Capítulo 15 - Escape

          Alex Park se acerca con sus navajas y aquella entidad viene detrás de él como su sombra. La entidad con máscara de gato no me puede hacer daño, necesita de las personas para poder hacerlo.

          Las cosas empeorarán eso es seguro. Al frente de mí hay un guardia tirado en el suelo, parece una escena sangrienta y aterradora, su estomago está abierto como si un animal lo fuese devorado.

          Atrás de mí sigo escuchando aquella navaja y me doy cuenta que estoy atrapado. No quiero seguir avanzando más porque estoy seguro que, el animal o la cosa que le hizo eso a ese guardia vendrá por mí. Y lamentablemente estoy en lo correcto.

          La chica wendigo está mirándome con la boca ensangrentada goteando, su cabello rizado también está lleno de sangre y sus ojos grises ahora son totalmente rojos, está rodeada de muchos de esos parásitos que he empezado a ver en las personas trastornadas, supongo que ellos son los que la tienen en ese estado mental, también está como una animal a cuatro patas pero parece que con el oficial es suficiente alimento, siempre y cuando no me acerque a su cadáver ella no me atacará.

          Alex Park está de un lado acercándose con sus navajas mientras que la entidad con la máscara de gato le guía y la chica wendigo llamada Sienna Jones está del otro lado devorándose al guardia desafortunado.

          Alguien me tapa la boca desde atrás y pienso que este es mi fin. Me podré reunir con mi chica ya todo está acabado un psicópata me ha agarrado, solo espero que no me torture lamento haberle fallado a Alexandra y haber asesinado a Cat.

          Soy jalado hacia una de las habitaciones, mientras cierra la puerta, Al parecer aún no es mi fin.

          —¡Muchacho! Para ser un doctor es bastante miedoso —dice la enfermera aterradora Lena Wood que a pesar de todo me alegra ver.

          —¿Qué hace acá? —le pregunto pero pensándolo bien es algo obvio —. ¿Quedó atrapada? —El lugar no es una habitación de los pacientes, por suerte es una de las oficinas donde había estado antes.

          —Así es —me responde.

          —Debemos salir, pronto vendrán para acá —le explico.

          —No doctor Leroy debemos quedarnos acá —susurra la señora con un tono sombrío — debemos quedarnos a esperar que todo se solucione afuera.

          Casi al instante que la escucho decir esto busco la puerta para volver a salir, no puedo quedarme encerrado con esta señora que no me da nada de confianza.

          —No puedo quedarme encerrado acá, voy a esperar que se vaya Alex y Sienna y saldré —le digo pero cuando estoy intentando llegar a la puerta la señora me detiene y para ser una señora mayor tiene bastante fuerza su uniforme está bastante manchado de sangre pero creo que es algo normal.

          —Espere —refuta la señora Lena Wood —. Debe haber otra salida.

          La puerta suena de regolpe como si algo se fuese contrallado contra ella. La enfermera Lena Wood toma unas inyecciones que tenía en su bolsillo y las tiene amenazante en sus manos al frente de la puerta que a pesar de los golpes no parece abrirse.

          Empiezo a buscar si hay otra forma de salir y al fin logro encontrar una forma, la ventilación.
 
          Busco una silla para llegar a la ventilación y poder salir y encontrar a Alexandra con estos psicópatas afuera debe estar en peligro.

          —¿A dónde piensas ir, me piensas dejar? —pregunta la enfermera Lena —. No, no vas a ir a ningún lugar —ríe.

          —No es así, si usted quiere también puede venir, yo la ayudaré a subir —replico intentando aliviar la situación.

          —¡Te dije que te quedarás acá! —exclama y el tono de su voz ahora hace sincronía con el aspecto aterrador de su rostro

          —Debo irme por acá, hay dos psicópatas allá afuera que no tardarán en entrar.

          —¡Bájate de allí! —me grita mientas me amenaza con las agujas parece temblar —. No lo repetiré.

          Había olvidado por completo que quizás yo sea un psicópata también y que posiblemente la enfermera lo ha sabido desde un principio y todo este tiempo me ha estado siguiendo la corriente para sedarme.

