Capítulo 8: Visitas inesperadas
¡Imposible dormir! Lo único que conseguía en su cama era dar vueltas y más vueltas. A veces, cerraba los párpados unos segundos pero cuando volvía a abrirlos, sentía que había transcurrido apenas unos minutos. El cansancio era absoluto. Su mente deseaba tanto poder conciliar el sueño, pero, no había forma de lograrlo. Parecía que cuanto más cansado estaba, más le costaba dormirse.
A las siete sonó el despertador, como todas las mañanas. ¡Se había dormido! Aunque por el agotamiento de su cuerpo, le daba la sensación de que apenas fueron unos segundos. Sus músculos se negaban a moverse. Esperó en la cama, sosteniendo tan sólo el teléfono móvil entre sus dedos para buscar las noticias de última hora. No quería levantarse o más bien, era incapaz de hacerlo, hasta que escuchó el timbre de la puerta de entrada. No esperaba a nadie en su casa y menos a esas horas.
¡Las ocho! Leyendo los periódicos en su teléfono y las noticias, el tiempo pasó volando. Aun así, miró hacia la puerta de su habitación, como si eso fuera a decirle quién llamaba un sábado a las ocho de la mañana a su puerta. Se levantó todo lo rápido que pudo, sobre todo al escuchar un segundo ruido proveniente del timbre.
Salió al pasillo con su pantalón corto y la camiseta corta que dejaba ahora sobre su silla por culpa de tener un invitado poco deseado. Para cuando llegó a la puerta del salón, Law ya se encontraba abriendo la puerta principal, vestido con un pantalón corto y sin camiseta.
- ¡Vaya! – se sorprendió Law tras abrir la puerta, echando la mirada hacia atrás para ver a Ace y luego, devolverla a la persona en la puerta. ¡Eran clavados! Sólo que más pequeño -. ¡Hola, hermanito de Ace! – sonrió como un auténtico loco, lo que hizo que Ace se acercase con rapidez a la puerta y le diera un empujón para alejarle de su hermano.
- ¡LUFFY!
El grito de Ace no asustó en absoluto a Luffy, él estaba acostumbrado a que su hermano tuviera un carácter de armas tomar cuando no se esperaba algo.
- ¿Qué? – preguntó con una gran e inocente sonrisa – creía que vendrías ayer a casa y no lo hiciste. Siempre vienes los fines de semana para estar en familia.
- Ya te comenté que no iba a poder ir en una temporada.
- ¿Por qué? – empujó Luffy a su hermano, apartándole de la puerta para poder entrar. De mala manera, lanzó su mochila sobre el sofá mientras Law miraba con cierta sonrisa la escena entre hermanos desde donde Ace le había dejado.
- ¿Sabe papá que estás aquí?
- He salido por la ventana – aclaró como si fuera lo más normal del mundo.
- ¡Dios! ¡Luffy! – se quejó Ace, buscando el teléfono para llamar a su padre. Al menos debería decirle que su hijo pequeño estaba a salvo.
- Interesante – dejó escapar Law al ver a los dos hermanos uno frente al otro. ¡Realmente se parecían mucho! Nadie dudaría ni un segundo que eran hermanos si los vieran juntos. El problema estaba en que sus rasgos le resultaban terriblemente conocidos.
Ace se giró entonces hacia Law, quien cerraba la puerta tras la estampida de Luffy hacia el interior. ¡Algo estaba mal con Law! Ace sabía eso con tan sólo ver cómo llevaba su dedo índice y pulgar a la barbilla, sosteniéndola por abajo como si pensase en algo importante.
- ¿Qué ocurre?
- ¿Tú y yo nos conocíamos o algo de jóvenes? – preguntó Law con extrañeza.
- ¿Cómo iba yo a conocerte? – Se quejó Ace – nos llevamos unos años de diferencia. Ni siquiera vivía cerca de tu barrio.
- Eso pensaba. ¿Por qué me sonáis tanto?
- Quizá conoces a papá.
- ¡Luffy!
El grito de Ace volvió a silenciar a su hermanito, que no sabía por qué su hermano estaba hoy tan irascible. Law, en cambio, sonrió como si eso fuera posible.
- ¿Quién es vuestro padre?
- No te incumbe eso, Law – se apresuró a responder Ace antes de que Luffy continuase metiendo la pata.
