Τραγουδάω ένα
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ᴺᴼᵂ ᴾᴸᴬᵞᴵᴺᴳ: It Was A Very Good Year
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Los rayos de luz solar necesitaron a filtrarse a través de los extensos nubarrones plomizos que se cernían sobre todas las tierras de la península de Anatolia, extendiese así hasta perderse en el horizonte de ese cielo grisáceo que dando la paso a los la luz del sol que cambiar filtrarse empezaba asi un nuevo dia.
Todas las tierras que componían el territorio de Anatolia surgieron a ser bañadas por los brillantes y vivarachos rayos de luz solar. El Monte Latmos no fue una excepción, imponente y lleno de vida en los interiores de sus bosques verdes donde su fauna animal comenzó a despertar; Las liebres empezaron a salir de sus madrigueras bajo tierra en busca de alimento al igual que agitados zorros de pelaje anaranjado junto a sus pequeñas crías. Las crías zorrunas detuvieron sus andares, dejando de seguir a sus padres se detuvieron a ver como los verdosos y enredados empezaban a agitarse repentinamente viendo las peludas crías de zorro como grandes ciervos superiores en tamaño prosperaron a salir de la maleza ahuyentando a las crías de zorro que se alejaron en direccion donde se encontraron sus padres.
El gran ciervo ignora a las crías de zorro para emitir un bajo pero profundo mugido indicándole al resto de ciervos que lo acompañaban que lo siguieran comenzando así a dirigirse junto al resto de su familia hacia un caudaloso rio del cual beber agua fresca. En otro punto del bosque de Latmos múltiples aves generaron emitir chirridos canticos al nuevo día tras recibir de lleno los filtrados rayos de luz solar del firmamento plomizo, dejando a sus crías en sus respectivos nidos los padres extendieron sus alas para empezar a ir en busca de alimento aleteando contra el viento, surcando las verdosas tierras de Latmos las aves pasaron sobre el resto del animales, sobre los caudalosos ríos y los fuertes robles, hasta finalmente pasar por encima de una edificación que se encontró en el interior de una sección del bosque de Latmos.
Una pequeña cabaña hecha de madera de aspecto rural y sencilla. La madera de la que se componía la estructura parecía provenir de los mismos robles que la rodeaban por extensas filas. La finca silenciosa estaba rodeada de toda la vida natural de Latmos, alejada a cientos de kilómetros de cualquier rastro de civilización de Anatolia. Siendo bañada por la luz solar que modificarse filtrase entre las hojas de los extensos desfiladeros de arboles. Siendo bañada la cabaña por los rayos de luz del poniente los animales cercanos detuvieron llevaron su atención hacia la misma tras escuchar un chirrido de madera el cual provenía de la propia cabaña viendo la vida silvestre como la puerta de la misma era abierta lentamente.
Ante esto todos los animales empezaron a discurrir de los alrededores de la finca al ver como la puerta termino de abrirse y el como de sus oscuras profundidades empezaba a emerger una figura, la de un hombre. Expulsando un largo y profundo bostezo mientras extendía sus brazos un hombre termino de salir de aquella cabaña a través de la puerta principal de la misma. Los pájaros sobre las ramas se le quedaron observando; Alto y de cabello rubio que le llegaba hasta los hombros, llevaba una barba a juego con su melena desenmarañada, aquel aun somnoliento hombre fue recibido por una fragante brisa apenas salio de su hogar abriendo sus ojos de iris azulada parpadeando un momento mientras se llevaba su palma abierta al rostro acariciando su barba y posteriormente sus ojos para asegurarse de estar completamente despierto.
Terminando de hablar para si mismo, Endymion, utilizando de manera sencilla con un conjunto de una túnica griega de color negro, un manto azulado amarrado en su cuello que cubría gran parte de su cuerpo. Llevaba puestas un par de botas de cuero y con las manos desnudas se las llevo al rostro nuevamente para acariciarse su crecida barba esbozando una ligera sonrisa al sentir las fragantes corrientes del viento montañoso mejorando una refrescante bienvenida al exterior de su humilde bienvivida.
<<Como todos los años, la madre naturaleza dando una agradable bienvenida a un nuevo día tras una apacible noche de sueño. >> Piensa Endymion, en una mezcla de melancolía y extraña felicidad el hombre observa los silenciosos alrededores de su solitario hogar.
Dando un largo suspiro a su ves que iniciaba su mañana dando unos cortos ejercicios de estiramientos de sus brazos y piernas para despertar todo su cuerpo por completo el aqueo llevo su mirada hacia una sección de arboles cortados solo quedando los tocones de los mismos y al lado de estas una gran pila de troncos, eran el mismo material natural del que estaba hecha su pequeña cabaña.
Dejandose bañar en silencio por los rayos del sol que apenas y lograron filtrarse a través de tanto el plomizo firmamento como por los arboles, Endymion giro la cabeza momentáneamente hacia atrás suyo en dirección al oscuro interior de la cabaña quedándose viendo la misma por un momento atento como si esperase a alguien. Tras ver que nada parecía emerger del sombrío interior de la cabaña el aqueo de cabellos rubios suspiro para dirigirse hacia un tocón, tomando con sus manos desnudas con fuerza un hacha que se encontró anclada en el mismo.
<<Ya se despertará solo, mientras tanto me adelantare en el trabajo. >> farfullando para si mismo, Endymion tomo con fuerza el hacha y apuntando el filo de la misma hacia un trozo de madera ejecutar un corte que partió el trozo en dos-
Al mismo tiempo que el leñador cortaba con fuerza los trozos de madera con su hacha pudo ser capas de escuchar el canto de las aves que pasaron revoloteando por encima suyo, los vivarachos canticos de las aves del nuevo día en esa mañana fueron como una canción que mejoro su ambiente de actividad rustica laboral. Los minutos fueron pasando y Endymion tras terminar de cortar un numero de veinte trozos de madera de los robles dedicó tomar asiento sobre el tocón que usaba como punto de apoyo para mantener los trozos que deseaba cortar con su afilada hacha, ahí sentando el aqueo en silencio sonrió para si mismo disfrutando de los sonidos apacibles que brindó la madre tierra para sus oídos teniendo en todo momento su hacha sobre su regazo.
Encogido de hombros y expulsando un rápido suspiro de alivio con una sonrisa en el rostro, Endymion, aquel solitario hombre con la mirada aparentemente perdida en el bosque que lo rodeaba disfruto de la paz y tranquilidad de su silencioso y a su vez apacible hogar que formaba parte de la naturaleza de Latmos siempre a espaldas de su apacible morada.
Pasados un par de minutos de que terminara su trabajo, Endymion fue capas de escuchar un sonido a sus espaldas como a su vez un quejido como si algo o alguien se hubiera dado un golpe. Abriendo los ojos con curiosidad pero a su vez soltando unas cortas y poco audibles carcajadas tras escuchar unos pasos seguidos de un largo y exuberante bostezo detrás de si giro ligeramente la cabeza hacia atrás sin borrar su sonrisa ahora de familiaridad el hombre vio como el oscuro interior de la cabaña emergió una pequeña figura somnoliento tanto o incluso más que el propio Endymion cuando salió de la morada de madera.
Del umbral de la cabaña emergió la pequeña figura de un niño de no más de diez años de edad. Llevaba puesta una blanca túnica griega decorada de lineas azuladas en los bordes de la misma por su cuello y brazos, en sus pies este portaba unas sandalias de cuero de su tamaño, pequeñas pero eficientes para que no andará descalzo y así evitar que pisara alguna piedra y se tropezara por error, pero la mayor peculiaridad del joven infante era su despelucado y a su vez rizado cabello verde cual esmeraldas con un mechón alargado en su flequillo. Endymion lo observa en todo momento con una sonrisa fraternal a ese pequeño muchacho de pelos esmeralda.
-Buenos días hijo, debiste tener un muy buen sueño para dormir un poco más de lo normal, ¿A que si, Sirius? -dijo Endymión, sonriendo observando como el rostro de aquel niño era iluminado por la luz de la mañana que se filtraba entre los arboles entre abriendo sus ojos revelando un par de iris amarillentas y así alzar la vista para ver el plomizo firmamento con la inocencia de un niño el cual empezaba a hablar.
-Buenos días papá...Ay..creo que me golpee la cabeza cuando me caí de la cama. -dijo Sirius, acariciándose la frente mientras empezaba a ver a su alrededor tras terminar de rascarse los ojos dándose cuenta de los tenues rayos del sol que iluminaban su pequeño rostro-...Espera, ¡¿Ya es de día?! -farfulla Sirius de repente, abriendo los ojos en su totalidad para ver a su padre Endymion quien suelta una corta carcajada al ver la reacción de su hijo- ¡¿Por que no me despertaste?!, ¡¿sabes que día es hoy?!
Con unas rebosantes energías Sirius se aproximo hacia su padre parándose al frente suyo con una gran sonrisa llena de entusiasmo y una mezcla entre la emoción y el anhelo en ese par de ojos amarillentos casi dorados con los que el infante miró a su padre, a tan solo un metro de distancia separando al uno del otro. Endymion sonrió para sí mismo al ver la alegria de su hijo, le causo gracia el ver como paso de salir del interior de su cabaña somnoliento y casi tambaleándose para de pronto verlo cargado de energías.
