Perdon

A veces me siento Alicia
cayendo a las raíces del árbol
sueño con el conejo blanco
al cual nunca puedo alcanzar
deseo tomar el té
junto a la liebre y al sombrerero
desearía beber para ser pequeña
y comer una galleta para crecer
pero lo que más deseo es
dejar de desear sin pensar...






Eren corría rápido, no importaba como se sentía en ese momento, las palabras de Levi habían dolido demasiado, su cabeza en ese momento era un revoltijo, se sentía como Alicia, corriendo tras el conejo blanco, pero frente a él no había ningún conejo y él huía de la fantasía, en lugar de ir a ella.

Era demasiado tonto, pensó que Levi lo estimaba y quería, pero solo había sido otro abusivo, era como Floch, lo uso, utilizo y ahora solo era un despojo para el, no le servía, ya había obtenido lo que quería.

No supo cuánto tiempo corrió, solo hasta que sus pies tropezaron con una rama, sintió que caía entre las raíces del árbol, pero esa caída fue rápida, estampando su cara en el suelo.

Se levantó, notando gotas de sangre cayendo de su nariz, vio su reflejo en el charco formado en el suelo, no se dio cuenta de la fría lluvia que empapaba su cuerpo, el frió no había calado en su cuerpo en ese momento, sus lágrimas se perdían entre las gotas de lluvia, sintió en ese momento que estaba mal.

Se levantó como pudo y comenzó a caminar despacio, no conocía esa parte de la ciudad, estaba completamente perdido, camino sin rumbo, con sus brazos cubriendo su pecho.

A cada paso se daba cuenta de que había lastimado a Levi, el no debió golpearlo, Levi no tenía la culpa, el solo se había emocionado por una ilusión falsa, tenía que decirle que lo lamentaba.

De pronto levantó la vista, viendo un letrero neón en la parte de arriba de la puerta, sabía que ese tipo de lugares era para buscar sexo, había visto varios de esos lugares, Levi le decía que se alejara, que no eran lugares sanos para un niño de su edad.

Niño, esa palabra que Levi usaba, el nunca lo vería como alguien adulto, seguía siendo un niño para Levi.

- oye lindo ¿qué haces con esta lluvia y tan noche?-

Esas palabras hicieron que Eren levantara la vista del suelo, la puerta del lugar se había abierto, en ella se encontraba un joven, una gabardina cubría su cuerpo, de pelo a los hombros y lacio y un cigarrillo adornaba su labios pintados de color cereza.

- yo... solo daba una vuelta- dijo nervioso e intentó seguir su camino

Pero la gabardina cubrió sus hombros y el chico lo acercó al lugar

- entra un momento, sécate, cámbiate de ropa y espera a que acabe la lluvia- dijo el chico sonriéndole

- yo... no puedo.. no tengo con que pagar- dijo mordiendo su labio y apretando la gabardina, intentando sentir el calor de la prenda

- esta noche, tu compañía será mi pago, vamos chico bonito, solo quiero cuidar de ti-

Eren entró, viendo el lugar apenas iluminado, chicos y chicas bailando y disfrutando el ambiente, hombres disfrutando la compañía de los trabajadores.

Eren fue llevado hasta el segundo piso y el chico lo metió en una puerta de color café, al entrar, le quito la gabardina y tomó una toalla y comenzó a secar su cabello

- siéntate y quítate la ropa, te buscaré algo de ropa - dijo dejando la toalla en sus hombros

- perdón pero... ¿podría pedir algo?- preguntó tímido

- a un chico tan lindo como tú, lo que me pidas dulzura-

- puedo tomar algo caliente- dijo comenzando a quitarse la camiseta

- claro, te prepararé un poco de café con leche, toma asiento dulzura- dijo para dejarlo solo en la pequeña habitación

Eren terminó de quitarse la ropa, quedándose únicamente en ropa interior, a los minutos vio a su salvador entrar de nuevo, con ropa en la mano y una taza de café

- aqui tienes dulzura, café calientito y una muda limpia y caliente-

- gracias, no tenias porque ayudarme-

El chico se acercó y tomó el rostro de Eren entre sus manos, acarició lentamente sus mejillas y sonrió

- lo que sea por ti bonito, tiene un rostro tan lindo y dulce, si trabajarás aquí, serías la estrella del lugar-

- yo, no puedo, pero gracias, que alguien tan lindo como usted me diga eso, es muy amable- dijo con un sonrojo el castaño

- eres una linda cereza, pero ahora cámbiate, que de seguir viéndote así, me darán ganas de comerte- dijo sonriéndole

Eren se cambió y tomó el café, el chico estaba atento a cada moviendo, nunca quitando la sonrisa de su rostro

- perdón, pero ¿cuál es su nombre?, el mío es Eren-

- lindo nombre, igual que su dueño, pero por el momento, solo dime zafiro, ese es mi nombre aquí, todos tenemos nombre de joyas-

- sus ojos son azules, es comprensible que sea zafiro-

- entonces tú serías esmeralda, pero créeme, una esmeralda tendría envidia de esos ojos tan hermosos que tienes-

Eren se seguí sonrojando por las palabras, pero de pronto la lluvia dejó de caer, era tiempo de volver, le preguntó a zafiro como podía volver a casa, y este le indicó el camino al decirle el área donde vivía.

- insisto que aquí te iría mejor, no es decente el trabajo, pero tendrías un techo, dinero y en unos años tendrías para una casa o para irte de este lugar-

- tengo a alguien esperándome, el me salvo de mi infierno personal-

- entonces es afortunado de estar a tu lado, si nos vemos de nuevo, espero que no llueva y vengas por algo más que solo platicar- dijo para tomar el rostro de Eren y darle un beso en los labios - espero verte pronto Eren-

El chico solo asintió completamente sonrojado y regresó caminando, pensando en que le diría a Levi, no sabía que decir, cómo pedirle perdón, le suplicaría, lloraría, se pondría de rodillas, tal vez eso haría un poco compasivo a Levi y le permitiría seguir a su lado.

Llegó a casa, cerca de amanecer, pero se sorprendió al ver que Levi no estaba, se quedó esperándolo hasta ya comenzada la mañana, cuando lo vio llegar, estaba mojado, su pelo completamente caído y su semblante demacrado.

- yo Levi, per...-

Pero Eren solo sintió los brazos de Levi rodearlo y a pesar de tener la ropa fría, era el abrazo más cálido del mundo

- no te vayas nunca-

Esas simples cuatro palabras, habían logrado acelerar su corazón, correspondió el abrazo.

No se necesitaron mas palabras, esa simple acción era suficiente, se pedían perdón en silencio, cayendo en algo que sería difícil de salir, pero hermoso de sentir....











Espero les guste


Los kiere y ama inukagban



Rakel 😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘😘

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