-Sustos que dan gusto-

-¿Dónde está el mocoso? - esa era la pregunta de toda la tripulación. Ace no estaba en el tubo donde había anidado, y nadie lo encontraba. Cuando Marco llegó a la sala de reuniones, sus hermanos se le lanzaron encima, y todos terminaron en el suelo.


-¿¡Qué le hiciste al bebé!? - todos sus hermanos le gritaron al mismo tiempo, mientras su padre suspiraba.

-No he hecho nada, yoi – Marco estaba calmado, levantando las manos como si fuera inocente.

-¿No has visto a Ace, hijo? - Marco se levantó.

-Está en el cuarto al lado del mío, junto a Thatch. Ayer conseguí que moviera su nido a una habitación. Y no, no hice nada, Thatch, yoi – el cocinero hizo un gesto con los dedos hacia su hijo, como diciéndole "te tengo vigilado".

-¿No te atacó? - Izo movía su abanico.

-No, la verdad es que primero no quería romper su nido, así que tuve que prometerle que no lo haría. Así que lo moví sin romperlo. Ya hablé con Shanks, y él dice que poco a poco Ace comenzará a arreglarlo de verdad, yoi.

Thatch se levantó corriendo a su cuarto, tomó un peluche que había comprado en la última isla para Ace, y caminó lentamente hacia la nueva habitación de Ace. Abrió la puerta con cuidado y vio a Ace acurrucado en un nido de mantas sucias. Sabía que debían hacer esto lentamente, pero no podía dejar a Ace en esa cosa.

-Acey, hermanito – Thatch acarició el pelo de Ace, quien abrió los ojos lentamente.

-¿Thatchy? - Thatch no pudo evitar emocionarse ante el apodo.

-Tengo que sacarte de ese nido, ¿podemos hacer otro más... limpio?

-¡No, no quiero! - Ace se levantó de inmediato dentro del nido, totalmente a la defensiva.

-¡Está bien, Acey! Mira, te tengo un peluche. - Thatch llamó la atención de Ace con un peluche que era abrazable.

-¿Para mí? - Ace estaba confundido, pero lo aceptó con un poco de timidez.

-Para ti – Thatch tomó a Ace por debajo de los brazos y lo sacó lentamente del nido. Rápidamente retiró las sábanas sucias de la cama y las lanzó por la ventana. Luego se aseguró de que la cama estuviera lista, y Ace se ubicó nuevamente en ella, un poco incómodo. Sus ojos estaban llenos de lágrimas porque había destruido su nido, y estaba a punto de llorar.

-No, no llores. Mira, voy a buscar cosas para tu nuevo nido, ¿qué es lo que necesitas? - Ace no pudo negarse a Thatch, era tan amable, y el aroma de su hermano era casi tan reconfortante como el de Marco. Ace se sonrojó, y sus hombros se encendieron en fuego.

-El aroma... - Thatch asintió y salió corriendo. Su misión: encontrar cosas para el nido del pequeño Ace.

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