VI. FLORECIENTE

DISCLAIMER: Demon Slayer pertenece a Koyoharu Gotōge, publicado por la revista Shonen Jump y animado por el estudio Ufotable.

ADVERTENCIA:

VI. FLORECIENTE

Es tan flacucha, desabrida y escuálida.

Delgada y sin curvas, con la ruda apariencia más de un muchacho que la de una chica femenina. Toda una pequeña "marimacho".

Así escuchó a un grupo de mizunotos denominarla a sus espaldas.

—Nada comparado al Pilar de la Flor cuando tenía su edad; pues cuando Kanae tenía 13 años, ya era toda una señorita preciosa. —dijeron.

Lo aceptó. Ya se había resignado a ser varonil el resto de su vida. Después de todo, los hombres son físicamente fuertes y ella pretendía aparentar esa virtud.

Entonces, por qué de un momento a otro, tenían que empezar a crecer.

Frente al espejo; con fuerza tiró de la venda, tensándola alrededor de su busto para plancharlo bajo la presión de la gruesa tela. Y consiguió su objetivo; su pecho queda completamente liso, pero a costa de un dolor agudo producido por la sensibilidad de sus senos en desarrollo.

Detestaba tanto este cambio en su cuerpo. Lo odiaba más que el periodo menstrual o el acné.

Terminó de vestirse con su recientemente ganado uniforme de cazadora y se apresura a bajar al comedor de la finca donde su hermana y las niñas la esperan para desayunar

En el kotatsu la espera un lugar privilegiado a la mano derecha de Kanae, a quien encuentra sirviendo sopa miso en pequeños cuencos. En la mesa también hay tofu, huevos escalfados, berenjena encurtida y algo de fruta. Todo muy cotidiano.

Sin embargo, una extraña cajita roja que reposa al lado de su hermana llama su atención.

—Buenos días, Kanae-neesan. —saluda animosa. —Buenos días niñas.

—Buenos días Shinobu-chan. —responde la Pilar. —¿Dormiste bien?

La muchacha asiente con la cabeza tomando su lugar en la mesa.

—Buenos días Shinobu-sama. —completan las niñas exceptuando a Kanao, quien permanece en silencio, pero para nadie es raro su mutismo.

—Hermana, ¿Qué es eso? —interroga la chica señalando la caja, vencida por su curiosidad.

Kanae gira su rostro, recordando el objeto. Sonríe con cariño.

—Son chocolates. Es un regalo de Shinazugawa-san. —aclara tomándolo en sus manos con delicadeza y retiró la tapa, dejando ver unos pequeños cuadrados y esferas de un brillante y apetitoso color café. —Son unos dulces occidentales que consiguió en su última misión en la capital. "Los extranjeros los comen en invierno por que ayuda a mantener el calor, así que comételos", me dijo; pero sé que es su forma de ser amable.

¡Ah!, su inocente hermana; siempre justificando las groserías de Shinazugawa... Bueno, aunque tosco, parecía ser un lindo regalo.

Ya estaban acostumbradas a que todo el tiempo, lleguen cosas lindas a la Finca Mariposa para Kanae: dulces, flores, telas, adornos para el cabello, manuscritos y libros... Apenas esa misma semana, el hijo mayor del Pilar de la Flama habían mandado un ostentoso arreglo floral para ella alegando que creyó que era su cumpleaños.

—Pensaba que era mejor probarlos al final del desayuno, pero no puedo más con la curiosidad. —afirmó amablemente la mayor, sacando una de las golosinas para ofrecérsela. —Vamos a comerlos de una vez.

Sumi, Naho y Kiyo festejaron alegremente mientras Kanae terminaba de repartir los dulces a cada una de las integrantes de la familia. Finalmente, al mismo tiempo, cada una mordió su bombón.

Costó apenas un momento para que se acostumbraran al extraño pero exquisito sabor que se derretía en el paladar.

—Es muy agradable. —susurró Aoi en cuanto terminó el suyo.

La mayor asintió con la cabeza antes de entregarle un segundo chocolate a cada una. Al final, el contenido de la caja alcanzó para tres rondas exactas del dulce.

