💫13. Conexión💫
Enid
Estaba confundida y para ser honesta eso era algo realmente raro en mí. No suelo ser tan débil con los chicos sin importar que tan guapos sean, está bien, debo reconocer que en la escala de lo promedio ellos eran mucho más lindos de lo que esperaba; pero me atacaron, definitivamente eran peligrosos y no podía bajar la guardia con ellos. Entonces, si ya sabía eso, por qué no podía evitar sentirme de esa forma a su alrededor.
Dudé como jamás lo había hecho y me puse nerviosa por cosas simples como tomar decisiones y mucho más a la hora de actuar, y es que por alguna razón no estaba siendo yo misma en ese momento. Ahí cuando los tenía al frente mío para el interrogatorio. No podía creer que solo el hecho de ver a ese chico a los ojos pudiera provocar en mí algo como eso, era una sensación extraña, no sé bien como describirlo; pero si tuviera que hacerlo diría que es similar a encontrarse con un familiar lejano a quien le tengo cariño, aunque no lo haya visto en varios años. Es parecido a un sentimiento de anhelo y nostalgia, no estoy segura, pero es extraño.
Cuando quisieron capturarme no tuve tiempo para verlos a detalle, a simple vista eran guapos; pero jamás me detuve a revisar sus expresiones o ver sus ojos como si lo hice en el momento en que hablé con ellos para interrogarlos.
De hecho, ese interrogatorio no salió nada bien, terminé por desesperarme al no obtener respuestas y no pude hacer nada para forzarlos porque me sentía incómoda.
Después de eso Jaret se centró en investigar más sobre los chips que encontramos y ver averiguar si podían ayudarnos a detener toda la locura entre extraterrestre y humanos, que estaba apuntó de acabar con el mundo. Mientras tanto Ewan se encargaba de recolectar nuevas provisiones, conseguir armas y un auto o algún medio de transporte para que podamos movernos con mayor facilidad por la ciudad, de hecho eso era algo riesgoso en nuestra situación porque seríamos fáciles de ver en medio de las calles vacías y aunque teníamos planeado movernos por la noche, nada nos aseguraba que no hubiera más cíborgs, robots o extraterrestres buscándonos; sin embargo si queríamos salvar al mundo no podíamos seguir caminando, gastaríamos tiempo valioso que no teníamos. Por mi parte mi misión era pasear por las tiendas y ver si algo nos era útil para usar como camuflaje, escudo a modo de defensa.
Cada uno tenía tareas que hacer y estábamos concentrados en ellas, pero algo me seguía molestando y ese algo tenía nombre y apellido. Kuman Igarashi, uno de los extraterrestres que capture, al final todo lo que sabía de él, era su nombre y que no era humano. La forma en cómo me miraba no dejaba de intrigarme y lo que sentí tampoco era normal.
No sé, quizá solo le estaba dando demasiadas vueltas, pero si ese no era el caso. Tenía la extraña sensación de que podría tratarse de algo más y que debía resolverlo rápidamente. Empecé a suponer cosas y situación, la teoría más valida que se me ocurrió fue que quizá estaba siendo afectada por sus poderes y que esa extraña sensación que creí sentir al verlo, era producto de una de sus habilidades como extraterrestre, es decir, no sabía nada de él y eso era lo que se me ocurriría.
A pesar de que por experiencia sabía que son muy raras las especies que pueden controlar mentes o manipular las emociones humanas, además de que esas especies tenían rasgos únicos e inconfundibles. Sus rostros eran alargados, su piel ligeramente azul y eran mucho más altos que los humanos terrestres. Por supuesto, Kuman no coincidía para nada con esas características así que era poco probable; pero no me quedaría con la duda. Si alguien trataba de jugar con mis sentimientos y emociones, esa persona la iba pasar muy mal.
—No tengo opción, debo verlo de nuevo —dije en voz alta sin darme cuenta y capturé la atención de Jaret.
—¿Dijiste algo? —preguntó y negué rápidamente con la cabeza.
—No es nada, iré a ver cómo le va a Ewan y aprovecharé para ver las tiendas más lejanas —mentí saliendo con dirección al cuarto de servicio en donde teníamos a los prisioneros.
Me aseguré de que Jaret no lo notará y de hecho fue muy fácil porque no despegaba la vista de su reloj y los chips que está decodificando. Verlo así me hacía pensar en él como una especie de genio de la ciencia y tecnología, no quería decir que fuera mucho más listo que yo, por supuesto soy más hábil para luchar y también a la hora de tomar decisiones; pero debía reconocer que las habilidades tecnológicas de Jaret nos servían de mucho, era como tener a nuestro propio hacker personal para sacarnos de apuros.
