Capítulo 26-b

-Ya estamos aquí, querida -susurró Vergil, frotándole los brazos para calmarla.

-Nunca me acostumbraré a esa horrible sensación -dijo Mina, jadeando por más aire-. La próxima vez, por favor, noquéame antes de abrir el portal o lo que sea que esté vinculando esta dimensión a la mía.

Él rió y entrelazó su brazo con el de ella para ayudarla a mantenerse erguida.

La chica inhaló y exhaló repetidas veces hasta que su cabeza dejó de girar y su estómago se calmó; fue entonces cuando se atrevió a mirar a su alrededor.

Al igual que la espaciosa sala en la que estaba acostumbrada a entrenar, la habitación en la que se hallaban tenía paredes de piedra con la diferencia añadida de pisos de madera pulida en lugar de más roca. Una gran chimenea mostraba cálidas llamas a su derecha, mientras que una imponente cama de dosel, con postes de feroces dragones, descansaba sobre una plataforma a la izquierda. Lujosas alfombras de diseños intrincados que combinaban con las sábanas rojo sangre a la perfección, se esparcían sobre la plataforma. A unos metros, junto a la cama, había un arco que conducía a algún lugar desconocido y, frente a ella, en la pared de piedra, una hilera de altas ventanas, con forma de arco en la parte superior, filtraba la luz de la luna, iluminando lo que el fuego no podía.

Mina observó boquiabierta sin vergüenza alguna. Todo era ricamente detallado y le recordaba a lo que debería ser el dormitorio de un príncipe medieval; uno cuyo tamaño era, al menos, la mitad de la sala donde entrenaba.

-Veo que te gusta mi habitación -susurró Vergil en su oído, haciéndola temblar mientras su mano le recorría la espalda, desvaneciéndole la ropa.

-No es justo -Ella hizo un puchero mientras el demonio en cuestión levantaba una ceja-. ¿Por qué siempre soy quien termina desnuda primero?

Él sonrió y sus ojos brillaron de un rojo más intenso en la habitación semioscura.

-No siempre -Sus cortos flequillos blancos le hicieron cosquillas a ella en la frente mientras él negaba con la cabeza-. En nuestra primera noche, yo era quien estaba desnudo mientras tú aún llevabas tu vestido de novia.

-Ops. I forgot that detail -Ella inclinó la cabeza y sus ojos grises relucieron con un brillo travieso.


Vergil gruñó y estrilló sus huesos en un esfuerzo por aliviar la tensión que se acumulaba dentro de su cuerpo.

-Vinimos aquí para celebrar nuestra boda demoníaca, el sexo puede esperar hasta más tarde -se dijo más para sí mismo que para ella antes de retroceder y tomar su verdadera forma.

Mina se mordió el labio inferior mientras observaba el hermoso espécimen que tenía enfrente. Bandas doradas adornaban la base de sus negros cuernos en espiral y una delgada corona de color negro azulado, que parecía electricidad, descansaba sobre sus sienes; haciendo un contraste sorprendente contra la trenza blanca pura que colgaba todo el camino hasta su espalda baja.

Se miraron fijamente. Aquellos irises rojos como la sangre todavía mostraban un hambre profunda que la dejó sin aliento. Como siempre, su demonio solo necesitaba darle una mirada acalorada para disparar sus hormonas. ¿Por qué Dios? ¿Por qué enviaste este magnífico pedacito de decadencia para probarme si sabías que con gusto vendería mi alma solo para saborearlo?

Suspirando, los ojos de la pelicastaña vagaron cada vez más abajo sobre el cuerpo de su marido. La piel negra ónix de su príncipe había sido cubierta por una túnica dorada semitransparente que dejaba poco a la imaginación. No es que ella necesitara imaginar algo de lo que el fino tejido hacía una mala excusa de esconder.

-Ahora es tu turno.

La voz ronca de él hizo que sus orbes tormentosos volvieran a enfocarlo y, antes de que ella se diera cuenta, un body dorado perlado de manguillos había cubierto su cremosa piel. Él le dio una mirada de arriba a abajo, asintiendo con la cabeza en apreciación por su trabajo y chasqueó los dedos. Llamas dibujaron con rapidez un pentagrama dentro de un círculo alrededor de ellos antes de que su príncipe le pidiera que se arrodillara dentro del centro de la estrella de cinco puntas.

El corazón de Mina martilleó dentro de su pecho mientras observaba las bajas, pero ardientes llamas y lo dejaba guiarla a una posición cómoda de rodillas.

-No te preocupes, esto no es el fuego del infierno -dijo el demonio en tono serio-. No derretirá la piel de tus huesos -Cuando ella se acercó más a él sin apartar los ojos de las líneas ardientes, él se rió entre dientes.