-Claro que se que día es hoy. -levantándose del tocón de madera y en el proceso anclar el hacha en el mismo dejándola reposando ahí hasta el momento en que necesitara volver a usarla- Pero por esa misma razón es que necesitaba que durmieras y descansar todo lo necesario para este día, no quiero que te enfermes en medio del trabajo matutino y te caigas rendido al suelo, mucho menos en esta expedición, no en la de hoy.
-¡Pero padre ya estoy grande! -respondió Sirius- No me voy a desmayar ni sufrir más fiebres o mareos, tengo diez años. Lo de ayer solo fue catarro y mocos, padre. -haciendo una mueca de indignación y cruzándose de brazos mirando a su padre el cual poso su mano derecha desnuda sobre su cabeza-
-Si tu ya eres un grande con apenas diez años entonces yo soy el mismísimo titan Atlas. -espeto Endymion en un tono agraciado, con su mano derecha en la cabeza de Sirius comenzando así a revolver su desordenando cabello más de lo que ya estaba el erizado cabello de su hijo quien se aparta para que dejaran de sacudirle la cabellera comenzando a peinárselo con las manos visto siendo con gracia por su padre- Pero dejando de lado eso, sabes que tenemos que prepararnos para partir sanos y llenos de energías, pero primero lo primero. -menciono el hombro llamando la atención de Sirius el cual había terminado de peinarse su cabellera esmeralda mirando con una sonrisa a su padre-
-¡El desayuno! -farfullo Sirius en una entre mezcla de entusiasmo y ansias que llamo la atención de su padre el cual arqueo una ceja divertido ante eso-
-Por un momento creí que ibas a decir arreglar todas nuestras cosas, ¿Tienes hambre, verdad? -cuestiono Endymion viendo al joven peliverde quien iba a negarle lo sostenido pero parando en seco al escuchar un gruñido de su estomago cosa que hizo a Sirius hacer una mueca avergonzado como también ser respuesta suficiente para su padre- Lo suponía, no puedes trabajar con el estomago vacío.
-Si, pero tu también estás trabajando sin haber desayunado primero. -espeto mirando a su padre el cual se encogió de hombros orgulloso y con una pequeña sonrisa-
-Que te puedo decir, tengo el orgullo de decirte que me siento suficientemente preparado para trabajar esta mañana sin la necesidad de...
El monologo del hombre fue cortado por un gruñido, uno cual no solo callo al aqueo de cabello rubio si no que hizo al infante soltar una carcajada divertida al darse cuenta cuenta también que era un gruñido del estomago de su padre-
-¿Qué decías, padre? -con una sonrisa burlona Sirius observa a su padre el cual soltó un exasperante suspiro-
-Trae la carne que sobro del caldo de ayer y los vasos de madera por favor. Yo voy a por el agua que queda de los botes para recoger más luego. -respondiendo ya su vez pidiéndole a su hijo, Endymion empezó a caminar en busca de un par de botes de agua hechos de madera tallada que se encontró reposando a un lado de uno de los muros de la cabaña- <<Y uno queriendo iniciar una dieta pero la vida no deja...>> Mientras el hombre iba yendo hacia los botes de agua el pequeño de diez años y cabellera esmeralda sonrió para responderle con un infantil optimismo.
A su vez que Endymion iba a por los botes de agua este observo de reojo como su hijo Sirius se adentraba en el umbral de su humilde vivienda, acatando la petición de su padre el pequeño de ojos amarillos. Tras entrar en su hogar Sirius se quedo observando su sencillo pero a la vez cómodo y acogedor interior, perfecto para sus dos habitantes; Toda la cabaña estaba hecha en su totalidad de las maderas de los robles del bosque, desde el suelo tallado, las paredes y muebles los cuales todos parecían estar tallados a mano. Pasando por encima de una alfombra de pieles de cuero, Sirius atravesó la sala hasta quedarse viendo lo que parecía una estantería llena de figuras de madera que fueron iluminadas tenuemente por los rayos de luz que se filtraban por las ventanas abiertas para airear el interior de la cabaña y así eliminar el olor a caldo impregnado desde la noche anterior.
Sirius las vio todas las pequeñas figuras de madera de la estantería con una sonrisa. Figuras de madera esculpidas a mano para servir como juguetes para el pequeño, todas eran de animales del bosque de Latmos; Ciervos, Zorros, Conejos, aves y incluso algo tan complicado como un oso. Algunas figuras se notaron más detalladas y pulidas siendo reconocidas como las que su padre le había hecho para jugar, hechas a mano con un cuchillo, todos siendo regalos de su padre estando a un lado de algunas figuras más simples, menos detalladas y sencillas las cuales el pequeño aqueo de ojos amarillos reconoció como las que el hizo siguiendo las indicaciones de su padre Endymión.
Distrayéndose por un instante Sirius estuvo por agarrar la figura de un pájaro, a diferencia de otras figuras que parecían más detalladas la de esa ave del bosque parecía mucho más sencilla y simple que el resto, había sido hecha por las propias manos del peli esmeralda pero antes de tomar su juguete de madera recordó la petición de su padre abriendo los ojos para con prisas correr en una dirección donde encontrar la despensa y la comida sin dejarse llevar por las ganas de jugar pensando hacerlo más tarde.
En el exterior de la cabaña Endymion tomo asiento sobre un tronco de madera cortado usándolo como asiento, a un lado suyo se encontraron dos botes de agua hasta la mitad cada uno. Endymion quedo esperando mientras su estomago rugía haciéndolo formar una mueca de cansancio de la que se avergonzaba pero escuchar tras unos pasos provenir del interior de su hogar hasta llegar al portón principal el aqueo fue capas de ver como su hijo Sirius salía por la puerta con dos vasos de madera y cuero pero por sobretodo a ojos de Endymion trozos de carne de conejo cosida recordando que eran las sobras de la que había cocinado la noche anterior.
-¡Por fin! Me estaba empezando a escuchar los gruñidos de mi estomago. -vocifero con una sonrisa entusiasmado el hombre adulto sacándole un par de carcajadas a su hijo el cual le ofreció un trozo de carne de conejo a su padre-
-Y tu diciendo que no necesitabas comer primero, padre. -riendo un poco al ver como su padre daba un fuerte mordisco al trozo de carne arrancando un pedazo y así comenzando a masticarlo-
-Solo quería hacer un poco de dieta. -tragando el trozo de comida que tenia en la boca- Que me desperté y creo que agarre peso extra, no quiero echar panza ¿Sabes? -tomando con sus manos ambos vasos de piel, Endymion los introdujo en los votos de agua para tenerla servida en los vasos recibiendo uno a su hijo para poder ambos beber- Pero dejemos ese tema de lado y come que necesitas algo en ese estomago tuyo para todo lo que haremos el día de hoy.
De acuerdo con las palabras de su padre Sirius le dio un mordisco a su propio trozo de carne, tras empezar a masticar su alimento el joven de ojos amarillentos hizo una disimulada mueca de desagrado, la carne estaba cruda y fría tras toda la noche de que la cocinaron. El sabor de la carne no resultó del gusto del muchacho pero al ver a su padre disfrutar de la suya el pequeño aqueo se dispuso a terminar su porción de comida en silencio dando un gran sorbo de su vaso de agua para poder llevar mejor la comida siendo visto por su padre quien sonrió al verlo.
-Veo que ha comenzado a acostumbrarte más a la carne de conejo. -dijo Endymion, observando como su hijo terminaba de trabajar un trozo de carne llamando la atención de este al escuchar las palabras de su padre- Y pensar que hace un par de meses te negabas completamente a comerla cruda.
El pequeño de cabello verde se detuvo justo mientras masticaba un trozo de carne de conejo. Endymion se quedo viendo curioso y seguramente divertido como su pequeño hijo buscaba disimular una mueca de asco ante lo fría y cruda que se encontró el desayuno hasta finalmente tragárselo por completo chasqueando la lengua para querer quitarse trozos de comida que quedaron entre sus dientes.
-Sirius, ¿Que te dije de menospreciar la comida? -le reprocho Endymion en un tono familiar y confianza a su hijo el cual tomo un vaso de agua para hidratarse un poco más y así bajar mejor la comida-
-Pe- perdón padre, es que no me gusta la carne cruda y fria. -farfullo Sirius avergonzado, el ultimo mordisco que había dado era el ultimo viendo a su padre el como se termino toda su comida- se lo que me ha dicho sobre apreciar los alimentos que nos brinda la madre tie-
-No te pongas así, hijo. -interrumpió Endymion para posteriormente darle unas palmadas en la espalda a su hijo haciendo que casi se cayera al suelo pero logrando este estabilizar en pie no sin antes estar por tropezar un poco- No te regaño pero si te digo que aprecias más la comida que tenemos aun si esta cruda, no siempre podemos comer carne del ganado. Cada fuente de alimento en esta montaña es una bendición para nosotros y tenemos que aprovecharlas.