En fin, me dirigí hasta los prisioneros y entre en la habitación, ellos seguían atados, aunque por experiencia diría que podían liberarse fácilmente de esas sogas y nudos simples que usamos para retenerlos. Es decir, yo me libere de sus grilletes sin necesidad de tener superpoderes. No es que fuéramos descuidados a la hora de contenerlos y enfrentarnos a ellos, pero siendo honesta no contábamos ni con el uno por ciento de materiales adecuados para aprisionarlos. Ellos tampoco parecían ser débiles, y debido a que me fue tan fácil noquearlos comenzaba a sospechar que tal vez ellos se dejaron vencer a propósito.
—Bien, señor extraterrestre tú y yo tendremos una larga charla. Y esta vez tienes prohibido quedarte callado —le advertí a modo de broma sin pensar mucho en ello.
—Veo que no te rindes ¿En serio crees qué te diremos algo así nos amenaces uno a uno? —me cuestionó el chico lindo de cabello platino, sino mal recuerdo su nombre era James y a él no parecía agradarle tanto, bueno después de todo era un prisionero que vencí, lo había noqueado siendo solo una humana, ni siquiera puedo imaginar la vergüenza que debió sentir con que una chica lo haya vencido.
Es decir, el estereotipo de que los hombres son por naturaleza más fuertes físicamente que las mujeres era algo muy arcaico en la actualidad; sin embargo, para algunas razas extraterrestres y sus culturas seguía siendo un pensamiento válido, más que todo porque poseían habilidades y poderes únicos. Ahora imagínense pertenecer a una de esas razas poderosas y ser vencidos no solo por una entidad femenina, sino que como adicional esta pertenecía a una de las especies que se consideran las más débiles del cosmos, como es el caso de los seres humanos.
Básicamente el problema no sería tan malo si fuera una extraterrestre, pero siendo humana es otra historia.
—Lamento si lastime tus sentimientos, pero tú no eres mi objetivo ahora —replique antes de tomar la silla de Kuman y tirar de él hacia afuera, que esas sillas tuvieran ruedas me hizo más sencillo poder manejarlo para sacarlo de ahí—. Jugaré contigo después—me burlé un poco pues la expresión de enojo de James era muy tierna como para dejar pasar la oportunidad.
James Afters era definitivamente el tipo de chico guapo, lindo y tierno que me gustaba molestar, tenía la cara de un niño pequeño, aunque eso no evita que notará un aura un poco oscura y desafiante a su alrededor que en ese momento no tome mucho en cuenta.
Una vez que saqué a Kuman de ahí me dispuse a encontrar un buen lugar para hablar con él, tenía mucho que preguntarle y me había decidido a no tomar un no como respuesta. Por supuesto estaba tan decidida y sumergida en mis pensamientos que casi no noto el momento en que él empezó a hablarme por su cuenta.
—¿Tú también lo sentiste no es así? Me refiero a la conexión —preguntó mientras empujaba su silla por el pasillo del gran centro comercial.
Por un momento su voz hizo eco en todo el lugar, el sonido fue tal que tuve que apresurar el paso para entrar en una de las tiendas y así evitar que cualquiera de los chicos nos descubriera. Si Jaret o Ewan se enteraban de aquello, estaba segura de que se enojarían.
—¡Cállate! —le susurré un par de veces antes de llegar a la tienda una vez ahí me arrodillé frente a su silla para poder conversar con él mirándolo a los ojos.
Puede que no tuviera la habilidad de Jaret para leer el aura de las personas y saber cuándo mienten, pero confiaba indudablemente en mi propio juicio y mi buen ojo para juzgar a los demás. Si él trataba de confundirme o notaba que había algo raro en todo esto, no dudaría en golpearlo y encerrarlo nuevamente; sin embargo, si había algo de verdad en sus palabras entonces quería saber de qué se trataba. Encontrar respuestas era todo lo que quería y no había nada que no hiciera para conseguirlas.
—¿De qué hablas? Dime todo ahora y más te vale que sea la verdad —exigí sin perder un segundo más.
—Esto es interesante, aunque eres humana puedes tener esa clase de conexión con alguien como yo. ¿Quién eres en realidad? ¿Quizá híbrida o mestiza de alguna especie? —preguntó sin responder a mis dudas.
—No sé a qué te refieres, esa conexión de la que hablas ¿Qué significa?