-Bastardo -Ella lo miró fijamente mientras él tomaba ambas manos.

-Me has insultado tanto desde que nos casamos que tus palabras ya no me afectan -Vergil le guiñó un ojo antes de que la seriedad volviera a su rostro-. Dejando las bromas a un lado, las llamas que nos rodean son reales, así que ten cuidado, paloma. Comenzaré a decir mis votos en la lengua demoníaca y luego repetirás mis palabras en inglés. No te preocupes. Voy a susurrar todo en tu mente. Entonces los shumak aparecerán y nos morderán a los dos. Escucha bien, cariño, es imperativo que no sueltes mis manos cuando aparezcan las serpientes oscuras o te arrastrarán directo a las celdas de tortura del Infierno. Esto no es un juego, Mina.

Las palabras morderán, serpientes y tortura se atoraron en el cerebro de la chica, enviando un escalofrío por su espalda. El corazón le latió con fuerza y la sensación de un peso aplastante dificultó la entrada de aire en sus pulmones.

Vergil sintió su cambio repentino y se apresuró a abrazarla, murmurando palabras dulces en lengua demoníaca que, lento, pero seguro, calmaron su ataque de pánico.

Cuando su respiración volvió a un ritmo más normal, él unió sus frentes y miró en sus brillantes irises grises.

-No necesitas hacer esto, Mina. Ya soy tuyo en cuerpo y alma.

Lágrimas anegaron sus ojos ante tal confesión, pero ella respondió negando con la cabeza.

-Quiero esto -dijo ella, mostrando convicción en todo su rostro-. Realmente quiero esto.

Él besó su frente, la miró a los ojos una vez más antes de que regresaran a sus posiciones anteriores y repitió todo de nuevo para asegurarse de que ella lo entendiera. Cuando ella asintió, dándole luz verde, cerró sus ojos rojos y dos cuencos dorados llenos de sangre humana con cenizas de cabra surgieron del piso frente a ellos.

Los ojos del demonio se abrieron y comenzó a hablar en su exótico idioma. El retumbar de su voz cuando pronunciaba cada palabra era profundo, áspero, pero extrañamente atractivo, muy parecido a los suaves gruñidos de un tigre juguetón.

El repentino olor metálico de la sangre llenó su nariz y la hizo concentrarse en lo que estaba sucediendo. Vergil había sumergido sus dedos índice y medio en el líquido escarlata para trazar una cruz invertida sobre el centro de su frente, de la cual algunas gotas habían caído sobre su nariz. Luego procedió a decirle telepáticamente los votos para que ella pudiera repetirlos en voz alta.

-Aquí, arrodillada ante el Señor Oscuro, me ofrezco a este hombre para unirnos en un vínculo eterno de oscuridad y sangre. Él será el padre de mis hijos y el principal amante en mi cama pues ningún otro podría ocupar su lugar dentro de mi corazón. Estaremos atados para siempre; unidos en igualdad, bautizados por el Caído y atados por el pecado -Escalofríos corrieron por su columna, levantándole los vellos en la parte posterior de su cuello. Ella sintió que algo antinatural y malvado rodearla para luego cubrir sus hombros. Otro escalofrío la asaltó, floreciendo dentro de su corazón el deseo de huir, pero ella negó con la cabeza y sostuvo las manos de Vergil con más fuerza que antes.

Ahora sumerge tus dedos en la sangre y traza una cruz invertida en mi frente, justo entre el nacimiento de mis cuernos.

Ella dudó al principio, temerosa de soltarlo, pero cuando él asintió con la cabeza, le soltó la mano izquierda y siguió sus instrucciones antes de volver a sujetarlo.

Al sentir el líquido carmesí sobre su piel, el demonio soltó la mano izquierda de su paloma mientras le advertía mentalmente lo que ocurriría a continuación. Luego agarró su tazón, habló otra línea en su lengua y vació con cuidad la sangre sobre la pelicastaña.

Mina se quedó sin aliento, sintiendo que su frente marcada se calentaba por un tiempo breve hasta que fue reemplazado por una frialdad repentina. Pero la voz de su amante la hizo enfocarse de nuevo. Reflejando lo que él había hecho, ella levantó el cuenco sobre su cabeza y pronunció las palabras:

-Tú y yo estamos eternamente atados por la sangre y el pecado -Luego le echó el líquido oscuro encima, observando cómo él sacaba la lengua unas cuantas veces y se lamia la sangre de los labios.

Él le agarró la mano con rapidez al mismo tiempo que su frente comenzó a brillar. Cuando la marca desapareció, ella vio una densa nube de humo negro enrollarse alrededor del cuello de Vergil y luego aparecer sobre su hombro tomando la forma de una serpiente negra con ojos carmesí.

