Una preciosa joya
Jimin
Veía el agua de la tina, hice tantas veces esto para la sacerdotisa que el estar yo en ella me sentía incomodo, me negué a que alguien me bañara, no quería ver las miradas juzgándome, tampoco quería dar explicaciones sobre mi nula castración, pensé en la posibilidad de ahogarme, meterme bajo el agua y quedarme ahí hasta que mi alma abandonará mi cuerpo.
—Joven Jimin, su majestad la emperatriz busca hablar con usted.
En verdad deseo ahogarme
—Enseguida salgo.
Me levanté de la tina y busque la fina bata de seda que tenían lista para mí, en el reflejo del espejo a la luz de las velas el sello de mi señor relucía en mi pecho, con la temple que me quedaba salí y mire a su majestad sentada en el banco del tocador, su belleza era abrumadora tan similar a Noor, en cambio yo.
—Buenos días, Jimin.
Me incline en una reverencia.
—Su majestad.
—Levántate niño, no es necesario tanto formalismo, seremos familia después de todo.
Trate de ocultar mi mueca de desagrado pero no lo podía evitar.
—Debe ser difícil —se levantó del banco y me hizo una seña para que me sentará—tu vida cambio en nada.
Me senté mirando hacia el espejo, su majestad tomo el cepillo y empezó a pasarlo por mi cabello.
—Ya no debes de ocultar mas el color de tu cabello —paso el cepillo un par de veces hasta que mi cabello comenzó a cambiar de tonalidad.
—¿Cómo?
—Soy la esposa del señor oscuro, debo de tener algunos dones —no dejo de cepillar mi cabello —eres perfecto Jimin, no dejes que nadie diga lo contrario.
—Gracias.
—Se que no estás feliz, tu fuiste criado para algo más, tu mente no está llena con la necesidad de satisfacer a tu señor, eres una persona más real, de lo que las "sacerdotisas" somos alguna vez.
—¿Su majestad?
—No me hagas mucho caso, dime ¿Estás instruido para el término del ritual?
—Se lo que se hace, incluso observe algunas sesiones de su divinidad, pero no es igual conmigo, eso no se aplicara conmigo.
—Jimin, el ritual se llevara acabo, tal vez piensen que todo esto esta incorrecto, pero veras que tu cuerpo sabra que hacer.
Camino hacia mi lado y se inclino hacia mi tomando mi rostro.
—Tienes toda la preparación de una sacerdotisa, la belleza prohibida que muchas deseamos, incluso siendo un chico eres mil veces mas hermoso que cualquier mujer que mis ojos hubieran visto, pero también tienes mentalidad propia, usa eso a tu favor, el libre albedrío es poderoso en estos días.
Siguió cepillando mi cabello, entendí un poco a lo que se refiere, pero ¿Por qué me dice todo esto?
Me ayudó a vestirme, mi cabello relucia en su color natural, puso unas horquillas en forma de mariposa negras. La vestimenta era similar a lo que utilizaría una sacerdotisa, pero adaptaron esta para mi, un kimono amplo que se ajustaba a mi cintura de un color dorado, con un cintillo negro, las costuras eras orquídeas negras igual, solo colocó un color rojo en mis labios y delineó un poco mis ojos.
—Eres como un ángel, tu cuerpo tambien es perfecto.
—¿Puedo hacerle una pregunta imprudente?
—Adelante.
—¿Cómo es estar con un demonio? No tengo idea alguna de el placer, pues siempre tuve que reprimir algun impulso de sentir algo.
—No puedo comparar con un humano pues nunca he estado con uno, pero según mis damas y los que les conté es algo superior, las sensaciones son muy fuertes, en ocasiones casi me desmayo.
—Mi señor es el segundo que he besado, Taemin era más delicado —suspire resignado —¿Algún consejo?
—Recuerda un poco lo que viste con Noor, pero ya que estarás atado a esto toma tu ventaja, busca que placer darle a tu señor que otros no puedan hacerlo, mantenlo en tus manos, sin dejar de ser tu mismo Jimin.
Tocaron la puerta, la emperatriz abrió para salir ella también, el guardia de mi señor venía por mí.
—Mi señor ordenó que almorzara con él en sus aposentos.
No dije nada solo lo seguí, no es como que tenga mucha opción, mientras recorría los pasillos del palacio hacia las alcobas reales, iba recordando los consejos que yo le di a la sacerdotisa alguna vez.
—Es que es algo cansado —mi señora estaba en la cama con sus brazos extendidos —mis rodillas me pesan.
—Use sus caderas no sus rodillas si eso le cansa.
—Muéstrame.
Subí a la cama y me senté en ella, tome sus manos y las coloque en mis caderas.
—Su pelvis se moverá, la concubina mostró algo así.
Inicie el movimiento circular, ejerciendo un poco de presión y moviendo de arriba hacia abajo sin flexionar las rodillas.
—No se cansará en esta posición, y podrá ver las expresiones de mi señor, puede apoyarse del pecho.