-Si, padre eso lo se muy bien de tantas veces que me lo ha dicho. -respondiendo a las palabras de su padre el cual se levanto del tronco de madera con una sonrisa tras terminar su porción de carne para dar un estiramiento de brazos viendo de reojo a su hijo-
-Sin embargo -llamando la atención del menor al ver este como su padre hizo un ademan con la mano- No te miento en que a mi tampoco me gustó la carne cruda a tu edad, es más la odiaba, de hecho me gane varias llamadas de atención de mi madre cuando me iba escabullendo a tirarla afuera de la casa. -menciono Endymion mirando a su hijo con una sonrisa, Sirius correspondió la sonrisa de su padre con una propia- Te puedo incluso asegurar que sus gritos y regaños los podría escuchar a kilómetros de distancia...era muy gruñona de vez en cuando.
Tras termina su declaración Endymion miro con una sonrisa como su pequeño hijo soltó una carcajada en respuesta, el ver a su hijo con ánimos le alegraba la mañana al rubio quien tras terminar su desayuno y de beber agua de su vaso tanto el como Sirius se dieron cuenta como se habían acabado con todo el agua de las cubetas que había traído el hombre.
-Padre, ya que terminamos de desayunar ¿Vamos a empezar? -inquiere Sirius parándose a un lado de su padre.
-Por supuesto, que bien que lo mencionas. -responde Endymion, acariciándole la cabeza a su hijo Sirius con su mano derecha haciendo que esta sonriera. El Aqueo llevo su vista hacia su hogar tras las palabras del pequeño de cabello esmeralda pensando en los labores del día mientras a su alrededor se escuchaban los sonidos del bosque de Latmos.- Voy a buscar dentro de la casa las herramientas para el arado, Sirius tu iras a llenar de agua las cubetas vacías en el arroyo. -terminando al mismo tiempo que dejaba de acariciar la cabeza de su atento hijo- Luego de que dejes el agua aquí vamos a extraer los frutos y alimentar al ganado. ¿Listo para el trabajo, hijo?
El niño muestra una sonrisa dentuda. Irguiendo la espalda y levantando el brazo rebosante de energía. Ante los movimientos corporales y gestos que hacia Sirius el padre sonrió al ver el optimismo de su hijo.
-¡Por supuesto que si, papá! -dice Sirius por lo alto sin moderar su tono de voz. Tras pronunciar sus palabras Sirius fue a tomar los dos votos de agua vacíos, uno en cada brazo- ¡Lo hare rápidamente!
-Me gusta ese tono. -contesta Endymion sonriendo girando para irse en dirección a la cabaña con la puerta abierta dejando de ver a Sirius quien estaba apunto de irse hacia el riachuelo más cercano a su hogar pero deteniéndose en seco- Por cierto antes de irte Sirius, recuerda las reglas; Nada de pasar los limites marcados del terreno sin mi supervisión.
Tras dichas palabras Sirius se detuvo en seco, Endymion no pudo ver su rostro al solo ver como el peliverde le daba la espalda pero podía jurar haber escuchado como su hijo soltaba un suspiro pesado ante sus palabras.
-Aguántalo, padre. Sabes que conozco todas las reglas; No puedo exceder los limites del terreno de la granja. Lo se muy bien, tampoco me pasara algo, te preocupas demasiado. -en un tono de obviedad el pequeño de ojos amarillos miro a su padre tranquilo una ultima vez para irse rápidamente en busca del arroyo más cercano a su hogar y así llenar las cubetas de madera- ¡Nos vemos en un rato!
Endymion en silencio observa a su hijo alejarse perdiéndose de su vista entre las sombras del bosque que lo rodeaban y por donde los rayos de luz no lograban iluminar. El padre viro la cabeza hacia la entrada de su hogar pero no pudo evitar inclinarla nuevamente en dirección a donde había ido su hijo, el silencio era lo único que abundaba en los terrenos del hogar del aqueo. Adentrándose a través del umbral de la puerta, Endymion termino por entrar en su silencio hogar.
El barbudo hombre de cabellera rubia en silencio parecía sumergido en sus pensamientos, comenzando a caminar haciendo rechinar las maderas del suelo de la cabaña con su andar de sus botas. Endymion se empezó a dirigir en busca de las herramientas de jardinería para el arado y el sembrado de frutos pero deteniéndose en seco para frotarse los ojos pensando en las palabras de su pequeño hijo, encerrado en sus pensamientos el aqueo se rasca la barba en un gesto de cansancio quedándose en medio de la sala de su hogar dando un recorrido a esta con sus ojos hasta detener su vista en la estantería iluminada por los rayos solares que se filtraban por las ventanas. Ahí se quedo el hombre permaneció viendo todos los juguetes de madera de su hijo, desde los que el propio Endymion le hizo para jugar como los hechos a mano por el propio peli esmeralda.
<<¿Lo molestare al preocuparme demasiado...?>> Se dijo Endymion entre pensamientos que surcaban su cabeza. El hombre se fijo en una figura de la estantería con forma de ave, recordaba que era la favorita de su hijo el cual intento un águila a mano, por como se vio no había salido como había pensado inicialmente pero aun así era la preferida de su hijo Sirius.
Dio un largo suspiro, Endymion sonrió un poco para si mismo, despejando sus ideas el hombre fue en busca de las herramientas de jardinería para el trabajo pensando en el corto lapso de tiempo que tardaría su hijo en volver.
<<No, no debo pensar en eso...>> se dijo a su mismo, avanzando Endymion por su hogar hasta llegar a la despensa donde vio una gran caja de madera <<Mi hijo siempre tiene buenos ánimos, yo también debo tenerlos...>>
Tras abrir la caja de herramientas Endymion viendo satisfecho todas y cada una en su respectivo lugar unas con las otras. Con la mirada fijada en las herramientas el padre aqueo las tomaría para ponerlas sobre su hombro izquierdo cargándolas mientras con su mano derecha cerraba las caja de herramientas. En silencio Endymion empezaría a ir en camino hacia la zona de arado donde trabajaría esperando a su hijo, saliendo de la casa el hombre cerro la puerta para dar así inicio a su jornada de trabajo.
<<Ella no querría que yo pensara lo contrario.>>
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El gran bosque de Latmos era enorme; contando con una gran cantidad de cerros boscosos y de una abundante fauna animal comparada con su exterior, Latmos con su gran extensión y altura daba la imagen ser el punto de convergencia de toda la vida de la gran península de Anatolia. Entre sus bosques los animales se alimentaron de los frutos maduros que crecían, mientras que otros integrantes de la fauna sirvieron de alimento para sus respectivos depredadores. En el apacible ambiente de la naturaleza, una pareja de zorros se acercaba para beber del agua limpia y caudalosa de un arroyo, acercando sus hocicos ambos zorros sacaron a beber el liquido natural de Latmos acabando así con la sed de ambos animales mientras al otro extremo del rio sin que los animales se dieran cuenta una pequeña figura empezaba a salir de las sombras de los arboles y los arbustos.
Saliendo de los matorrales mirando a su alrededor fijándose en la distancia como algunos venados comían césped del suelo, el pequeño Sirius escucho el sonido del agua corriendo por el arroyo mirando al frente suyo la brillante y agua de las corrientes de Latmos. Con una sonrisa y pisando el suelo con sus sandalias de cuero Sirius se aproximo con cubetas en mano hacia el borde del riachuelo sonriente, poniéndose de rodillas ignorando a los zorros que se le quedaron observando en el otro extremo el infante puso ambos votos de madera a un lado suyo para meter las manos en el agua del rio y así poder beber de esta refrescándose.
-Ah, que rica y refrescante es siempre. -murmura Sirius satisfecho, con la garganta refrescada por el agua natural del rio del cuelo dio otro sorbo tomando con sus manos como si fuera un baso al cual dar sorbos de agua-
Dando varios sorbos de agua el niño mojaba un poco su túnica griega con el agua que se filtraba por los dedos de sus manos, era algo que no le importaba mucho solo disfrutando de beber del agua cristalina del riachuelo. Tras dar cuatro sorbos de agua Sirius se fijo en como por la corriente logro ver como algunos peses nadaban por la misma, se vieron perfectamente por lo limpia que era el agua y escuchando como algo presionaba pisando el césped al otro lado del rio viendo el infante una pareja de zorros, intercambiando miradas con ambos animales de pelajes anaranjados el infante con una sonrisa les hizo un gesto con su mano saludándolos.
-¡Hola zorros! ¡¿Esta buena el agua, a que si, verdad?! -dijo Sirius mirando a ambos mamíferos, expectante esperando alguna respuesta de estos el niño se les quedo con su par de ojos al igual que dichos zorros lo vieron en silencio, como si lo observaran con bastante rareza, pero ignorando el gesto social del infante la pareja de zorros dejo de beber para volver a adentrarse en el bosque perdiéndose entre las sombras y los arbustos que no lograron ser iluminados por los rayos de luz del cielo. <<Al menos me esperaba un gruñido aun que sea...>>
Con una mueca de decepción momentánea el niño solo suspiro encogiéndose de hombros. Sirius bajo su mirada, callado viendo las cristalinas aguas del rio, observo su propio reflejo en el agua viéndose a si mismo en un silencio únicamente interrumpido por el propio rio caudaloso o el de los pájaros aleteando por encima suyo y el cantar de los mismos , quedándose ahí quieto de rodillas a la orilla del río.
