Contaminación
Hoy Cloe se quedaba sin palabras ante el bosque moribundo que poblaba Asteria, le trajo los recuerdos de todas aquellas desventuras que había sufrido en aquel islote.
[...]
Las piernas le dolían cuando por fin llegó a la caseta iluminada. Ya no se acordaba que había pasado. Se había despertado sola en la orilla del lago y lo único que podía ver era la caseta iluminada.
El sonido de los pies arrastrándose por la madera alertó a la científica que dormitaba sobre el ordenador. No esperaba compañía, y ya los policías habían estado allí la noche anterior para advertirle que estaban buscando a un asesino por la zona. Así que se colocó las amplias gafas de montura al aire, cogió lo primero que podría servir cómo arma y se ocultó en la pared detrás de la puerta. Segundos más tarde se abrió la puerta y escuchó un cuerpo caer contra el suelo. La científica salió de su escondite y se encontró en el suelo con una querubina de pelo rojo, empapada de sangre hasta los pies.
A Linda se le encogió el corazón con aquella escena. Recogió a la niña e hizo lo que pudo por limpiarla y dejar que descansara en su cama. Tras ello, llamó a la policía y montó guardia en la cabaña, si el asesino le había hecho eso podría volver a terminar lo que dejó a medias.
A la mañana siguiente la policía peinó aquella zona del bosque y se encontró el cadáver de un hombre adulto, acuchillado con una navaja. También descubrieron que la niña no hablaba. Sin forma de identificar a la niña y sin el coraje de dejar a sus ojos de color ocre a su suerte en un orfanato, la silenciosa niña quedó bajo la protección de la microbiologa que la había encontrado.
Linda, había alquilado aquella cabaña en el bosque para investigar el agua del lago y encontrar algún tipo de información que le llevase a terminar aquel largo doctorado que se había comido gran parte de su juventud. También era la excusa perfecta para huir de los energúmenos de sus mentores y compañeros de laboratorio que no dejaban de inundarla con desprecios y humillaciones hasta que su autoestima se había visto embarrada en el fondo de un profundo abismo. Y no sólo la habían empujado hasta ahí las gárgolas de la universidad sino también su propia familia. No paraban de preguntarle por una hipotética pareja, a recordarle su edad y que el reloj no hacía más que caminar. ¡Basta! Necesitaba el silencio y la soledad para volver a encontrar el tema central de su tesis. Y el tema central de su vida.
Y de repente su ansiada calma se convirtió en una serie de frenéticos días. La niña que había recogido no hablaba, pero lo decía todo con aquellos ojazos. Sin duda era una niña muy lista, miraba con detenimiento y tristeza sus papeles, como si buscase algo. La vió sonreír cuando encontró su cuaderno de dibujos de plantas y microorganismos. Linda sintió la necesidad de explicarle que eran todos aquellos garabatos, cómo se hacía la comida e incluso cómo se hacían los cálculos complejos que inundaban miles de hojas que poblaban aquella cabaña como si fuera un bosque. Para Linda, era como hablar con las paredes, no recibía respuesta, pero sabía que ella estaba allí escuchando atentamente.
Le había preguntado por su nombre, pero ella no abrió la boca. Como si fuera una maldición pronunciarlo. O si ese nombre trajese recuerdos muy pesados que la que hubieran robado la voz.
La mujer y la niña, dos extrañas que el destino había juntado y que se volvieron cómplices con el paso de los días y madre e hija con el paso de los años.
El haber introducido a Cloe en su vida, había empujado a Linda a construirse una fachada de seguridad e imponerse más en el trabajo, a pensar más en sí misma y su carrera, sólo para poder dar ejemplo a aquella criatura que no parecía salir de la tristeza con la que había aparecido en su vida. Y con el paso del tiempo dio resultado para ambas. Un buen día Cloe habló para rebatirle a su madre adoptiva una hipótesis absurda de las que le compartía cada tarde al volver a casa y esa sorpresa fue un punto de inflexión para la vida de ambas. Linda ganó reputación dentro del campo de la investigación gracias a las teorías más refinadas que elaboraba con su hija y Cloe comenzó a estudiar en casa, a disfrutar de la biblioteca y a consumir todos los artículos científicos que encontraba en internet hasta convertirse en el mismísimo reflejo de su madre adoptiva.
Madre e hija disfrutaron de una vida feliz hasta que a Linda le diagnosticaron un cáncer en estado terminal. Ella y la preuniversitaria Cloe decidieron tener un viaje madre e hija a donde empezó todo, a aquella cabaña en el lago.
El paso de los años solo había hecho empeorar las condiciones del lago y en donde alguna vez hubo vida, por muy minúscula que fuese, ahora solo había basura y muerte. El soplo de la brisa nocturna traía consigo frío y sutiles voces que llamaban a Cloe. Guiadas por ellas la chica metió los pies en el lago, purificándolo imperceptiblemente en la oscuridad de la noche.
– ¿Quieres dar un paseo en barcaza? – le preguntó Linda desde la puerta de la cabaña.
– ¿No crees que es demasiado tarde para eso madre? Tú no ...
– Esa enorme Luna me está llamando — le dijo Linda, interrumpiendo el recordatorio sobre su salud. Podría ser la última vez que pudiera ver la Luna tan llena y tan cerca. Cloe no tuvo más remedio que ceder a los deseos de su madre.
