II. LUTO
DISCLAIMER: Demon Slayer pertenece a Koyoharu Gotōge. Publicado por la revista Shonen Jump y animado por el estudio Ufotable.
ADVERTENCIA: Lemon
II. LUTO
"Cálmate. No llores por esto".
Las últimas palabras que su querida hermana pronunció, mientras agonizaba entre sus brazos; resonaban en su mente una y otra vez. ¿Cómo podría pedirle que no llore si la jodida suerte la estaba arrebatando de su lado, tal y como les quitó a sus padres años atrás?
Quedaba un vació enorme dentro de ella; el peor que ha conocido desde que tiene memoria. Como si un agujero en su corazón; o un espiral oscuro, se expande más a cada instante, perdiéndose dentro de él; sus órganos, sus huesos, y en algún momento si no lo detiene, su propia identidad.
Solamente Kanae podría frenar esa tortura creciente con su dulce sonrisa y sus palabras llenas de consuelo y paz. Por eso, todo esto tiene que ser un mal entendido; una confusión. Cerraría sus ojos fuertemente y al abrirlos, despertaría al lado de su hermana y sería mimada por ella como cuando era una niña.
Pero entonces; el fuego comenzó a arder abrasadoramente, iniciando la cremación.
En quizás dos horas, solo quedarían despojos de lo que fue el cuerpo de la Pilar de la flor. Soltó la pequeña mano de Kanao, e intentó abalanzarse sobre la caja para salvar las llamas a su hermana y mentora, quien tal vez; solo dormía profundamente.
Necesitaba verla una última vez para corroborar su fallecimiento a pesar de que la vio exhalar acurrucada en sus propios brazos mientras se desangraba y su voz se hace cada momento más frágil hasta quebrarse ...
Himejima quien anticipó sus movimientos, la detuvo sosteniéndola de los hombros; obligándola a aterrizar y no entregarse a su propia locura y tristeza.
Con dolor, contempló como su mundo y sus esperanzas se convertía en cenizas.
Con dolor, tuvo que recoger cada hueso de la carne calcinada para colocarlo en una urna.
Y con infinito dolor, permitió que enterraran esa urna en un cementerio y colocaran una pesada lápida de piedra pulida encima de ella.
Ahora era un hecho: sería imposible que pudieras traer a Kanae de regreso, arrebatarla del sueño de la muerte.
...
"Deja a un lado el odio de la venganza".
Era muy tarde y hacía mucho frío aquella noche. Pero, aun así, los insistentes golpes en la puerta de su casa lo obligaron a levantarse y atender al desconsiderado visitante.
Apenas abrió la entrada principal de su hogar, una pequeña silueta ingresó sin siquiera ser invitada. La suave luz de la vela encendida que llevaba con él, iluminó a la confundida muchacha. Temblaba violentamente y traía puesta una conocida prenda clara que le quedaba muy grande.
Se contemplaron por varios segundos sin pronunciar palabra. Él no era experto en entender las emociones de otras personas, pero; innegablemente la mirada inyectada de sangre y rabia que desafiante se le anteponía, el cómo mordía sus labios para no gritar y sus uñas enterrándose en las palmas de sus manos le dejaron en claro que, en cualquier instante, Shinobu estallaría.
—¡¿Te crees demasiado importante como para no asistir al entierro del Pilar de la Flor, Tomioka-san ?! —Giyuu atrapó su mano derecha en el aire poco antes de que se se estrellara en su mejilla, con intenciones de abofetearle.
La chica chilló ofendida intentando liberarse de su agarre. Se sentía tan terriblemente mal que tal vez; si conseguía que otro se sintiera igual de horrible, enojado y vacío que ella; podría reconstruirse poco a poco.
Y tal vez, solo tal vez; si lograba experimentar un dolor físico superior al emocional que estaba sufriendo, podría detener el crecimiento del agujero en su pecho.
Por eso estaba allí.
Porque solo él; aunque lo detestase, era capaz de recordarle que estaba viva, que todavía podía sentir placer, dolor, culpa y una seudo felicidad producida por hormonas; que iban más allá de la razón y que eran necearías para confirmar que no había sido enterrada junto a los despojos de su hermana.