Comúnmente a Sirius le hubiera alegrado el hecho de escuchar el sonido natural del ecosistema de Latmos. Raras eran las veces en donde se aburría o se molestaba teniendo la rutina de pasear por el bosque jugando a atrapar animales como conejos o zorros, tirarse a los ríos para bañarse en el agua o intentar atrapar un peces del mismo en compañía de Endymion, pero en esa ocasión Sirius solo podía mascullar sus pensamientos.
-A veces siento como si estuviera solo... -masculla en voz baja, solo audible para el mismo viendo su reflejo, como si hablara con el mismo, en un tono de caído-
Virando los ojos en dirección hacia las cubetas de madera, Sirius toma una de estas con una expresión ligeramente decaída. El infante tomo la cubeta con ambas manos y así meterlo de forma horizontal mirando en dirección opuesta por donde iba la corriente del río. Mientras llenaba la cubeta de agua Sirius se adentraba en sus pensamientos, el silencio del bosque lo ayudaba a esto pensando en las palabras de su padre avisándole sobre las reglas que tenia que seguir antes de ir a por el agua recordándole sobre los límites de la zona donde Vivian, limites que no podía sobrepasar o por consecuencia podría llevarse una llamada de atención de su padre Endymion.
Llevando su atención hacia la cubeta de agua completamente llena Sirius la tomo para dejarla a un lado suyo pasando a tomar la segunda para llenarla. Pasaron al rededor de poco menos de un minutos para que se llene la segunda cubeta completamente dejándola Sirius a un lado de la otra. El pequeño de cabellos esmeralda sonríe un poco al ver su trabajo terminado por lo que se levanta del suelo para así tomar ambas cubetas e irse a ayudar a su padre Endymion en el trabajo pero antes de tomar las cubetas Sirius mira al otro extremo del riachuelo.
Con sus ojos amarillos apuntando al otro lado, Sirius pudo ver como en uno de los arboles había una marca, un corte hecho con una navaja en ese árbol pareciendo haber sido hecho por un algún tipo de instrumento filoso, un cuchillo, una marca reconocible.
Tras ver dicha marca el infante en silencio cerro los ojos por un momento soltando un largo suspiro, como si sus ánimos hubieran bajado tras verla ya que la reconocía tras haberla visto en varios puntos de Latmos indicando los límites de los terrenos de su hogar, marcas en los arboles hechas por el propio Endymion. Las indicaciones de su padre Endymion eran sencillas; No pasar a través los limites alrededor del bosque.
Los limites estaban trazados en varios arboles, marcas hechas con un cuchillo u otras herramientas con la intención de servir de advertencia de que hasta ahí es donde el pequeño podría llegar. Sirius tenia grabadas las palabras de su padre en su cabeza diciendo que eran señales de advertencia de que fuera de esos límites habrían animales salvajes peligrosos, que no podía alejarse a explorar o jugar lejos en el bosque donde podría perderse y no volver a casa.
<<Se que es por mi bien...>> Pensó Sirius, un pesimismo empezaba a dibujarse en su rostro que se arrugo hasta soltar un estornudo del cual salieron disparados unos mocos hacia el suelo, él los miro con asco antes de tomar las cubetas llenas de agua. <<Pero aun así...ya no soy un niño enfermizo.>>
Atravesando el follaje y arbustos de los imponentes arboles de Latmos el infante pisaba la hierva verdioscura con sus sandalias. Las palabras de su padre seguían rondando por su mente pero a su vez pensando en el presente, tras esto una pequeña sonrisa se empezaba a dibujar de a poco en el rostro del infante. Aun teniendo limites establecidos por su padre y sus advertencias pudiendo llegar a ser bastante exigente o incluso testarudo, Sirius siempre recordaba los momentos de la fuerte unidad que tenia con él y las expediciones que hacían para la recolección de recursos en el exterior de Latmos.
<<Uno de estos días le demostrare a papá que no tiene de que preocuparse. >> -con una sonrisa ambiciosa dibujada en su rostro Sirius cargo fuertemente las cubetas de agua yendo en dirección a su hogar en una caminata llena de optimismo <<¡Hoy tendremos finalmente una expedición a las ciudades exteriores!>>
Acelerando el paso con cuidado de no tropezar y derramar el liquido de las cubetas de agua para evitar repetir el mismo tramo, Sirius avanzo en dirección a donde se encontraba su hogar y en sus ojos amarillos incluso los animales del bosque podrían ver su deseo y anhelo de aventura más allá de las fronteras de Latmos mientras en su mente un nuevo pensamiento nacía:
<<¡Espero madre nos vea desde los Eliseos!>>
En otro punto de Latmos, en mitad de los cerros de la montaña se encontraba una zona agrícola donde Endymion con rastrillo agarrado con ambas manos terminaba de arar una región del campo. Apoyándose con la ayuda del rastrillo contra el suelo Endymion soltó un largo suspiro de alivio y cansancio, encogiéndose de hombros relajándose el hombre llevo su atención a su alrededor.
Un extenso campo de cultivo arado en su totalidad y fertilizada, llena de deliciosos frutos maduros listos para su recolección. Endymion miro orgulloso el campo rodeado de imponentes cerros que por su posicionamiento daban la ilusión de paredes naturales que protegían sus cultivos de invasores exteriores a los terrenos del campesino, con la excepción de los más pequeños intrusos como lo podrían ser animales pequeños; entre ellos roedores y otros mamíferos que se escabullían por las noches para devorar los cultivos. Endymion había aprendido a lidiar con las plagas plantando diversas trampas caseras junto a su hijo alrededor de los cultivos y cuando no funcionaban siempre era un momento adecuado para cazar el almuerzo y cena.
Llevando su vista hacia el oscuro y plomizo cielo lleno de extensos nubarrones por los que apenas lograban filtrarse los rayos de luz solar que sentía cada día más débiles, casi como si en cualquier momento el sol estuviera por apagarse y no volver, Endymion se mantuvo en silencio tomando con fuerza su rastrillo para continuar arando las regiones de su campo. El trabajo era algo a lo que estaba acostumbrado, ya fuera en los labores del hogar, los trabajos agrícolas y ganaderos como también en la educación y crianza de su hijo Sirius, eran labores diarios que hacia casi todos los días tomando un par de días de descanso a la semana solo para luego volver a continuar nuevamente como siempre. La habitualidad con la que hacia sus labores era tanta que Endymion perdía la noción del tiempo cuando se enfocaba por completo en sus tareas domesticas bajo ese tartárico firmamento, aquel hombre era incapaz de evitar preguntarse que tan monótona se había vuelto su vida.
Su profunda concentración en el trabajo fue tanta que Endymion no fue capas de darse cuenta de notar los rápidos pasos de una pequeña figura que se acercaba hacia el tras salir de las sombras de los arboles del cerro. Sirius había llegado a ayudar a su padre viendo el infante recién salido del bosque a su alrededor las regiones de campo agrícola completamente aradas y fertilizada, en el rostro del infante se dibujo una curiosa sorpresa ante esto esperando encontrarse con bastante trabajo solo para ver que su padre había trabajado ya más de la mitad.
Tras terminar de observar el pequeño se empezaría a acercar hacia donde se encontraba su padre pisando el verdoso suelo con sus sandalias de cuero mientras la fragante brisa del monte sopla contra el rostro del niño, el silbido del viento contra las hojas de los arboles y la hierba del suelo dan un aura de un ambiente de paz de imperturbable en ese campo de cosechas de la familia de granjeros. Entre más se acercaba Sirius teniendo cuidado con no pisar la tierra fertilizada para el cultivo ni los propios cultivos el niño se aproximo de a poco hacia su padre quien terminaba de arar otra región del campo.
-¡Ya volví padre! Deje las cubetas de agua en la casa. -anuncio Sirius en voz alta a unos pocos metros de Endymion quien tras la sorpresa de escuchar la voz de su hijo ensancho los ojos mirando rápidamente hacia su alrededor extrañando al peliverde hasta que su padre poso su atención sobre el- ¿Pasa algo, padre?
-Ah, Sirius... -murmuro Endymion con la mirada fija en su hijo viéndolo extrañado.- Cielos no me di cuenta que llegaste hasta que me hablaste...parece ser que otra vez me entregue totalmente al trabajo. -esbozando un pequeña sonrisa mirando hacia abajo suyo mientras continuaba hablándole a su hijo- ¿No surgió ningún inconveniente mientras ibas a buscar agua? Descarto que te hayas echado un chapuzón viendo que tienes el pelo y la ropa seca.
-Ningún solo inconveniente, solo me puse a tomar agua mientras llenaba las cubetas.
Dando su explicación Sirius vio como su padre con una sola mano tomaba la barra de madera de su rastrillo de jardinería y los apoyaba sobre su hombro, tras esto concluyo que su padre termino el trabajo al ver en la misma dirección que este, su padre había terminado el trabajo mientras estaba haciendo el suyo. El joven peliesmeralda sonrió ante esto, recordaba como Endymion había trabajado casi todo el día pasado antes de la hora de la cena y hoy lo había completado en su totalidad el solo.
