Capítulo 10: Compinches ¡a medias!
Frente a la mesita del salón, los tres se miraban fijamente sin pronunciar palabra alguna. Ace sabía que su padre era un hombre rígido en costumbres, sólo había que ver las normas de su casa, pero intuía por el silencio de Law, que a él le habían educado de una forma muy similar.
Hasta que su madre no llegó con las tazas de té y lo sirvió, el silencio permaneció. Los tres hombres se quedaron a solas. Dieron el primer sorbo y finalmente, Roger inició la conversación.
- ¿Qué tal tus días en libertad?
- Interesantes. Trabajé en una autopsia, he jugado a juegos de mesa con sus hijos y me llevó a un club sexual – señaló a Ace, quien se sonrojó al instante tratando de decir que las cosas no habían sido exactamente así, sin embargo, Roger habló primero cortando a su hijo.
- Supongo que todo eso fue idea tuya – sonrió Roger, lo que hizo sonreír a Law.
- Lo del club sí. A tu hijo le gustan más los detectives aburridos y serios – lanzó la queja.
- Sargento – rectificó Ace, por lo que Roger entendió claramente de qué hablaban.
- El sargento Mihawk. ¡Qué tipo tan estirado! – susurró Roger ante la sorpresa de Ace.
- Papá.
- Es que... Ace, sabes bien lo que pienso al respecto. Tú podías estar con alguien mejor. No digo que no haga bien su trabajo, es un policía increíble.
- Sargento, ahora es sargento de mi unidad – intentó rebatir Ace.
- Sí, y tiene cualidades para serlo, pero venga, era un tipo aburrido de despacho, le encanta el papeleo, y tú eres un chico de acción, siempre tienes que estar fuera de la oficina buscando a alguien. Lo tuyo es el trabajo de campo. No erais demasiado compatibles.
- Por fin alguien que piensa como yo – sonrió Law, sabiendo que tenía la batalla ganada. – Ace, necesitas a alguien divertido, extrovertido y que no tenga demasiados miedos, alguien como...
- Tú no cantes victoria – le señaló Roger – he visto cómo le miras y sé lo que quieres de él y es un no. Tú tampoco eres bueno para mi hijo, así que ni lo intentes.
- Ouchhhh – hizo Law el gesto como si doliera su corazón pese a la sonrisa – y yo que creía que teníamos una buena relación.
Ace sonrió ante aquello. Era cierto que fluía una cierta química rara entre su padre y Law, no era nada sexual, no era que se gustasen ni nada similar, pero su padre le trataba con cierto cariño familiar. ¡Todo muy raro! Fue uno de los casos más importantes en la carrera de su padre, de hecho, la detención de Law le llevó a la fama y a obtener ciertas medallas en el cuerpo. Creía que Law le tendría odio por aquello, pero era todo lo contrario. ¡Claro que si él se entregó, todo tenía algo más de sentido!
- ¿Qué ocurre con vosotros? – preguntó Ace con extrañeza.
- Durante... ¿Cuánto fue? ¿Año y medio? – preguntó Roger hacia Law.
- Más o menos, sí. No es que lleve la cuenta como para saber que fue un año, siete meses y veinticinco días... – sonrió Law, lo que hizo que Roger le mirase con cierta sonrisa también. ¡Realmente se conocían bien esos dos! A su padre no parecía importunarle sus bromas.
- En su primer asesinato, me hice cargo del caso. El muy capullo cuando se enteró que yo manejaba su caso, me dejaba notitas, luego pasó a grabaciones distorsionando su voz y finalmente me llamaba por teléfono.
- Me aburría mucho estando solo y me dabas buenas conversaciones – sonrió Law – de alguna forma debía pasar el rato mientras preparaba todo. Hasta te di algunas pistas.
- Law, tus pistas eran como seguir a un ratón ciego por medio de un pajar – se quejó Roger de lo poco esclarecedoras que eran. – Pero sí hablamos de muchas cosas. Aprendí bastante contigo. Las charlas contigo eran entretenidas, pero perseguirte y ver tus atrocidades era devastador. Venga, Law, esclaréceme un poco, ¿por qué esos tipos? No había una relación directa entre ellos excepto que eran delincuentes, pero dijiste que no tenía nada que ver que fueran o no delincuentes ni reincidentes. Así que... ¿Por qué los asesinaste a ellos precisamente? Te aseguro que llegué a creer que eras un maldito justiciero al principio.