Que estaba viva y lista para planear su venganza contra el monstruo que era el verdugo de Kanae. Costara lo que costara.
—Incluso alguien irreverente como Shinazugawa estuvo presente y se quedó hasta el final ...— vociferó, mientras luchaba por soltarse. —¡¿Tan poca cosa somos para ti los demás cazadores que ni siquiera merecemos tu respeto en nuestras tumbas ?!
Cada palabra venenosa de la muchacha era como una espina. Eran todas ellas mentira tras mentira. Él respetaba muchísimo a la joven Kochou Kanae; tanto cómo la hábil cazadora que tenía muchísima más fuerza, resistencia y talento del que aparentaba, cómo al gentil médico que en diferentes oportunidades había tratado con paciencia cada una de sus heridas.
Jamás se atrevería a despreciarla ni negarle deferencia.
Estuvo allí en cada momento, desde su velatorio hasta su entierro; acompañado al cortejo fúnebre, pero muy distanciado, lo más que le fue posible para no ser descubierto. No sé sentía cómodo compartiendo una situación tan significativa con los otros pilares, como si fueran iguales ... no creía ser digno de ello.
—Yo ... lamento lo que le ocurrió a Kochou-san —atinó a completar. Qué más daba si Shinobu conocía o no la verdad, o lo que opinara sobre él; eso no cambiaría nada.
—¿Lo lamentas? ¿Es una broma? Ni tú, ni ningún otro cazador, ni siquiera yo; fuimos capaces de socorrerla, ¡Y nos atrevemos a lamentar su muerte! ¡Sólo somos una panda de incompetentes!
Logró zafarse de su agarre. Tiritaba consumida por su frustración y Giyuu se preparó para defenderse del siguiente ataque que de seguro la muchacha planeaba y así fue ... solo que esta vez sus reflejos fueron más rápidos que los suyos. Ella se aferró al cuello de su yukata y lo jaló obligándolo a agacharse. Sus rostros se encontraron exageradamente cerca.
La joven jadeó meditando sus acciones por algunos segundos, regañándose a sí misma por su decisión inmoral: Kanae no tendrá ni dos días de muerta y ella ya se encuentra allí, buscando fortaleza en el cuerpo de su compañero para, por minutos, olvidar su perdida; recordar que existen dolores más intensos y continuar viviendo.
Lo besó en la boca con demencia; más con intenciones de herirlo y ser herida, que afecto alguno. El cazador le corresponde, rodeando su cintura con sus brazos para romper la distancia que los separa y estar más cerca del uno del otro, profundizando la salvaje caricia.
Shinobu mordía y tiraba de su labio inferior, instándole a responder la agresión mientras sus delicadas manos se colaban bajo su vestimenta de dormir y las yemas de sus dedos helados se paseaban descaradamente sobre su varonil abdomen y pecho, haciéndole estremecer.
Aun no se acostumbraba a experimentar ese tipo de situaciones con ella, pero desde luego; aunque violenta, no resultaban nada desagradables; pero si retorcido cuando la muchacha hincó sus incisivos muy cerca de la comisura derecha de su boca produciéndola un desgarro minúsculo que le hizo sangrar ligeramente.
Quiso alejarse, pero; incluso compartiendo el sabor metálico de su propio flujo, la chica no se apartaba ni parecía intenciones de cortar su contacto.
En algún momento, sus manos se escabulleron de nuevo entre sus cuerpos unidos y se movían por sobre su ropa. Cuando por fin pudo distanciarse de ella, admiró el uniforme negro y la camisa que usaba dentro, completamente desabrochados; revelando la intima curvatura de sus senos en crecimiento ocultos tras un vendaje.
—Por favor, vístete —le rogó tragando saliva ante la escena sensual. —Nos arrepentiremos si continuamos.
"Y se feliz como cualquier otra chica de tu edad".
La joven lo ignoró por completo y rápidamente, se deshizo de los pantalones de su uniforme, terminando de desnudarse lo necesario para el encuentro.