          —¿Usted lo sabe cierto? —le pregunto temiendo su respuesta.

          —Solo bájate tranquilo, no me hagas usar esto —me amenaza con la inyección mientras yo a penas estoy encima de la silla.

          —¿Por qué no simplemente me dejaron encerrado, por qué todo esto? —le grito —. ¿Realmente soy solo otro paciente más?

          —Ah con que ya lo sabes, o sea que ya debo dejar de fingir —explica y su expresión se vuelve aún más maquiavélica pero aún así sigue temblando —. Todo lo que te han hecho ha sido pensando en lo mejor para ti doctor Leroy.

          ¿Por qué si sabe que soy un psicópata me sigue diciendo doctor?, la respuesta no tarda en llegar.

          —Lo curioso es que aunque soy una enfermera... —dice lentamente la señora mientras me rodea como una serpiente —. También soy uno de los tuyos —Al finalizar su declaración se balancea hacía mí.

          «¿Es que nadie en este lugar está sano?», pienso y la empujo como puedo rápidamente salto hacia la ventilación y para mi desgracia esa señora tiene más fuerza de lo que pensaba me toma de un pie y siento un pinchazo aún así logro patearla y liberar mi pie de sus manos, no le dio tiempo de inyectarme todo lo que tenía esa inyección, supongo que es alguna especie de tranquilizante pero no parece afectarme, gateo rápidamente por la ventilación y al fin encuentro otra habitación donde puedo ver a Alexandra.

          —¡Alexandra! —le grito desde la ventilación. Asustada y temblando deja de mirar a la puerta y con lo que parece ser un martillo que carga en su mano golpea la rejilla de la ventilación pudiendo así yo entrar.

          Ella me da un abrazo muy fuerte a penas me ve. Noto otra entidad más detrás de Alexandra, una mujer muy alta con un aspecto cadavérico aparece como una visión y se desprende de ella y desaparece, ya nada me parece extraño.
 
          Alexandra sigue casi muda como siempre.

          —Tranquila yo te sacaré de aquí —le digo mientras la sigo abrazando con delicadeza, ella asiente con la expresión de una niña pequeña.

          Visualizo donde me encuentro y espero que esta vez me haya alejado lo suficiente de aquellos psicópatas Alexandra tiene mi bolso con mis cosas, no tengo idea de cómo consiguió mi bolso pero me alegra que lo tenga, ella me entrega el bolso con una sonrisa en su rostro y con sus ojos grises brillosos, dentro están algunas cosas incluyendo mi cámara y mis notas.

          —Quédate con esto —le digo a Alexandra y le doy mi bolso con todo dentro —. ¿Te parece? —Ella me asiente dos veces.

          Como me gustaría tener las armas pero al parecer alguien se las ha llevado. Me dispongo a salir y Alexandra me toma del codo ella está temblando y está muy asustada y yo igual.

          Sé a donde tengo que ir, debo ir otra vez a esa cocina, allí está la salida solo debo abrir esa puerta. El lugar está muy oscuro pero Alexandra con la cámara puede ver todo, camina muy débil como si ya no tuviese energía aún así la animo a que siga.

          Siento como si alguien me empezara a susurrar que no debo irme que yo pertenezco a este lugar, pero decido ignorarlo y seguir el camino que pienso es el correcto.

          Aunque todo el lugar está oscuro corriendo con Alexandra llego a la salida del nivel tres, allí está la puerta la puedo ver desde lejos la abro con la tarjeta de acceso y la cierro, también abro la segunda puerta. Cuando salimos ya no parece haber tanto desastre como antes al menos no en la sala principal.

          Miro hacia la puerta principal pero sé que por ahí no podré salir y menos ahora que parece bloqueada, probablemente encerraron todo el lugar para evitar que alguno de nosotros escapáramos así que salir por esa puerta sería imposible.

          Al lado de la puerta principal está el hombre que se hace llamar el relojero, me acerco con Alexandra lentamente y creo que él está llorando.

          —Tic toc... tic toc... —me pregunto si el también merecerá salir de este lugar.