-Increíble papá, ¡Lo hiciste todo tu solo! -dijo con una gran sonrisa viendo a su padre quien ante la reacción del menor soltó una corta carcajada-
-Es lo mínimo que pude hacer ayer trabajando como si fuera Triptolemo para ahorrarte la necesidad de ayudarme. -respondió rápidamente Endymion, acariciando la cabeza de su hijo revolviendo su cabello con una sonrisa- Pero no te preocupes después de todo no podías ayudarme ayer estando postrado en la cama enfermo y estudiando.
<<Debí suponérmelo.>> Espeta Sirius en su mente. Sintiendo su cabello desarreglarse y escuchando las palabras de su padre y sin que este se diera cuenta bajar un poco la cabeza y la mirada para ocultar su vergüenza.
-Con todo hecho solo queda empezar a recoger los frutos ya maduros y alimentar al rebaño. -continua Endymion, parando de revolver el cabello de su hijo procede abrir una pequeña bolsa amarrada a su cintura de la cual saca una baya azul para empezar a masticarla- Luego empezaremos la expedición. ¿No te pone nervioso?
Endymion lanzo la pregunta a Sirius con una pequeña sonrisa aun cuando al propio hombre no le cupiera duda alguna de la respuesta que le daría el niño. el solo ver como Sirius inflaba su pecho irguiéndose con una sonrisa en su rostro.
-¡Ni un poco padre! -espeta con grandes energías- Quiero ver como es todo allá afuera luego de tantos meses, ¡La ultima expedición que tuvimos juntos fue hace casi un año, papá!
-A veces me haces tener una idea de como debió ser para mis padres criarme cuando tenia tu edad. -continua Endymion con una sonrisa viendo la emoción contagiosa de su hijo. En respuesta a esto el hombre volvió a meter su mano izquierda dentro de su bolsa de bayas, sacando una igual a la anterior pero esta vez mostrándosela a Sirius mientras la tenia agarrada con sus dedos- Toma una, ¡Atrápala!
Sirius no tardo en reaccionar a tiempo a las palabras de su padre. Pensando rápido sin borrar la sonrisa de sus labios el pequeño movió los brazos con las manos abiertas queriendo atrapar la baya pero justo antes de poder atraparla sintió un escalofrió seguido de un dolor en su garganta que lo hizo llevarse las manos a la misma dejando caer la baya al suelo. Endymion rápidamente cambio su semblante a a uno más preocupado al ver como su hijo empezaba a toser escuchando como intento hablar pero escuchándose flemática y confirmando las sospechas del padre al ver como empezó a escupir la propia flema entre toses.
-Oh no...otra vez no, ¡Sirius! -vocifero preocupado Endymion agachándose rápidamente a la altura de su hijo quien no paraba de toser y también sonar su nariz como su estuviera llena de mocos. Rápidamente se quito sus guantes de cuero para la jardinería y así poder revisar al infante desde tocar su frente, su cuello y propio pecho sintiendo como su temperatura corporal aumento de repente preocupando más al hombre quien solto su rastrillo sin pensarlo- Maldita sea, ¡Vamos a casa ahora mismo!
-¡No, papá no! ¡Por favor dame un momento eso es suficiente! -respondió entre toses Sirius- No me estoy poniendo pálido ni vomitando, por favor tranquilízate. -terminando y tras sonarse la nariz tirando mocos al suelo, empezó a estabilizarse levantándose del suelo al cual casi caía.
Endymion quedo en silencio un momento al ver a su hijo poniéndose de pie limpiándose saliva de los labios con su brazo pero en respuesta volvió a tocar la frente del peliverde confirmando que aun seguía con su repentina fiebre, más baja que en un inicio pero aun estando vigente, esto hizo a Endymion fruncir un poco el ceño.
-Lo mismo fue ayer y tuviste que estar postrado en cama todo el día y tarde, fue apenas en la noche para la cena en que pudiste levantarte, Sirius. -reprocho Endymion, levantando el tono de voz preocupado por su hijo- ¿Es por la expedición, verdad? Sabes muy bien que no podemos ir hasta Hatti en ese estado tuyo, es demasiado peli-
-¡Pero me lo prometiste!
-¡Se que te lo prometí! -haciendo un breve silencio entre ambos tras ver como tras el grito el niño ensanchaba los ojos de sorpresa bajando la cabeza con el ceño ligeramente fruncido, Endymion lo vio- Hijo yo puedo hacer la expedición solo, tu quédate en casa cuidándola mientras yo hago el resto del trabajo.
-¡Aguanta, papá! -respondió rápidamente Sirius, interrumpiendo a su padre- Por favor no lo posterguemos más, siempre es así cada que me enfermo por mis débiles defensas pero... Nunca he ido a Hatti, siempre hemos ido a los alrededores o otros pueblos en ruinas en las ultimas expediciones pero nunca a una ciudad del propio imperio...¡Me lo prometiste ayer! ¡Me prometiste que no me dejarías de lado para esto como la ultima vez! -farfullo viendo a su padre con sus ojos- Por favor hagámoslo hoy...
Ensanchando los ojos sorprendido Endymion arrugo su semblante ante las palabras de su hijo. El padre estuvo a punto de protestar contra su hijo pero al verlo a los ojos y ver sus dos iris de doradas el hombre fue incapaz de pronunciar palabras limitándose a chasquear los labios y dar un largo suspiro.
<<En verdad estoy demasiado viejo para esto y aun no llego ni a los cuarenta...>> -pensó Endymion, poniendo cara y un tono de voz de cansancio, frunció el ceño tras apretar los labios mientras se frotaba los ojos y posteriormente la barba. Tras terminar de rascarse la barba pudo ver como su hijo estaba cabizbajo.
-Pe...perdón por levantarte la voz y gritar, papá...-se disculpo con voz arrepentida y casi llorosa por haberle gritado a su padre, no levantaba la mirada para ver a Endymion de la vergüenza tras sus quejas- No...no tenia por que gritar solo hacerte caso, no se por que reaccione así solo...perdón...
El padre no respondió ante las palabras del peliverde permaneciendo en silencio. Sirius no tenia el valor para alzar la mirada para ver a su padre quien seguía al frente suyo, solo pudo escuchar como se levantaba del suelo para erguirse sobre el. Todo era silencio ahí en medio del campo de cultivos y Sirius cerro los ojos esperando una reprimiendo, en el peor de los casos físicamente.
Pero Sirius solo pudo abrir los ojos lentamente al sentir la mano desnuda de su padre acariciar su cabeza.
-¿Eh? -pronuncio sorprendió y a la vez extrañado. Sentía como su padre acariciaba su cabeza haciendo que alzara la cabeza, lo único que vio Sirius de su padre fue un expresión de tranquilidad pero a la vez de preocupación. -¿Papá?
-Sirius...no te preocupes por lo de hace un momento que también fue mi culpa por preocuparme demasiado. -respondió Endymion- A veces puedo llegar a ser...muy sobreprotector contigo y se que te prometí ir a Hatti en esta expedición...es solo que como sabes por todo lo que te conté que hay más allá de Latmos hay peligros que pueden poner no solo mi vida en riesgo si no que también la tuya...No se si podría soportar que algo te pase.
Tras terminar el hombre sonrió un poco, una pequeña pero a la vez cálida sonrisa dedicada a su hijo quien en silencio escucho cada palabra que este pronuncio. Tras quitar su mano de la cabeza de Sirius el hombre iba a ir rumbo a la cosecha de los frutos pero no pudiendo dar ni un paso hacia adelante por un repentino abrazo de su pequeño hijo quien con sus pequeños brazos dio detuvo a su padre con un abrazo sorprendiéndolo.
-Entonces...¡Prometo que no me pasara nada! -separándose del abrazo tras diez segundos para ver con sus ojos a los de su padre- Si tu me prometiste que vamos a ir a Hatti hoy entonces yo prometo que no me voy a sentir mal en medio del camino ¡Seré fuerte por hoy lo prometo!
-Oye esas son grandes declaraciones para alguien tan pequeño como tu, ¿No crees? -dice Endymion, con una ceja alzada viendo a su hijo intrigado y expectante. Tras su comentario pudo ver como Sirius bufaba con gracia-
-Por ahora me dices pequeño pero ya veras; ¡Cuando crezca seré incluso más grande que tu papá!
La declaración del niño hizo al hombre simplemente ladear de izquierda a derecha con los ojos cerrados sin borrar su pequeña sonrisa del rostro. Volvio a ver todo su campo arado y listo para la cosecha, luego miro al poniente, buscaba alejar su mente de las peores ideas que pudiera tener para eliminar los nervios como también no deseaba perder más tiempo pensando en lo que debía hacer luego en su agenda del día, por lo que tomando su rastrillo estaba a punto de volver a retomar sus actividades si no fuera por sentir como algo tocaba su espalda, tímidos toques de los dedos de su hijo a su espalda.
Endymion extrañado se volteo, enarcando las cejas confundido viendo en dirección a Sirius solo para ver como este se encontraba con su pequeño y delgado brazo extendido hacia el propio Endymion, con el puño cerrado apuntando a este. El gesto intrigo a Endymion al reconocerlo y confirmándolo cuando su hijo con una sonrisa dijo:
-Puñito.