Ambas se acercaron a la barcaza de la cabaña que estaba en el pequeño puerto anexo. Pero al intentar montar el cuerpo de Cloe comenzó a temblar. Sin saber muy bien el motivo por el que su cuerpo se estaba rebelando, Cloe intentó hacer de tripas corazón y concederle el deseo a su madre, pero este sobreesfuerzo hizo que se precipitara en el lago. Y su madre tras ella.
Su cuerpo purificaba toda la masa de agua que la contenía a la par que disolvía todas las barreras que su mente había puesto para olvidar aquella terrible noche de años atrás.
Cuando abrió los ojos, pudo reconstruir el rostro de su madre. Ella la miraba con preocupación y la abrazó llena de alivio y de miedo. Así abrazaste a Noa tiempo atrás.
Miró a su alrededor, la luz de la luna llena dibujaba el contorno estropeado de Asteria y el viento le traía las voces que en la costa apenas eran un murmullo imperceptible.
– Asteria – murmuró.
Su madre se giró y contempló el maltrecho bosque.
– Nunca había estado aquí, pero parece ser otra víctima de la contaminación del agua del lago.
– Yo sí que había estado antes aquí – se incorporó – y necesito entrar. Necesito seguir esas voces.
– ¿De qué voces hablas? Es solo el viento – Cloe miró muy seria a Linda – No hace falta que te pongas así. No tenemos otra alternativa para pasar la noche.
Ambas se adentraron en el bosque. A diferencia de la anterior vez, el bosque parecía enfermo, muy enfermo y sin esperanza. Donde antes colgaban los hermosos frutos rojos de los hermanos y hermanas de Cloe ahora solo quedaban trozos en descomposición habitados por enjambres de insectos. En el medio, encorvado y desprovisto de hojas estaba el árbol de Demeter.
Siguiendo a Cloe de cerca, Linda no dejaba de ajustarse las gafas para enfocar bien el paisaje maltrecho y se quedó embobada ante el baño de luz de luna que recibía el árbol central.
– Madre – susurró Cloe . Linda la miró, fue a contestarle, pero en seguida se detuvo en su intento al ver aparecer la cara en llamas que brotaba del árbol.
– Mi pequeña – un dedo de fuego acarició la cara de Cloe, mientras Linda daba un salto hacia atrás.
– ¿Qué te ha pasado, madre? – preguntó Cloe.
– Se me acaba el tiempo. – tosió muy gravemente, provocando un terremoto. Los ojos de Cloe se abrieron de par en par. No recordaba nada de lo que había ocurrido en Asteria, hasta hace relativamente poco. Había olvidado por completo su misión, y eso había conducido a Demeter hasta aquella situación.
– Perdóname madre, no he podido cumplir la misión que me encomendaste. — Demeter la cubrió con su mano de fuego tibio en un gesto maternal.
– No te preocupes mi pequeña – puedo sentir tu dolor. Tu vida no ha sido fácil para ti tampoco.
– Disculpad – Linda interrumpió perpleja y llena de curiosidad. – ¿Madre? ¿Misión? ¿Qué está pasando aquí? – le echó una mirada llena de interrogantes a Cloe.
– Madre – susurró Cloe volviéndose hacia Linda mientras buscaba la forma de explicarle toda la historia a su madre adoptiva. En cambio, Demeter se adelantó e imponiendo su mano sobre su homóloga le transmitió con un halo de luz toda la situación.
– Vaya, con que eres una caja de sorpresas mi querida Cloe – dijo Linda mientras se aplastaba el pelo contra la frente. El mundo le daba vueltas. El cáncer estaba haciendo de las suyas otra vez. Casi que por fortuna tocó el hombro de Cloe, le sonrió y la abrazó. Y entonces el corazón se le paró a Linda, mientras le susurraba unas últimas palabras al oído a su hija, seguidas de un "te quiero, hija. Sé que lo conseguirás."
[...]
De vuelta en la gran urbe de la ciudad, Cloe pagaba su frustración con la mesa. Había vuelto hacía semanas al apartamento y lo había puesto patas arriba buscando la respuesta a las últimas palabras de Linda "Todo lo que necesitas para llevar a cabo la misión está en casa". Sin éxito, solo encontraba garabatos y fórmulas entre sus lágrimas.
Llena de frustración, se arrebujó en la manta del salón y sacó el móvil. Navegó por las distintas redes sociales en las que se había inscrito meses atrás. "Se que te gusta estudiar en casa, Cloe, pero deberías ir a una universidad normal y aprender a socializar" le había dicho Linda antes del fatal diagnóstico. Entonces se había metido en los perfiles de los distintos centros para compararlos, había curioseado los distintos clubes y asociaciones de alumnos hasta llegar a las redes sociales de muchos de ellos. Se había hecho la idea de cuáles eran los grupos de amigos, los deportistas, los intelectuales, los adinerados... Pero la realidad es que ahora estaba sola. Por mucho que le diera a "seguir" a todos los que se le presentaba en la pantalla, ellos no seguirían a un perfil con candado y sin ninguna foto. Ni siquiera este tal "noakarate" que salía en todos sitios.
Espera "noakarate", esos ojos claros ahora le sonaban de algo.
____
Rincón de la autora
Quien me conoce en la vida real, fuera de Wattpad, sabrá que he dedicado parte de mi vida a buscar la igualdad de género en la industria del videojuego. Esta industria siempre la he visto como "creada por y para hombres" por eso he trabajado para hacerle un hueco a ellas.
Todos mis sentimientos de mantenerme estoica y trabajar en lo que me gusta a pesar de lo tóxica que puede ser la industria los he plasmado en el personaje de Linda.
¿Habéis desarrollado algún personaje similar? Dejadme el título y el enlace en los comentarios.
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