Jaret

«Siempre he creído que el autosacrificio era algo estúpido. Abandonar tu propia seguridad por el bienestar de otra persona no era algo que deseará hacer; pero en ese momento sentí que era necesario».

Había dejado de lado mis asuntos por un segundo, cuando noté que el cuarto de servicio en donde estaban los prisioneros tenía la puerta entreabierta. Un mal presentimiento vino a mí de inmediato y me hizo recordar lo que Enid murmuraba antes de irse según ella "para supervisar a Ewan". Algo no iba bien y no tarde en confirmarlo, cuando revisé aquella habitación. Descubrí la ausencia de los alienígenas que capturamos, pero eso no era lo peor, cuando me di cuenta de qué solo faltaba una de las sillas en donde estaban atados y que las sogas de la silla restante estaban dispersas por el suelo, supe que por lo menos uno de esos dos alienígenas se había liberado por cuenta propia y era peligroso. Un escalofrío recorrió mi cuerpo mientras salía de la habitación a toda prisa.

Apenas me percaté salí a buscar a Enid, sabía que no podía estar lejos. No sabía cómo explicarlo con palabras, pero podía sentir su presencia. Eso ocurrió desde que descubrí, que estando con ella era inmune a los efectos secundarios de utilizar mis poderes, he estado sintiendo lo mismo que ella y puedo encontrarla con facilidad. Al final concluí que ella era importante, y es por eso que no podía dejar que nada malo le sucediera. Solo por eso, o por lo menos era lo que quería creer en ese entonces.

Cuando esos sujetos la capturaron no tuve más por hacer que aceptar sus términos. Después de todo ya sabía cual era su plan. Al capturarme seria enviado a su líder, esto era una ventaja pues por fin tendría la oportunidad para salir de dudas y descubrir la verdadera identidad de Vendark. No había nada que perder, sin embargo, me sentía más ansioso de lo habitual, no podía evitar pensar en otra cosa que no fuera ver a Enid libre y aunque era incoherente de mi parte, podría decirse que estaba preocupado por ella.

No debía hacerlo, sabía mejor que nadie lo fuerte que era Enid. Además había sido ella misma con su actitud imprudente la que provocó toda esa situación, rayos, me odiaba incluso después de pensarlo porque aun así me seguía preocupando por su seguridad. Estaba tirando por el caño todo en lo que creía tan solo para poder protegerla.

—Déjala ir, hice todo lo que pediste —exigí una vez terminé de colocarme los grilletes.

Podía sentir como con cada segundo mi fuerza disminuía. Al parecer ese sujeto no bromeaba cuando decía que aquel mecanismo bloquearía mis poderes por completo.

—En serio no pensé que fuera tan sencillo domar al león —bufó con sarcasmo el tipo que tenía a Enid aprisionada.

—¿Qué sucede aquí? —esa voz me era familiar, aunque no pude reconocerlo enseguida pues provenía de mis espaldas.

Ewan había llegado en el peor momento posible y me estaba costando un grave dolor de cabeza.

—No hagas nada estúpido —le advertí para que no avanzará hasta donde estaban Enid y los alienígenas amenazándola.

—Pero, tienen a Enid...

Logré hacer una seña con los gestos de mi rostro para que Ewan retrocediera a voluntad sin complicar tanto las cosas.

—Ya lo saben si intentan algo raro, ella lo pagará —volvió a amenazar y no me quedó otra opción que agachar la cabeza y caminar hacia ellos con cautela.

—No pasará —prometí una vez estuve cerca para hacer el intercambio—. Ewan cuando tengas a Enid salgan de aquí de inmediato, ahora su seguridad depende de ti —le pedí que se fueran para asegurarme de que la pondría a salvo una vez que no estuviera a su lado.

—Salgamos de aquí —ordenó Igarashi con una mirada inconforme, luego de hacer una seña para que Afters entregará a Enid.

—De acuerdo, el trabajo está hecho —dijo al soltarla.