- No soy un justiciero.
¡Ace se perdía en aquella conversación! Negó con la cabeza tratando de hacerse una idea de por dónde iban los dos.
- Esperad que me centre. ¿Todos a los que tú mataste tenían antecedentes criminales? – preguntó Ace.
- Técnicamente, sí – dijo Law, pensando si habría alguno que no lo fuera.
- ¿Técnicamente? – preguntó Ace para confirmar eso.
- Eso creo, no sé, no era policía, no investigué sus perfiles delictivos, no tenía esa clase de acceso – sonrió Law – supongo que los tendrían, quizá había alguno que no fuera reincidente o fuera su primer delito, yo que sé.
- Todos tenían delitos – afirmó su padre – lo comprobé personalmente. Por eso creía que eras un justiciero.
¡Nada encajaba! Ace se levantó de la mesa entendiendo algunas cosas pero desencajando otras de sus ideas. ¿Un asesino en serie que mata delincuentes y se entrega? ¡No había por dónde agarrar ese caso! ¿Qué narices hacía Law matando criminales? ¿Y por qué parar entonces? Si fuera un justiciero, habría continuado haciéndolo hasta ser pillado.
- ¿En qué piensas, Ace? – preguntó su padre al ver cómo miraba por la ventana tratando de entender qué ocurría con Law.
- ¿Seguro que tenías un patrón? – preguntó Ace – porque esto parece absurdo. ¿Por qué ibas a asesinar criminales y luego entregarte? A menos... ¿Tu familia? – susurró aquello último, porque leyó algo de la familia de Law.
- Todos investigados – sonrió su padre – no tenían relación entre sí los de la banda.
- ¡Pues no entiendo nada! – se quejó Ace.
Law sonreía como un psicótico viendo cómo los dos policías hablaban tratando de descubrir su patrón.
- Ya os dije que no pensaba decir mi patrón.
- Voy a descubrirlo, Law. Cuando acabe con este caso.
¡Ni inmutarse! Law tomó su vaso de té y dio otro largo sorbo. En todas las conversaciones que tuvieron Roger y él en el pasado, jamás hablaron sobre sus hijos. Pero sí tuvieron ciertas conversaciones más profundas de lo normal. Algunas veces, Law llegó a pensar en dejarlo, en decir todo a la policía y que se encargasen, pero luego siempre recordaba que ellos no arreglarían nada. Debía hacerlo por su cuenta así le cayera la pena de muerte. ¡Tampoco tenía nada ya por lo que vivir!
- Voy al baño y nos vamos – avisó Ace para que todos se preparasen. En cuanto salió por la puerta, Roger habló.
- No conseguí que confiases en mí, supongo.
- Me gustaron nuestras conversaciones. Te aseguro que muchas veces me hiciste dudar pero... era algo que debía solucionar por mi cuenta.
- Creo tener una idea del motivo. Tras tu detención, seguí investigando tu caso en ratos libres. Eras un buen chico. Dieciocho años, acababas de entrar a la mejor universidad de Tokio para estudiar medicina, sin antecedentes. Tu padre era médico y te enseñó desde niño. Tenías un futuro brillante. ¿Sabes cuántas veces me pregunté por qué tiraste todo por la borda?
- Tenía que hacerlo – susurró Law con seriedad. Elevó la mirada y se fijó en la puerta por donde Ace se había ido –. Tienes un buen chico.
- No le hagas daño, Law – susurró Roger.
- No se lo haría – sonrió – no a tu hijo. A nadie de tu familia. Tengo mucho respeto por ti y por todas esas conversaciones que tuvimos. Sé que intentaste ayudarme pero... mi alma no tenía salvación.
- ¿Puedo pedirte un favor? – preguntó Roger.
- Claro.
- Cuídale. Ace es impulsivo y muchas veces no se da cuenta de dónde se está metiendo. Si alguien puede saber cómo piensa ese tipo, el asesino... eres tú. Por favor, no dejes que le haga daño a Ace.
- ¿Sabes algo que no sé? – preguntó Law al ver la mirada de dolor en los ojos de Roger.
