Shaterred memorias
La caída debió haberlas matado, debió haber acabado con su sufrimiento, con su dolor, con su agonía. Incluso debió haberles roto cada hueso de su cuerpo, pero no, cayeron en un lugar muy suave.
—¡Muuuun! —gemia de dolor el Minotauro.
Al parecer ambas chicas habían cuando sobre él.
—¡Perras! —gritó el castrado, él cual estaba debajo del Minotauro .
Ambos se quejaban del dolor, ojala no hubieran estado en ese concurso en el cuál los obligaron a participar.
—Auch... —Se quejó Luan del dolor. Al parecer se había torcido un brazo.
Lynn se veía un poco mejor, pero aún así estaba muy adolorida.
—Ese sujeto me las pagará y la maldita esa, también... —Juró vengarse de ese presentador y de esa mocosa.
Hubieran seguido quejándose del dolor pero...
—¡Muuuun! —mujio el minotauro, ya cansado de tener a esa dos sobre él.
—¡Aaaah! —gritaron ambas al momento en que el gran animal se levantó y se las quitó de encima con violencia.
Se limpió el polvo y luego de tomar su hacha.
—Muuuu —se dio la vuelta y se fue caminando, perdiéndose en la oscuridad.
Ambas quedaron tiradas en el suelo, ahora si estaban más adoloridas.
—Verónica... Llama a tu madre... Creo que tengo la columna rota... —Dijo el Castrado. El sujeto ese se fue cojeando sin rumbo fijo por el mismo camino en el que se fue el minotauro. Al igual que él, también se perdió en la oscuridad. —¡Putaaaa! —Le gritó quien sabe a que.
Unos minutos después, las chicas al fin se habían puesto de pie.
—¿Dónde estamos? —preguntó Luan. Todo estaba muy oscuro.
—No se, tal vez deberíamos seguir el camino por donde se fueron aquellos dos locos... —Sugirió Lynn.
Luan se sujetó el brazo torcido y le asintió a su hermana. Lynn la miró y sin dudarlo...
—¡Aaaah! —gritó la ex comediante cuando sintió como su hermana le acomodó el brazo de un tirón. —Gr-Gr-Gra-Gracias... —Dijo con lágrimas en los ojos.
Lynn solo la miró con cansancio.
—Olvídalo y solo... Vamos a buscar una salida —se adelantó.
Luan la siguió de cerca. Estaba tan oscuro que si alguna se distraía, se perderían de vista.
Un periodo realmente corto de tiempo después.
—¿Lynn? —la llamó Luan. —¿Lynn, estas allí? —su hermana se había desvanecido. —¿¡Lynn donde estas!? —gritó con desesperación.
Corrió rápidamente por los pasillos de quien sabe donde estaba. El lugar era oscuro y desconocía aun si era el asilo en donde tenían a su hermano.
Parecía que daba vueltas en el mismo lugar ya que todo se parecía.
«PLUM»
Chocó de cuerpo entero contra una pared. Lentamente se fue despegando de esta.
—¡Auch...! —Se quejó del dolor la pobre. Volteó a ver al frente y notó que había una puerta que decía.
"Shattered memorias".
—¿Uh? —se tocó un poco las áreas afectadas por el golpe. Con muchas dudas abrió la puerta y asomó la cabeza.
No había nada especial, solo un camino que terminaba en un gran abismo que parecía interminable.
Con mucha curiosidad se acercó al final del camino y contemplo el abismo. Era muy oscuro y muy tenebroso.
—¿Por que esta esto aquí? —se preguntó.
Hubiera seguido viendo al fondo pero una extraña sensación de querer saltar la invadió.
—No, claro que no saltare —le habló a la cuarta pared.
—¡Qué saltes dijo! —Lidy apareció por detrás y la empujó.
—¡AAAAAAAAHHHHHhhh...! —gritaba Luan mientras caía.
Lidy se sacudió el polvo de las manos y se alejó de allí a paso lento y calmado, mientras iba silbando.
