Coby se encontraba en una isla lejos de la Marina por orden de Garp. Habían dejado la Marina después de que Garp les explicara la situación y les instara a no responder a los superiores que estaban actuando de manera inapropiada. Además, Garp temía que Sengoku intentara tomar represalias si no obedecían sus órdenes. Por lo tanto, los envió a entrenar con Rayleigh. Coby caminaba solo por la isla cuando de repente sintió un ardor en su marca, lo que le hizo sentirse incómodo y nervioso, y comenzó a caminar más rápido con el corazón latiendo con fuerza.

Distracción y preocupación llevaron a que chocara contra el abdomen de un hombre.

-Oh, l-lo siento - Coby miró hacia arriba con nerviosismo mientras unas grandes manos enguantadas lo sujetaban de las muñecas.

-¿Coby? - el hombre le habló.

-¿S-sen... Señor Akainu? - Coby estaba nervioso y trató de moverse hacia atrás, su marca ardía intensamente como si fuera magma.

-Así que eras tú - Akainu se arrodilló para estar a la altura del chico y lo levantó para sentarlo en su rodilla.

-¿Yo soy qué? - Coby intentó hablar, pero los labios del hombre más grande cubrieron su boca.

Cuando se separaron, Akainu mantuvo a Coby en sus brazos mientras recuperaban el aliento.

-Vine a buscarte para eliminarte por orden de Sengoku, pero resulta que el mocoso rebelde de Garp es mi alma gemela - dijo Akainu.

-¿Ibas a matarme? - Coby apretó los labios, alejándose un poco.

-No permitiré que nadie te toque. Eres mi destino - algo dentro de Coby se revolvió y eso le gustó.

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