Ewan sostuvo a Enid, mientras ella tocio tomando un poco de aire. Quise ver como se encontraba, pero sabía que no me lo permitirían. Los alienígenas me condujeron fueran del edificio rápidamente y Afters activó un dispositivo que tenía colocado alrededor de su antebrazo justo al salir.

De pronto se escucharon explosiones por todo el lugar, no supe de que se trataba hasta que salí del centro comercial por completo. Mientras era llevado casi a rastras por esos sujetos pude ver claramente lo que ocurría con las construcciones a medio derrumbarse, al parecer habían colocado bombas en todo el edificio y edificios adyacentes. Quise esquivarlos y de alguna forma volver con Enid, pero me era imposible, me tenían casi inmovilizado y no estaba en el mejor momento pues esos grilletes absorbían parte de mi energía haciendo cada vez trabajoso el poder moverme. Era desesperante y de alguna forma insoportable pensar que era tan incapaz e incompetente para protegerla.

El solo hecho de pensar que no podría volver a verla me hacia hervir la sangre, tenía que volver y no podía hacerlo. Fueron varios minutos en los que realmente no sabía que hacer, hasta ese preciso momento cuando volví a percibir el vínculo que nos unía. Sentí su presencia cerca nuevamente y el alivio de saber que estaba a salvo me hizo recobrar el aliento. No podía creer que estuviera experimentando aquellos sentimientos, así que por ese instante solo los deje pasar sin tomarles real importancia. Después de todo, algún día podría lidiar con ello correctamente, al menos eso fue lo que pensé.

—¿Esperaste mucho? —el sonido de su voz combinado con un ruido sordo me pusieron sobre aviso.

Enid había vuelto a interferir para salvarme, a esas alturas y aunque realmente no quería pensar en mi persona como en una especie de "damisela en apuros". Debía reconocer que fueron muchas más las veces en las que Enid tuvo que salvarme, que las que yo la salve a ella. Era humillante, pero cosas como esa ya no me sorprendían tanto, después de todo desde que llegué a la Tierra me sucedieron cosas más sorprendentes e inimaginables.

—En serio esa chica es molesta, debí terminar con ella en cuando tuve oportunidad —le escuché pronunciar al de cabello platino.

Era obvio que para Afters, el alienígena albino, Enid era más que una chica humana que debía capturar. Ella era su oponente personal a quien se aferraba con un odio anormal y potencialmente peligroso.

—Nuevamente me disculparé, pero solo porque debí golpearte más fuerte cuando tuve oportunidad —replicó ella en su dirección sin dejar que la volvieran a sorprender—. ¡Oh, espera! Ahora si puedo hacerlo, me retractó de lo que dije —sonó más enojada de lo habitual cuando lo golpeó.

No había duda de que lo estaba pues no solo lo abofeteó antes de noquearlo, tiro de él contra el suelo para asegurarse de dejarlo inconsciente o por lo menos inmovilizado. Igarashi el compañero de ese alienígena, sin embargo recibió un trato más especial, ya que en lugar de luchar se arrodilló con las manos en la cabeza, rindiéndose sin luchar y con suma facilidad. Me pareció extraño, pero Enid no parecía estar sorprendida por lo que lo deje pasar. Aún no sabía cómo fue que ella quedó atrapada entre esos dos, ni porque parecía raramente cercana a Igarashi. Tenía mis teorías, entre ellas estaba casi seguro de que Enid lo liberó, sin embargo no sabía los motivos que tuvo para sacarlo de ahí. Eso me preocupaba pero nada me aliviaba más que verla a salvo, rayos, en serio no podía creer lo cursi me estaba volviendo. De cualquier modo muchas preguntas seguían en el aire y sin respuesta. ¿Quién era Vendark? ¿Y por qué me estaba buscando?

Si se trata de algún miembro de mi familia, no lo sabía, sin embargo solo se me podía ocurrir una opción, pensaba que se trataba de mi madre. Ya que ella poseía esa clase de actitud destructiva, además que contando con todo lo que nos sucedió, si yo estaba en busca de venganza era lógico pensar que ella también lo quisiera. Pero entonces, ¿Eso significaba qué mi padre estaba muerto? ¿Quizá lo capturaron y ella logró escapar en medio de la explosión? ¿O acaso se trataba de algún otro miembro de mi raza qué tomó el poder para vengarse cómo yo quise hacerlo?
Habían muchas posibilidades y nada me aseguraba que estuviera en lo correcto. Al final lo más práctico era ir hasta ahí para averiguarlo, aunque ya había dado por pérdida aquella oportunidad.