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Lisa se retorcía por la incomodidad. No quería estar abrazada por su loca hermana.
—¡Suéltame! —gritaba Lisa mientras pataleaba y agitaba los brazos. —¡Ah! —gritó al sentir un pellizco en uno de sus inexistentes pechos.
—Vamos Lisa, no seas tan tímida... —Ella hablaba en serio, no iba a desaprovechar esta oportunidad única en la vida.
La genio respiraba con dificultad, los masajes en el área del pecho le quitaban la fuerza y la ponían poco a poco a merced de su hermana.
—Lo ves, ahora flojita y cooperando —le dio un beso en la mejilla y la abrazó fuertemente. Una de sus manos bajaba lentamente en dirección a su entrepierna.
Lisa estaba pérdida, no podía hacer nada, a menos que...
—¡AH! —gritó Lola al momento en que Lisa le mordió una mano.
Aflojó el agarre que tenía sobre su hermanita el cuál fue suficiente para que ella se soltará y saliera corriendo como alma que lleva el diablo.
Bajo por las escaleras y antes de salir por la puerta...
—¡Hasta luego mamá! ¡Vuelvo pronto! —Se despidió de su madre al salir por la puerta de la entrada.
Su madre volteó a ver rápidamente por donde se había ido su hija.
—Oh... Esta bien Lisa, ¡solo cuídate! —gritó para ver si le escuchaba pero no pareció que lo hizo.
Soltó un fuerte suspiro y siguió viendo la televisión junto con Lily. En eso apareció Lola.
—¿Mami has visto a Lisa? —preguntó, ocultaba sus manos atrás de su espalda.
Ella la volteó a ver y negó con la cabeza.
—Acaba de salir cielo, ¿La necesitabas para algo? —preguntó.
Lola negó con una sonrisa y volteó a ver a Lily.
—Solo íbamos a jugar un poco —aún miraba a Lily. —¿Puedo jugar con Lily? Ya que Lisa ya se fue y estoy algo aburrida jeje.
Su madre desconocía sus intenciones y sin dudarlo.
—Claro cariño, pero no vayan a salir afuera —le pasó a Lily.
—Descuida mami, jugaremos tranquilamente en mi habitación —dijo Lola con una sonrisa lasciva.
Lily simplemente reía y decía unas palabras que no se entendían.
Su madre continuó viendo la televisión tranquilamente por el resto del día.
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Una hora más tarde. Lisa llegaba a su primer destino, la casa de Haiku.
Al llegar tocó la puerta de forma frenética hasta que la misma Haiku le abrió la puerta.
—¿Qué se te ofrece Lisa Loud? —le preguntaba la gótica de forma tranquila a la pequeña genio.
Ni siquiera la dejó entrar a su casa, no sabia por que pero esta niña le daba mala espina.
—Necesitó de tu asistencia para sacar a Lucy de la institución mental en donde la metieron —dijo sin más.
Haiku abrió los ojos completamente, por esa razón era que Lucy no la había visitado desde hace un buen tiempo.
—¿Qué? —dijo la gótica sin poder creer lo que había escuchado.
Lisa la tomó de la mano y la jaló hacia afuera.
—Te lo explicó en el camino —le dijo rápidamente.
Haiku no tuvo de otra que cerrar la puerta y seguir a la niña a quien sabe donde. Pero algo si sabia, extrañaba a Lucy y haría lo que fuera para ayudarla.
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Luan abría lentamente los ojos, no sabia donde estaba. Con mucho esfuerzo se sentó en lo que parecía una cama y se sujeto la cabeza con una mano.
—Auuuch... Mi cabeza... —Se quejó del dolor. No se daba cuenta de que estaba en su habitación.
Abrió los ojos completamente al escuchar lo que dije, digo, lo que dijo el narrador.
Luan volteó a todas partes y en efecto, estaba en su habitación. No sabía cómo ni por que estaba allí, pero lo que si sabia era que...
