💫2. Devastación💫

Jaret

Año 136 732 en la era Venturiana.
Año 6020 - 09 de noviembre en la Tierra.

Tenía una sensación de náuseas y mareo constantemente, los terremotos no se habían detenido en tres días y nadie sabía decir la razón exacta por lo que todo esto estaba sucediendo. Sabíamos que estábamos siendo invadidos, pero no conocíamos la identidad de nuestros atacantes, ellos se movían de forma sigilosa y letal por las calles de la ciudad durante la noche y dejaban a su paso devastación en más de un sentido.

No hubo advertencia, un día simplemente despertamos para ver la devastación en nuestro mundo y como este llegaba a su fin, no tenía idea de lo que debía hacer, mi madre Cora Bach una exguerrera de nuestra civilización y mi padre Leonel Galar un bibliotecario en la prestigiosa universidad de la capital, no tenían ni la más remota idea de lo que sería adecuado en ese tipo de situación. Escapar y escondernos eran nuestras únicas opciones lógicas.

Buscando protegernos juntamos las pocas provisiones de alimentos que teníamos en casa y nos encerramos en el sótano intentado contactar con familiares cercanos. Los únicos que conocía era los parientes de mi madre, ellos nos dijeron que el comunicado oficial anunciaba que una invasión destruiría nuestro planeta en menos de cinco años, no había más respuestas, la razón y la identidad de esos seres era desconocida. Todos los que no lograrán salir de nuestro planeta en cinco años perecerían con él, ya sea que eligiéramos irnos con un rumbo predeterminado o simplemente a la deriva, no debíamos volver nunca más a nuestro planeta de origen, estábamos siendo ferozmente expulsados con la amenaza de ser aniquilados.

¿Estaba asustado? Por supuesto, no creó que existe una persona en el universo que no lo estuviera al recibir una noticia similar. Aun así, debía pensar por mi familia y hallar una solución.

Lo primero era saber porque alguien nos atacaría. No era suficiente con saber que nosotros los Ventury nos caracterizamos por ser una raza pacífica, bueno en realidad no, tenemos nuestros métodos, pero no son bélicos. Nuestro planeta Valdos-17 se considera peligroso por otras razones ajenas a las fuerzas militares o estrategias de guerra; las potencias universales nos conocen como la Biblioteca Universal, ya que poseemos todo tipo de conocimiento. Nuestra raza tiene una gran capacidad de memoria, algunos nos llaman "Narradores" pues nos consideran espectadores y narradores de la historia del universo desde sus inicios.
De hecho es más que eso, tenemos una conexión especial y diferente con el universo, todas las razas lo tienen, pero en nuestro caso esa conexión nos permite presenciar hechos ocurridos en planetas muy lejanos e incluso en planetas recién nacidos.

Después del conocimiento de hechos pasados, realmente no teníamos nada más que les interese a otras razas, nuestros cuerpos eran débiles, no duraríamos mucho haciendo trabajos forzados; al final capturarnos para eso sería una pérdida de tiempo, carecemos de poderes y habilidades como otras razas, al menos eso es lo que se sabe públicamente. Lo único que tenemos a nuestro favor es poder percibir emociones y sentimientos, lo que en realidad no es mucho, no se puede usar como arma y mucho menos se consideraría revolucionario. Al final saber lo que siente una persona no es tan confiable como conocer sus pensamientos, los sentimientos pueden cambiar a lo largo del tiempo incluso en cuestión de segundos, mientras que los pensamientos son mucho más certeros, pero leerlos esta fuera de nuestro alcance.

Ahora que lo pienso, existe una característica más que muchos planetas detestan de nuestra raza y es nuestra confianza, un fervientemente sentido de la moral y quizá un excesivo deseo de debatir todo, se puede decir que un Ventury jamás ha perdido una discusión, lo que a muchos le haría pensar que somos arrogantes.