La puerta se abrió de golpe dejando ver a Ace. Tomó su taza de té y bebió todo el contenido de golpe. Ninguno de los dos volvió a hablar, pero Law se quedó con esa mala sensación de que le ocultaba algo, todos allí parecían ocultar algo.
- ¿Nos vamos? – preguntó Ace hacia Law.
- Sí – afirmó Law sin perder de vista a Roger. Mirarle fijamente no haría que entendiera a qué se refería, pero no podía dejar de pensar en esas últimas palabras.
Se levantó del cojín y siguió a Ace hacia la salida. Roger les acompañó a la puerta a ambos, pero fue Ace el único que, tras despedirse con una profunda reverencia de su padre, siguió caminando hacia el vehículo. Law se quedó atrás.
- Law, mi hijo ya está sobre tu pista desde hace rato – sonrió Roger.
- No es cierto. Aún no ha pillado todo el conjunto de mis acciones.
- Lo hará. Observa. ¡Ace! – le llamó al ver que ya estaba cerca de la puerta del conductor –. ¿Qué opinas del "trabajo" que hizo Law?
"Trabajo para referirse a asesino en serie", así ocultaban esos dos el tema de conversación por si algún vecino estaba escuchando en las cercanías.
- Una chapuza – se quejó – tienes una grave incoherencia, nadie en tu trabajo se entrega voluntariamente.
¡Una risa arrogante se mostró en el rostro de Law y en el de Roger! Los dos se miraron un segundo y finalmente, Law rompió el silencio.
- ¿Tienes un hijo o un Pit Bull? ¡Dios! Cuando engancha una pista, no suelta. No dejará de investigar esa incoherencia. ¿Verdad?
- Tú lo has dicho. Como un Pit Bull. Ahora sabe que no asesinabas porque sí. Tenías un motivo y no va a soltar esa pista ni conseguirás que se distraiga con otra cosa. Te ha pillado – susurró Roger – no cree que seas un asesino en serie corriente.
Law dio un paso hacia delante para ir al coche cuando se detuvo. Se giró una última vez hacia Roger y extrañamente, se puso serio.
- Quiero una respuesta sincera a esto pero... si no hubiera hecho lo que hice, ¿habría sido un buen candidato para tu hijo?
- Si no hubieras hecho lo que hiciste – movió la cabeza Roger como si pensase y luego sonrió – digamos que me agradas. Pero, Law, no se puede cambiar el pasado, tenlo en cuenta. Lo hiciste.
- Fuiste tú el que convenció al juez para mi excarcelación. ¿Verdad?
- Me pidieron opinión para dejarte ayudar en este caso, sí.
- ¿Puedo preguntar qué dijiste de mí?
- Que no eras un peligro inminente. Dije que asesinaste a criminales, que te entregaste voluntariamente y que no creía que fueras a volver a asesinar. Supongo que si eres de ayuda en este caso, podrían revisar el tuyo, pero, Law... puede que te libren de la pena de muerte, pero dudo que te quiten la perpetua por tus actos.
- Lo sé – sonrió Law – si te sirve, me esforzaré al máximo para evitar que le ocurra algo malo a tu hijo.
Law se despidió con una reverencia y caminó hacia el coche, cerrando la verja del jardín tras él. El silencio reinó entonces. Ace no parecía demasiado entusiasmado por entablar conversación, de hecho, parecía estar en su mundo, pensando en todo lo que había ocurrido allí en casa de su padre o en la información que ahora tenía sobre él.
- ¿De verdad contabas el tiempo que estuviste jugando con mi padre? Eso del año y medio...
- ¡Claro que no! Me lo he inventado – sonrió Law triunfante. – ¡Por favor! Como si no tuviera bastante faena planeando los asesinatos que tuviera que contar días también desde que conocí a tu padre. Oye, Ace, ¿hay algo del caso que no me estés contando?
- Creo que nada relevante. ¿Por qué?
- Es que... me ha dado la sensación de que tu padre está nervioso y preocupado por ti. ¿Se confunde mi instinto?
¡Ahí estaba nuevamente ese gesto! Ace tocándose una de las muñecas mientras conducía. Law frunció el ceño. ¡No era una casualidad! Estaba convencido de ello, eso significaba algo.
- No hay nada, Law – sonrió Ace – te lo aseguro, todo está bien.
- Ya... – susurró Law nada conforme. Ocultaba algo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top