Una sola palabra fue más suficiente para hacer a Endymion parpadear un par de veces curioso. Bajo las cejas cerrando los ojos y bufar con gracia mientras al rededor suyo y de su hijos la hierva, las plantas y las hojas de los cultivos ondeaban por las brisas del poniente que también llegaban a Sirius y al propio Endymion quien miro a su hijo cuestionándole con una pequeña sonrisa:
-Puñito, ¿Enserio, Sirius?
-Por supuesto que si, papá. -explico Sirius, como si fuera algo obvio aun con el puño extendido- Dije que iba a prometer ser fuerte por hoy por lo que quiero asegurarlo, con esto aseguro que es una promesa que no puedo romper, ¡Promesa con puñito!
-Tu y esos inventos tuyos, Sirius...-contesta Endymion haciendo un ademan con su mano indicando que estaba de acuerdo al ver como su mano era vuelto un puño- Pero si tanto insistes, ¿Quien soy yo para negarme?
Termino de hablar y tras ello choco su puño desnudo contra el de su hijo en un gesto de acuerdo mutuo entre ambos. Endymion sonrió en sus adentros al ver la destellante sonrisa de su hijo, era "Puñito" como el lo llamaba era un gesto que este practicaba desde hace varios años y en palabras del propio peliverde era para asegurar una promesa. Una practica que han hecho padre e hijo por años desde que este ultimo lo invento hace cinco años.
-Entonces queda pactado, Sirius. -continuo Endymion, retrayendo su puño para agacharse y así tomar sus guantes de cuero negro del suelo y ponérselos en las manos nuevamente.- Vamos a ir a Hatti pero recuerda que debes seguir todas mis indicaciones, es un lugar nuevo para ti después de todo no conoces nada.
-¡De eso estoy hablando, papá! -espeto Sirius, dando un pequeño salto con el puño en alto y con una gran sonrisa de emoción pero- ¡Vamos a ir rumbo a Hatti!
Pero antes que el emocionado chico pudiera seguir celebrando no se dio cuenta que su padre paso de largo a un lado suyo dándole la espalda, el hombre avanzo con rastrillo en mano y con una sonrisa en su rostro deteniéndose un momento mientras chasqueaba los dedos llamando la atención de su hijo cortando su emoción con unas palabras:
-Por cierto no habrá estofado de conejo por toda la semana para ti.
Una oración fue más que suficiente para petrificar a Sirius el cual sintió casi como si dichas palabras fueran flechas clavándose cada una contra su espalda haciéndolo casi tropezar. El niño se volteo dramáticamente para ver con sus dos ojos de iris doradas completamente ensanchados a su padre en una mueca de mala sorpresa, todo visto por Endymion quien miraba con una sonrisa dicha reacción.
-Tu..¡Debes estar bromeando! -exclamo Sirius, el peli esmeralda apuntando a su padre con su dedo indice de forma acusadora- ¡¿A que viene eso tan de repente?!
-Por favor, ¿Tu crees que te voy a dejar absuelto de castigo por lo de hace un momento?
-¡Pp-Pero m-me disculpe! -farfullo Sirius acercándose rápidamente a su padre en pánico protestando contra el barbudo hombre- ¡No me castigues con eso, quítame los juguetes si quieres pero no el estofado!
La reacción tan exagerada de su hijo no hizo más que hacer carcajear con gracia a Endymion quien satisfecho se acaricio su barba viéndolo con una sonrisa y continuar diciendo...
-Oye, ¿No que hace un rato dijiste que serias un niño fuerte hoy? -cuestiono Endymion acallando a su hijo quien parecía poner los ojos en blanco en una mueca de incredulidad exagerada- Entonces esto es un buen inicio y prueba de ello, aguantar una semana sin estofado de conejo y comer más vegetales, si no es así creo que entonces no durarías ni dos minutos en Hatti, ¿No crees, Sirius?
-...
El niño estuvo por contestarle a su padre y refutarle pero al final se trago sus propias palabras admitiendo la derrota y cediendo ante el castigo de Endymion bajando la mirada en signo de derrota. Endymion se le acerco a Sirius para darle un par de palmaditas en la espalda a su hijo, este alzo la mirada en respuesta en dirección a su padre viendo como este sonreía y haciendo un gesto con la cabeza indicándole que no se preocupara y continuaran con el trabajo, ante esto el peliverde suspiro para así empezar a caminar junto a su padre como una familia de campesinos que estaban por continuar los labores del día a día en su hogar bajo el plomizo firmamento.
El resto de la mañana continuo con padre e hijo cosechando los frutos maduros de las cosechas del campo arado, distintos vegetales y tubérculos; Endymion los sacaba con facilidad y sin dañarlos ni lo más mínimo ayudando a su vez a su hijo a hacerlo mismo para que no arrancara del suelo más de lo necesario poniendo todo en unas cestas hechas manualmente por el padre. Con todo listo llevando Endymion dos cestas y Sirius ambos caminaron juntos para ir a dejarlas en casa.
El trabajo laboral en la granja no termino ahí para ninguno de los dos granjeros; Continuaron con alimentar como también dar agua al pequeño ganado de vacas y corderos con el que contaban de donde sacaban lana y cuero para la casa, recoger los huevos de algunas gallinas que cuando llegaron al corral Endymion noto como el numero de estas había disminuido y como también dándose cuenta de algunos agujeros y hoyos en el corral, Sirius vio esto concluyendo que debían de ser Zorros por lo que significaba que más tarde deberían reparar el corral de las gallinas.
Algunas aves llegaban a sus nidos construidos en la copa de los arboles del bosque desde donde miraban como Endymion y Sirius revisaban las trampas caseras que tenían al rededor de la casa con el objetivo de atrapar a los animales invasores que llegaran a buscar adentrarse en la granja para destruir los cultivos, algunas habían funcionado viendo como atrapaban pequeños roedores o algún pájaro despistado, ya algunas resultaron destruidas por las pisadas de ciervos o otros animales más grandes que las dañaban dejando a al mayor de la pequeña familia de dos en claro que debía mejorar el posicionamiento tras ver como un conejo pasaba delante suyo con pedazos de zanahoria en su boca indicando que la saco de sus cultivos tras colársele. Mientras Endymion soltaba y liberaba a los animales que caían en las trampas para ahuyentarlos lejos, Sirius se encontraba a su lado acompañando a su padre en todo momento llegando a fijarse como durante todo el sendero que recorrió junto a su padre durante la hora laboral el como en varios arboles habían más de esas mismas marcas que señalaban los limites de la granja a donde podía ir, no pudo evitar desviar la vista de estos para dejar de verlos y solo prestarle atención a Endymion. El solo ver una de esas señales le traían malas sensaciones al peliverde quien sin ser visto por su distraído padre se escabullía para estornudar y sonarse la nariz ademas de escupir flema, quería evitar mostrar eso a su padre por el resto del día.
Después de todo ya habían terminado toda su agenda de trabajo de la mañana tanto el padre como el hijo. Ya habían hecho suficiente luego de recoger más agua juntos para si mismos y almorzar las verduras y bayas recolectadas del campo de cultivo de la granja para adentrarse en el interior de la cabaña ambos. Tras varias horas de la mañana, tanto Sirius como Endymion estaban preparados para su expedición fuera de Latmos.
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ᴺᴼᵂ ᴾᴸᴬᵞᴵᴺᴳ: Me And The Devil
Volumen: ■■■■■□□
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Endymion sentado sobre un tocón de madera como asiento para el mismo en silencio se encontraba afilando una espada con una piedra, de color plateado, de doble filo y de un largo mayor al del propio brazo de Endymion este alzo la misma para apreciarla en silencio pensativo. Ahí estaba el en medio de la silenciosa finca con la puerta de su cabaña abierta. Sostener dicha arma le resultaba confuso al granjero pero a la vez le transmitía una seguridad a si mismo que pocas veces sentía.
<<Pocas son las veces que te saco del almacén. >> Pensó viendo el filo del arma alzándola sobre su cabeza solo para apreciarla un rato más. <<Me gustaría que no fuera necesario pero...nunca se lo que puede pasar ahí afuera.
Él agradecía tener la fuerza para levantarla y manejarla, Endymion había practicado solo para poder manejarla para defensa personal y con ello agarrándola de su mango con una mano el hombre la envaino en una funda que tenia amarrada a la cintura desde su cinturón de cuero. Tomo una bolsa de equipaje que se encontraba en el suelo amarrándola a su espalda mientras se levantaba irguiéndose de pie y tras seccionarse de que tenia todo listo miro a su derredor viendo como todos los animales silvestres que rodeaban la casa se alejaban de la misma metiéndose entre los arbustos del follaje o ocultándose en sus pequeñas madrigueras.
Izando la mirada hacia arriba viendo como entre los pequeños espacios de las copas de los arboles apenas lograba filtrarse algo de luz en el bosque a estas horas. El cielo lo sentía incluso más oscuro que antes. Endymion se les quedo viendo en silencio a dichas nubes grises, aun con tantos años viviendo así desde su más temprana infancia Endymion no podía evitar sentir que cada día el mundo se transformaba en el Tártaro. Apretó los labios y frunció el ceño para inhalar y exhalar aire tres veces una seguida de la otra para despejar sus ideas y virar la ojos hacia el interior de la cabaña.
