Capítulo 7 - Preparación

          Estoy al borde de mi ventana perdiendo el equilibrio siento un poco de deseo por lanzarme pero de alguna forma puedo rechazarlos y me lanzo hacia atrás para evitar caer por aquella ventana mi corazón late muy rápido pero con el tiempo se empieza a normalizar.

          Tomo un gran suspiro y caigo sobre mi cama. Ya es de noche todo está muy oscuro afuera. No me siento yo mismo estoy temblando y recordando todo lo que acabo de ver y pasar pienso un buen rato hasta que por fin me concentro.

          Corro a abrir la puerta para decirle a alguien lo que acabo de ver sigo intentando abrir la puerta sin tener éxito porque está cerrada, intento con todas mis fuerzas abrirla y golpearla con mi hombro pero sin embargo no puedo.

          No puedo olvidar la imagen de aquellas personas muertas.

          —¡Ábranme, ábranme necesito salir! —grito pero no escucho ninguna respuesta, miro hacia la ventana tratando de buscar una manera de saltar y escapar de este lugar. Pero la única forma sería caer sobre el árbol e igual moriría antes de poder escapar.

          Recuerdo lo que me dijo aquél detective y busco el teléfono que me dio. Me vuelvo a acercar a la ventana buscando señal. Por suerte mi teléfono consigue un poco de señal pero no la suficiente para realizar una llamada.

          La alarma empieza a sonar como lo hizo anoche por lo que me alejo de la puerta esperando que en cualquier momento entre alguien y cumpla lo que aquél detective me dijo me empiecen a tratar como uno de ellos como un paciente.

          Trato de pensar que hacer y empiezo a concentrarme y usar la lógica. Luego de un momento pensando. Empiezo a llamar otra vez a aquél número que me dio el detective.
...
..
.
          —¡Aló oficial! —Ahora que lo pienso es muy extraño que yo no sepa su nombre.

          —¿Qué sucede está bien? Recuerde que este número es solo para emergencia —expresa aquella voz que ya conozco, es la voz del detective que me dio el teléfono.

          —Créame es una emergencia —digo y aunque intento hablar calmado presiento que no se entendió lo que dije.

          —El lugar donde usted se encuentra está justo ahora bajo vigilancia por dos de mis mejores agentes además tenemos a un infiltrado que nos informa además de usted —explica el detective con voz calmada.

          —Oficial, no puedo salir de este lugar estoy encerrado en mi habitación y por ahora es el único lugar donde me he podido comunicar —digo con desespero —. Hay muchas cosas que debo decirle. Esos agentes están muertos los vi, en el sótano están muertos.

          —No se escucha muy bien —responde el detective detrás del teléfono —. ¿Dijo que los agentes están muertos escuché bien?

          —Sí, escuchó bien, debe venir a sacarme de este lugar —afirmo desesperado pero se escucha mucho ruido al fondo como estática.

          —Eso no puede ser posible aún puedo comunicarme con ellos —afirma el detective —voy a comunicarme con ellos para que se reporten, pero le repito ellos están bien.

          —Le digo la verdad, tiene que creerme están haciendo cosas extrañas con las personas en este lugar —insisto pero del teléfono no sale sonido alguno —. Aló ¿me escucha?

          Llamada finalizada.
 
          La señal se cayó junto a la llamada y mi única oportunidad de salir de este lugar. Algo está muy raro, sí esos agentes murieron ¿por qué el detective dice que se comunicó con ellos? Me quieren hacer pasar por locos, necesito pruebas.

          No dejo de pensar que este oficial me está engañando. Aunque por un momento viene a mi cabeza que imaginé todo. No eso no es posible esta arma sigue en mi mano, mi labio sigue roto y la puerta sigue cerrada y yo simplemente aparecí en este lugar atravesando la puerta de un ascensor.

          Los psicólogos a veces acostumbramos a grabar las terapias por eso en mi maleta también llevo una cámara de vídeo. Y varias baterías. Esto me resultará útil. Pero en el momento de que salga de esta habitación. No dejo de temblar me acuesto en la cama de la habitación y empiezo a respirar con los ojos cerrados intentando superar todo y aunque creo que lo puedo lograr las imágenes de aquellos cadáveres no dejan de saltar a mi cabeza.

          Despierto en la misma habitación y anoche no recuerdo haberme quedado dormido a penas despierto hago un intento por abrir la puerta y sorpresivamente está abierta, « quizás la cerraron por la emergencia de ayer », pienso intentando convencerme con lógica y cierro la puerta nuevamente asegurándome que no tenga seguro. Tomo todo lo que voy a necesitar, mi cámara de vídeo, los dos teléfonos, el cuaderno de mi ensayo junto al lápiz y la pistola de aquél agente muerto todo lo pongo en mi bolso de hombreras.

          Estoy algo paranoico pero no quiero que nadie note como me siento salgo de la habitación mirando hacia los lados de cada esquina y camino poco a poco con cautela a la oficina del Señor Romero, a él es la única persona que podría decirle todo lo que sé pero la puerta de su oficina está cerrada y aunque toco bastante fuerte no sale nadie.