          Por más loco que parezca nadie pertenece a este lugar además él me había ayudado a encontrar a Alexandra. Me acerco a él que se encuentra de espaldas.

          —Es tarde... Es tarde... me muestra uno de sus relojes que dice 5:59 pm. Es como si le estuviese a punto de dar un ataque de esquizofrenia —. Tarde, tarde, ya es muy tarde.

          Recuerdo que la última vez. Me dijo que saliera del comedor antes de las 6 pm y por no hacerle caso casi soy atacado por un señor que terminó atacando a un enfermero.

          —Ahhhhhhh ahhhhhhhh —empieza a gritar Alexandra y el relojero sigue repitiendo que se hace tarde.

          —¡Silencio, silencio! —grito intentando calmarlos —. Terminarán atrayendo a otros.

          —Es tarde... Es tarde... —dice desesperado el relojero, su mirada de inocente cambia totalmente y me toma del cuello agitándome de atrás hacia adelante ahorcándome un poco, no sería la primera vez que alguien lo hace.

          Cuando empiezo a sentir que me ahogo le doy un golpe con mi cabeza con la poca fuerza que tengo y en mi cabeza aparece la misma visión y susurros de aquella entidad.

          —Muy bien —susurra esa entidad de rostro cambiante en mi mente.

          El golpe hace que el relojero me suelte y mi frente queda adolorida.

          —¡Alexandra corre a la cocina! —le grito y ella sin dudarlo empieza a correr con pasos algo débiles.

          Empiezo a buscar entre algunos de los cuerpos que yacen en el suelo el de un guardia que tenga alguna llave que me sea útil o un arma para defenderme. Pero antes de encontrar alguna de las dos, noto que varios guardias vienen con varios pacientes esposados caminando a mi dirección.

          Los guardias han sometido a la mayoría de los pacientes supongo que a los otros ya los habrán matado. Veo al asesino de mis padres Andrews Ryman custodiado y con las manos en la cabeza aunque me oculto y me alejo hacia el comedor el logra verme y me guiña el ojo.

          Entro al comedor sin que noten mi presencia y me reúno con Alexandra ella está ahí esperando paciente.

          —Nos queda poco tiempo tenemos que irnos —le digo a Alexandra y ella asiente —. Vamos dentro de la cocina ya veremos cómo abrimos esa puerta.
 
          Noto que todo mi cuerpo está adolorido incluso empiezo a sentir sueño. «Claro la inyección », pienso.

          Alexandra ve el cadáver de la enfermera Luisa Vázquez que tiene escrito en la frente «perdedora », creía que Alexandra estaría feliz o algo así. Pero no, incluso parece estar llorando.

          La tomo del brazo indicándole que debemos irnos, y la puerta del comedor se abre y entran al comedor dos personas.

          —Leroy —escucho una voz familiar —. ¿Vamos amigo qué estás haciendo? —Es él, el mismo que aparecía en aquella ilusión, él mismo hombre en que creía que podía confiar... el señor Romero junto a él está la enfermera Lena Wood.

          Ellos se acercan lentamente caminando relajados y pacientes pero cada paso resulta sumamente amenazante.

          —No me pueden mantener aquí —les digo —. Me voy a ir.

          —Vamos Leroy, sabes que no te puedes ir —, me dice el señor romero que luce confiado y calmado, me trata como si yo fuera un paciente —. No te puedes ir, no después de lo que has hecho.

          —Yo... no... Yo no he hecho nada —dudo de lo que digo e incluso tiemblo, Alexandra se pone detrás de mí, es obvio que le tiene mucho miedo al señor Romero.

          Observo que el señor Romero en su cinturón tiene unas llaves y estoy casi seguro que una de esas llaves abre la puerta escondida detrás de la cocina.

          —¿Estás seguro que no has hecho nada? —me pregunta haciéndome dudar aún más de todo —. Yo solo quiero ayudarte, ayudarte a qué salgas de ese mundo ilusorio.

          —Yo te vi —digo intentando justificarme —. Tú estás experimentando con los pacientes —afirmo pero no sé porque estoy dudando de las cosas que digo.

