Rayitas y líneas
Recuerdo cuando los profesores del cole decían que un asno como yo sólo terminaría la educación primaria por obra y gracia de Olam. En secundaria fue una historia parecida. La profesora de Ciencias Sociales me auguró un brillante futuro como barrendero. ¡Vaya! Si esos pelmas supieran que ahora tengo un título universitario y gano un pastón como desarrollador... Bueno, no exactamente. Pero, me pagan más que a ellos.
Quizá notaste que el párrafo anterior fue un micro relato -Inicio, nudo y desenlace en menos de cien palabras- sobre una etapa oscura de mi vida. Juro no hacerlo de nuevo. Sin embargo, esta divagación sirve para presentarte las cinco líneas argumentales básicas. Cinco líneas argumentales básicas, les presento a ______; ______, te presento cinco líneas argumentales básicas.
En este punto, hemos llegado a una intersección un tanto peculiar. El camino para nosotros tiene cinco posibles desvíos:
1. El protagonista triunfa
2. El prota fracasa
3. El prota abandona su meta
4. El prota no tiene una meta
5. El lector crea la meta (nada que ver con Rayita)
Con tantas opciones resulta difícil escoger, ¿cierto? Pues no tanto. Depende de qué quieras que le suceda al prota. ¿Conquista a la chica o lo mandan a la zona de amigos? ¿Salva a su familia en 24 horas o lo capturan a él también? ¿Estudia en las mejores escuelas de Brooklyn, luego se inscribe en una academia de magia para aprender cómo viajar a otros mundos y en cada oportunidad se da cuenta de que sus metas no lo satisfacen ni le dan felicidad? ¿O prefieres decidir la ruta?
No daré muchas explicaciones sobre cada línea argumental básica. Sólo decide cuáles quieres seguir.
El prota triunfa si alcanza su meta, gana la batalla, responde la interrogante que lo ha traído loco toda la novela y un largo etcétera. ¿Cómo lo logrará? Pues hay tantas alternativas como mundos posibles: El valor o el sacrificio o la astucia o habilidades especiales o superpoderes o armas. Ejemplo: Leonard Alkef, de El sueño de los reyes.
Por otro lado, el fracaso del prota ocurre si lo derrotan los acontecimientos de la novela o un antagonista. Puede incluso tener algunos logros pero, a fin de cuentas, no conseguir lo que quiere ya sea porque simplemente a los buenos les pasan cosas malas o por tomar malas decisiones (escribir este libro es un buen ejemplo de ello) o debilidad u obsesión. Ejemplo: Winston Smith, de la novela 1984.
También puede darse el caso de que el prota decida no perseguir más la meta ni reemplazarla. ¿Por qué? Tal vez el objetivo ya no se adapta a su forma de pensar, quizá descubre que le mintieron o a lo mejor lo que quiere no le traerá la felicidad y le hará daño a él o a los demás. Ejemplo: Quentin Coldwater, de Los magos.
Si el prota no tiene una meta definida, la escritura se torna más difícil. Esta línea es la que más nos acercaría a la vida real. ¿Por qué será? Simple. Las metas no duran mucho o no se definen de inmediato o de manera drástica. Ejemplo: Jean Valjean, de Los miserables y el prota sin nombre de Sandwich de dragón, de @MarcSpentish.
Ahora, si el lector decide las metas... no pienses en Rayita. Esta línea argumental es la que utilizan las novelas visuales. Ya sabes, son esos programas o páginas web donde te narran una historia -casi siempre ilustrada al estilo anime- y llega un momento en que tienes que tomar una decisión: Entrar a un cuarto o no, salir con determinada chica o con su amiga... ¡uf! Cada decisión nos dará un final distinto. Por extraño que parezca, esto no es novedad. En los años 80 existían unas novelas conocidas como "elige tu aventura". Acá en México no eran muy conocidas. Ejemplos de esta línea argumental hay muchos, pero el más conocido es Clannad. No te recomiendo ni la versión anime ni la novela visual si eres llorica.
También es posible mezclar un poco las líneas argumentales. Volviendo al Spam... perdón, al ejemplo del Sueño de los reyes, te diría que Leonard Alkef empieza ganando todas las batallas que le ponen enfrente. Sin embargo, pierde cuando se enfrenta a un enemigo que lo iguala en poder. De hecho, sólo vence a Nayara y a Derek -los antagonistas principales- porque hizo trampa; cualquiera de esos dos lo hubiera aniquilado en una lucha pareja. ¿Lo ves? La gracia es no abusar de las mezcolanzas. Todo con exceso; nada con medida... ¿o era al revés?
¿Y para qué sirven estas líneas argumentales? ¡Muy fácil! Aparte de ser el primer paso para crear tu mapa de argumento, podría decirse que son la ruta principal que tu historia seguirá. Todas las ideas que has planteado en la trama (y las que no, pero quieres aprovechar) tendrán que llevar a tu protagonista y a otros personajes hacia el éxito, fracaso o lo que quieras que les pase.
El mapa de argumento (o argumental... es lo mismo) será una herramienta útil para repasar de un vistazo toda tu novela y ayudarte a organizar los capítulos. Hoy daremos el primer paso para crearlo y será definir la línea argumental que quieras seguir. ¿Ya decidiste cuál quieres? ¡Comenta!
Como siempre, no dudes en preguntar. Si puedo aclarar tus dudas, lo haré con cierto gusto.
Curiosamente, apodamos Cacatúa a la profesora de Ciencias Sociales... pero sin el "túa". Algo así como cierto remolcador de Disney: "Es Mate; como Tomate pero sin el to". Comenta si tú también tuviste un profe con apodo ingenioso... o si ya me lo pusiste.
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