—¿Cómo lograste esto con solo ver?
—Me imagino que de no haber sido elegido eunuco, pude aspirar a algo asi.
—Llegamos, pase mi señor.
La voz del guardia me trajo de nuevo a la tierra, el anuncio mi llegada, dándome paso, mi señor estaba en una mesa con una bata nada más, su pecho se asomaba de manera descarada, estaba bebiendo de una copa de vino cuando su sonrisa se ensanchó al verme.
—Mis ojos están teniendo un gran deleite, creía que tu belleza no se podía superar y me has dejado sin habla —me invito a sentarme — disculpa si no estoy en ropa elegante, pero no creo que exista la necesidad de vestir tanto, cuando mis intenciones son desnudarte por completo en cuanto termines tus alimentos.
—Me hubiera venido en ropas de baño en dado caso.
—No lo permitiría, nadie más puede apreciar tu piel ni cuerpo más que yo, sacaré los ojos de quién se atreva a mirarte con el mínimo de interés o deseo.
—Solo usted mira a este esclavo de manera lujuriosa, los demás me desprecian por mentir y cambiar el ritual.
Se acercó hasta mi lugar besándome las mejillas.
—Pronto besaran el suelo por dónde camines, no les quedará opción, tu serás su emperador y harán lo que les ordene.
—Se equivoca los sacerdotes son los que se encargan de las decisiones mientras usted no está, nosotros solo somos el vínculo.
Me giro el rostro para mirarlo a los ojos.
—No será así está vez, te escogí por dos razones, la primera es el don tan especial que tienes, el fuego es un elemento muy valioso para nosotros y es raro que un humano lo pueda controlar incluso uno de sangre noble, el segundo es porque me ayudarás a cambiar las cosas.
—No, no lo entiendo.
Fue besando mi cuello hasta mi sello, sus caricias sobre mi ropa eran algo extraño, no quería que me tocará pero se sentían bien, el gruño algo molesto por la tela que estorbaba ir más allá.
—Lo entenderás pronto, mientras come algo, no se que resistencia tenga un humano, así que debes alimentarte antes.
¿Cómo comeré con esa declaración?
Quisiera decir que no tengo hambre, pero por alguna razón mi apetito está muy despierto, jamás había usado mi don, porque la emperatriz me pidió ocultarlo siempre, no sabía lo raro que era hasta ahora.
Mi señor se mantuvo bebiendo y comiendo algunas uvas sin decirme nada, me dejó comer libremente hasta que me sentí satisfecho.
Entraron los sirvientes del palacio a llevarse los restos de comida, me sirvió una copa de vino, observe la copa bastante tiempo.
—¿No te gusta?
—No es eso, sería la primera vez que pruebo el alcohol.
Mire la copa con el líquido oscuro, cuando la acerque a mi boca, el olor era un poco ácido pero no desagradable, dio un sorbo grande y sentí un poco de ardor además de saborear la acidez junto con un toque dulce, no sabía mal pero el gusto era raro.
—Tu cara es un poema.
—No es algo que bebería siempre, es extraño y causa una picazón en mi garganta.
—Te acostumbraras —quito la copa de mis manos y me levanto por la muñeca —cada vez me siento más afortunado de tomar tus primeras veces, te mostraré el mundo Jimin.
—¿Puedo pedirle algo?
—Dime.
—¿Podría ver a Taemin?
—No, no lo veras hasta que termine el ritual, el es mi pase para que te comprometas a esto.
—¿Qué me comprometa? Sin afán de ofenderlo mi señor —abrí mi kimono por la parte de enfrente mostrando el sello en su totalidad —Le di mi alma, No creo que exista otro nivel mas de compromiso, usted esta siendo irracional.
Me tomo por la cintura de manera brusca sus ojos se ennegrecieron estaba molesto y yo estaba temblando, no debía haber abierto mi boca, pero en verdad no puedo soportar que aun piense que tengo alguna opción en todo esto.
—Perdona si desconfió pero tu no fuiste criado para servirme, no eres una muñeca hecha para mi, y aunque seas un esclavo, eres mucho mas libre que una sacerdotisa, las cuales solo tienen un propósito en la vida.
Ahora todas las palabras de la emperatriz tenían sentido.
Las sacerdotisas les meten en la cabeza desde que nacen cual es su propósito, no tienen otra aspiración, les dicen que es un honor, es como el sueño de cada una, pero para mi no es así, aunque debo servirle a mi señor no me obligaba a desposarme con él. Se me quedo observando con algo de curiosidad.
—No eres manipulable, por eso los sacerdotes no te quieren como mi esposa por decirlo asi no serás sumiso ante nadie —me levanta en brazos — después de siglos lograre quitarles el poder a los humanos sobre de nosotros.
No pude razonar más, una emoción desconocida me invadió, la curiosidad lleno mi mente, cumpliré mi deber en cama, no pasara de ahí...
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