—¡Lynn! ¡La olvidé en el asilo! —Se levantó de un salto de la cama y empezó a correr rápidamente hacia la puerta de su habitación.
Al salir por la puerta.
«Buuuuuurrrrr»
Gruñó su estómago.
—Rayos, necesito ir al baño... —Se dirigió a este y cerró la puerta para tener algo de privacidad, ya que como saben. Los lectores quieren saber lo que hace el personaje siempre, pero como al escritor le da pereza escribir entonces mejor esperamos a que ella salga por si sola y así la historia continúe. Digo, ¿pues que podría narrar mientras ella este allí dentro? No crean que voy a decir... Y Luan tomo una tira de papel higiénico y se limpió el... —Aaaah, ¡Eso estuve bien! —dijo Luan al momento en el que salía del baño.
Algo raro pasaba. Por alguna razón su casa se veía más vieja. Como si hubieran pasado años desde que se fue de casa y ahora venga a encontrarla muy distinta.
–Qué raro... —Se acercó a su habitación y notó que la puerta estaba algo vieja. —No puede ser que... —Se acercó a las demás habitaciones y también se veían viejas. —¿Q-qué sucede aquí? —dijo Luan. Se estaba empezando a poner nerviosa.
De pronto escuchó unos sollozos, estos provenían de la planta baja.
—¿Uh? —dijo con una ceja levantada. —¿Y eso? —con suma cautela bajo por las escaleras. Debía hacer el menor ruido posible lo cuál era imposible, ya que la madera vieja de estas, crujía a cada paso.
«Ratatatatatata»
Se escuchó el ruido de una ametralladora al momento en que piso el último escalón.
Luan dio un saltó al frente por ese extraño efecto de sonido. Tenía la respiración agitada mientras se sujetaba el pecho con su mano en donde estaba su corazón.
—Rayos... Eso sí que estuvo cerca... —Dijo después de recuperar el aliento.
—¡Lo extraño, tanto! —se escuchó un lamento.
Luan rápidamente dio media vuelta y allí la vio. Era una joven de unos veinticinco años, cabello castaño largo, usaba falda amarilla de cuadros, una camisa blanca y una chaqueta color verde.
Ella estaba de espaldas y Luan no podía verle la cara. Se acercó lentamente, por alguna razón esta chica le parecía familiar.
—¿Disculpa? ¿Estas bien? —le tocó un hombro.
La chica se dio la vuelta, Luan no se lo esperaba, pero...
«Pum»
La chica accidentalmente la noqueó al darle un fuerte golpe con uno de sus pechos, haciendo que Luan cayera al suelo noqueada.
—¡Oh nooo! ¡Lo siento! —Se acercó rápidamente a ayudar a Luan.
La recostó sobre sus piernas y le empezó a dar aire con la palma de su mano.
Luan la miró fijamente, la ex comediante miraba doble a la chica esa.
—Me despiertan a las once y me llevan el desayuno a la cama... —Dijo Luan para después caer inconsciente.
Unos treinta minutos después.
Luan despertaba nuevamente, estaba recostada en el sofá de la sala, pero esta vez se sobresaltó al verse a ella misma atendiendola.
—¡AAAAAH! —gritó ella.
—Si, yo hice eso hace poco al verte —mencionó la joven frente a ella. —¿Quién eres? —le preguntó.
Luan tembló un poco, tal vez el destino le estaba jugando una cruel broma.
—S-soy Luan L-Loud... –Dijo con miedo.
La otra chica la miró con algo de dudas.
—Pero... Yo soy Luan Loud... —La tomó de las mejillas y la miró de cerca. Su versión más joven estaba vestida con una especie de traje estilo X-men el cuál le resaltaba mucho sus atributos por lo pegado que estaba. —Me recuerdas a mi cuando era más joven... Cuando era muy boba...
