Charles Dorian × Jacob

—Lo siento, Maxwell... no, ya te dije, estaré ocupado toda la noche... ¿Max?

Jacob guardó el teléfono y liberó un pesado suspiro, su trabajo era sumamente demandante, y los caprichos de su esposo, lo eran aún más, y quizá estos últimos era lo que realmente le parecía agotador de tolerar.

Miró su mano izquierda y sintió un poco de presión en su pecho al recordar que, algunos años atrás, felizmente había jugado pasar toda su vida junto a Maxwell Roth. Lo adoraba, más que a nada en el mundo, estaba seguro de ello, pero, después de todas las cosas que habían pasado juntos, había dejado de estar tan seguro.

—Doctor Frye... es el paciente... el bebé Dorian.

El británico salió de sus pensamientos y dejó de ver su argolla de matrimonio antes de correr al área de Pediatría hasta llegar a la sala de las incubadoras, específicamente se detuvo donde un varón, recién nacido, lloraba con toda la fuerza que permitían sus pequeños pulmones; estaba envuelto en varias sábanas, y aún así su piel estaba entre el azul y el morado.

Evie había dicho algo sobre su hermano menor, era perfecto para trabajar en pediatría, simplemente el trato con los pequeños se le daba de manera instintiva. Y ese mismo instinto mantuvo a Frye toda la noche despierto, abrazando al pequeño Dorian contra su pecho de manera protectora, cantando algunas cuantas melodías para tranquilizar al menor, quien había recuperado su temperatura y el color de su piel lentamente volvía a ser ligeramente rosado.

—Bonjour...

La voz a sus espaldas le hicieron espabilar, y el saludo le hizo percatarse de que ya había amanecido, el joven francés a la puerta, sonreía a pesar de mostrar varias lesiones en su rostro y brazos.

—Señor Dorian, debe volver a su habitación...

Evie estaba detrás del hombre, Jacob estaba seguro de que, por su aspecto, era imposible que tuviera más de treinta, tenía un semblante preocupado pero, aún así su rostro reflejaba amabilidad.

—Oh, lo haré, lo haré... pero primero quiero ver a mi pequeño.

Se acercó un poco más y estiró la mano hacia su primogénito que descansaba con tranquilidad en brazos del médico.

La siguiente vez que Charles Dorian tuvo un encuentro con Jacob, este tenía un aspecto decaído mientras acunaba a Arno entre sus brazos, el corazón de Charles se estrujó en su pecho, sin creer aún que, el joven doctor ponía más empeño en cuidarlo que la propia madre de este. Aunque había destacar que la madre de Arno sólo pasó la noche en el hospital y se marchó a la mañana siguiente, mientras Charles se encontraba descansando, había viajado tan pronto como pudo desde su empleo hasta el hospital para poder conocer a su pequeño, y de alguna manera acabó envuelto en un accidente.

—Oh, Mr. Dorian, I'm glad to see you.

Jacob saludó con su mejor sonrisa, pero esta se desvaneció cuando alzó la mirada y pudo notar que, fuera del área de incubadoras, se encontraba su esposo de pie, con una cara de pocos amigos que no se molestó en ocultar.

El francés se hizo cargo de su hizo mientras que Jacob discutía acaloradamente con el mayor, aquello terminó con el castaño regresandole algo que a primera vista no supo definir, pero luego se percató de que faltaba su argolla de compromiso cuando regresó a su lado.

—¿Sabes algo, Charles? Elegí pediatría como especialidad para poder cuidar a otros niños, para intentar salvarlos. Con cada pequeño doy siempre mi mejor esfuerzo, los cuido, como me hubiera gustado que mi ex esposo cuidara al mío...

Comenzó a explicar el británico, de pie tras de él.

—Pero a él no le importó... no era su hijo claro, así que la fiebre de mi pequeño le pareció algo sin importancia, así como tampoco le importó que no estuviera corriendo por toda la casa, sino "dormido"

Su voz había comenzado a temblar, y ni siquiera fue capaz de terminar de hablar. Charles, conmovido por aquello, depositó a Arno con suavidad en su respectiva incubadora y luego se giró hacia Jacob, estrechandolo entre sus brazos de manera protectora.

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