Ethan Frye x Charles Dorian

—¿Hablas en serio?— Los ojos de Arno brillaron con entusiasmo mientras abrazaba la pierna de su padre, Charles sonrió, alzó a su pequeño en brazos y dejó un beso en su frente.

—Hablo en serio, ahora, ve por un suéter, hace frío… —Charles bajó a su hijo y dejó que fuera su habitación, no más de cinco minutos después, Arno estaba de regreso con un abrigo verde que llegaba hasta debajo de sus rodillas, sonriendo con entusiasmo y corriendo hacia el auto.

Se aseguró con el cinturón, en el asiento trasero y observó con fascinación las calles de la ciudad, los colores y los transeúntes pasar de un lado a otro, todos metidos en sus asuntos.

Charles finalmente detuvo al auto, en la acera de enfrente a su destino; bajó y abrió la puerta para su pequeño, tomó su regordeta mano entre la suya y cruzaron hasta el refugio de animales; Arno para ese momento ya estaba dando pequeños saltos eufóricos, riendo y aplaudiendo con entusiasmo.

Terminaron en el pasillo de los canes, habiendolos de todos tamaños y razas, algunos más tranquilos que otros, pero todos, en general, parecían bastante agradables.

—Quiero ese… —Arno soltó la mano de su padre y corrió hacia una de las jaulas más grandes, dentro se encontraba un husky, con partes de su pelaje ausentes, y además, una herida que era visible por encima de su ojo derecho; el canino, se acercó dócilmente al niño, colocando su pata contra los delgados alambres de su jaula.

Arno quedó encantado por el peculiar tono esmeralda de esos expresivos ojos verdes, y no dudó en acercar su mano y tomar la patita del can, llevándose un pequeño susto cuando el husky acercó su nariz para olfatear al chiquillo, comenzando a mover enérgico su cola de un lado a otro, Arno había sido de su agrado total.

—¿Podemos? —El niño volvió su mirada a Charles, sus ojos suplicaban que no lo dejara volver a casa sin la compañía de su nuevo amigo.

Charles lo pensó unos instantes, indeciso. Su duda aumentó cuando de la celda conjunta asomó otro can de la misma especie, tratando de acercarse a Arno tanto como la jaula permitió.

—Son hermanos.— Explicó el simpático encargado del refugio. Así como también la situación deplorable en que ambos habían sido encontrados, aunque el peor parado había sido el macho, que ahora lamía la mano de Arno  

—Usualmente no dejan que nadie se acerque a ellos. —Añadió el rubio.

—Bueno, piensa en un nombre para ambos, Arno. —Los ojos de Arno se abrieron con sorpresa, no iba a llevar uno, sino dos canes. Estaba seguro que no podía ser más feliz.

—Se llaman Evie y Jacob. —interrumpió una voz masculina, Charles dirigió su mirada al dueño de esta, un hombre, de mediana edad, quizá más de treinta, cabello castaño oscuro, unos inquietantes ojos verdes que no apartaban su atención de Charles y una encantadora voz ronca con acento británico.

—Ethan, deja al nene decidir ¿quieres? —Reprendió el encargado al mayor, el cuál sólo se echó a reír.

—Leo, esos son sus nombres, parecían agradables cuando los encontré. —Generalmente, cuando rescataban a algún animal, Ethan Frye y Leonardo eran los encargados de atenderlos y cuidarlos, y Ethan tenía la costumbre de asignarles un nombre provisional en lo que cada uno encontraba un hogar; y los no tan pequeños husky habían llegado hacía dos semanas atrás, y en ese tiempo, Arno era el primero con el que se acercaban.

—Evie y Jacob me gustan...—Arno expresó con una sonrisa tímida.

—Bien, siganme, hay algunas indicaciones que les tengo que dar a seguir, mientras Leo, lleva al niño a escoger collares para los chicos ¿puedes?

Leonardo soltó una risita, "dar indicaciones" seguramente sólo era la excusa de su compañero para lograr al menos sacarle el número de teléfono a Charles; de cualquier manera accedió y llevó al pequeño al mostrador con toda clase de accesorios y juguetes para sus nuevas mascotas.

Minutos más tarde, Ethan aún continuaba hablando con el mayor de los Dorian, aunque no del cuidado de los perros, sino haciéndole algunos halagos, estaba seguro que no sólo él había sentido la química entre ambos al cruzar miradas. Arno estaba de pie frente a la jaula de Jacob, cuando este salió, era apenas más bajo que Arno, aunque a dos patas podría derribarlo; pero se mantuvo quieto mientras el niño le colocaba un collar verde, con una placa con su nombre, después hizo lo mismo con Evie.

Ambos canes, y el pequeño, ya sólo esperaban a que Charles terminara para poder ir a casa.

***

KaroBOz aquí tienes a lomito Jacob uwu✨

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