-¿Ya estas listo, hijo? -llamo Endymion, viendo el interior de la vivienda curioso- Vamos antes de que se nos haga tarde, debemos aprovechar la tarde lo máximo posible.
Durante un lapso de ocho segundos sin respuesta Endymion se quedo observando el umbral de la puerta de su cabaña ansioso pero en silencio, un silencio que era opacado únicamente por el sonido de los vientos del norte golpeando las hojas de los arboles hasta que...
-¡Ya voy padre, solo déjame que termino de acomodarme la bufanda! -espeto Sirius desde el interior de la casa cosa que llamo la atención de Endymion quien asintió mientras sonreía un poco para si mismo, el solo escuchar la voz de su hijo le calmo- ¡Listo, ya voy en segundo salgo!
Endymion solo sonríe al ver como del oscuro umbral resonaban los acelerados pasos de su hijo y en menos de un segundo ver como la pequeña figura de este emergía del interior de la misma para pararse al frente de su padre con una sonrisa. Ahora llevando aun su túnica griega blanca pero también ahora un traje de cuero marrón como el de su padre Endymion que hizo este mismo tejido a mano en su tiempo libre, ver a Sirius listo junto a el hizo que la pequeña sonrisa del padre pasara a ser una de oreja a oreja viéndolo también moverse el mechón de pelo verde que sobresalía de su flequillo.
Aun que antes de decir una palabra la atención de Endymion se poso sobre la prenda más llamativa de su hijo en esos momentos, una larga bufanda de color naranja que por su largo el propio Sirius la tenia amarrada desde su cintura hasta su cuello pudiendo ver como por los vientos del norte la propia bufanda ondeaba en desde su extremo.
-Veo que al final si que te la pusiste para esta ocasión.
-¡Jamas saldría de casa sin ella, papá! -espeto Sirius con una sonrisa aferrando sus manos a la bufanda- Es...es como un amuleto de buena suerte, no puedo salir de casa sin ella y mucho menos en ocasiones tan especiales como esta padre.
-Yo digo que da más calor que otra cosa a decir verdad, Sirius. -contesto Endymion alborotando el cabello de su hijo- Pero que te puedo decir, esa bufanda te da la seguridad que a mi me da esta amiga de aquí. -con su mano izquierda sobre el puño de su espada amarrada a su cintura- Ninguno de los dos puede salir para algo así sin ellas.
Sirius correspondió las palabras de su padre con una sonrisa de oreja a oreja asintiendo de acuerdo con el. Las manos del niño en todo momento estaban agarrando su bufanda ajustándola bien contra su cuerpo para que nunca se le cayera y al mismo tiempo apretándola con fuerza por la expectativa que recorría su cuerpo, se encontraba emocionado, una emoción reflejada en sus ojos amarillentos.
<<¡Hoy sera el día que conozca el mundo! >>
Sintiendo la templanza de los vientos montañosos contra su cuerpo, Sirius dio un paso adelante motivado pero antes de siquiera poder dar el primer paso fue detenido por el brazo de su padre quien lo paro en seco. Dicho movimiento provoco que el niño viera a Endymion extrañado pero callándose al escucharlo hablar.
-No tan rápido campeón. -dijo Endymion al frente de Sirius para acuclillarse y así estar a la altura de este- Tengo que decirte un par de cosas primero y...darte algo necesario para nuestra pequeña aventura.
Cuando Endymion termino de hablar este tomo su bolsa de equipaje para abrirla y empezar a buscar algo ante la atenta vista de Sirius. El pequeño solo podía ver intrigado lo que buscaba su padre hasta ver como este sacaba un pequeño objeto de la bolsa, un objeto que apenas vio el peliverde se sorprendió al reconocerlo, sobretodo al ver como Endymion lo sacaba de su pequeña funda.
-A donde vamos es un lugar al que nunca has ido, y por eso mismo que no sabemos que vamos a poder encontrarnos es que te doy esto, Sirius. -Endymion, agarro desde el filo de plata un cuchillo apuntando la empuñadura del mismo hacia su hijo quien sorprendido no paraba de ver a su padre y el arma intercambiando su atención el uno con el otro una y otra vez-
-Padre eso es...
-Si, es el mismo cuchillo con el que hice todas y cada una de las marcas en el bosque alrededor de nuestra casa...y ahora te lo estoy dando a ti para esta ocasión especial, para que tengas algo con que defenderte si llega la ocasión. <<Y espero no surja la necesidad.>> Concluyo Endymion ofreciendo aun el cuchillo extendido a Sirius quien parecía dudar en tomarlo, la sorpresa de verlo lo había confundido hasta que tras ver la mirada de confianza de su padre y recordando su promesa el niño se lleno del valor necesario para tomar dicho cuchillo con su mano derecha empezando a contemplar el filo del mismo. -La funda también.
-Gra.gracias...-mascullo Sirius tomando la funda del cuchillo, aun desconcertado y sorprendido de tenerlo entre sus manos termino metiéndolo dentro de su funda y siguiendo las indicaciones de su padre amarrarlo a su cintura de igual forma que Endymion tenia amarrada la funda de su espada al mismo tiempo que le daba una pequeña bolsa de cuero- Gracias por confiarme esto padre en verdad. ¡Prometo que no te decepcionare!
-Se que no lo harás. -espeto mientras se ponía de pie y volvía a cerrar la bolsa de equipo y provisiones.- Llego la hora Sirius, andando.
Apenas Endymion sentencio que ya era hora el hombre dio media vuelta para ver al frente suyo, en dirección del bosque viendo el interminable umbral de sombras de los arboles que apenas eran iluminados. Por un instante aquel granjero dudo en dar un paso pero al ver como Sirius se paraba a su lado emocionado con su propio equipo y agarrando su bufanda anaranjada bien amarrada sobre su cuerpo, la compañía de su hijo le brindo al padre la seguridad necesaria para dar el primer paso así marcando el inicio de la expedición.
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Viajando a pie por las profundidades del bosque de Latmos alejándose cada vez más de la granja con cada paso que daban, Endymion y Sirius recorren el frondoso bosque de Latmos a un ritmo sereno en donde el padre iba al frente para guiar a su hijo indicándole que siguiera sus pasos al tener más conocimiento sobre las rutas frecuentes que tomaba cada que era momento de salir de la granja, luego de un largo trabajo mañanero a Endymion le resulto reconfortante el salir de su granja y poder apreciar con sus ojos el hermoso medio ambiente donde vivía a su vez que Sirius no podía evitar emocionarse.
Aun tras vivir tantos años de su corta vida en esa montaña, conocer su fauna, varias secciones donde habían riachuelos, campos y cuevas, el solo hecho de salir de su pequeña zona hogareña le resultaba tan fascinante al pequeño peliverde que viendo de un lado a otro en su recorrido para bajar la montaña junto a su padre vieron diferentes madrigueras de animales; Zorros devorando pequeños insectos de los arboles, pequeños grupos de venados alejarse tras ver a ambos humanos que pasando por encima de un pequeño pero caudaloso riachuelo llegaron a ver pequeños peces nadar por la corriente de agua cristalina de montaña.
<<Llevo meses sin pasar por estas partes de la montaña, ¿Que tan alejados de casa estamos?>> Piensa Sirius, teniendo cuidado con no tropezar con unas piedras y queriendo evitar pisar una fila de hormigas que llevaban hojas del césped hacia su madriguera. Por miedo a que se le cayera el cuchillo que le dio su padre lo ajusta más fuerte en el amarre de su cintura al igual que la bolsa de cuero y bufanda quedándose de pie en el proceso para luego retomar su marcha siguiendo a Endymion quien parecía que cada cierta cantidad de tiempo, en un pequeño lapso que apenas culminaba daba minuciosas miradas hacia Sirius como para asegurarse que lo siguiera.
Habían pasado un poco más de once minutos desde que abandonaron la granja, Endymion contaba el tiempo, y por cada minuto que pasaba sentía un cada vez más el como se alejaba de su hogar adentrándose más en el bosque. Se rasco la barba por un momento mientras con sus ojos exploraba su alrededor sin detener el paso por el sendero del verdoso bosque, pero sin que su hijo lo viera Endymion frunció un poco el ceño al no ver ninguna marca o señal en los arboles indicándole que hace un tiempo, posiblemente hace más de cinco minutos ya habían pasado cualquier limite de los terrenos de la granja.
<<No he visto más osos deambular por aquí...>> Pensó Endymion, como si se lo dijera a si mismo mientras tomaba una baya silvestre de color rojo de su bolsa de la cintura para empezar a comerla buscando distraer la mente y tranquilizarse. <<Pero aun con ello, con conocer todos los peligros de mi propio hogar y estar preparado para ellos...nunca siento que lo este para más allá de estas tierras montañosas...>> El pensamiento lleva a Endymion a pensar en lo que le dijo a su hijo, viéndolo de reojo atrás suyo siguiendo su ritmo sin cesar maravillado con lo simple y a la vez fantástico que era el ecosistema de Latmos,
La mente de Endymion lo hizo dejar de lado su conteo del tiempo, navegando por sus memorias de distintas expediciones que hizo en solitario más allá de la granja; Explorar cavernas de la montaña, salir de casa en busca de ganado animal incluso en épocas de invierno para encontrar grupos de cerdos, ovejas, gallinas y vacas como también hacer el esfuerzo para mantener a la mayor cantidad de animales vivos junto a su hijo, recolectar alimento o herramientas en ciudades derruidas con el pasar del tiempo. Diversas tareas han sido las que aquel hombre de traje de cuero había hecho desde que empezó a vivir en Latmos tras construir su cabaña, y aquello que más apreciaba era la paz y seguridad que le transmitían los imponentes robles que al ser vistos desde el techo de su hogar parecían ser una gran muralla que lo separaba del resto del mundo.