          La segunda opción es la de salir de este lugar como sea, así que casi sin alterarme camino hacia las escaleras, no pienso volver a usar ese ascensor, todo el lugar parece estar sospechosamente solitario, a penas puedo ver algunos enfermeros caminando hacia las escaleras pero justo cuando empiezo a bajar por ellas veo a una gran cantidad de guardias del asilo y algunos policías como entrevistándolos. Desde lejos puedo escuchar de qué se trata todo.

          Lo peor de todo es que nadie puede salir del asilo mientras los policías investigan las muertes de Sarah Aliso y de aquél enfermero que me había atendido, dicen que nadie puede salir ni entrar al Asilo del Silencio que ahora está en investigación.

          Algo estaba extraño, aquellos policías comentaban que había encontrado dos cadáveres pero no habían mencionado nada de esos dos agentes, no quise decir nada pero sabía que algo no estaba bien, alguno estaba mintiendo. Quizás los policías debieron mantener oculto a los agentes para evitar tener problemas legales con el asilo ya que ningún policía puede entrar sin obtener permisos especiales.

          Este lugar y la situación me tenían muy confundido, y además ahora estaba encerrado sin poder salir. De lo que sí estoy seguro es que nada de esto fue mi imaginación, ese mismo enfermero es el que me había dicho que Sarah Aliso no estaba en este lugar y mintió o quizás sabía algo y por eso lo mataron. Quizás fue aquella persona que parecía un duende. Muchos comentaban que había sido el traga almas pero recuerdo muy bien que no tenían moretones, ni ninguna herida solo estaban pálidos y sin vida.

          La policía no dio explicaciones simplemente se llevó los cadáveres y salió del asilo, no podían permanecer más tiempo dentro. Pero permanecerían afuera vigilando todo de cerca.

          La policía entrevistó a varios de los enfermeros, a mí solo me preguntaron si había visto algo pero yo negué haber visto cualquier cosa. Luego de todo esto me dirijo a desayunar al comedor aunque ayer solo pude almorzar hoy no tengo tanto apetito debe ser porque no puedo dejar de pensar en Cat y en todo lo que está pasando. Tengo que salir de este lugar.
 
          —¿Está bien? —me pregunta Tony que otra vez sirve la comida.

          —Sí, estoy bien —respondo casi de inmediato —. ¿Y usted?

          —Yo estoy algo nervioso, ¿supo algo más de los muertos? —me responde y pregunta Tony con un tono curioso.

          —No sé nada de eso —miento.

          —Yo no vi nada extraño —aclara Tony —. ¿Usted ha visto algo raro, sospechoso no sé un fantasma?

          —Ya le dije que no —miento nuevamente —. Por favor me puede servir cinco panqueques con queso y tocino —cambio el tema para que no me siga interrogando.

          —Claro Doc disculpe, acá tiene —dice Tony y se nota algo ofendido pero no le doy mucha importancia tomo mi bandeja y me voy a la mesa de bebida me sirvieron jugo Naranja.

          El ambiente está tenso, todos están muy callados lo que me parece bastante extraño teniendo en cuenta el tipo de personas que son. Todos están sentados el único que se encuentra de pie es el relojero que está caminando con muchos de sus relojes y mirando a lugares aislados como si de alguna manera hablase con algo o alguien.

          Esta relativa tranquilidad me perturba aunque un joven se ríe a carcajadas y llora de vez en cuando todo está bien tranquilo y aunque parezca bueno no lo es. Se supone que todos en este lugar están locos, no es normal que se comporten de forma natural ni que estén tranquilos.

          Luego de observar todas las mesas veo a aquella chica anoréxica, Y está comiendo pero esta vez lo hace sola, no actúa igual que anoche.

          Un guardia se acerca a mí y me rodea a la distancia creo que me está siguiendo, quizás para saber si hago mi trabajo, o estoy metiendo la nariz donde no me importa.

          Me levanto de mi mesa con mi bandeja y mi bolso y me voy a la mesa donde está la chica anoréxica, noto que justo cuando hago esto el guardia se acerca un poco más.

          —Hola —la saludo pero ella parece concentrada en su comida, está comiendo solo frutas, melón, fresas, patilla, piña y manzanas picadas —. ¿Puedo sentarme acá?

          Ella no dice nada así que lo tomo como un sí y me siento.

          —Soy Leroy Reyes, ¿Cuál es tu nombre? —pregunto intentando sonar amigable.

          —Alexandra —susurra y aquél guardia nos observa.

          —¿Te gustaría hablar conmigo?

          —Sí, si me gustaría —expresa con una voz muy elegante, refinada y con buenos modales —adelante, dime sobre qué te gustaría conversar conmigo.

          Saco cuidadosamente el lápiz y el cuaderno del bolso de manera de que nadie pueda ver lo que llevo dentro y finjo hacer mi trabajo, haciéndolo.

          —Adelante Alexandra, cuéntame tu historia.

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