Capítulo 10-b
Decir que Ariashka estaba muriendo de aburrimiento no era una subestimación. Había esperado durante horas y Lilith no había ido a su habitación. La parte más triste fue que la demonio ya había grabado en su memoria todas las grietas de la habitación de su ama y ahora no tenía nada más que hacer que agonizar por aburrimiento. Miró su reflejo en el espejo de la pared. Incluso después de un rápido aseo en la enorme bañera de Lilith, todavía parecía una mierda. Estas heridas no quieren curarse y sospecho la razón. La batalla fue demasiado ardua para mi cuerpo después del drenaje de energía del laberinto. Lo que necesito ahora es sexo. La expresión llena de lujuria en el rostro del Drakonaid vino a su mente y ella sonrió. Tal vez él podría ayudarla.
Abriendo la puerta, se asomó afuera e hizo un gesto al demonio de fuego para que viniera. Él era justo lo que ella necesitaba para curarse... un diablo dispuesto y caliente que desbordaba una fuerte energía. Además, ella nunca se había acostado con un Drakonaid antes. Será una nueva experiencia para ella.
Los dos demonios intercambiaron una mirada de complicidad y luego el pelinegro dejó su lanza a cargo del rubio.
—La terminaré rápido.
—Sí, claro —murmuró el Vespertilio, pareciendo menos que convencido—. Sólo para que sepas, no voy a soportar mierda de los regentes por tu culpa —gritó a una puerta que se cerraba—. Ella te va a dejar inconsciente, mi amigo.
—Creo que reconozco los gritos de pasión que vienen de mis habitaciones —dijo Lilith, mirando a la puerta como si pudiera ver lo que estaba sucediendo en su habitación.
—Suena como un Lilitu divirtiéndose. Olvídalo —La voz profunda de su rey comentó, mientras besaba sus hombros escamosos y la envolvía con sus alas negras y membranosas.
—Es mi maestra de espías —susurró ella con la preocupación llenando su voz mientras respondía a las caricias de su consorte distraídamente—. Pero, ¿qué está haciendo aquí?
—No te preocupes por eso ahora. Todavía hay algunas cosas que necesitamos discutir.
—Necesito saber qué la trajo aquí. Ariashka no habría dejado su puesto sin mi permiso. Eso significa que algo grave debe haber ocurrido —Escapando del abrazo de su rey, se dirigió a las puertas dobles sólo para ser detenida por una mano con garras.
—Tú no vas a ninguna parte.
—Necesito saber si mi hijo está a salvo, Lucifer —Incluso cuando su voz se quebró un poco, ella lo miró desafiante directo a sus irises blancos y dorados.
El rey demonio le apartó unos largos y dorados flequillos de su cara y envolvió su delgada cola alrededor de su cintura.
—Deja de ser tan sobreprotectora con tu bastardo griego que no te sienta el acto de mamá gallina —Hubo un breve silencio en el que él retorció un mechón del cabello de ella alrededor de su dedo índice—. Él no debería ser tu favorito —Apretando su agarre sobre el mechón dorado, lo jaló y lo arrancó del cuero cabelludo; pero ni siquiera un gemido pasó por sus hermosos labios de la reina. Ella lo conocía demasiado bien como para permitirse ese tipo de debilidad en su presencia.
—Deberías haberlo pensado antes de maldecirme, haciendo de Vergil mi último hijo —Ella lo miró con los ojos entornados y desapareció de la habitación solo para encontrar una escena grotesca en el oscuro corredor.
Uno de sus hijos yacía sin cabeza y clavado en la pared por los relámpagos negros de su consorte. La sangre oscura ya había comenzado a secarse sobre las piedras grises. El bastardo tuvo la audacia de congelar el espíritu en el momento de la muerte para que el cuerpo no se desvaneciera en la nada. Solo hacía eso cuando quería un trofeo o para hacer un ejemplo de alguien, pero cometer un acto tan brutal con uno de sus hijos...
Lilith apretó los dientes y cerró sus manos en puños, haciendo brotar la sangre cuando sus garras perforaron sus palmas. Vas a escuchar sobre esto más tarde y te juro que tus oídos sangrarán por mis gritos, Lucifer.
Le echó una mirada al guardia que estaba de guardia y el demonio inmediatamente se enderezó y la saludó.
—No te preocupes, jovencito. Ve a buscar a alguien para que baje al príncipe Denet de la pared.
—Sí, milady —El Vespertilio tragó saliva y estuvo a punto de decir algo cuando ella lo interrumpió.
—Lo sé. Sólo vete —El guardia se inclinó hacia ella y se fue con rapidez, desapareciendo por el pasillo—. Espero que Vergil esté bien —Mirando de nuevo el cadáver de su pobre Denet, suspiró, guardando el dolor por un momento, y entró en su habitación.
Lo que vio dentro trajo una sonrisa maliciosa a sus labios. Ariashka yacía desnuda sobre el guardia Drakonaid de Lucifer mientras la diabla se alimentaba de su energía vital. Todos sus cortes y moretones se estaban regenerando, haciendo que su víctima se volviera cada vez más pálida. Si el súcubo continuaba con sus atenciones, el demonio masculino estaría muerto en unos minutos y eso provocaría la ira de Corson sobre Lucifer ya que el guardia en cuestión era uno de sus hijos. Su sonrisa murió cuando pensó en las implicaciones de esa enemistad en una posible guerra. No sería prudente perder la lealtad del gobernador occidental...
Con un suspiro molesto, Lilith barrió su mano y la maestra de espías fue arrojada contra la pared del fondo.
—¿Qué crees que estás haciendo? ¿Olvidaste que los Drakonaids son todos descendientes de Corson? Si lo matas, tendré que entregarte al señor del fuego para que te castigue. ¿Es eso lo que quieres?
—¡No! Lo siento, mi señora.
—Olvídalo —Lilith la hizo callar, revisando la fuerza vital del guardia y luego enfocando su atención en la Lilitu arrodillada en el suelo con los ojos bajos—. ¿Qué estás haciendo aquí, Ariashka?
—Traigo un mensaje del príncipe Vergil, señora. Hades está buscando a la Elegida para asesinarla porque las Moiras profetizaron que ella será la que lo matará en una guerra futura contra nosotros, mi reina.
El cabello en la parte posterior de la cabeza de Lilith se erizó y su cuerpo se enfrió.
—Mi hijo está en peligro —murmuró, sintiendo una incómoda opresión dentro de su pecho y abrió las puertas de sopetón—. ¡LUCIFER!
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N/A: Espero que le haya gustado el capítulo pues es uno de mis favoritos y se imaginarán porqué. Muestra cómo se mueven las cosas en el infierno.
También les recuerdo, o para aquellos que no hayan leído Maldición Eterna [el primer relato de esta serie], que los Nocte Vespertili son mis vampiros. Y, por supuesto, mis vampiros son iguales y a la vez diferentes de los chupasangre comunes.
¡Nos vemos lueguito!
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