Luan miraba con confusión a su versión más adulta. Se veía muy alta. Incluso sus pechos eran más grandes, se les quedó viendo fijamente cosa que no paso desapercibida por la Luan mayor.
—¿Te gustan? Descuida ya vas en camino a tener unos iguales —le apretó uno de sus pechos causándole un leve gemido a la menor. —Jajaja, ¿Entiendes?
Luan se sobo un poco su pecho. Miró con algo de enojo a su versión más adulta. No estaba molesta por ese apretón que recibió, si no por la broma que hizo.
—¿Cómo puedes hacer una broma de tan mal gusto después de lo que le hiciste digo hicimos a Lincoln? —preguntó con enojo.
La mayor bajo la cabeza y empezó a sollozar. Luan se arrepintió de haber dicho eso.
—Lo siento... Es que después de lo de Lincoln... Ya no hay motivos para hacer reír a alguien... C-cuando él era la risa más importante... Q-que tenía... —No pudo más y se puso a llorar al igual que su versión mayor.
La mayor sin dudarlo la abrazo pero los pechos de ambas no dejaban que se abrazaran correctamente.
—Rayos, como odio estas cosas —dijo la mayor.
—Si, y lo peor es que no me hace feliz saber que las tendré más grandes en el futuro... —Mencionó con molestia la menor.
La mayor la vio con un ligero toque de molestia pero una sonrisa se formó en su rostro.
—Pues, te gustará saber que cuando conduzcas tendrás un par de bolsas de aire extras —dijo ella para después levantarse un poco los pechos con sus manos. —¡Jajaja! ¿Entiendes?
Luan gruñó por esa broma, en verdad odiaba las bromas y no se imaginaba como por que las volvería a hacer cuando crezca.
La mayor notó eso y puso sus manos sobre los hombros de Luan.
—Escucha —le habló a la menor y esta la vio a los ojos. —Se que lo que le hicimos a Lincoln fue muy horrible pero él está conmigo ahora y es más... —Acercó su rostro al de ella un poco. —No tendrás que compartirlo con nadie jeje —susurró la mayor para luego sonreír de forma lasciva.
A Luan no le importó eso último y solo abrió los ojos completamente al escuchar lo de que Lincoln estaba con ella.
—¿¡Lincoln me perdonó después de que no hice nada para evitar que el quedará atrapado en la purga!? —gritó con emoción.
La mayor se sobresalto por eso, pero arqueo una ceja. Al parecer no entendió eso último.
—¿La purga? —preguntó.
Luan la miró fijamente.
—Si, la purga. Lincoln quedó atrapado en ella y por eso no regreso a casa nunca —le dijo la menor.
La mayor se separó un poco y le dijo.
—No, Lincoln se separó de nosotras porque mamá y papá lo enviaron con la tía Miriam a Canadá por el asunto de la mala suerte y el traje de ardilla, ¿Recuerdas? —le dijo a su versión más joven.
Luan ladeo la cabeza un poco y la miró con confusión. No podía creer lo que acababa de escuchar.
—¿Traje de ardilla? —dijo Luan.
—¿La purga? ¿Qué es eso? —preguntó la mayor.
Ambas se miraban fijamente. Así estuvieron por unos minutos hasta que la mayor hablo.
—Qué tal, si me cuentas lo que paso —dijo la mayor con los brazos cruzados.
La menor miró a ambos lados y después de un suspiro, empezó a hablar.
Una historia de como Lincoln término atrapado en las calles en la noche de la purga después.
La mayor estaba completamente horrorizada. No podía creer que hubiera una noche así o que a algún demente se le haya ocurrido inventar esa noche o peor, que la gente estuviera de acuerdo, o mucho peor, que ella y sus hermanas hubieran dejado a su único hermano solo en las calles en esa horrible noche.
—... ¡Buaaaaaak! —vomitó la mayor en el suelo. Fue demasiado para ella.
Luan se sentía avergonzada, su vergüenza no podía ser comparada con nada.
