- llamada -

Ace corría por todo el barco, buscando a Deuce para llevarlo con Marco y dirigirse a la sala de Den Den Mushis. Quería que Luffy y Sabo conocieran a Deuce; deseaba que les gustara tanto como a él le gustaba.

—¡Deuce! —gritó Ace mientras saltaba sobre un barril.

El niño de cabello azul lo miró sorprendido, sentado en la sombra que proyectaba el barril.

—Hola, Ace —sonrió Deuce.

A Ace le encantaba su sonrisa; contrastaba mucho con la máscara que solía usar. Lindo, pensó.

—Vamos a buscar a Marco, quiero presentarte a mis hermanos. —Ace extendió su mano, y Deuce la tomó, sin entender del todo.

—Pero... ¿tus hermanos no son mis hermanos? —preguntó Deuce, mirando a los adultos que les saludaban con ternura al pasar.

—No estos hermanos, mis otros hermanos —respondió Ace con entusiasmo.

Deuce miró al cielo. A veces no entendía a Ace, pero tenía un brillo especial, así que simplemente decidió seguirlo.

—Bueno... —Deuce sonrió mientras comenzaba a correr junto a Ace, directo hacia los comandantes.

—Hola —saludó Ace con una sonrisa al llegar.

Marco sonrió, ya que era el día de comunicarse con el barco del pelirrojo.

—Hola, señores —saludó Deuce, siempre educado.

Los comandantes suspiraron y se agacharon, rodeando al niño.

—Cariño, una vez más: somos tus hermanos, no señores —dijo Izo con suavidad, sonriendo para que el pequeño no se sintiera atacado.

—Entendido, señores hermanos —respondió Deuce, sonriendo de manera tan tierna que no pudieron corregirlo.

—Sí, eso... —dijo Jozu, acariciando la cabeza del niño mientras los demás suspiraban.

—Vamos, Marco —sonrió Ace cuando el rubio se levantó y comenzó a caminar hacia la sala de los Den Den Mushis.

—Vamos, Deuce —agregó con entusiasmo.

Los niños caminaban junto a Marco.

—¿Vas a presentarle a Deuce, yoi? —preguntó Marco, aunque ya sabía la respuesta.

—Sí, quiero que Sabo y Luffy lo conozcan —dijo Ace, irradiando felicidad.

—Es bueno, yoi —Marco rió suavemente. Era obvio que Ace sentía un cariño especial por Deuce, pero era algo tan lindo que nadie se atrevía a molestarlos. Si el destino lo quería, tal vez su relación florecería en algo más en el futuro. Si no, no importaba; la familia ya había visto muchas historias similares, como la de Vista y Haruta... bueno, Haruta no creció, se quedó enano, pensó Marco con humor.

—¿Ellos son amables? —preguntó Deuce, curioso.

—Son el par de torbellinos más geniales que hemos tenido en el barco, yoi —respondió Marco riendo, mientras Ace levantaba la cabeza orgulloso de sus hermanos.

Al llegar a la sala, Ace corría emocionado alrededor de la mesa donde estaban los Den Den Mushis. Marco marcó el número del barco de los pelirrojos.

Se escuchó el tono de llamada y, de repente, no una, sino tres voces revoltosas respondieron.

—¡Marco, únete a nosotros! —gritó Shanks con su habitual entusiasmo, mientras el caracol hacía caras.

Deuce se tapó la boca tímidamente para no reír.

—Ya te dije que no. Ahora llama a Sabo y a Luffy para que hablen con Ace, yoi —Marco le pasó el micrófono a Ace, quien esperaba ansioso.

Pronto la voz de Luffy y Sabo se escuchó claramente.

—¡Ace! —gritaron los dos.

—¡Wow! —Deuce estaba sorprendido por la energía desbordante. Era igual a la de Ace, y ni siquiera necesitaba verlos para saberlo; bastaba con escucharlos.

—Voy a estar haciendo papeleo al lado, yoi —dijo Marco, sonriendo mientras se retiraba.

—Luffy, Sabo, tengo al primer miembro de mi división. Se llama Deuce —presentó Ace, emocionado.

—Hola... —saludó Deuce tímidamente.

—¡Hola, Deuce! —Los dos niños estaban felices de que Ace ya no estuviera solo en el barco; ahora había otro niño de su edad.

—Ace ya tiene a alguien en su división, pero yo también tengo a alguien en mi tripulación —dijo Luffy, sorprendiendo a Ace.

—¿Tú también? —preguntó Ace.

—¡Usopp, di hola! —gritó Luffy.

—H-h-ho... hola —dijo una voz temblorosa.

Ace suspiró.

—Luffy, déjalo tranquilo, lo estás asustando otra vez —regañó Sabo.

—Pobrecito —dijo Deuce riendo, mientras Ace lo abrazaba del cuello para que ambos pudieran hablar mejor en el micrófono.

—Usopp es un poco miedoso; es el hijo de Yasopp. Estábamos jugando con Benn cuando su marca floreció frente a todos —contó Luffy.

Ace rió. Definitivamente, eso era algo que le pasaría a su hermano menor.

—¿Por qué no apareció en la visita? —preguntó Ace, curioso.

—Porque estaba escondido, shishishi —rio Luffy.

—Yo también me escondería; es una jugada inteligente —susurró Deuce.

—Sí, pero con Luffy no funciona mucho. Te encuentra y te envuelve en uno de sus abrazos de serpiente —dijo Sabo, contando la anécdota a Deuce.

—Sabo, ¿sabes algo sobre tu marca? —preguntó Ace, curioso.

—Conocí a un señor. Dice que se llama Dragon. Me quería llevar, pero Shanks le dijo que volviera cuando estuviera de camino a la base. No dejaría que me llevara a una de sus misiones locas o algo por el estilo. También quiso tocar a Luffy, pero Shanks dijo que no. Se enfadó y le gritó algo de "abandona cunas". Dragon dijo que volvería por mí; parece que compartimos marcas —contó Sabo, orgulloso.

—Eso es genial. Si enfadó a Shanks y no salió muerto, debe ser muy fuerte —dijo Ace emocionado.

—No lo sé; no le presté atención. Benn estaba evitando que me cayera porque el mar estaba muy bonito ese día —respondió Luffy.

Ace suspiró al escuchar la respuesta de su hermano.

—Bueno, nos están llamando para comer. Te llamaremos muy pronto, Ace. Adiós, pequeño Deuce —se despidió Shanks antes de cortar la llamada.

—Tus hermanos son muy agradables —sonrió Deuce.

Ace se sonrojó.

—Sí... los mejores.

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