Capítulo 23: Un desafío
El suelo de hormigón estaba lleno de sangre, pero no era la de nadie conocido, sino la de ese hombre tumbado que cerraba los ojos debido a la morfina y la anestesia que Law acababa de administrarle.
En su mano, todavía llevaba el teléfono con el que había llamado a la ambulancia, sin embargo, éstos tardarían en llegar, al igual que los refuerzos policiales que tanto Kuma como Ace pidieron que acudieran a dicha dirección. Ninguno debía estar cerca del puerto y eso suponía un problema. Tendrían que aguantar estando a solas.
Law corrió hacia la puerta. Estaba preocupado por Ace y no sólo por su integridad física, sino también la emocional. No estaba seguro de cómo podría reaccionar Ace al encontrarse cara a cara con la persona que le torturó y lo asesinó, ¡si es que era él al que perseguían!
Era la primera vez que sentía miedo, uno de verdad. Ni siquiera cuando se convirtió en un asesino, llegó a sentir un miedo así. ¡No! No era un miedo por su seguridad o su integridad, sino por Ace. Cuando perdió a su familia, creyó que ya nada podría afectarle, no tenía vínculos con nadie más, no le importaba nada en la vida y ahora... por más que quisiera aparentar seguridad en sí mismo, la realidad le hacía sucumbir una vez más: temía por Ace, porque se había encariñado con él de una forma que iba más allá de su entendimiento.
Al llegar a la puerta, el teléfono que tenía en su mano empezó a sonar. Ni siquiera era suyo, sino del tipo que estaba en la camilla. Cuando Kuma le exigió que pidiera una ambulancia, observó el teléfono sobre una de las bandejas donde la victima no alcanzaba. Sin duda alguna, el opresor se lo había arrebatado para impedir su comunicación.
Se detuvo y miró la pantalla: un número desconocido. Su primer instinto fue no responder. Al no ser su teléfono, si alguien estaba llamando, sin duda alguna, no era para él; pero por otro lado, sin perder de vista la pantalla, pensó que quizá la familia intentaba localizar a la victima y, por tanto, por cortesía y casi por ética y moralidad, le era indiscutible que debería informar de lo que ocurría. Respondió.
- ¿Dígame? – preguntó Law para informarse de con quién hablaba.
- Trafalgar D. Water Law – susurró una voz profunda al otro lado del teléfono. Law se tensó al instante al escuchar su nombre. Sin duda alguna, no era un familiar y, de hecho, que hubiera utilizado su apellido completo incluyendo la "D", le resultó demasiado extraño. Nadie debía conocer ese dato excepto su familia o gente cercana a ella.
- ¿Con quién hablo? – preguntó intentando aparentar una serenidad que, en realidad, no tenía en ese instante.
Una risa sutil se escuchó. En ese momento, el cerebro de Law se puso en marcha para intentar identificar algo de lo que sucedía.
- ¿Debo suponer que eres el autor de todo esto?
- Ha sido una buena jugada, Law. No pensé que llegarías tan lejos como para encontrar uno de mis sitios favoritos donde... "estar tranquilo".
- Cometer asesinatos, querrás decir.
Mientras hablaba por el teléfono, escuchando esa voz ronca que evidentemente no debía ser auténtica, sino manipulada por algún tipo de distorsionador de voz, Law revisaba la estancia y miraba por las ventanas con cuidado en un intento por descubrir desde dónde estaría llamando ese tipo. Ace y Kuma habían salido tras él o al menos, detrás de alguien, por lo que suponía que no podría estar muy lejos, aunque también podría ser un secuaz o un cómplice y que el auténtico autor o cerebro de todo eso no estuviera ni cerca del lugar.
- Tú y yo no somos tan diferentes, Law.
- Ya... ¿Quieres que tomemos una cerveza juntos y te hable de mis crímenes? Veo que intentas imitarme, aunque esto parece bastante chapucero para mi gusto – sonrió Law con arrogancia.
- No seas insolente, niñato engreído.
Law sonrió. De esa respuesta podía obtener dos conclusiones y, por tanto, se acercaba un poco más para descubrir su identidad. Tampoco era lógico que se hubiera puesto en contacto con él y eso le hacía entender que ese tipo buscaba aprobación y no una cualquiera, sino la suya.
- ¿Intentas localizarme, Law?
- Estoy un poco más cerca de saber quién eres, pero no te cortes, sigue hablando.