- Papá es policía, quizá lo viste de patrulla o algo.
- Ohhh – sonrió Law con satisfacción –. Así que el señor papá de Ace es poli – dijo como si de un niño pequeño se tratase, haciendo hincapié en la palabra "papá" y "poli".
¡Era imposible controlar a Luffy! Es lo que Law vio enseguida. Ace intentaba mantener su vida privada apartada de él por sus delitos criminales y sus antecedentes, pero Law no podía dejar de sonreír con la escena. Su hermanito era igual de impulsivo e inocente que Ace, bueno... algo más inocente que Ace. No se daba cuenta de que metía la pata cuando su hermano intentaba impedirlo. Al final, Ace pareció darse por vencido con el tema.
- ¿Y quién eres tú? – preguntó esta vez Luffy mirando fijamente los tatuajes del pecho descubierto del individuo frente a él.
- Me llamo Law y soy...
- Un antiguo compañero – se apresuró Ace para impedir que Law dijera algo sobre su pasado o antecedentes – ha venido de visita.
- ¿Eres policía también? ¿Como Thatch y Kuma? ¿Eres su nuevo compañero? ¡Ace! ¡Cambias mucho de compañero! – se quejó Luffy.
Law no podía dejar de reír con todo aquello. Ese chiquillo era un completo bocazas, todo lo que Ace había luchado por ocultar cosas personales, ese chico lo divulgaba a los cuatro vientos. ¡Era una mina de oro de información!
- No es un compañero policía – intentó arreglar Ace – es...
- ¡Oh! ¡Madre mía! – pareció caer entonces Luffy en lo que ocurría.
Miró a Law, sin camiseta, con un cuerpo fuerte y esa sonrisa juguetona en su rostro y luego, miró a su hermano. Estaba vestido, pero de corto y parecía una camiseta simplemente puesta para abrir la puerta, lo que indicaba que esos dos, posiblemente habían tenido sexo. ¡Una colleja voló hasta su cabeza! Ace le había dado con la mano abierta aunque no demasiado fuerte, como si le indicase que se quitase esa idea de la cabeza.
- No es lo que estás pensando, zoquete.
Ace resopló. Su padre nunca hablaba en casa de temas de trabajo y él nunca quiso preguntar sobre ese asunto, pero acabó adoptando su misma política. Desde que se convirtió en policía, entendió el motivo por el que su padre no contaba lo que veía en las calles. No quería preocupar a la familia, así que mantenía el silencio y ocultaba el sufrimiento que veía en las víctimas o familiares. Él no pensaba tampoco contarle nada de su trabajo a Luffy. Él veía el mundo de manera inocente y, en parte, le gustaba esa visión. Él ya no podía verlo de la misma forma sabiendo lo que algunas personas hacían en él. Como ese asesino en serie que corría libre por las calles de la gran ciudad ahora mismo.
Al ver la seriedad presente en el rostro de Ace, Law cesó toda sonrisa. Se notaba que estaba preocupado por su hermano y entendía que no debía ser fácil estar conviviendo con un criminal como él. Por eso quitó todas las fotos de su familia aunque eso le disgustase.
- Estoy en la ciudad por asuntos de trabajo – comentó Law, quitando todas las dudas en Luffy y brindándole ayuda a Ace en las explicaciones – soy médico y sólo estoy aquí ayudando a tu hermano en un caso. Me ha dejado quedarme en su casa hasta que acabemos la investigación.
- Ya veo. Habed empezado por ahí – se quejó el menor – bueno... ¿Qué hay de desayunar?
- ¿Queréis desayunar fuera? – preguntó Law – yo invito.
- ¡No! – intervino con rapidez Ace.
- ¡Sí! – enfatizó Luffy al mismo tiempo que su hermano, queriendo ir a desayunar.
- Venga, Ace – intentó calmar Law las dudas de su compañero – conozco el mejor lugar de tortitas de la ciudad. ¡Si es que sigue abierto después de estos años! – casi susurró esa frase – nos hará bien salir un poco. Te prometo que todo estará en orden. No haré que te preocupes.