El silbido de otra serpiente sonó junto a su oreja antes de que sintiera algo frío, viscoso y bifurcado rozar su piel. Mina se quedó sin aliento cuando sintió y vio a los reptiles deslizarse por los brazos de ambos. ¿Estas cosas son los shumak?

Sí, paloma. La respuesta de Vergil vino fuerte y clara. Mantén la calma y no sueltes mis manos. Esto terminará pronto.

Sin previo aviso, el demonio giró sus manos entrelazadas para que las venas en sus muñecas fueran visibles; una silenciosa ofrenda a las serpientes de humo. Los seres oscuros levantaron sus cabezas en perfecta sincronía y los mordieron antes de retomar su forma gaseosa. El humo negro que era la serpiente de Mina cubrió la herida de Vergil, formando una marca grisácea sobre su piel ónix, mientras que el humo restante hizo lo mismo con ella; ambos shumak desaparecieron después de completar el ritual.

Mina observó la marca que quedaba en el interior de su muñeca, sintiéndose incómoda por la sangre seca sobre su cuerpo. La cruz invertida con una serpiente enrollada alrededor hacía que la piel circundante se sintiera en llamas, pero era un pequeño precio que pagar por condenar su alma en nombre del amor. Ahora ella pertenecía a la oscuridad y a su príncipe daemoneus. De alguna manera ya no siento miedo.

-¿Paloma? -Vergil la llamó, metiéndole el cabello ensangrentado detrás de su oreja, pero antes de que pudiera hacer algo más, ella agarró su muñeca y trazó su nuevo tatuaje.

-¿Te duele como el mío?

-Sí, más aún cuando lo tocas.

Ella lo soltó; sus ojos agrandándose de inmediato.

-Lo siento mucho.

El príncipe sacudió la cabeza, logrando que unos cuantos flequillos sangrientos se soltaran de su trenza.

-No lo sientas. Ven. Tengo hambre y toda esta sangre sobre ti me está poniendo más hambriento -susurró mientras desvanecía el pentagrama en llamas con una mano y le quitaba los mamguillos del body con la otra-. Celebremos nuestra unión oscura, mi encantadora consorte.

El Príncipe de las Tinieblas estaba sentado en su trono escuchando la información de Gaap sobre la pequeña rebelión en el sur mientras bebía sangre de una copa de oro. La situación se resolvió con rapidez y los generales fueron aplastados como los insectos que eran, pero el cerebro de la operación aún los eludía; y empezaba a perder la paciencia por ello.

-Bebí hasta la última gota de sangre de los traidores, pero el bastardo nunca les mostró su rostro.

Los ojos de Lucifer se tornaron fríos y clavó sus garras en el reposabrazos, rompiendo el exterior de cristal del trono que contenía el famoso fuego infernal que nunca se apagaba. Algunas llamas tuvieron la oportunidad de escapar a través de los agujeros que quedaban antes de que el vidrio se reparara.

-Necesitamos sofocar esta rebelión rápidamente. Tú y Paimon estarán a cargo de encontrar al bastardo que comenzó todo este lío -Estaba a punto de decir más cuando sintió que sus poderes aumentaban a medida que una nueva alma se añadía a su dominio.

La sospecha oscureció sus rasgos.

La adquisición de una nueva alma a través del oscuro ritual de unión solo significaba que uno de los suyos había tomado un consorte humano. Pero a pesar de intentarlo, no podía identificar a los recién casados, lo que le decía que el ritual se había realizado en un plano fuera de su alcance. Y pocos demonios tienen la capacidad de caminar más allá de los reinos humano e infernal.

-¿Sucede algo malo, Lu? De repente te quedaste callado.

Aburridos ojos dorados se posaron sobre los heterocromáticos del primer Nocte Vespertilio.

-Nada de lo que debas preocuparte, mi viejo amigo. Es solo una molestia que corroboraré más tarde -Dejó su copa flotando en el aire a su lado y le dio al rubio una última orden-. Gaap, vigila a Paimon. Ella tiende a sobrepasarse en las torturas a los traidores y quiero que al líder vivo para que sea juzgado por mi mano.

-Como desees, mi señor -El no-muerto hizo una leve reverencia y se fue sin otra palabra.

Lucifer se quedó mirando su amigo retirarse hasta que las puertas de la sala del trono se cerraron detrás del gobernador. En algún lugar, uno de sus grandes señores demoníacos había quebrantado su ley y sus manos ya ansiaban impartir su castigo. Si eres tú, peste griega, ni siquiera tu madre podrá salvarte esta vez.

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N/A: Como imaginarán la foto de arriba es Mina luciendo el body que Vergil conjuro para su ritual de unión.

Inglés:
1- Ops. I forgot that detail= Ups. Olvidé ese detalle.

Canción del capítulo: "Tú y Yo" de Ricky Martin

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