Capítulo 16 - Tres locos junto al miedo
No puedo respirar es como si me faltara el aire. Veo total oscuridad esta sensación ya le he sentido antes.
Esas imágenes de Cat en el suelo, de mis padres muertos y yo impotente sin poder hacer nada, imágenes de las posibles personas que he asesinado. Definitivamente toda mi vida es una falsedad.
Una tristeza infinita se adueña de mi mente y siento un nudo en la garganta y un dolor grandísimo en la sien como si algo se adueñara de lo último que queda de mi cordura.
Por un momento lo único que pienso es en morir pero recuerdo que aún esto no ha terminado y con la poca fuerza que me queda abro mis ojos, instintivamente me llevo la mano a mi cabeza y mi cabello ya no está, está totalmente afeitado.
Doy un gran suspiro todo está muy oscuro y veo borroso estoy sentado en una silla pero no por mucho tiempo me tambaleo en la silla y caigo al suelo, siento como lágrimas salen de mis ojos hacia mis mejillas.
Estoy lleno de mucho miedo quisiera poder salir corriendo, solo una vez había sentido tanta tristeza.
Miro hacia atrás y me sobresalto de miedo pero a penas puedo moverme. Allí está esa criatura; el traga almas, con su boca abierta hacia mí quitándome lo poco de bueno que me queda.
Mi corazón se detiene del susto él está encadenado como antes pero yo estoy encerrado con él, me alejo gateando.
El traga almas grita con desespero como un animal hambriento extendiendo sus brazos.
Mi respiración empieza a normalizarse y mis pensamientos igual. Pero esa criatura de verdad hizo recordarme que ya de verdad no tengo vida. Me han capturado y acá estoy encerrado.
Espero realmente que Alexandra haya podido escapar y esté bien al fin y al cabo pertenezco a este lugar.
—Siéntate y juguemos —susurra una voz que viene de una esquina. Una voz que mi inconsciente recordaba muy bien —. No le hagas caso a esa criatura no puede pensar mucho —se expresa aquél hombre de acento británico que se hallaba encerrado con nosotros en esta habitación.
Quisiera poder decir que me levanté y lo ahorqué hasta matarlo. Pero ya no siento ganas de nada. Como puedo me levanto y me siento en aquella silla que se encuentra en una mesa junto a un tablero de ajedrez.
—¿Andrew? —pregunto aunque sé la respuesta.
—Así es —afirma pero no dejaba de ver las piezas —. Por favor empieza la partida — Yo tenía al frente las piezas blancas.
—Ashhhh —suspira aquella criatura y siento un frío agobiante.
—Nunca deja de ser tenebroso el traga almas —dice Andrew —, pero ya te acostumbrarás.
Muevo el peón que está al frente del rey iniciando la partida.
—¿Por qué, por qué no me mataste a mi también ese día?
—¿Matarte? Jajaja —ríe a carcajadas el maniático hombre.
—¿De qué hablas? jamás te mataría eres como un hijo —dice extrañado el hombre burlándose de mí —. Eres mi creación.
—Basuraaaa, eso es lo que eres —le grito alterado y enojado —. Eres una basura y jamás seré como tú.
—Pues es verdad soy una basura y por un momento lo dudé —se expresa Andrew mientras mueve el peón negro en frente del rey también —, lo dudé pero vamos mírate —Me señala como si algo estuviese mal en mí.
Miro cada parte de mí y por alguna extraña razón estoy totalmente vestido de negro, con una camisa sencilla a diferencia del señor británico que lleva un traje negro y el traga alma que lleva una camisa de fuerza junto a sus cadenas. Nos mira como si se alimentara de nuestro dolor.
Ya no tengo cabello. Mi cabello castaño fue afeitado y tengo muchas heridas tanto en los brazos como en las piernas. Pero no siento dolor.
Mi mente se siente bien confundida y mis manos no paran de temblar, empiezo a ver sombras, estoy tan fuera de control que me llevo la mano a la cabeza. Me siento realmente sofocado en este mundo.
—Parece que piensas en lo que te dije —argumenta ese hombre que me trae a la realidad nuevamente —Tranquilo. Yo también me sorprendí, realmente creí que tu mente era inquebrantable.
Qué me está diciendo este hombre ¿a caso el supo desde siempre que acabaría en este lugar?