De cualquier modo, lo anterior solo es una teoría mía para despejar mi mente por un momento, mientras pienso en la mejor solución a mis problemas. Las naves que tenemos solo están a disposición para los más altos rangos de nuestro planeta, nuestros líderes, los grandes sabios y algunos civiles especialmente elegidos por ellos. Ni yo, ni nadie de mi familia estaba fuertemente vinculado con ese círculo como para siquiera pensar que seriamos admitidos a subir a una de esas naves. Otra posibilidad era contactar con quienes tenían sus propios medios para salir del planeta, uno de mis tíos era un científico e ingeniero que se especializó en la creación de cohetes y naves espaciales, esa sería una buena posibilidad, o al menos lo considere por un breve momento.

—Ellos escaparon primero y nos dejaron a nuestra suerte —mi madre rechino los dientes conteniendo la ira que sentía después de tirar el comunicador contra el muro más cercano.

—Era de esperarse, jamás le he agradado a los tuyos —se lamentó mi padre, de verdad no entendía como fue que ellos se casaron teniendo personalidades tan opuestas y familias que se odiaban.

Mi madre era claramente una guerra de carácter fuerte mientras mi padre siempre fue algo dócil y gentil.

—No es tu culpa, esos idiotas ni siquiera tienen conciencia. Abandonar así a un miembro de su familia, compartimos un vínculo de sangre, no los perdonaré por esto —aseguró ella tomándoselo muy enserio, mi madre podía ser muy aterradora cuando se lo proponía.

Por mi parte no tenía muchas ideas para salvarnos y mientras luchaba para no caer en la desesperación recordé algo importante, se trataba de una empresa de la cual escuché hace poco, aquella compañía terrestre se dedicaba a la ayuda y reubicación de alienígenas de todo el universo. Su propósito era ayudar a todos aquellos que lo necesitaban, decían que los alojaban por un tiempo en un pequeño planeta llamado Tierra, después de una orientación para adaptarse al ambiente, podían decidir si vivir en aquel planeta y conseguir empleos o viajar a otros sistemas, todo sin ningún tipo de condición o atadura. Nos proporcionarían comida, refugio y todo lo necesario para sobrevivir por un tiempo, no había nada que perder, así que no dudé en contactar con ellos.

—«ASTRAL Te da la bienvenida, ¿En qué podemos ayudarte?» —fue lo que apareció en la pantalla del ordenador en cuando contacte con ellos.

Lo que sucedió después fue simple, describí nuestra situación, nos dieron indicación y a los pocos días una de sus naves apareció en las coordenadas de nuestra ubicación. No sólo estábamos mis padres y yo, más de cincuenta sobrevivientes de la devastación de nuestro planeta subieron ese día a la nave de ASTRAL, con destino a la Tierra. El viaje duro poco tiempo a comparación de lo que había imaginado que tardaría, al parecer los humanos tenía una tecnología mucho más avanzada de la que había esperado, muchas decían que sus habitantes eran una de las razas más débiles en el universo, ahora veo que es posible compensar sus debilidades con otras cosas como su creatividad o ingenio.

Año 6021 en la Tierra.
3 de febrero.

Cuando llegamos los embajadores de ASTRAL nos recibieron, ellos repartieron una especie de tabletas digitales con diseños anticuados para mi gusto, dijeron que ese sería el medio por el cual nos comunicarían con sus agentes especializados, ya que ellos nos ayudarían con nuestra adaptación al planeta Tierra.

Ese día estaba sorprendentemente ansioso, tan solo pensar que tenía la oportunidad de comunicarme con un humano en una especie de entrevista, era mucho mejor que observarlos solo en las visiones que tenía sobre su raza. Tener visiones era parte de nuestras habilidades, muchos no lo saben; pero lo que un Ventury aparenta no siempre es real. Tenemos más de una habilidad oculta, aunque para el mundo somos simples visionarios del pasado que pueden leer las emociones.

