- Inquieto -


Luffy siempre ha sido el más inquieto de los tres, siempre saltando y trepando por todos lados, así que Sabo decidió que no podía ir con ellos. Lo acompañaría hasta el claro antes del río y se quedaría por ahí jugando, sin meterse en problemas.

—¿Por qué no puedo ir? —Luffy caminaba detrás de sus hermanos con los bracitos cruzados sobre el pecho y un puchero decorando su rostro.

—Porque vamos a entrenar las habilidades de Ace en el río, para que no se vuelva a encender por casualidad. Para eso necesitamos agua. Tú y Ace son portadores de una fruta del diablo, y si por alguna casualidad ustedes se caen al mismo tiempo en la corriente, no podré sacarlos —Sabo le explicó a Luffy mientras sostenía una cubeta vacía en sus brazos.

—No me caeré —Luffy miró a Ace buscando ayuda de su hermano mayor.

—Lo siento, Lu, pero Sabo tiene razón. No puede salvarnos a los dos al mismo tiempo, y con la suerte que tenemos, es más probable que terminemos todos en el agua. ¿Qué tal si cazas algo para el almuerzo? Nada muy fuerte, y Sabo y yo llevaremos naranjas para hacer jugo —Ace le ofreció a Luffy. En la cara del niño con sombrero de paja empezó a aparecer una sonrisa mientras asentía, emocionado por tener la responsabilidad esta vez.

—Bien —Sabo se detuvo; aquí se tenían que separar—. Recuerda no acercarte al pueblo. Cuando escuches la señal, regresa a la casa del árbol y, si te metes en problemas, ya sabes qué hacer —Luffy asintió emocionado y salió corriendo por el otro camino mientras Sabo y Ace se acercaban al lago.

—¿Cómo hacemos esto? —Ace miró el río, no estaba muy seguro de cómo usar sus poderes.

—Supongo que tienes que usar tus poderes y... ¿qué tal esto? Cuando los estés usando y sientas que ya no tienes el control, me gritas "¡ahora!" y yo te apago con agua —Ace asintió de acuerdo con su hermano; esa era una buena idea para controlar el fuego. Así que Sabo rellenó la cubeta mientras Ace se preparaba para comenzar.

—¡Voy a encontrar un animal muy sabroso para que Ace lo cocine! —Luffy cantaba con un palo en su mano mientras marcaba el camino. Luffy pensaba que a Ace le encajaba mucho la fruta del diablo del fuego porque Ace siempre era el más enojón, el más rápido para controlar el fuego cuando tiene que cocinar.

Luffy escuchó el sonido de unas patas pisando las hojas de las plantas secas que estaban en el suelo. Luffy miró lo que venía: un conejo gigante. Luffy sonrió y se lanzó sobre el conejo, se arrastró por el piso, mordió y pateó, pero finalmente le ganó al conejo gigante. Estaba ya acabado, así que, como le enseñaron Ace y Sabo, le dio una palmadita arriba.

—Gracias, luchaste muy bien —Luffy sonrió mientras tomaba las orejas del conejo y comenzaba a arrastrarlo por el suelo mientras cantaba. Tenía un tiempo para jugar y luego regresar, así que mientras arrastraba al animal, pateaba una piedra con una sonrisa.

Luffy se chocó con algo duro, y cuando retrocedió, tuvo que levantarse el sombrero para poder ver mejor con lo que se había chocado.

—¿Pelo de pan? —Luffy entrecerró los ojos para mirar mejor al hombre que lo observaba con una sonrisa nerviosa.

—Hola, pequeño. No soy pelo de pan, soy Thatch... y mi pelo es genial —Luffy se rió; el "pelo de pan" era realmente divertido.

—¿Tha... Tha...? —El castaño se agachó a la altura del niño con una sonrisa.

—Thatch —el cocinero lo dijo lentamente para que el niño lo escuchara bien.

—¿Thatchy? —Luffy movió la cabeza hacia un lado, curioso.

—Está bien, Thatchy está bien —El castaño sonrió y se levantó para mirar a los lados. ¿Dónde estaban los padres de este niño?— ¿Cómo te llamas? ¿Dónde están tus padres? —Thatch miró al niño.

—Me llamo Luffy. No tengo papás —Luffy sonrió arreglándose su sombrero de paja.

—¿Y quién te cuida entonces, Luffy? —Thatch estaba preocupado—. ¿Qué tal si vamos al pueblo para que te lleven con quien te cuida? —Luffy frunció el ceño y negó con la cabeza.

—No puedo, en el pueblo la gente es mala —Luffy se cruzó de brazos.

—¿Por qué la gente es mala? —Thatch no lo entendía. Si bien se habían escondido al verlos, nadie había hecho nada "malo".

—Porque nos tratan mal. No puedo, además, le prometí a Ace y a Sabo que llevaría la cena para que Ace pueda entrenar con Sabo —Thatch tenía más dudas que respuestas en ese momento.

—¿Quiénes son Ace y Sabo y por qué están entrenando? —Thatch preguntó. El niño parecía feliz de contestar, así que tal vez obtendría algo con lo que esclarecer la situación.

—Ace y Sabo son mis hermanos, y están entrenando porque ayer Ace se comió una fruta del diablo y se prendió en fuego. Pero yo también tengo una fruta del diablo, así que no puedo ir al río porque Sabo dice que si nos caemos los dos, no nos podrá atrapar. Pero yo creo que no importa, porque yo no me caería al río —Luffy tenía una gran sonrisa en el rostro.

—Ya veo, debe ser difícil. ¿Cuántos años tienen tus hermanos mayores? —Thatch sonrió mientras el niño miraba a otro lado, distraído con una mariposa.

—Oh, sí, yo tengo cinco... Sabo y Ace tienen ocho, son muy fuertes —Luffy sonrió.

—¿Por qué no vamos a...? —Thatch se quedó en silencio cuando en medio del bosque sonó un silbido muy fuerte. No, ahora que escuchaba, no era un silbido; eran dos. Luffy se arregló el sombrero, tomó al conejo y salió corriendo—. ¡Espera, niño!

—¡No puedo, mis hermanos me están llamando! ¡No puedo demorar o se preocuparán! ¡Adiós, señor pelo de pan! —Luffy desapareció de la vista del cocinero.

—Es Thatch... ¿Y de dónde sacas tanta fuerza? —Thatch suspiró. Lo mejor sería volver al barco y contarle su travesía a Oyaji y los demás.

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