—Tenemos que decirle a Shinazugawa-sama que traiga otra caja para Kanae-sama la próxima vez que venga a visitarla. —susurró Kiyo muy decidida, siendo apoyada por las otras pequeñas.

Ella rió divertida por la ocurrencia inocente de las niñas.

—No podemos abusar de la amabilidad de Sanemi-san. La próxima vez que yo vaya a la capital, traeré chocolates para cada una, ¿De acuerdo?

Todas aceptaron gustosas la propuesta; pero sabían muy bien que seguramente en un par de semana, el Pilar del Viento aparecería por allí trayendo otro bonito obsequio para la líder del hogar.

«Es un idiota, pero aprecia mucho a Kanae-neesan», piensa Shinobu mientras termina de degustar el último fragmento de la golosina que le queda. Imagina que muy en el fondo es un lindo gesto de afecto por parte del bravucón sujeto.

No puede evitar preguntarse qué se siente que alguien como Shinazugawa, tan violento e inestable, tenga ese tipo de detalles de gentileza...

«Bien, alagada, complacida», piensa en aquellas palabras; pero al ver el suave rubor que se a apoderado de las mejillas de su hermana cuando contempla con cariño la caja vacía, se da cuenta de que olvidaba algo: contenta.

Contenta de saber que aun estando lejos, alguien piensa en ella y a su vez con su presente, le pide que no se olvide de él.

Suspira hastiada. Fuera de su familia, jamás a recibido un obsequio que provenga de otra persona, mucho menos de un muchacho. Pero al cerrar los ojos e imaginar que Sanami se presenta en la finca trayéndole un obsequio pomposo, la hace estremecer.

Por que entonces tendría que sonreirle, e invitarle a tomar el té, fingiendo que le agrada como gesto de gratitud. Y no se siente capaz de ser tan buena actriz.

Aun así, desearía que alguien le trajese un obsequio. Aunque sea sólo un alfiler o una hoja seca.

No le importa el tamaño, el valor o el costo del objeto. Le importa el significado de saber que alguien se tomó la molestia de recordarla.

«¿Qué se siente ser especial para otra persona?», se pregunta cerrando los ojos mientras soba su entrecejo fruncido con las yemas de los dedos para calmar el dolor de cabeza que sus pensamientos le causan.

Necesita convencerse que no es envidia contra su hermana lo que siente. Solo es curiosidad de experimentar emociones diferentes. De saber qué se siente ser hermosa y amable a los ojos de otra persona, al punto de que a donde sea que vaya piense en ella y desee demostrárselo...

Las brumas en su mente toman la forma de un muchacho de cabello largo y negro dándole la espalda.

A él lo conoce muy poco; Giyuu casi no le dirige la palabra, cosa que la irrita de sobremanera.

Le parece que es odioso y, sin embargo; su subconsciente coloca la proyección del joven cazador frente a ella, extendiéndole las manos para entregarle una cajita roja mientras le sonríe cálidamente...

—Pensé que te gustaría. —susurró el cazador.

«Si Tomioka-san me recordara cuando se va lejos, sería tan...», interrumpe sus pensamientos levantándose de golpe de la mesa.

—¡Discúlpenme!, olvidé que tengo un pendiente. —se justifica antes de escabullirse velozmente hacia su habitación muy avergonzada, creando confusión entre su hermana y las niñas.

—Ni siquiera terminó su desayuno. —comenta Aoi preocupada recogiendo el plato que Shinobu dejó a medias.

—Hablaré con ella luego. —sonrió Kanae, presintiendo la razón de la incomodidad de su hermana.

...

Shinobu volvió a refunfuñar.

No le agradaba tener que ir de compras sola, pero fue la única excusa que se le ocurrió para escabullirse de Kanae y su charla sobre "cosas de mujeres".

Ella ya sabía lo necesario y suficiente sobre el tema. Toda la parte física del funcionamiento y desarrollo del cuerpo femenino lo había estudiando con el mismo interés y determinación con el que memorizó el de cualquier otro sistema u órgano humano.

Pero de la parte psicológica y emocional, no quería saber nada. Y seguramente de "eso" es lo que quería hablarle su hermana.

Hace ya varios días que la andaba rondando para lanzarle el tema y seguramente; hacerle la gran pregunta: "¿Te gusta alguien? ¿Te corresponde?".

