💫8. Valdos-17💫


Jaret

Los efectos secundarios por usar la telequinesis, aunque solo fuera por un par de segundos, fueron más fuertes de lo que imaginaba, al principio solo sentía un leve dolor en la cabeza mientras ayudaba a Enid a llegar hasta el almacén. Ese lugar se había convertido inadvertidamente en nuestro mejor refugió, pero al llegar el dolor empeoró, en poco tiempo fue aumentando hasta que se volvió insoportable. Sentía retumbar mis oídos y el dolor era intenso. No podía pensar en nada, cuando mi vista se nublo solo recordaba caer mientras mantenía las manos cubriendo mi cabeza.

—¿Estás bien?, ¿Qué sucede...? —fue todo lo que escuche de Enid, mientras ella se esforzaba por ayudarme, haciendo que me sentará sobre las escaleras del lugar.

El contacto con sus manos hizo desvanecer poco a poco el dolor que sentía, era casi como si su contacto fuera un medicamento muy eficaz para erradicar mis males. Jamás me había sucedido algo parecido, solía tener que aguantar el dolor unas cuantas horas hasta que finalmente desaparecía. No era bueno para usar mis poderes y mucho menos para desatar todo su potencial como lo habían hecho mis padres al tratar de protegerme.

Tampoco había oído antes que el contacto con una persona podría hacer que ese malestar desapareciera fácilmente, ni mis padres, ni otras personas habían logrado encontrar una cura para superar las migrañas que obtenían una pequeña parte de los Ventury al usar la telequinesis. Así que me pregunte cómo fue que ella pudo lograrlo.

—Eres tú... —esas palabras escaparon de mi boca sin previo aviso.

Lo que tenía en mi mente, involuntariamente fue relevado por mi subconsciente y ahora me había delatado frente a ella. Enid me dedico una mirada de confusión inmediatamente después de que escuchó aquello, pero yo no supe que responderle. Había dicho eso porque no existía otra explicación, solo cuanto ella estaba cerca el dolor desaparecía completamente. Pero cuando Ewan intervino con una pregunta absurda y ella me alejo bruscamente, no me quedó más que dejar en claro que no teníamos ningún tipo relación y que tampoco planeaba establecer nada con una chica tan ruda como ella.
Realmente me excedí con ese último comentario, pero no fue algo que notará de inmediato. Lo que dije no era lo que pensaba, aun así, retractarme de mis palabras no era una opción para mí, por lo menos no en ese entonces.

—Descansemos, mañana debemos llegar hasta Astral —indicó Enid mientras extendía algunas de las mantas en suelo para dormir sobre ellas.

—Concuerdo, buenas noches. —Ewan tomó la forma de un niño pequeño y quiso dormir al lado de Enid, pero ella lo empujó como era de esperarse incluso lo hizo estrellarse contra una de las paredes provocando un estruendo a pequeña escala.

—Si quieren conservar la cabeza en su lugar, será mejor que ni se les ocurra acercarse a mí. Dos metros. Mantengan esa distancia mientras duermen —ordenó con una mirada feroz en su rostro.

—Entiendo, pudiste decirlo en lugar de golpearme —comentó el pelirrojo levantando su desgastado orgullo del suelo.

—Te lo dije, es una chica ruda —comenté antes de notar que la horquilla del cabello de Enid, nuevamente se clavó en un extremo de la pared muy cerca de mi rostro, esta vez incluso pude sentir una ligera brisa de viento rozar por mi mejilla—. No, yo...

Era tarde para tratar de enmendar el error, me crea o no, en serio no planeaba molestarla con ese último comentario y el anterior tampoco expresó bien lo que sentía. Al final me di cuenta de que yo no era tan diferente a los humanos y sus complicadas emociones, odiaba pedir perdón así que terminé ignorando cosas importantes.

2 de abril - Quedan cuatro días para la extinción de la Tierra.

A la mañana siguiente, Enid apenas me dirigió la palabra para pedir prestado mi reloj, uso el mapa holográfico que tenía en él para planear una estrategia. Mientras nos movíamos sin ser notados por los centinelas robóticos de la otra vez, usaríamos la zona comercial como escudo para evitarlos.

—Iremos por aquí —señaló las entradas de fácil acceso de los comercios cercanos a nuestro objetivo—. Nos tomará unas siete horas, pero es el mejor camino y el más cercano a la central, Jaret debes hackear el sistema para entrar, ¿Puedes hacerlo?

—Ya sabes que sí —respondí tratando de acercarme a su lado, pero ella rápidamente se apartó para ir hacia Ewan.