- Me encantaría seguir charlando contigo y demostrarte que mi trabajo es muy superior al tuyo, pero no tengo tiempo para ello. En treinta segundos, la cabeza de tu policía volará por los aires. Si quieres salvarle, yo de ti, correría a la azotea.
Un pitido intermitente llegó a sus oídos: había colgado. Hablar con ese tipo no tenía nada de interesante ni especial, pero sin duda alguna, había despejado algunas dudas de la mente de Law. Pese a que le habría gustado centrarse en esos pequeños detalles que había percibido, Law guardó el teléfono en su bolsillo y echó a correr hacia la azotea. Estaba mucho más preocupado por Ace en este momento que por descubrir algo del asesino. Acababa de amenazarle y debía llegar a tiempo. Ese tipo le desafiaba como si jugar con las vidas ajenas fuera un simple juego.
Llevando la cuenta de los segundos en su mente, subió los peldaños de las escaleras de dos en dos. Ni siquiera estaba fijándose en si iba hacia una trampa o si sería atacado por algún subordinado. Sólo pensaba en Ace y en llegar a tiempo.
Veinte segundos contó su mente cuando llegó a la última puerta que daba a la azotea. La puerta metálica estaba abierta, por lo que dedujo que Kuma y Ace debían haber perseguido al tipo hasta allí o al menos, habían llegado a esa zona si es que habían perdido su pista; registraban todo el edificio planta por planta.
Llegó a la azotea y el sol le deslumbró durante apenas un segundo, obligándole a poner su brazo frente a sus ojos. Quince segundos. Buscó a ambos policías. Kuma estaba a su derecha y Ace revisaba por uno de los bordes de la cornisa que el individuo no hubiera saltado o estuviera agarrando a ella a su izquierda. Salió corriendo a la izquierda. Ese tipo había amenazado directamente a Ace y por ello, no dudó en su elección.
- ¡ACE! – el grito de Law le hizo girarse –. ¡KUMA, AL SUELO! – gritó Law llegando hasta un confundido Ace que le miraba sin entender qué estaba ocurriendo.
- ¿Qué haces aquí? – preguntó Ace al verle llegar corriendo hacia él –. Vuelve dentro. Es peligro...
Sin siquiera acabar la frase, Ace sintió el impacto del cuerpo de Law tirándole al suelo con fuerza. Su arma reglamentaria cayó y resbaló por el suelo en el momento en que el estruendo de un arma se escuchaba desde uno de los edificios contiguos. Ace estuvo seguro de lo que escuchaba: un francotirador.
Su espalda tocó el suelo y Law cayó encima de su pecho por el impulso. Al escuchar el disparo, inevitablemente, Ace le dio la vuelta para ponerle a cubierto, al fin y al cabo, era un civil. Buscó con la mirada dónde estaba la pistola y estiró el brazo para recuperarla.
- ¿Kuma? – preguntó Ace para saber su ubicación y cómo se encontraba.
Ace miró a Law. Bajo su cuerpo y resguardado tras el muro de hormigón que delimitaba el borde para impedir caídas, intentaba recuperar el oxígeno por la carrera hasta allí.
- ¿Kuma? – repitió Ace la pregunta algo más nervioso al no obtener respuesta la primera vez.
- Estoy bien – se escuchó finalmente desde un saliente de ventilación. Se ocultaba tras el hormigón tras él –. Me ha dado en el brazo, pero no es grave. ¿Estás bien?
- Sí. Sin daños por aquí.
- He llamado a la ambulancia – susurró Law a cubierto – debería estar al caer en breve.
- Esperemos que no tarde al igual que los refuerzos. Aunque tú vas a tener que darme muchas explicaciones del motivo por el que sabías esto.
- Ese tipo me llamó al móvil de la víctima. Me dijo que tenía treinta segundos para llegar hasta aquí y salvarte.
***
- ¡Ace! ¡Ace!
La voz persistente del sargento llamándole no pasaba desapercibido en la comisaría. Acababa de llegar y ya estaba Mihawk tras su espalda tratando de conversar con él. Realmente, Ace se sentía agobiado y extasiado de tener que soportarle. Ahora que no tenían nada, parecía que se lo encontraba en todas partes y era mucho más insistente que cuando mantenían una relación sentimental.
- ¿Puedo ayudarle, sargento?