La Luan mayor tardó un buen rato en recuperarse y cuando lo hizo, miró con furia a su versión más joven.
Esta desvío la mirada al ver que su versión mayor la miraba con enojo.
—¿Y me contarás lo que paso con Lincoln y eso de la tal tía miriam? —preguntó con vergüenza.
La mayor relajó su semblante y suspiro un poco. Agachó su cabeza y una sombra cubrió sus ojos.
—¡Jajaja! —soltó una carcajada. —Te contaré pero te lo advierto, esta es una historia no apta para jóvenes... —Le dijo con burla. Levantó la cabeza y tenía una sonrisa psicópata.
La menor tembló, pero decidió tragar y tomar valor.
—S-si, adelante... Ya tengo quince de todos modos... —Dijo con miedo.
—Oh genial, yo tengo veinticinco y me alegra que estés tan segura... —Se aclaró la garganta y empezó a contar.
Una historia de como Lynn perdió ese partido de softball, luego tildó a Lincoln de tener mala suerte, de como Lincoln fingió para tener tiempo, pero después lo exiliaron y por último la enviaron a vivir con su hermana gemela Linka, la cuál vivía con la tía miriam y que nadie conocía. Luego las desgracias de su familia, el encuentro de ella con Lincoln en Canadá. Lo desgraciada que fue Linka con ella, los celos que tuvo al verla tan pegada a Lincoln. Luego la vuelta a casa, lo molesta y celosa que estaba, luego como empezó a asesinar a todas sus hermanas, el ahorcamiento de Lana, Lola, Lily, Lisa y Lucy. El disparo que le dio a Leni en la frente, el degollamiento con un cuchillo a Lori, de cómo atropelló a CarolPingrey con la van, el guitarrazo mortal para Luna y los disparos que les dio a sus padres y por último de cómo le rompió la cabeza a Lynn con ese bate de béisbol. Luego siguió con los asesinatos de Ronnie Anne, Bobby, Clyde, los padres de Clyde, Tabby, Risas, Polly, Haiku, Cristina, Cookie, Jordan, la señorita Dimartino, el señor Quejon, Maggie, Sam y muchos más. Para luego viajar a Canadá para liquidar a su tía Miriam y por último, asesinar a Linka frente a Lincoln. De cómo Lincoln se volvió loco y no tuvo más remedio que estar a su lado por siempre y para siempre. De como los dos regresaron RoyalWoods y...
—¡BUUAAAAAAAK! —vomitó Luan. Fue demasiado, ni siquiera la dejó terminar.
La otra solo empezó a reír a carcajadas.
La menor la volteó a ver, Luan lloraba mucho. Ella jamás le haría eso a su hermano, ni mucho menos asesinaria a tantas personas.
Tuvo que esperar unos treinta minutos para recuperarse un poco.
—Oh espera, aun tengo en video lo que hicimos el día en que volvimos a Royal Woods —se apresuró a decir la mayor y enseguida sacó un casete y se acercó al televisor de la sala. —Esto te va a gustar. —Metió la cinta a la video casetera y le dio play.
La menor se acercó para ver. Tenía una mano en el estómago y tenía la cara verde. Puso atención a la pantalla del televisor.
¡Espera Lincoln! ¡Se más cuidadoso, aun soy vir-AAAAHH!
Luan retrocedió al instante en que veía en la pantalla a un Lincoln más adulto sobre su yo adulta. Ambos estaban desnudos sobre... Al parecer la cama de la habitación de sus padres, Lincoln seguía penetrandola mientras la Luan del televisor gritaba.
¡Los mataste a todos, Luan! ¡Y por eso te castigaré!
Empezó a temblar, ese Lincoln se veía muy agresivo.
¡Oh si Linky! ¡No te detengas!
—¿Excitante, no? —Le preguntó la Luan mayor.
La menor la volteó a ver con algo de miedo.
—Puedes masturbarte si quieres, ¡Jajaja! —bromeó la mayor.