—Bueno, entonces Ewan y yo vigilaremos en esta ruta mientras trabajas, iremos y nos moveremos entre los centros comerciales para acortar camino sin ser notados. Todo esto debe estar vacío como en el anterior —tensó sus labios.

La invasión había comenzado por la tarde del día anterior, se supone que había mucha gente reunida en esos lugares y comprobar que no había nadie, como lo habíamos hecho antes al entrar en uno de esos lugares, solo quería decir una cosa. La extinción de los humanos había empezado por ellos. Aun así, no había rastros de una lucha por lo que otra opción era pensar que los habían sacado de ese lugar para aprisionarlos mientras comprobaban quienes eran humanos, híbridos o alienígenas puros. Las posibilidades eran escasas, pero era mejor que pensar en el peor de los escenarios.

—¿Todo bien? —cuestione al verla tan preocupada.

—Vamos no hay tiempo que perder —Enid camino hacia la puerta, aunque pude notar que la herida en su tobillo aún no se había recuperado del todo.

—¿Estás...

—¿Estás bien? —Ewan se me adelanto y la ayudó a restablecer el equilibrio sosteniéndola por los hombros.

—Gracias, pero estoy bien —aseguró ella para dar un paso hacia atrás, agacharse y quitarse la venda de la herida.

Era extraño, pero no tenía ni el más mínimo rasguño en el tobillo, todo parecía indicar que el malestar al caminar solo era causado por el vendaje que le impedía moverse con comodidad. Por un momento pensé que tal vez poseía algún tipo de técnica o poder que le permitía sanar sus heridas rápidamente, aunque aquello era ilógico, ella era solo una humana ¿verdad?

—Apresúrate —me llamó la atención mientras abría la puerta a lo que parecía una tienda de ropa terrestre.

—Listo —les di la señal cuando logré descifrar el código de la puerta por completo y desmantelar el sistema de seguridad para asegurarme de que las alarmas no se activarán.

—Ewan sígueme, mantén tu forma habitual, nada de cambios —le ordenó Enid y él sonrió como idiota al seguirla.

No pude evitar preguntarme por el momento en qué esos dos se habían vuelto tan cercanos, Enid apenas y se dignaba a cruzar algunas pocas palabras conmigo y cuando lo hacía era solo para darme órdenes o indicarme que debo darme prisa en algo. Durante las siguientes horas todo permaneció igual, ella solo estaba pendiente de llegar a tiempo hasta Astral, mientras se mantenía convenientemente cerca de Ewan para evitar que le hablará. Me pregunte si la conversación del día anterior tuvo que ver con eso. Había dicho que ni siquiera la consideraba una amiga, cuando en realidad ella es lo más cercano a un amigo que he podido tener aquí e incluso en mi planeta de origen, del cual realmente no recuerdo tener ese tipo relación, no había nadie con quien fuera realmente cercano.

—Tomaré algunas de estas cosas solo por si acaso. —Enid habló con Ewan mientras llevaba algunas provisiones de una de las últimas tiendas que visitamos.

—¿Qué son estos? —le preguntó el chico ojiverde sosteniendo una especie de tubo metálico.

—Se llaman lápiz labial —le enseño ella mientras abría en dos él tuvo y sacaba una pequeña barra de color carmesí de su interior—. Se aplican de este modo, te quedaría bien este color —bromeó tratando de maquillarlo.

—¿En serio lo crees?, ¡Espera! Esto es para niñas —le regaño.

—Pensé que no lo notarías, en verdad parecía que nunca habías visto uno ¿Tu madre no los usaba? —preguntó, pero pude notar en su rostro una expresión de preocupación al darse cuenta de lo que dijo—. Lo siento, yo...

—No, está bien. Mi madre no usaba nada parecido, creó que no los necesitaba, ella ya era muy bella naturalmente y sus labios tenían un hermoso color sin necesidad de esto. Igual que tú. —Ewan rozó los labios de Enid con su pulgar para limpiar el maquillaje y revelar el verdadero color de sus labios.

—¿Qué crees?, ¿Qué haces? —le interrogue alejándolo de ella.

Fue más un impulso involuntario lo que me hizo tomar a Ewan del brazo y doblarse lo hacía atrás para alejarlo de ella, me sentía incómodo, no quería que volviera a tocarla y estaba enojado porque ella no hizo nada para impedírselo, si hubiera sido yo quien tocó sus labios estaba seguro de que no hubiera vivido para contarlo. Quizá fue porque actúe antes de ella pudiera reaccionar; pero aun así pude ver en Enid un aura de confusión y un leve rubor sobre sus mejillas. Eso no dejaba de fastidiarme.