—Ese día algo me detuvo, por eso no te maté —añade —. Parece que no tienes ganas de jugar, porque es tu turno nuevamente y no has movido ninguna pieza.
Siento que realmente empiezo a recuperar mis fuerzas, pero todavía siento ese gran vació en mi estomago y mi mente se pone clara, me preocupa que ahí esté el traga almas y al frente de mí está el asesino de mis padres.
—Sabes te confieso algo... —balbucea el hombre en largas pausas mientras observa las piezas del tablero —Tus padres fueron las víctimas que más disfruté matar —Mientras dice esto el hombre se pasa la lengua por los labios.
—¡Mátalo! —Una voz grita dentro de mí.
—Eso haré —le respondo.
Me levanto de la silla y tiro las piezas de ajedrez. El hombre no se mueve en ningún momento y con todas mis fuerzas formo un puño con mi mano y golpeo aquel hombre justo en en medio de su rostro, a penas y se mueve hacia atrás, no creería que le hice daño sino fuera porque su nariz empieza a sangrar.
—Jajajaja —ríe el hombre que prueba la sangre que sale de su nariz —. Vamos puedes hacer más, demuéstrame lo que tienes —me reta, y lo empiezo a golpear con mucha más fuerza al rostro pero a él no le importa que lo golpee, el traga almas entra en desesperación y empieza a retorcerse con la cadena en el cuello.
No puedo detenerme quiero golpearlo aún más y eso hago, una, dos, tres veces y mi puño también empieza a llenarse de su sangre lo que me hace detenerme.
—¿Te cansaste hijo? —me pregunta Andrew con la sangre en sus dientes —. Tu padre dio menos batalla que tu, me siento orgulloso —añade con una sonrisa en su rostro.
—No... yo no debo hacer esto, no seré como tu —digo en voz alta mientras detengo la ira que se había apoderado de mí.
—¿Sabes quién mató a Cat? —me pregunta Andrew incitándome.
—Cállate — le ordeno —, yo no la maté.
—¿Estás seguro? —me pregunta con una sonrisa ensangrentada en su rostro, tiene totalmente llenos de sangre los dientes.
—Yo a ella la amaba y yo nunca mataría a nadie —le grité —. Ni siquiera he sido capaz de matarte a ti.
Esta vez el hombre se defiende, me da un golpe en el estomago que me pone de rodillas y sin poder evitarlo vomito lo poco que tengo en el estomago.
—¡Levántate y mátalo! la misma voz susurrante se escucha otra vez en mi mente.
—Adelante hazlo —continúa el hombre que asesinó a mi familia como si pudiera escuchar la misma voz —. Demuestra lo que realmente eres.
Aquél hombre saca un cuchillo muy grande de debajo del tablero cuyas piezas había tirado antes.
—Adelante úsalo —dice Andrew y extiende su mano entregándome el cuchillo, además se limpia la sangre con la mano y se la lleva a la boca.
Nuevamente se acerca a mí y me da el cuchillo de gran tamaño, yo sigo arrodillado y al mismo tiempo que tomo el cuchillo emerge detrás de él la misma entidad altísima que se hacía llamar así misma miedo.
La poca luz que había en el lugar por un pequeño bombillo se empieza a desvanecer.
Empuño el cuchillo.
—Hazlo y te prometo que te sacaré de acá —dice la entidad y su rostro empieza a cambiar como moldeándose.
—Adelante —dice Andrew y extiende sus brazos esperando que lo asesine, creo que el también puede escuchar a la criatura pero tengo la ligera sensación de que no puede verla.
—¡No lo haré, aléjate! —exclamo, exigiéndole a la entidad que desaparezca. Su rostro toma el aspecto de mi madre muerta, luego el de mi padre y por último el rostro de Cat.
—¡Simplemente hazle caso! —grita Andrew.
El traga almas se queda quieto y asustado en un rincón como un perro cuando ve algo que le da miedo.
—El ente representación del miedo se acerca a mí guiando mi mano con el cuchillo como una sombra. Hacia el corazón del caníbal Andrew todo esto mientras todos los pensamientos y sucesos de mi vida llenaban mi mente nuevamente.
Llorando empuño el cuchillo con todas mis fuerzas y atravieso su corazón.
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