Capítulo 22-b
Ella continuó abrazándolo por unos minutos más hasta que él se enderezó y le rozó el pulgar a lo largo de sus labios entreabiertos. Calidez la llenó por tal acción, haciéndola sonrojarse mientras electricidad parecía hormiguear en sus labios. El deseo estaba floreciendo dentro de ella otra vez.
-Eres demasiado buena conmigo. No te merezco -La besó lentamente, disfrutando de cómo se derretía bajo sus expertas manos cuando escuchó los pensamientos desesperados de David Argeneaux mientras éste se acercaba con rapidez al apartamento de su niña-. Tu padre está en la puerta principal, amor. Piensa que te ha pasado algo.
-Shit! I forgot to raise my phone's volume! -Saltó de la cama y comenzó a buscar su ropa sin encender las luces-. ¡Ya me habrá llamado mil veces! ¿Dónde está mi estúpida ropa?
-Déjame ayudarte con eso -susurró Vergil mientras chasqueaba sus garras. Las luces de la habitación se enciendieron al mismo tiempo que una camiseta sin mangas con emojis de Halloween y pantalones cortos a juego se materializaron sobre el cuerpo de la joven.
Su paloma arqueó una ceja y lo miró de mala manera mientras él sonreía, todavía sentado sobre la cama.
Dos golpes duros sonaron en la puerta principal.
-¿Emojis, Vergil? ¿Y sin ropa interior otra vez?
Él sonrió con malicia mientras el señor Argeneaux llamaba a la puerta por segunda vez; su deseperada voz fue escuchada por su hija al fin.
-Olvídate de los emojis y ve a abrir la puerta, David está a punto de tirarla -dijo entre risas.
Mina gruñó de exasperación y se alejó antes de escuchar la advertencia telepática de su marido de actuar como si no supiera por qué David estaba allí. Mantente alejado de mi cabeza.
¿Ahora quieres que me mantenga alejado? ¿No fuiste tú quien me quería siempre adentro?
Ella ignoró su queja y abrió la puerta. La cara preocupada de su padre la saludó en el umbral. Tenía bolsas debajo de sus ojos grises- irises un poco más oscuros que los de ella- y sus líneas de expresión parecían más evidentes de lo habitual. Era obvio que ella lo había asustado mucho.
Los ojos de David se humedecieron y se arrojó sobre ella, olvidando por completo a su compañero que estaba a unos metros de distancia. El guardia de seguridad asintió con la cabeza y se excusó antes de caminar hacia el ascensor al fondo del pasillo.
-Daddy? What happened? -preguntó ella, sintiéndose culpable por haberlo preocupado tanto. ¿Cómo había olvidado desactivar el modo silencioso de su teléfono celular? Su viejo era un desastre total por su culpa.
Él la soltó, secó sus lágrimas con sus manos y suspiró.
-No respondiste ninguna de mis llamadas, así que me preocupé, luego me asusté y, finalmente, un millón de situaciones espantosas llenaron mi mente hasta que decidí venir a verte.
La pelicastaña lo miró con una expresión de angustia en su rostro.
-Lo siento mucho, papi. Nunca quise asustarte, pero discutámoslo dentro -Ella cerró la puerta y lo llevó a la sala de estar. Su teléfono la esperaba sobre la mesa de café, exactamente donde lo puso después de almorzar.
Mina hizo un sonido de molestia, pidiéndole a su padre que se sentara a su lado y agarrando el celular.
-I'm sorry, daddy. Como puedes ver, olvidé mi teléfono aquí en modo silencioso -suspiró sabiendo que no se estaba explicando bien, calmó su mente acelerada y lo intentó de nuevo-. Ayer fue como una loca montaña rusa emocional. Primero, Gabriel encuentra la ubicación de la Llave del Infierno, luego vino la preocupación de conseguir una reunión con el Servicio de Parques Nacionales y por la noche...
-Buenos días, señor Argeneaux -la interrumpió Vergil cuando entró en la sala de estar y saludó a su suegro. El hombre le estrechó la mano con una expresión severa mientras lo evaluaba. Podía sentir los ojos de David captando todo: su pelo blanco revuelto, la camiseta gris sin mangas y los pantalones de ejercicio a juego que llevaba, y la postura relajada en la que estaba sentado sobre el reposabrazos del sofá junto a Mina. El senador observó todo y supuso con precisión que ya habían tenido una reconciliación encantadora. ¡Sí, sí, claro que soy el demonio encarnado, querido David! No sabes cuanta razón tienes.
-Ahora entiendo por qué no respondiste a mis llamadas -dijo el político sin apartar la vista del hombre que rompió el corazón de su hija-. ¿Estás bien, cariño?
¿Su padre le estaba hablando mientras le lanzaba dagas con la mirada a su príncipe demoníaco? Oh, mierda, eso no era una buena señal... para nada buena.
-Sí papi. Estoy bien -Le tomó las manos, obligando al terco neoyorquino a mirarla a los ojos-. Estamos bien ahora.
Él asintió con su cabeza canosa, le dio una sonrisa triste y se levantó.
-Será mejor que me vaya. Solo vine a revisarte así que este viejo te dejará volver a lo que sea que estabas haciendo.
-Ya casi amanece, daddy -contestó, mirando a los grandes números blancos en la pantalla bloqueada de su teléfono celular-. ¿Por qué no te quedas y te hago el desayuno? Puedo llamar a Darren y decirle que estás aquí para que no movilice a todo el personal de seguridad buscándote.
-No, no puedo imponerte semejante cosa.
-Te prepararé una taza del café favorito de mamá -ofreció ella, canturreando; como colgar un ratón sobre la cabeza de un gato.
Los ojos de David se volvieron vidriosos, su mirada vacía, como si estuviera recordando algo muy querido por su corazón.
-Está bien, tú ganas.
Ella sonrió ampliamente y fue a abrazar a su papá.
-Alimentarte es lo menos que puedo hacer a cambio de asustarte tanto -Lo soltó, miró a Vergil, mentalmente advirtiéndole que se portara bien, y se dirigió a la cocina cantando Preciosa, la canción favorita de su madre.
El senador se volvió hacia Vergil una vez que su hija se hubo ido y lo miró fijamente.
-Sé que tu matrimonio fue poco convencional, pero es obvio que mi pequeña está enamorada de ti-. No la hagas llorar de nuevo o te acabaré, no me importará quién seas -le advirtió y se fue en dirección a la cocina.
-Supongo que el viejo tonto finalmente creció un par de huevos -murmuró el príncipe para sí mismo y una sonrisa apareció en sus labios cuando abrió las cortinas, dejando que el suave brillo del amanecer se derramara dentro de la habitación.
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N/A: Mil disculpas por no haber subido esto el domingo, pero surgieron compromisos imprevistos y pues, ustedes saben como es. Aún estoy algo atrasada, pero ojalá pueda ponerme al día mañana. La foto de arriba es David Argeneaux, el querido padre gringo de Mina.
Inglés:
1- Shit! I forgot to raise my phone's volume!= ¡Mierda! ¡Olvidé subirle el volumen al teléfono!
2- Daddy? What happened?= ¿Papi? ¿Qué pasó?
3- I'm sorry, daddy= Lo siento, papi.
Canción del capítulo: Preciosa de Marc Anthony (La canción que Mina canta en este capítulo)
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