-Oye papá...-la voz del infante atrás suyo llamo, pero Endymion no hacia caso continuando con su caminata a lo que Sirius lo halo de la manga de su traje de cuero volviendo a llamarlo- ¡Cuidado con la rama papá!
La jalada y advertencia de Sirius llego a oídos de su padre haciendo que abriera ligeramente los ojos alzando la vista dándose cuenta que casi chocaba de frente contra una gran rama de un árbol parando en seco antes de impactar de cara contra esta. Endymion frunció el ceño al darse cuenta que no solo se había distraído si no que también había perdido la noción del tiempo y de su alrededor nuevamente por sumergirse en los pensamientos de mente.
-Un día de estos me voy a terminar sacando un ojo por distraído. -maldijo por lo bajo con el ceño fruncido quitando la rama de su camino pasándola de largo mientras apartaba la mirada hacia otro lado haciendo que su hijo tornara sus ojos amarillentos hacia él.
-¿Papá, pasa algo? -pregunto acercándose a este acelerando el paso al ver que se empezaban a distanciar por unos siete metros, la pregunta hizo que su padre permaneciera en silencio un par de segundos antes de contestar-
-No hijo, no pasa nada solo que...creo que me faltaron horas de sueño eso es todo. -dice sacando otra baya rojiza de su bolsa de cuero-
Metiendo la baya en su boca Endymion empezó a masticarla para saborear el sabor dulce de la misma viendo de reojo como Sirius se ponía a su lado en la caminata para ir juntos uno al lado del otro, viendo ambos como por sobre sus cabezas multitudes de aves revoloteaban saliendo de sus nidos y yendo hacia el plomizo cielo en un silencio únicamente interrumpido por el revoloteo de las alas emplumadas de dichas aves.
-Oye...¿Has vuelto a tener pesadillas? -pregunto Sirius, la pregunta capto rápidamente la atención de Endymion quien tras terminar de masticar su baya pareció meditar por un segundo antes de responder-
-Pesadillas...No hijo no he vuelto a tenerlas, creo que le estaré cayendo bien a Morfeo para que ya no las tenga, de igual forma que deje de roncar para dejarte dormir a ti mejor. -señalo al peliverde quien vio como su padre borraba su ceño fruncido para tener una expresión más serena pero internamente aun parecía alterado- <<Pero aun así, las que he llegado a tener no me han dejado de preocupar.>>
Endymion acaricio por un momento la empuñadura de la espada que llevaba en la cintura. Como si de un relajante se tratara Endymion soltó un largo suspiro alzando la mirada hacia arriba viendo se lograban filtrar más rayos de luz a través de los arboles iluminando su rostro y melena rubia. Aun escuchando los pasos de su hijo con sus sandalias sobre la hierva, Endymion torno su mirada en este.
-Nos hemos alejado bastante de casa y aun falta un recorrido para ver más allá de la frontera. -dice captando rápidamente la atención de su hijo- Así que...¿Que tal si me cuentas que soñaste hoy? Ya sabes para matar el tiempo y así me doy cuenta también del por que te caíste de la cama cuando te despertaste.
Sirius se queda callado a la vez que mira curioso a su padre, por un instante también sintiendo el dolor en la frente que le provoco caerse de la cama de cabeza. Endymion miro atento como su hijo parecía pensativo como queriendo recordar lo que soñó a la vez que alzaba la mirada, tornando sus ojos hacia más allá de las copas de los arboles hasta el firmamento plomizo, al mismo tiempo que se dirigía hacia su padre con una respuesta.
-Yo...soñé con el cielo.
-¿El cielo? -cuestiono Endymion, sin detener su caminar escuchando curioso-
-Si, el cielo y mucho más, lo que me has contado de más allá...-caminando Sirius, recordando y a la vez sin darse cuenta sumergido en sus pensamientos el niño empezó a relatar ante su curioso padre- No era oscuro, ni gris, ni con tormentas era como me habías descrito de un cielo despejado, azul...¡Azul como esos grandes cuerpos de agua de los que hablaste! Las nubes eran blancas y parecía como un paisaje interminable de aventuras sin fin hasta la noche donde las estrellas brillaban, ¡Como si fueran soles diminutos o soles bebes!
Como si no tuviera un orden en lo que decía Sirius relataba cada cosa que venia a su cabeza sobre lo que había soñado y Endymion escuchándolo también vio como los ojos de su hijo casi parecían brillar junto a los débiles rayos del sol filtrados, incluso sentía que brillaban más que los rayos del sol por la pasión infantil con la que hablaba. El escuchar a su hijo tan motivado hizo que Endymion tuviera una sonrisa en sus labios caminando aun lado suyo.
-Casi...¡Casi sentía como si pudiera ver incluso la montaña desde arriba! Y en la noche como si navegara por el firmamento, ¡Sentía que volaba como las propias aves, como si cabalgara a Pegaso intente..! -alzando el brazo como si quisiera atrapar algo y a su vez deteniéndose, cortando su relato permaneciendo en silencio mientras Endymion miro atento y a la vez intrigado el como seguía la historia hasta que Sirius continuo- Intente alcanzar la luna, brillaba mucho y quise tocarla aun que fuera un poco pero no pude y me desperté...
Tras terminar Sirius bajo su mano aun con la palma abierta quedándose viéndola por unos instantes en silencio, luego torno la mirada en su padre Endymion quien se le quedo observando en silencio, la mirada de su padre hizo a Sirius arquear las cejas extrañado ya que sentía rara la mirada de su padre quien se le acerco para agarrar su posar su mano enguantada sobre el hombro del peliverde.
-¿Padre? -pregunto Sirius al ver los ojos azules de su padre observándolo- ¿Sucede algo? ¿Dije algo inapropi-
-Eso fue un muy buen sueño, hijo. -le espeta Endymion con una pequeña sonrisa- Tal vez no la alcanzaste hoy en ese sueño pero seguro que lo harás en algún próximo sueño si se repite la ocasión, cuando lo hagas dime como se sintió, ¿Podrías hijo?
Tras terminar Endymion aparto su mano del hombro de Sirius quien seguía viendo a su padre extraño, el como permaneció de pie por unos segundos antes de volver a retomar su andar pero esta vez volvió a detenerse para voltearse y ver a su hijo, esperándolo para ir juntos hacia su destino haciendo que el pequeño se diera cuenta y acelerara el paso para ponerse a un lado de Endymion. A Sirius muchas veces le costaba entender a su padre, juraba que lo conocía bien pero surgían ocasiones que le resultaba difícil descifrar que pensaba o trataba de decir con sus palabras, esa resulto ser una de dichas ocasiones pero pensando en sus palabras solo le hizo desear volver a repetir ese sueño.
A un lado de su padre Sirius sonrió por saber que su padre le gusto haberlo escuchado.
-Si vuelvo a soñar con el cielo, ¡Prometo que te contare detalle a detalle! -dice con la voz rebosante de emoción-
-Y seguramente sera algo digno de escuchar en una fogata, hijo.
Endymion y Sirius avanzaron juntos como padre e hijo, empezando a acelerar su ritmo al ver como a su alrededor los arboles resultaban ser cada vez menos, dejaron de escuchar los caudalosos ríos de la montaña y las aves se empezaban a perder de su vista hasta que finalmente el tenue filtro de la luz del sol envolvió por completo la vista de la familia de granjeros para tras atravesar un grupo de robles y arbustos pisar la verduzca hierva de lo que ahora era una ladera de la montaña en la falda del propio monte, faltaba poco para llegar al pie de la montaña y abandonar totalmente Latmos. Padre e hijo se quedaron de pie juntos observando el horizonte, un escenario que dejo en silencio a Sirius e hizo a Endymion apretar los labios en silencio; El cielo era en su totalidad plomizo, un gris tan apagado que el sol apenas y lograba iluminar el cielo, como si el gran astro solo fuera una antorcha que pierde fuerza con cada día en ese firmamento tartárico, los ásperos terrenos de las llanuras que rodeaban el monte hacían parecer que más allá del limite de Latmos era un mundo totalmente diferente para Sirius, un mundo que perdió vida.
Sirius se tomo con fuerza de la bufanda, se aferro a ella sintiendo el frio viento de poniente que le hizo tener escalofrió por un instante al ver a la distancia diferentes pueblos ruinosos de aquellas tierras escasas de verde. Por un instante la inseguridad abordo su cuerpo y le provoco malestar sintiendo casi como si una fiebre repentina le golpeara, torno su mirada hacia su padre y para su sorpresa, este solo dijo unas palabras antes de poner marcha a su destino.
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