—¿Estás bien? —preguntó Enid sacándome de mis pensamientos.

Ella estaba tratando de abrir los grilletes para liberarme, pero por lo que observé no era muy hábil con esa clase de tecnologías.

—Sí, no hay problema —dije para tranquilizarla, mientras ella terminaba de abrir el cerrojo.

—Creo que lo tengo —aseguró con una sonrisa de orgullo en su rostro.

La verdad es que sin que ella lo notará usé el mecanismo de mi reloj para descifrar la contraseña de los grilletes electrónicos y poder quitarlos fácilmente. Enid pensó que fue gracias a ella, así que este era mi secreto. Luego de retirar los grilletes modifique su estructura y limpie su código base para reescribirlo, de esa forma podríamos usarlos en nuestros prisioneros para anular sus poderes.

Por supuesto, como era el único par de grilletes que teníamos a disposición fueron destinados para Afters, quien parecía ser el más peligroso de ambos alienígenas. Igarashi por su lado guardo silencio todo el tiempo, de vez en cuando miraba hacia Enid, pero ella parecía evitarlo, algo no encajaba entre ellos y necesitaba averiguar que había sucedido.

—Encontré una camioneta negra, está en buen estado, creo que funcionará bien para camuflarnos —aviso Ewan emocionado por su hallazgo.

Parecía un tanto desesperado buscando la aprobación de Enid. Él era muy molesto cuando se trataba de recibir atención de ella.

—Muy bien, podemos usarla. No es bueno estar aquí por mucho tiempo, aunque nos hayamos alejado del lugar de la explosión. No sabemos si el ruido puso en alertar a los cíborgs o godbots de la zona —dijo ella tomando una mochila con nuevas provisiones que encontramos, está vez en una casa abandonada.

Y es que después del enfrentamiento sabíamos que éramos un blanco fácil así que decidimos escondernos en una de las casas un poco más alejadas del centro comercial en el que estuvimos antes. Al ingresar Enid pensó encontrar a otras personas que cómo ella habían sido encerradas por el mecanismo de seguridad de sus viviendas, pero cuando ingresamos no encontramos a nadie. Igual que en los centros comerciales no había rastros de lucha o de un escenario escalofriante, pero algo me daba un mal presentimiento. No hace mucho que se anunció la destrucción del planeta y se dio la noticia de la eliminación de la raza humana, entonces solo habían dos opciones o bien habían sido capturados o habían logrado escapar.

Lo que fuera que estuviera ocurriendo, sabíamos que el tiempo se agotaba y que todavía no teníamos idea de quién era nuestro enemigo. Aunque cada vez reuníamos más pistas, todavía quedaba mucho camino por recorrer.

—¿Conseguiste las direcciones? ¿Sabes dónde está ASTRA? —me preguntó Enid antes de abordar la camioneta.

—¿Eso importa ahora? Escucha, creo que deberías olvidarlo y solo escapar, no hay nada que podamos hacer —quise convencerla, aunque en el fondo sabía que sería inútil.

—¿Estás bromeando cierto?

—Sí —di un suspiro, pues ya esperaba esa respuesta—. Solo bromeó, aquí tienes —sonreí de lado al entregarle el chip con las coordenadas, de la que sospechaba era la ubicación de la base central de ASTRA y a donde sabía que nos dirigiríamos después de esa conversación.

—Eres genial —replicó al devolverme la sonrisa.

Una vez que el GPS ubicó la dirección de las coordenadas, ya no había vuelta atrás. Nuestro viaje continuaba y solo esperaba que fuera lo suficientemente largo como para descubrir todo el misterio en el que nuestras vidas se vieron envueltas y descifrar que clase de vínculo me unía a la peculiar chica que conocí al llegar a la Tierra.

Continuará...

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