—Por favor; solo cállate y siéntate, Tomioka-san. —Murmuró empujándole hasta hacerlo caer en el suelo con la espalda reclinada contra la pared. En el desplome, Giyuu dejó caer la vela que se apagó al contacto con el sueño, quedando a oscuras.
Se acomodó encima de su regazo mientras desata el fajo que cierra su yukata, descubriendo su erección creciente.
No puede verla con claridad, pero la toca entre las telas de sus vestimentas enredadas. La textura de la piel que lo recubría era suave y lisa en la cabeza. Estaba comenzando a erguirse sutilmente. Era muy natural que obtuve ese tipo de reacción en un hombre tan joven si lo estimulaba de esa manera tan brusca, pero el pobre Tomioka estaba realmente apenado sujetándola de la cadera y escondiendo su rostro en su hombro.
Ella estaba tan avergonzada como él, pero sus deseos por encontrar un dolor más intenso que el producido por la perdida de su hermana era más más fuerte y por esta vez, Giyuu cumpliría el rol de chivo expiatorio en este corrompido deshago.
Acarició su miembro, humedecido en la punta por el lívido despertado, y comenzó a masturbarlo lentamente, mientras lamía y succionaba la piel de su cuello y sus hombros. Necesitaba que estuviese lo más excitado que sea posible.
Giyuu cerró los ojos firmemente; deseando que esta fantasía no tenga más que otro de sus sueños descabellados, que la ligera chica encima suyo desaparezca en cualquier momento cuando despertase. Que no se encontraban compartiendo un momento tan íntimo y tan sucio, con alguien tan parecida a... la difunta Kanae.
Pues así, bañados por la oscuridad; vistiendo la característica prenda de la antigua Pilar y compartiendo características tan similares y el mismo perfume, no puedo evitar recordar a la hermana mayor de la chica y sentirse culpable por pensar en alguien tan pura como ella, en una situación similar.
—Quítate el haori. —le solicitó mientras trata de deslizar la seda de la vestimenta entre sus brazos delgados, pero ella se negó.
—Solo será por esta vez ...
—No quiero hacer este tipo de cosas mientras estés vestida así.
Ella, terca, rechazó la petición y aceleró el ritmo de las estimulaciones, haciéndole gruñir.
El muchacho se rindió. Sabía que mientras estaba absorta en sí misma, no lograría hacerla recapacitar. Todo depende de su voluntad por recordar a si mismo la encantadora mujer con la que se encuentra intimando es Shinobu Kochou, la menor de las hermanas, la más insoportable y... la más tierna y solitaria de las dos.
«Kanae está muerta y Shinobu está a su lado, incitándole deliciosamente ...»
Cada sensación producida por el terso tacto de sus manos deslizándose de arriba hacia abajo alrededor de su pene, lo aleja cada vez más de sus cabales; acercándose a un éxtasis prematuro...
La cazadora detuvo sus manipulaciones intempestivamente. El muchacho suspiró aliviado creyendo que había reaccionado, pero se percató de su error cuando se levantó para acomodarse encima suyo, rozando su intimidad resbaladiza contra su falo completamente levantado, guiándolo para que se encajase dentro de ella.
Se dejó caer de golpe.
Ella gritó de dolor al ser invadida tan bruscamente y él jadeo de placer al sentirse estrangulado por su cálido y estrecho interior. Ambos quedarán en blanco y se entregarán a un disfrute tan básico y humano, como animal y primitivo.
Shinobu clavó sus uñas en la espalda de su amante, arañándole; buscando un soporte mientras saltaba furiosamente, con embestidas cada vez más profundas que producían calambres al rozar ciertas partes hondas de su cuerpo.
La sensación de que se partiría por la mitad si continuaba siendo feroz en sus balanceos ... de un momento a otro sus ojos se llenaron de lágrimas y no pudo evitar que se deslizasen por sus mejillas.