—Deberán elegir un planeta para empezar su proceso de adaptación. Podrán elegir entre uno de los planetas que aparecen en el menú principal, por supuesto la Tierra está entre ellos. Es necesario que tomen con seriedad esta decisión porque no habrá más oportunidades, una vez que se adapten a cierto planeta es importante que consigan un trabajo o en caso de ser jóvenes deben entrar a la institución correspondiente para terminar sus estudios. Se harán exámenes para medir su conocimiento y se les proporcionará... —explicaba uno de los embajadores de la gran empresa.

Mientras el discurso continuaba me apresure a encender el dispositivo y activarlo, los Ventury tenemos todo tipo de conocimientos, creí que con un artefacto tan anticuado no habría problema en utilizarlo rápidamente. La pantalla se encendió y la presentación del proyecto comenzó con una pequeña guía electrónica, elegí la Tierra como el primer planeta para adaptarme, pero justo cuando creí que podría empezar aprender más del sitio en donde me encontraba, uno de los niños de nuestra raza chocó contra mí haciéndome tirar el dispositivo, el mismo que terminó hecho pedazos en el suelo.

—¡No! —dije enfadado.

—Lo siento—susurró el pequeño demonio.

Levante la cabeza para dirigirle una mirada de fastidio al niño que se había atravesado, este se veía muy asustado y temeroso, eso hizo que me arrepintiera de inmediato, suspire antes de volver a hablarle.

—Está bien, solo pediré otro —desordene sus cabellos con una mano a modo de juego, para demostrarle que no había de que preocuparse.

Casi había olvidado que tanto yo como los demás habíamos pasado momentos difíciles no hace mucho y aunque el viaje hacia la Tierra había aliviado en cierto modo la carga, los recuerdos del peligro y terror que sentimos no serían olvidados tal fácilmente. Era bueno ver que los más pequeños aún conservaban un poco de su alegría. Decidí despejarme un poco y buscar a uno de los embajadores para comunicarles el accidente; pero cuando me voltee no había ninguno. Al final decidí que podría reparar el daño rearmando el dispositivo y reescribiendo el código, para poder usarlo. Remplace algunas cosas, por suerte el hardware no tenía demasiado daño y el software fue fácil de decodificar.

—«ASTRAL se está iniciando, el agente asignado es... —hubo un corte y el dispositivo se apagó por un breve momento— Enid Anderson» —terminó de dar el comunicado cuando ese nombre apareció en la pantalla.

A continuación, apareció una pequeña ficha con la descripción de la persona con la que estaría hablando, en los próximos tres meses.

Nombre: Enid Anderson
Edad: 16 años
Planeta: Tierra
Raza: Humana
Altura: 1.67 cm.
Peso: 50 kg.
Descripción física:
Humanoide.
Cabello negro, piel clara y ojos color marrón claro. Contextura normal.
Estatus:
A....

La última parte estaba entrecortada, no entendí a lo que se refería, pero presentí que no era relevante, seguí adelante con el proceso de adaptación mandando y recibiendo mensajes con aquella chica humana que me pareció interesante, los días habían vuelto a ser pacíficos por un tiempo hasta que ese día llegó.

1 de abril.

Desperté al escuchar los gritos desde fuera de la casa, se sentía sofocante y se podía ver el fuego desde la ventana como un gran torbellino rojizo en las calles.

Habíamos sido reubicados hace poco en un barrio rural a las afueras de la capital, debíamos mantenernos ahí hasta acabar con el proceso de adaptación. Jamás imaginé que algo así pasaría en un área que parecía segura. Fui directo a la habitación de mis padres para ponerlos a salvo, pero no encontré a nadie, pronto escuché sus voces cerca, así que salí a toda prisa para encontrarlos. Lo que pude ver ahí afuera no lo esperaba ni en un millón de años. Sujetos vestidos con extrañas túnicas que les cubrían el rostro, tenían tatuadas las manos con símbolos que nunca había visto. Ellos estaban reteniendo a mis padres y pude ver como uno de ellos parecía controlar las llamas de aquel incendió. No pude saber de quienes se trataba y no me preocupe por ello, en ese momento todo lo que quería era salvar a mis padres y salir de ese lugar lo más pronto posible.