Y aunque confiara muchísimo en ella, simplemente no tenía ganas de hablar de sus sentimientos más ocultos.

Aun sabiendo que Kanae sería comprensiva y probablemente, intentaría apoyarla; dar a conocer sus aflicciones más íntimas y quién las causaba; la hacía sentir descubierta, desnuda y vulnerable.

¿Enamorarse de una persona te hace débil? Por supuesto que no. El Pilar de la Flor estaba enamorada de Shinazugawa y ello, parecía volverla más fuerte y hermosa cuando estaba a su lado.

Pero en ella... en ella era patético.

Porque en un extremo; su hermana era silenciosamente correspondida con detalles por parte del cazador, mientras que; en el otro lado, está ella haciendo todo lo posible por llamar la atención de un idiota con la personalidad de una pared.

Así que simplemente huyó.

—Necesito hacer algunas compras. —le dijo a su hermana cuando ella entró en su habitación preguntándole si podían conversar. —Hablaremos luego, Neesan.

Y salió velozmente hacia el mercado.

Vagó sin rumbo por más de una hora en las calles abarrotadas de vendedores ofreciendo todo tipo de productos, desde verduras frescas hasta comerciantes de peinetas y telas. Había cosas muy bonitas, pero nada parecía antojársele sinceramente como comprarlo.

Sin embargo, no podía regresar con las manos vacías a la Finca Mariposa, o descubrían su mentira; así que cuando estuvo cansada de deambular como un alma en pena, compró algunas manzanas maduras.

Había manzanas en su casa; pero estas estaban tan rojas, brillantes y apetecibles que no pudo resistirse.

En cuanto el vendedor le entregó su paquete, decidió alejarse del mercado para buscar algún lugar calmado donde saborear en tranquilidad su fruta.

Respiró hondo; mucho más relajada pues su pequeña escapada, aunque inútil en resultados, la había ayudado a despejar su mente y calmar su nerviosismo.

A medida que más se alejaba de la zona comercial, menos gente había en las calles; lo que le resultaba más cómodo, sin el sofoco que las multitudes le ocasionaban. Estaba mucho más contenta y distraída pensando en comer sus manzanas cuando giró la esquina de una callejuela angosta y...

Jamás en su vida había visto un cuadro tan vulgar.

Una muchacha, quizás un poco mayor a ella; arrinconada contra la pared, se aferraba a la espada de su novio, supuso. El joven, por su parte, pegando su cuerpo al de ella, besaba su cuello furiosamente, mientras la estrechaba de la cintura. Podía jurar que incluso traían la ropa desacomodada.

Estaban tan absortos en su pasión que ni siquiera notaron que eran observados.

Shinobu retrocedió asqueada y cambió su rumbo.

Si; sabía que, para tener hijos, un hombre y una mujer tenían que acostarse. En la noche, en la privacidad de su habitación y no a vista y paciencia de todo el mundo.

Ella jamás había visto a dos personas ser tan... fogosas. Las únicas parejas que conocía eran sus padres, que cuando estaban vivos demostraban su afecto de una manera muy respetuosa y serena, igual que Oyakata-sama y Amane-sama. Claro que todos ellos estaban casados.

¿Acaso es lo que hacen los novios entonces?, besarse locamente sin importarles la adversidad que les rodea. Simplemente dejar fluir sus impulsos y deseos.

¿Eran cosas de ese tipo las que Sanemi y su hermana hacían cuando estaban solos? Eso es horrible.

¿Serían ese el tipo de cosas que Tomioka-san le haría si la correspondiese? ¿Por qué si se trata de él, entonces la situación ya no le parece tan repulsiva ni indecente?

Sacude su cabeza, negando sus pensamientos.

Va tan perturbada con las ideas que divagan en su mente, que no llega a ver por dónde va y en un momento choca contra algo bruscamente y pierde el equilibrio, cayendo al suelo.

—¿Koucho? ¿Estás bien?

Es como si el destino conspirara contra ella.

—Por lo menos ayúdame a levantarme, Tomioka-san. —le regaña.