Al sentir las gotitas cálidas deslizarse por su piel afiebrada; Tomioka volvió en sí y se atrevió a mirarla cara a cara, descubriendo su llanto descontrolado. Creó que la había lastimado y se preocupó por que aquello jamás había ocurrido en sus encuentros anteriores, ni siquiera cuando tuvieron su primera vez.
—Kochou, paremos. Te ... te estoy haciendo daño —murmuró deteniendo las embestidas que su cuerpo proporcionaba de forma inconsciente contra el peso de la chica.
—Sólo ... solo por esa vez, Tomioka-san. —Respondió con su voz temblorosa. El hombre negó con un movimiento de cabeza tratando de separarse.
—No haré esto ...
—Sólo por hoy, quiero que duela hasta morirme. —Completó reiniciando su bamboleo furioso sobre la cadera de su compañero, sosteniéndose sobre sus brazos reclinados hacia atrás y rodeando su cintura con sus piernas.
Sudaban, Shinobu no paraba de llorar y Giyuu de preocuparse por el aparente desequilibrio mental de la chica; por lo que la tomó de los muslos y la giró, acomodándola bajo su cuerpo y así tener el control del acto, saliendo de ella para reemplazar la penetración por caricias mas gentiles pero igual de placenteras.
—¡Qué me duela! —le reclamó la cazadora cuando cambiaron de posición, aferrándose desesperada a su torso. —¡Quiébrame ...!
«Para así, mañana, recoger mis pedazos y volver a construirme», pensó Kochou al borde del intenso orgasmo producido por la estimación en su clítoris, que terminó de bloquearla.
...
Cuando por fin acabaron con la locura en la que se habían unido, el hashira cargó a la ensimismada muchacha y la llevó a su habitación. Era muy tarde y ella estaba tan desequilibrada en esos momentos que no podía dejarla volver a la Finca Mariposa aun.
Apenas y pesaba, se preguntó si estaba alimentándose bien. La recostó en su futón y la arropó. Por fin había dejado de llorar, pero continuaba con su mente perdida en sus recuerdos y penas.
—Nee-san —gimoteaba. —Llévame contigo ...
Él la comprendía, porque había pasado por situaciones similares. También había enloquecido temporalmente de dolor y rabia cuando su hermana y Sabito murieron. También deseó morirse con ellos y se aferró a los únicos recuerdos tangibles que conservaba: sus ropas.
—¿Está seguro de que quieres dormir así? —interrogó. —Si no te lo quitas, tu haori se arrugará.
Shinobu negó acurrucándose a la almohada y abrasándose así misma, como si se aferrara a su hermana.
—Kanae onee-san ... ¿Qué habría pasado si hubiera ido en tu lugar? —susurraba con su voz cansada en sus reflexiones finales antes de quedarse dormida. —Si ella habría sabido las cosas que hacemos, yo habría odiado, ¿verdad?
—Es probable. —Respondió su acompañante recargándose contra la pared donde planeaba pernoctar mientras que el joven ocupaba su cama.
«Hermana, parece que no todas las chicas de mi edad podemos ser felices al lado de un hombre mientras tengamos asuntos pendientes que resolver ...», reflexionó Shinobu antes de quedar completamente derrotada por el sueño.
CONTINUARÁ ...
¡¡Hola!!
Por fin el capítulo dos de esta historia: D está vez, hablando de las etapas del duelo. En este caso, Shinobu ha atravesado (de forma muy rápida) la negación, la ira (con mayor énfasis) y la negociación, entrando ligeramente a la depresión para, fuera de la historia con el tiempo llegar a la aceptación que podría asumir el carácter y el rol de Kanae en la sociedad como el propio.
Espero que les haya gustado. Se que tardé muchísimo en actualizar. Pensé que la cuarentena me haría más productiva pero no es así, cada vez que me cuesta más trabajo escribir algo que me resulte agradable ... en fin, suele pasar.
Nuevamente, no pretendo romantizar la relación que los personajes tienen, es hasta cierto punto tóxico y necesitan aprender más sobre el otro para mejorar; pero, aunque mal, son el soporte del otro en sus ratos más oscuros, de eso se trata esta historia. De dos personas quebradas que intentan no caer en la locura.
Bye byee !!
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