estaba parada frente a su espejo de pared terminando su maquillaje. Su cabello oscuro había sido recogido en un moño elegante, dejando algunos mechones sueltos para enroscarse alrededor de su rostro. Pendientes brillantes con forma de estrella adornaban sus orejas mientras un collar a juego adornaba su cuello. Llevaba un blazer de seda negro con una blusa blanca debajo, pantalones de seda negros y tacos blancos y negros a juego.

«Es tiempo de volver al trabajo.»

Se sentó frente a su computadora portátil y comenzó a revisar su tesis doctoral. El tiempo pasó volando mientras la pantalla de la computadora brillaba con actividad.

—¡Eso es! Ahora está perfecto —exclamó Mina, escribiendo las correcciones finales. Sus ojos grises se llenaron de alegría, y una sonrisa curvó su boca cuando golpeó el escritorio. Desafortunadamente, en su entusiasmo, se incorporó demasiado rápido, tropezó con la silla y cayó sobre los estantes de libros en la pared de su habitación. Aterrizó sobre su trasero a los pies de las estanterías. Algunas novelas de bolsillo cayeron con el impacto, y cuando Mina se movió para ponerse de pie, un último libro cayó, aterrizó directamente sobre su cabeza y luego se deslizó abierto sobre su regazo.

—¡Ay! ¡Eso duele! —gimió, frotándose la palpitante cabeza con una mano y recogiendo el libro con la otra—. ¿Qué tenemos aquí?

—Solo la Llave del Infierno puede abrir las puertas del reino de fuego y dar a sus habitantes un paso seguro al plano humano.
Mina olvidó el desorden que la rodeaba, se acomodó en el suelo con las piernas cruzadas y echó un vistazo a la portada del libro.

Mitos y Cuentos del Cielo y el Infierno por Arthur Smith.

«El último regalo de mamá...» No había usado ese libro en su tesis porque la muerte de su madre aún estaba demasiado fresca en su memoria. Ya habían pasado dos años desde la muerte de Marina, pero cada vez que Mina intentaba leer el libro, las lágrimas inundaban sus ojos. Esta vez fue diferente. Era como si el espíritu de su madre la estuviera guiando.

«Mom, ¿es este tu deseo? ¿Es esto lo que quieres que investigue?»

—Un artefacto de origen angelical, daña a los demonios, pero es inútil en las manos de los ángeles. La Llave está custodiada por el Arcángel Uriel y escondida de todas las manos inmortales. Solo un humano puede encontrarla y usarla en nombre de la luz o la oscuridad. Esa es la maldición del Elegido, llevar el peso de una decisión sobre sus hombros porque su decisión determinará el destino de todos.

Mina saltó fuera de su piel cuando sonó su despertador.

—¡Oh, mierda! Solo quedan treinta minutos para mi presentación —gritó, preparando rápidamente sus cosas para salir—. ¡Soy tan estúpida! Distrayéndome en el día más importante de mi vida... ¿Cómo pude? Maldita sea, no voy a lograrlo.

Bajando las escaleras a toda velocidad, llegó a su automóvil en un tiempo récord, pero el tráfico la retrasó. A medida que pasaban los minutos y los autos se movían como babosas, miró su reloj; quedan veinte minutos. A ese ritmo, nunca llegaría a tiempo y sus sueños se disolverían en la nada, como tiza en ácido. Mina ya podía imaginarse la cara de desaprobación de su mentor por su tardanza, así como la mirada decepcionada de su padre. Si perdía esta presentación, podría despedirse de su título en mitología, así como la oportunidad de demostrar que todas las personas que se habían reído de su madre estaban equivocadas.

De repente, el GPS habló, aconsejándole que tomara una ruta alternativa, sacando a Mina de su pesadilla mental.

—Ya era hora de que me ayudaras, damn shit —le gritó a su auto, y tomó el giro designado hacia una calle secundaria.

Quedaban solo unos minutos, pero gracias a Dios el tráfico era más ligero en esa ruta. Ahora tal vez podría llegar a tiempo. Mina agarró el volante con fuerza hasta que sus nudillos se pusieron blancos por la presión. Sus nervios siempre la hacían sentir un desastre, pero como estaba cerca de la universidad, sabía que todo estaría bien en solo unos minutos.

«¡Uf... lo hice! Llegué a tiempo», pensó la morena, tratando de calmar sus nervios mientras se arreglaba el vestido y se arreglaba el cabello.

«Por fin.»

Allí estaba ella, parada frente al último obstáculo para convertirse en una mitóloga profesional. Si pasaba esta prueba final, Mina Argeneaux tendría su título.

—No si —se corrigió a sí misma—, pasaré esta prueba —Luego obtendría el dinero para demostrar que su tesis era correcta. «Seré la primera persona en probar que los ángeles y los demonios realmente existen. Solo entonces podré limpiar la memoria de Madre. Sólo entonces...»

Sin embargo, el pensamiento rápidamente abandonó su mente cuando, de la nada, manos fantasmales tocaron sus hombros mientras labios intangibles besaban su mejilla. El dulce perfume de su madre la envolvió, y un viento frío, pero amoroso meció sus cabellos.

«Mami.»

Incluso su madre muerta la animaba a buscar el éxito. Las lágrimas amenazaron con caer, pero Mina las mantuvo bajo control. «Voy a arreglar las cosas para ti, Mom. Lo prometo.»

Con todo el coraje que pudo reunir, Mina puso su mano en la manija y abrió la puerta.

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N/A: Aquí tienen la primera actualización. Espero que les guste tanto como mis demás obras. Y para los que leyeron la versión en inglés, ya encontraran que los insultos en español serán cambiados a inglés. Voten, comenten y compartan 💗😘😘.

*damn shit= maldita mierda

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