-Ace, Luffy, Sabo-
Ace estaba corriendo de un cocodrilo junto con Sabo y Luffy. ¡El muy idiota de su hermanito menor había intentado ganarle a un rey cocodrilo! ¡Ni siquiera podía ganarle a los conejos!
—¡Eres un idiota, Luffy! ¿Cómo creíste que podías ganarle? —Ace le espetó a su hermano menor mientras Sabo trataba de calmarlo. Después de esconderse detrás de una piedra, los tres saltaron contra el rey y, con unos golpes, lo derrotaron.
—Luffy, recuerda que unidos podemos hacer de todo, pero separados... —Sabo miró con calma a su hermanito, que trataba de no llorar sosteniendo con sus dos manitas su sombrero de paja.
—S-solo quería demostrarle a Ace que yo también soy fuerte —Luffy cerró sus ojitos llorosos cuando la mirada dura de Ace llegó a él.
Ace lo miró un poco; Sabo le sonreía al pecoso. Ace suspiró y levantó su mano para palmear la cabeza de Luffy con cariño, quien lo miró sorprendido.
—¿A-Ace? —Luffy se secó su lagrimita.
—Sé que eres fuerte, Lu, pero no te pongas en peligro. Eres mi hermanito, mi familia, y no quiero verte ni a ti ni a Bo heridos —Sabo sonrió satisfecho.
—Tomemos al cocodrilo por debajo entre los tres para cocinarlo —Ace asintió y se metieron debajo del cocodrilo. Mientras lo llevaban, Luffy comenzó a cantar una de sus canciones, pero Ace lo aguantó y Sabo también. Si esas canciones calmaban a Lu, todo bien.
—¿El abuelo nos llevará a ver a Shanks? —Ace bufó otra vez; Luffy hablaba todo el día sobre Shanks.
—¿Por qué te gusta tanto Shanks? —preguntó Sabo.
—No le preguntes, ya no se va a quedar callado —Sabo suspiró cuando Luffy empezó a contar cómo era un pirata genial que le regaló su sombrero y que lo salvó.
—Espera... —Sabo escuchó un ruido; la gente del pueblo estaba gritando.
—¿Qué pasa? —Luffy se quedó de pie junto a Sabo. Ace tomó la mano de Luffy y se puso al lado de sus hermanos a mirar cómo un barco pirata encallaba en el puerto.
—¡Son piratas! —Luffy estaba muy emocionado.
—¡No, Luffy, no sabemos si son como los idiotas de Bluejam! —Luffy se quedó quieto.
—Pero Bluejam es malo —Ace suspiró y comenzó a caminar con Luffy de la mano.
—Será mejor que hagamos la comida. Tal vez se alejen pronto. Además, ¿para qué vendrían al bosque? Los aldeanos creen que estamos malditos.
—Dadan no... —Luffy miró abajo.
—Luffy, Dadan no nos quiere. Ha tratado de deshacerse de nosotros de todas las maneras posibles. Además, la gente que te ama no te pega —Sabo tomó la otra mano de Luffy mientras el niño iba triste.
—Pero el abuelo... —Ace gruñó.
—El abuelo tampoco nos quiere. Si fuera por él, un cocodrilo nos hubiera comido hace tiempo. Luffy, ¿no recuerdas que te iba a dejar ahogarte y te estaba mirando mientras te ahogabas sin hacer nada, aún sabiendo que tienes una fruta del diablo? —Luffy asintió en silencio.
Ace comenzó a cocinar el cocodrilo con una fogata, mientras miraba a Luffy triste en un tronco. Se sentaron a comer en silencio, pero acurrucados... juntos.
—¿Nosotros estamos solos? —Luffy tomó su sombrero entre sus dedos. A Ace y Sabo les dolía ver así a su hermano.
—Tenemos a Makino. Si fuera por ella, nos adoptaría, pero Garp tiene amenazado al pueblo y lo sabes —Sabo se mordió el labio.
—Luffy... vamos a vivir, ¿sí? —Ace sonrió mientras lágrimas caían por sus mejillas, aunque no sabía por qué. Aún era muy joven para entender el dolor de su propio corazón.
—¿Vamos a ser piratas? —Luffy sonrió débilmente mientras limpiaba las lágrimas de Ace. Sabo se paró de un salto.
—Claro que sí, Luffy —Sabo sonrió. Estaba ansioso por irse, pero no dejaría a sus hermanos atrás, menos con Garp; ese demonio de la Marina podría hacer cualquier cosa con tal de mantenerlos escondidos de los ojos del mundo. Luffy no tiene por qué sufrir ninguna de esas cosas; aún es mucho más pequeño que ellos.
—¿La gente del pueblo nos odia? ¿Por eso son tan malos con nosotros? —Ace tragó ante la pregunta de Luffy y se secó las lágrimas.
—El abuelo lo dijo, Lu. Somos niños malditos. Los bandidos nos han dicho que ni como uno de ellos tendríamos un destino favorable... —Ace gruñó y Sabo lo miraba triste mientras las lágrimas se acumulaban en los ojos de Luffy.
—Pero... yo quiero ser pirata —Luffy gimoteó mientras sostenía con sus dos manitas el sombrero de paja que estaba en su cabeza, como un consuelo.
—Lo seremos, Lu —Sabo sonrió mientras le daba un poco de cocodrilo que Ace había puesto en la fogata, mientras el pecoso tenía el ceño fruncido.
—Sabo —el rubio y Luffy se voltearon a ver a Ace, que alzó su mano hacia el chico con sombrero de copa—. Dame esa fruta del diablo. —Ace no sabía qué habilidad tenía esa fruta, pero ahora que había piratas nuevos en la isla, no se detendría y lo daría todo para defender a sus hermanos.
—Pero... Ace, te volverás un ancla —Sabo susurró mientras sacaba la fruta de su pequeño bolso.
—¿Y si te toca un poder raro... como volverte una barra de jabón? —Luffy preguntó con un puchero. Sabo asintió de acuerdo.
—Trae esa cosa aquí —Ace se la quitó de las manos a Sabo, mientras los tres se miraban nerviosos. Ace tomó una bocanada de aire, abrió la boca y se metió la fruta en ella, dando un gran mordisco.
Ace cerró los ojos mientras lágrimas aparecían en sus ojos. Aun así, tragó y cuando la fruta pasó por su garganta, sacó la lengua con asco.
—¡Luffy sabe a mierda! —Ace golpeó el suelo con el puño mientras miraba a su hermano menor.
—Sí... ¿se me olvidó decir eso? —Luffy movió su cabeza a un lado sin entender.
—¿Cómo te sientes, Ace? —Sabo y Luffy se sentaron al lado del pecoso esperando que cualquier cosa pasara.
—No te volviste un jabón —Luffy se rascó la nuca.
—¡Pero claro que no! —Ace se prendió en fuego.
Los tres se quedaron mirando en silencio mientras Ace alumbraba.
—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
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