Ace se detuvo cerca de la puerta de la comisaría pese a llevar la chaqueta en su brazo. Se marchaba ahora mismo al hospital para comprobar que su compañero estaba bien. Cuando sus compañeros llegaron, fue cuando Ace pudo acercarse hasta Kuma y comprobar su herida. Tenía razón, no era grave. La bala le había rozado solamente, pero aun así, los sanitarios llegaron enseguida en cuanto la zona estuvo libre de amenazas.
- ¿Podemos ir a otro lado, por favor? – preguntó el sargento en susurro evitando que el resto de agentes le escuchase.
- ¿Es sobre el caso? Si no es así, ahora mismo no tengo tiempo.
- Ace, por favor, aún tenemos una conversación pendiente sobre nosotros.
- ¿Nosotros? Ya no hay un nosotros – sonrió Ace – y sinceramente, éste no es el momento ni el lugar para hablar de algo así.
- Se que estás enfadado y lamento lo que ocurrió. No volverá a pasar.
- Sargento... tengo a mi compañero en el hospital, un posible testigo debatiéndose entre la vida y la muerte en el quirófano, a Law en el coche patrulla esperando y le aseguro que tengo pistas nuevas sobre mi caso y quiero seguirlas cuanto antes. No quiero que se enfríen ahora que tengo algo. Nos vemos, sargento.
Volvió a caminar al escuchar el resoplido de su superior. Era obvio para ambos que no era el momento para hablar de ningún tema personal y que Ace se evadía en esas excusas razonables para eludirle.
- Ace – le llamó de nuevo al ver que se marchaba. Ace detuvo la puerta del ascensor y le observó – quiero el informe de las nuevas pruebas de tu caso en mi mesa mañana a primera hora.
Esta vez, el resoplido fue por parte de Ace. Cuando Mihawk se enfadaba o se sentía ofendido, le hacía trabajar con rapidez y sin apenas descanso. Esta noche apenas dormiría para preparar esos malditos informes, pero no podía quejarse.
- Claro, sargento – resopló Ace con mala cara antes de soltar la puerta del ascensor y dejar que se cerrase.
Sólo eran un par de pisos, pero a Ace le pareció una eternidad. Law le esperaba en el coche y realmente quería hablar con él sobre lo sucedido en esa fábrica, pero también quería darse prisa en llegar al hospital y ver tanto a su compañero como al testigo.
- ¿Nos vamos ya?
Sacando la cabeza por la ventanilla del copiloto, Law sonreía como un psicótico pese a que, en el fondo, Ace notaba que se encontraba nervioso en su interior. Ace llegó al coche, entró en él y metió la llave en el contacto dispuesto a ir al hospital.
- ¿Estás bien?
- Quiero llegar pronto al hospital – susurró Ace.
- Kuma está bien.
- Lo sé, pero aun así, me preocupa. ¿Crees que el testigo sobrevivirá?
- Espero que sí. De hecho, puse su mano en hielo. Creo que podrán volver a colocarla, aunque tardará la operación. Dudo que hoy puedas hablar con él. ¿Me cuentas ahora qué te ocurre?
- No es nada.
- Ohhhh, ¿el sargento idiota de nuevo?
- Law...
- Eso es un sí – sonrió.
- ¿Me cuentas tú qué ocurrió allí?
- Recibí una llamada a este teléfono – sacó Law del bolsillo de la sudadera el móvil –. Pensé en tirarlo, pero luego creí que quizá lo querrías, aunque dudo que puedas conseguir demasiado. Seguramente habrá llamado desde un teléfono de prepago y ya no estará operativo.
- ¿Puedes contarme algo más?
- Su voz estaba distorsionada, como si fuera un programa informático, pero dijo un par de cosas interesantes.
- ¿En serio? Dame un poco de luz, ¿quieres?
- Me llamó niñato engreído.
- Y lo eres – sonrió Ace, Law también sonrió.
- Sí, pero llamarme niñato quiere decir que ese tipo es mayor que yo. Acoto un poco el cerco de sospechosos y además, ha estudiado medicina. No es alguien que fuera a un seminario de mi padre únicamente, es un tipo que estudiaba la carrera.
- ¿Cómo sabes eso?
- Porque me ha retado. Dijo que él haría un trabajo mejor que yo, lo cual me hace pensar que sabe de medicina. Yo fui muy meticuloso con el instrumental médico. Si quiere ser tan perfeccionista, es porque ha estudiado medicina.
- Antes ya sabías que era médico.
- No, antes creía que podía ser del campo de la medicina, pero incluso tenía en cuenta a veterinarios, médicos militares, etc... ahora sé que es un antiguo estudiante de mi padre, seguro.
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