—Es algo que conecta a todas las almas de una misma especie, algunos lo llaman «espíritu» y es exclusivo de cada raza, les sirve para reconocerse entre sí. —Hizo una pausa, pensativo, antes de continuar—. Puede significar cosas distintas en diferentes culturas; sin embargo jamás he escuchado de individuos de diferentes especies compartiendo esa conexión —confesó en lo que parecía ser sincero.
—¿Entonces a qué especie perteneces? —le cuestioné pensado obtener más pistas, pero su respuesta solo me dejó con más dudas.
—No lo sé, he estado en la Tierra prácticamente desde que nací. No sé nada de mi pasado ya que una familia humana me adoptó, crecí junto a humanos —contó y cada palabra parecía ser verdad—. Ellos sabían que era diferente, pero me trataron como su igual, de alguna manera simplemente pensaron en mí como su propio hijo, es por eso que yo...
Escuche un crujido y pasos provenir desde detrás de mí, en un rápido vistazo me levante del suelo y tome lo primero que tenía a la mano. Era un panfleto de anuncios digital que usé a modo de escudo contra la persona que me atacó. Una especie de telaraña de hilos que parecían cuchillos desgarro el entorno metálico con el que trataba de protegerme, justo en ese momento sentí como alguien me sujeto del brazo y tiro de mí con fuerza hacia atrás salvándole hábilmente del peligro.
—¡Detente! —exclamó Kuman, él se había deshecho fácilmente de las sogas que aprisionaban sus manos.
Mis sospechas eran verdaderas, ellos tenían el suficiente poder como para liberarse y atacar.
—¿Qué me detenga? ¿Sabes lo qué haces? Este es el momento para capturarlos y salir de aquí —escuché decir a Afters quien al parecer se había liberado en el momento que saqué a Kuman de la habitación.
—No tenemos permitido hacerles daño —le recordó ocultándome detrás de él, al mismo tiempo que impedía a James avanzar hacia mí.
—¡Enid! —gritó Jaret llegando hasta nosotros.
—Esas reglas cambiaron, las órdenes ahora son distintas —repuso James llegando hasta mí por detrás y teniéndome una hilera de esas telarañas cortantes sobre mi cuerpo y garganta—. Si das un paso más, ella lo pagará —me usó para amenazar a Jaret.
—No podemos hacer esto—le reclamó Kuman, pero sin poder convencerlo.
—Está bien —aceptó Jaret—. Haré lo que digan —levantó las manos en señal de rendición.
—Estoy harto de esperar así que haremos lo siguiente, solo necesitamos que tú vengas con nosotros, esta chica ya no es importante —dijo James refiriéndose a mí.
Para ese momento ya tenía un plan, pero aún esperaba el momento exacto para llevarlo a acabó, y es que no podía moverme con la facilidad que necesitaba, aun así, su discurso estaba sirviendo de ayuda al hacer algo de tiempo para dejarme pensar.
—Sabemos que eres extraterrestres así que colócate estos grilletes para bloquear cualquier clase de poder que poseas. —Tiró ante Jaret unos grilletes que le obligó a utilizar. —Una vez que los tengas puestos la dejaremos ir. No se te ocurra hacer alto tonto, después de todo eres responsable de su vida —condicionó sin dejar de apuntarme ni por segundo con los hilos.
No tenía forma de moverme en ese instante, pero sabía que Jaret no era tan estúpido como para caer en esa clase de chantaje. Además, de que hace tan solo unas horas él mismo dijo que jamás arriesgaría su propia seguridad por alguno de nosotros. Era complicado escapar, pero hasta el último minuto busque algo que me diera la oportunidad de liberarme, estaba segura de conseguirlo sin ayuda, hasta que escuche y vi algo que jamás imaginé y mucho menos espere que alguien como él hiciera.
—De acuerdo. —Se agachó a recoger los grilletes y se los colocó por su cuenta encerrando sus muñecas con el ruido metálico propio del cerrojo que manejaban ese tipo de instrumentos. —Ahora déjenla ir —exigió al momento de rendirse.
Estaba sorprendida, enojada y conmovida al mismo tiempo que me preguntaba, cómo el chico que hace solo unas horas había jurado que jamás se preocuparía por nadie más que él mismo y que mucho menos pondría su seguridad en peligro por alguien más. Ese chico, estaba haciendo todo eso, solo para salvarme. Se estaba arriesgándose y poniendo todo en juego por una chica que él mismo decía que ni siquiera veía como una amiga o algo similar. ¿Entonces, por qué? ¿Por qué eras tan tonto?
Continuará...
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