          —¿En serio, eso crees? —me pregunta con seguridad —Tú bien sabes lo que hiciste —afirma y se ve calmado y muy convencido.

          Me siento realmente débil ya casi no me puedo mantener en pie.

          —Si te fuese ayudado mucho antes quizás Catteline y todas esas personas no estuviesen muertas.

          —¡Yo no maté a nadie! —grito a pesar de no estar muy seguro de ello.

          —Claro, claro... ¿Entonces lo hizo la entidad alta con rostro cambiante de la que siempre me hablas? —me pregunta la enfermera Lena Wood —. No va a reaccionar señor Romero llamemos a los guardias para que lo capturen.

          —¿Qué, cómo sabes de esa entidad? —pregunto sorprendido —, yo nunca te he hablado de eso —sin darme cuenta tengo el cuchillo que había encontrado en la cocina empuñado en la mano no me di cuenta cuando lo empuñé.

          Ellos me tienen miedo tanto que si doy un paso hacia adelante ellos se alejan por lo que alzo el cuchillo en dirección hacia ellos.

          —Cálmate… cálmate —repite el señor Romero —.No querrás hacer otra cosa de la que te arrepentirás —exclama nuevamente.

          Yo rodeo la habitación con Alexandra y los sigo amenazando hasta que quedo al frente de la entrada de la cocina.

          —No vas a poder salir de este lugar Leroy —dice el señor Romero.

          —¡Cállate y lánzame esas llaves! —le grito amenazando.

         —No nos vas a hacer daño —afirmó el señor Romero que no lucía nada asustado.

          —¡Qué la lances! —amenazo y me acerco con el cuchillo y ellos retroceden, el señor Romero toma las llaves de su cinturón y me las lanza. 

          —¡Entra! —le ordeno a Alexandra y ella asiente y entra a la cocina yo amenazo al doctor y a la enfermera para luego entrar también.

          Cierro la puerta rápidamente quedando adentro con Alexandra.

          —Entra a aquella puerta ten cuidado —le señalo a Alexandra. Entro a la puerta que antes estaba escondida después de Alexandra. Cuando entro me doy cuenta que es la misma habitación donde vi a Alexandra en la camilla y espero que esa visión no se vuelva realidad.

          Le doy las llaves a Alexandra mientras yo vigilo la entrada esperando que no nos venga a buscar nadie.

          Alexandra tarda un poco en encontrar la llave y cuando al fin las encuentra abre la puerta y ambos salimos del asilo nuevamente estoy en el bosque pero esta vez no estoy solo pero no puedo evitar tambalearme como si estuviera muy cansado.

          Las alarmas empiezan a sonar nuevamente y ya no aguanto el sueño y el cansancio estoy realmente débil esa enfermera me ha drogado.

          —¡Corramos!

          Ambos empezamos a correr con las pocas fuerzas que tenemos corremos tanto que nuestra respiración empieza a fallar ni siquiera nos preocupamos por la oscuridad ni tampoco por lo siniestro que se ven los arboles.

          A lo lejos ya puedo ver las mismas rejas que vi al entrar. Ya podemos salir acá no nos pueden encontrar o eso creo.

          Como si supieran donde estamos unos guardias empiezan a rodear el lugar yo salgo corriendo y los esquivo y jalo a Alexandra. Corro hacia otras rejas y empiezo a escuchar ladridos, y a mí mente viene la imagen de aquellos perros que había visto en medio de mis ilusiones.

          Cuando al fin llegamos a las rejas ayudo a subir a Alexandra y empiezo a ver borroso, la entrada está despejada pero detrás de nosotros empiezan a reunirse guardias.

          Veo el mismo escrito que había visto cuando llegué «cuando entres a este lugar te preguntarás ¿qué es real? Pero mejor pregúntate ¿qué no es real?». Creo que debí prestarle atención antes porque ahora es simplemente tarde.

          Alexandra cruza la cerca y sale corriendo, yo siento como de repente algo impacta en mi espalda, como un pequeño aguijón que de inmediato me hace caer al suelo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top