—¡Aléjate, Jaret! —ordenó mi madre.

—Escapa y no dejes que te atrapen —pidió mi padre en medio de un forcejeo con su atacante, me extendió su mano y tiro su medallón en mi dirección—. Llévalo contigo —añadió antes de ser forzado a agachar la cabeza.

—No los dejaré aquí —les aseguré tomando el artefacto del suelo.

—¡Cuidado! —advirtió mi madre mirando por encima de mi hombro.

Uno de esos sujetos se proponía capturarme mientras estaba distraído y fue entonces cuando ellos dejaron de aparentar. Los Ventury no son solo una raza más del universo, somos una de las razas más poderosas del cosmos, podemos controlar la realidad a nuestro antojó, sin embargo, debemos pagar un alto precio por utilizar ese poder.

Nuestra esperanza de vida se acorta cada vez que usamos aquel poder, lo sabía muy bien y ellos también, pero no les importó. Cuando observe el destello de luz en sus manos, no supe que hacer, era posible que fuera la última vez que los viera.

Esa fue la primera vez que los veía atreverse a usar sus poderes para protegerme. Mi madre logró detener en segundos a todos los extraños sujetos causando que perdieran el conocimiento, uso la telequinesis para levantarlos del suelo y arrojarlos con fuerza hacia los extremos del lugar. Cuando llegó a su límite cayó de rodillas al suelo, mi padre tomó su lugar e intervino leyendo la mente de nuestros atacantes para saber lo que deseaban, leyó sus pensamientos e indagó en lo más profundo de sus memorias.

—Astra...—susurró antes de agotar sus fuerzas y caer debilitado.

Me acerqué para ayudarlos cuando, noté que esos sujetos se recuperaron rápidamente levantándose como si nada hubiera pasado, se dirigieron rápidamente hasta donde estábamos.

—Interesante —murmuraban—, serán los mejores sujetos de prueba que hayamos conseguido en años. —Sus palabras me helaron la sangre.

—Sal de aquí —le escuche susurrar a mi madre en su débil estado—. Esas personas son anormales, aunque sean humanos no podemos vencerlos.

—No los dejaré, nos iremos juntos —quise recargar a cada uno de ellos en mis brazos, pero no contaba con la fuerza suficiente.

—No hay tiempo, escapa. —Mi padre me empujó lejos de ahí usando de forma excesiva la telequinesis.

—¡No! —me reproché a mí mismo cuando me encontré en la carretera vacía, me habían teletransportado, era tan débil, no tenía la habilidad para usar ni siquiera un poco de los poderes con los que ellos me estaban protegiendo.

Aun así, reuní valor y corrí de regreso al lugar para tratar de apoyarlos, de alguna forma quería salvarlos sin importar el precio y aunque hubiera pocas posibilidades no planeaba dejar atrás a mi familia, pero entonces hubo una gran explosión. El sonido me dejó aturdido por unos momentos, me desoriente y al reaccionar apenas era consciente de lo que había pasado. Las lágrimas caían sin cesar, ya ni siquiera sabía si eran a causa de mi tristeza o por el fuerte dolor que sentía en la cabeza a causa de la explosión cercana. Quería pensar que mis padres estaban bien y que habían conseguido escapar de alguna forma, así que me convencí de ello para evitar perder el control por completo.
Mientras trataba de recuperar la conciencia escuché un ligero sonido del timbre en el dispositivo que llevaba en mi chaqueta, este estaba avisándome que se había activado.

—«Hola, recuerda retomar la sección con tu agente designando para el proceso de adaptación a tu nuevo planeta...» —se podía leer en la pantalla de la tableta, el mensaje pertenecía a una de las notificaciones programadas del programa Astral.

Astral, solo ellos sabían de nuestra ubicación, solo ellos tenían la información y el poder que les permitía hacer algo como esto y si ese era el caso, no los perdonaría.

Continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top