—Dejen de jugar, todavía tenemos un largo camino que seguir, apresúrense —exigió ella para adelantarse y omitir por completo la incómoda situación.

No me quedó más que soltarlo, tenía mucho que pensar y poco tiempo. Mientras seguíamos en camino, pensamientos de mi planeta y el tiempo que compartí con algunos niños de mi edad en la infancia inundaron mi mente. Solía pasar mucho tiempo estudiando debido a que mis habilidades sociales eran pésimas, aun así recordaba veces en las que algunos chicos me invitaban a jugar, pero terminaba rechazando a todo aquel se me acercaba.
Al final oír rumores sobre mi sombría personalidad, mis pésimos gustos y cosas como esas se volvieron cosas normales para mí, estaba solo y lo prefería así, las personas a mi alrededor se volvieron hostiles y tontas por lo que tampoco deseaba hablar con ellos. Fue una existencia solitaria en la que solo me preocupaba por mis padres y mi futuro académico, eso cambio completamente cuando el planeta fue invadido y siguió cambiando cuando llegué hasta aquí.

Por primera vez sentía la compañía de alguien ajeno a mi familia, ese día después de conocerla en persona, fue la primera vez que una persona con quién no compartía ningún lazo sanguíneo se preocupaba por mí. Enid fue la primera a la que consideré una amiga y aun así había menospreciando ese sentimiento. Quizá también en ese preciso instante descubrí que sentía por ella algo más que una simple amistad; pero por el momento decidí dejar de lado aquello. Todavía nos quedaba un largo camino por recorrer para descubrir que era lo que realmente sentía, mientras tanto ya había aceptado que ella no era ninguna desconocida para mí.

—Necesito hablarte —le pedí cuando encontré el momento perfecto para hacerlo.

Estábamos cerca del objetivo y nuestros estómagos estaban al límite, improvisamos una pequeña parada para comer y asearnos en el centro comercial y ocupamos una de las mesas del patio de comidas. Llegó un momento en el que Ewan fue en busca de un baño y eso me dio suficiente tiempo para hablar con Enid quien parecía reacia a despegarse de ese idiota.

—¿Qué quieres? —se quejó dejando un espacio entre los asientos para mantener cierta distancia.

—Solo escúchame —repetí acercándome a ella tomando el asiento vacío que dejó Ewan.

—No hay de que hablar, a menos que sea sobre el plan ¿Tienes dudas sobre eso? —cuestionó y negué con la cabeza por costumbre—. Entonces bien, come en silencio —ordenó mientras daba su primer mordisco a una papa frita que saco de la bolsa abierta sobre la mesa.

—Aun así, lo diré, lo siento —me disculpe justo antes de verla moverse al extremo de la mesa.

—¿Qué? —sonó confundida.

—Lo que dije antes, sobre qué eres ruda. En realidad, solo trataba de resaltar tu fuerza, no es que sea algo malo ser fuerte, es más pienso que eres genial y en mi planeta decirle a una mujer ruda es bueno... —me trabe con algunas palabras mientras trataba de que algo de lo que decía tuviera sentido—. Quiero decir que en mi planeta las cosas son distintas, creó que debo decirlo en palabras terrestres para que me entiendas; eres grandiosa y una buena amiga, perdóname por no decirlo así antes.

Enid mostro una mirada de confusión casi cómica, mientras traba de pasar lo que tenía en la boca, podía ver su rostro ruborizado y sus manos tratando de buscar un vaso de agua palpando los bordes de la mesa, ella se recostó un poco hacia atrás al querer escapar de mí. Estaba seguro de que si seguía asiendo eso terminaría cayéndose de la silla así que no tuve otra opción que tomarla de la cintura y hacer que volviera a acomodarse en una posición correcta sobre la silla.

—Lo siento —volví a decir soltando su cintura—. Estabas apuntó de caer así que, lo siento —añadí sintiéndome un completo idiota.

—No, gracias por ayudarme —ella se mostró gentil y escondió parte de su rostro poniéndose una mano sobre la mejilla—. También te consideró un buen amigo, de hecho, eres muy útil para hackear cosas —comentó bromeando sobre mis habilidades.

—¿De verdad lo crees? —le seguí el juego mientras veía como el ambiente y el color de su aura se mostraban más agradables que antes.

Ya no estaba en Valdos-17 este era otro planeta, un nuevo mundo que me había demostrado una perspectiva diferente de la vida. No podía seguir haciendo mismas las cosas que solía hacer cuando vivía en mi planeta natal; no puedo alejar a las personas y mucho menos si estas eran tan importantes para mí como lo era ella.

Continuará...

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