El muchacho obedece, se inclina ofreciéndole su mano para ayudarla. Cuando la toma el la jala hacia arriba, impulsándola para que se ponga en pie.

«¡Bésame!¡Bésame!», grita su mente al tenerlo tan cerca, recordando a la pareja que vio hace un rato; con la curiosidad atormentándola por saber cómo se sentirían sus labios acariciando su cuello, ¿suaves o ásperos? ¿húmedos y cálidos?...

—¿Tengo algo en la cara? —pregunta Giyuu extrañado, al no ver respuesta por parte de la muchacha. Espera un regaño o un chiste agrio de su parte, pero ella sólo lo observa fijamente.

—Estoy esperando tus disculpas. —responde Shinobu, reaccionando rápidamente.

—No voy a disculparme. —protesta. —Fuiste tú quien venía distraída.

La adolescente ríe divertida.

—Que poco caballero, Tomioka-san.

El cazador no le responde, sabe que ella tiene razón. La rodea intentando seguir su camino, girando por el callejón cuando siente que algo lo retiene jalándole de la manga de su haori.

—¿A dónde vas, Tomioka-san? —pregunta la chica, muy nerviosa. Sabe que la pareja probablemente sigue allí, absortos en su calentura. Y no quiere que Giyuu los vea.

—A casa. Acabo de llegar y quiero desayunar.

Shinobu mira hacia el cielo y ve el sol en su punto más alto. Es casi de medio día. Siente algo de pena por Giyuu. Sabe que su maestro cuida de él, pero desearía poder hacerlo también. Esperarle con la comida lista y consentirlo un poco... de vez en cuando.

—Ne, Tomioka-san; creo que es hora de almorzar. Vi que el puesto de salmón con rábanos ya está abierto en el mercado.

Él parece meditarlo por breves segundo antes de girar y tomar rumbo hacia la parte comercial del pueblo.

—¿Vienes? —le preguntó al notar que no lo seguía.

—No gracias. Tengo almuerzo en casa. —añadió la chica alejándose.

Y ambos tomaron caminos opuestos.

Si, a ella le hubiera gustado ir con él a comer, pero sigue pensando en lo que vio e intenta convencerse de que; aunque fue con Giyuu, cosa muy improbable, sería incorrecto y sucio ser acariciada de esa forma.

Pero; aun así, le gustaría.

Y, además; arruinaría la sorpresa cuando él descubra la manzana que le puso a escondidas en el bolsillo granate de su haori.

Estaba tan famélico que ni siquiera lo notó.

Aunque tal vez nunca sepa que se siente recibir un regalo afectuoso de un admirador; se sintió maravillosamente bien darle un regalo a alguien especial para ella.

Ser mujer es difícil. Florecer es muy difícil.

Pero las emociones que como tal, experimenta, comienzan a agradarle.

CONTINUARÁ...

¡¡Hola!!!

Por fin, actualización. Mejor tarde que nunca :v

Esta vez no hubo delicioso, pero casi. Shinobu tuvo sus primeros acercamientos con la sexualidad humana, que, aunque le repugna también le da curiosidad. Y también quise tocar algunos aspectos de la adolescencia: baja autoestima, búsqueda de su identidad e idealización del amor, cosas muy frecuentes a esa edad.

Espero que les haya gustado. Pronto estará la siguiente parte.

Por otro lado, cree un nuevo libro llamado "Efímero y Adverso", el cual será una compilación de retos, one-shots y song fics. Sería lindo que le den una oportunidad :p

Y también quería comentarles sobre un nuevo proyecto que tengo en mente: "Desde lo más profundo", una historia basada en el manga Zion no Koeda de Inariya Fusanosuke (es yaoi pero yo lo haré GiyuuShino) y pues pensé que esta sería mi obra más fuerte, pero en realidad creo que ese será mi trabajo más fuerte.

Ambientado en la Segunda Guerra Mundial, tocará el tema del secuestro, incesto (maso menos) y algo de violencia sexual. No se si la idea les parezca adecuada.

A pesar del enorme apoyo que recibo por parte de Yugen-sama y BohemiaNocturna con este proyecto, sigo nerviosa de subirlo. Por eso quería preguntarles que opinan.

Bueno no tengo más que decir.

¡Bye byeee! 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top