Luan se sentía mareada. Pero una duda le llegó de repente.
—E-espera, hace rato estabas llorando por que extrañabas a Lincoln... ¿Qué le paso a él? —Preguntó con miedo.
La mayor sonrió y le dijo de forma tranquila.
—No, no le paso nada. Solo es que... Fue a comprar leche... Y en verdad no me gusta separarme de él por tanto tiempo... —Bajo la cabeza.
Luan la miró con enojo, iba a decirle algo pero...
¡Oh Linky, por favor déjame tener a todos tus hijos!
La televisión aun seguía reproduciendo el video.
Luan se sonrojó un poco.
—Aaaaaah... —Soltó un suspiro la mayor. —Linky siempre a sido un buen hombre... Grrr... —Dijo mientras miraba la pantalla.
De pronto se escuchó que la van se estacionaba enfrente. Lo que alarmó a ambas.
—¡Ya volvió! —gritó la mayor mientras se apresuraba a quitar la cinta de la casetera.
La menor tembló por eso, no podía creer que vería a Lincoln. Estaba nerviosa y más cuando la mayor la jaló hacia el sofá y la sentó allí junto con ella.
La puerta se abrió de repente, dando paso a un joven de unos veintidós años, muy alto, tal vez 1.79 de alto, con el cabello blanco muy largo que le llegaba hasta la espalda, chaqueta azul sobre una camisa naranja, pantalón azul y tenis blancos.
—¡Ya llegue! —Gritó al momento de entrar.
La mayor iba a recibirlo con un abrazo pero la menor se le adelanto.
—¡Lincoln! ¡Lincoln! —Luan lo abrazó de repente de la cintura. —¡Te extrañe mucho, perdóname! —gritaba entre lágrimas la menor.
Lincoln por su parte estaba tan sorprendido por lo que veía. Una Luan menor lo abrazaba mientras que su esposa lo miraba con nerviosismo.
—Puedo explicarlo... —Dijo la mayor. Luego vio a la menor y lo pensó un poco. —O tal vez no...
Lincoln no sabia que pasaba, así que decidió cerrar la puerta y sentarse en el sofá junto con la versión más joven de su hermana y tal vez saber que pasaba.
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—¿Y como rayos planeas sacarme de este lugar con nombre sin sentido? —le dijo Lucy a Lisa por un teléfono mientras se miraban a través de un vidrio.
La gótica usaba un traje blanco y se veía molesta... Creo.
La genio sonrió con algo de superioridad.
—Pues será muy fácil... —Dijo Lisa para luego sacar un paquete de su bolsillo y levantarlo al aire. —¡Xelaju bacalar! —Gritó para luego tirarlo al suelo.
Afuera del centro de reacondicionamiento para niños que piensan que la purga es una noche normal para ellos osea el CDRPNQPQLPEUNNPE.
Haiku esperaba tranquilamente en un auto negro que Lisa sacó de quien sabe donde.
La gótica estaba tranquila pensando en lo que Lisa le contó, cuando de repente...
«BOOOOOOOOOOOOOOM»
Se escuchó una explosión que destruyo la mitad del edificio.
—¿Qué pasó allí? —preguntó un poco alarmada la gótica.
Iba a salir del auto pero de las puertas con fuego salieron Lisa y su amiga Lucy.
—¡Haiku enciende el auto! —le gritó Lisa.
—Hola Haiku —saludó Lucy a su amiga mientras ambas entraban al auto.
—Hola Lucy —la saludó.
A lo lejos se escuchaban las sirenas de los servicios de emergencia que se aproximaban.
—¡Luego hablan del clima, ahora conduce! —exigió Lisa.
Las góticas no mostraban emoción alguna. Haiku simplemente encendió el auto y este se alejó de allí rápidamente aunque de forma torpe, ya que no sabia conducir.
Ninguna vio cuando el edificio ese de nombre largo se derrumbó causando una gran nube de polvo.
Continuará...
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