¡Se mordía el labio inferior! Era una señal de tensión y nerviosismo, pero también un claro significado que le indicaba que estaba tomando una decisión. Como médico, el lenguaje corporal siempre había sido algo que inquietaba a Law, por eso mismo, se volvió tan observador y trataba de identificar cómo se encontraba emocionalmente una persona por sus gestos. No quiso presionarle, pero movió ligeramente su cabeza como si quisiera interponerse en el punto donde su mirada se había perdido. Ace vio entonces de refilón ese ligero gesto en Law, lo que hizo que apartase su mirada hacia él.
- Está bien. Vamos a ese sitio de tortitas, pero después de llamar a papá. Vas a disculparte por fugarte de casa – le tendió el teléfono fijo a su hermanito.
- Vale – dijo algo frustrado.
***
Era la primera vez que veía sonreír a Ace. ¡Preciosa! Él, seguramente, ni siquiera era consciente de que estaba sonriendo, pero sus ojos no se apartaban de su hermanito. ¡Todo un glotón! No paraba de comer sus tortitas, disfrutando cada bocado, diciendo lo mucho que le gustaban esas tortitas. Law, simplemente, estaba embelesado con la sonrisa del mayor.
- Come despacio o te atragantarás – se quejó Ace, pese a la sonrisa que su rostro tenía. ¡Era auténtica! Adoraba a su hermanito, Law podía verlo con claridad. Ese chico habría hecho lo que fuera por Luffy.
- Tengo que ir al baño.
Con tan rapidez y violencia en sus movimientos, Luffy tiró el tenedor sobre su plato vacío y corrió al aseo. Law no pudo evitar reír, ese chico era un matojo de nervios. No podía estarse quieto y sobre todo, se veía su impaciencia e impulsividad. ¡Como Ace! Pensó para sí mismo.
- ¡Luffy! ¡Con cuidado! – gritó al ver cómo casi arrollaba a una camarera en su precipitada carrera, mientras le escuchaba pedir perdón por sus acciones -. ¡Dios! No hay remedio con él.
- Es igual de impulsivo que alguien que conozco – sonrió Law.
- Supongo que se calmará un poco cuando crezca. Yo me calmé.
- Sí, a veces – matizó Law – cuando no te pinchan para que hagas lo que quieren. Por cierto, ya sé por qué me sonabas tanto. Creo que sé quién es tu padre.
- Sabía que no podrías olvidar eso – dio un leve manotazo en la mesa, frustrado por no haberlo podido ocultar bien.
- Tu padre es el hombre que me detuvo. Gold D. Roger. Al principio, aunque veía cierto parecido, tu apellido me confundió. Creí que no estabais emparentados y era una coincidencia. Pero al ver a tu hermano... - dejó la frase incompleta, como si esperase que Ace pillase por donde iba.
- Mi padre nunca nos ha puesto su apellido. Es policía, Law, ha visto muchas cosas ahí fuera – señaló con un movimiento de cabeza al otro lado del cristal, indicándole la calle –. Intentaba protegernos, así que me puso el apellido de mi madre por si alguna vez tenía problemas que sus enemigos no pudieran identificarme con rapidez como su hijo. Luffy tampoco lleva su apellido.
- Me gustaría entrar a saludarle.
- ¡No! – sonrió con incredulidad Ace.
- Pero si tienes que llevar a Luffy a casa. ¿Qué más te da? Sólo será unos segundos. Entrar y saludar.
- No pienso permitir que entres a ver a mi padre. Es el tipo que te capturó, Law. ¡Por el amor de Dios!
¡Una auténtica locura! Es lo que Ace veía en esas acciones, sin embargo, su padre nunca le había llegado a comentar nada malo sobre Law. ¿Se estaba dejando influenciar por su propio miedo? ¿Por sus experiencias? Quizá su padre no tuvo problemas con Law, pero... Law podía tener problemas con su padre. ¿Quién le decía que no querría matarle por haberle capturado? Esas dudas, las intuyó Law.
- Voy a contarte un secreto que no le he dicho a nadie – se puso serio Law, bajó el tono de su voz y se acercó al centro de la mesa para poder susurrarle a Ace – él no me capturó, yo me entregué. Fue voluntariamente.
- Venga ya, Law. No me sueltes ese rollo a mí.
- No te lo creas si no quieres. Pregúntale a tu padre – sonrió antes de volver a su lugar, recostar la espalda contra el asiento y dar un sorbo a su refresco.
¡Ace empezó a dudar! No quería demostrárselo pero... dudaba.
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