Llamame
Ashla.
—Mi señora trate de controlarse, está quemando la habitación.
Note como mis pies estaban llenos de cenizas por la alfombra quemada, el camino negro se notaba sobre el color perlado, mi labio se sentía arder por qué no había dejado de morderlo.
—Es que la rabia me consume, ¿cómo es posible? Tantos años Vilma, tantos malditos años, la maldita venda que tenía al servir en el palacio —toque la marca en mi pecho —no siento la conexión con mi señor, no puedo pensarle.
—Algo hicieron mi señora, porque el que viniéramos aquí sin hacer el ritual ya fue sospechoso, los sujetos ya nos esperaban.
—¿Qué hare? —suspire —no quiero arruinar todo lo que mi señor me ha confiado.
—¿Tiene la piedra que mi señor le regalo verdad? —asentí — necesitamos una daga de algún clérigo para poder comunicarla con mi señor.
—¿Crees que puedas conseguirla? Nos encerraron prácticamente aquí.
—Sí, ellos no esperaban a un paladín, así que las defensas que puedan tener listas, la mayoría no funcionaran conmigo, usted trate de descansar, yo me encargo de lo demás.
Sé que me dijo que descansara, pero estoy segura que no dormiré nada, me había puesto el camisón para dormir, además de cepillar mi cabello, Vilma había logrado salir, estaba en mi habitación acostada en la cama mirando al techo solamente, tocando el ágata de fuego, mire a mi lado tratando de visualizar a mi señor.
Me había acostumbrado a tenerlo a mi lado siempre, rodeándome con sus brazos, su apariencia intimidante, esa presencia tan fuerte que tiene, todo lo que él representa, desaparece cuando está conmigo, es gentil, demasiado romántico, aunque sigue asustándome en ocasiones, me es más normal ruborizarme cuando hace algún cumplido o solo se dedica a verme con sus enormes ojos negros.
Cerré los ojos ya más calmada, pero seguía acariciando mi collar, creo que es lo que me estaba tranquilizando, pensar en mi señor ayudaba mucho, escuché el ruido de la ventana abrirse, me senté tan rápido como pude, encendí las velas de mi habitación con el tronar de mis dedos, iba abrir mi boca cuando la taparon.
—Guarda silencio —susurro —nos van a descubrir —mi corazón se estremeció y me dieron unas ganas terribles de llorar —te extrañe tanto Ashla.
Un objeto afilado se pose en la garganta del intruso en mi habitación.
—Dame una razón para no cortarte el cuello.
—Vilma, déjalo.
Vilma se alejó, haciendo que Hyunwong respirara, yo salte para abrazarlo, se aferró de mi cintura y me llevo contra su pecho.
—También te extrañe tanto, me alegra poder verte —acariciaba mi cabello —No entiendo nada de lo que está pasando.
—Te explicare, pero no tengo mucho tiempo —tomo mi mentón y se acercó para intentar besarme, pero lo detuve.
—Dime —me separe para sentarme en la silla del tocador —quiero entender que está pasando.
Su cara de decepción no paso desapercibida, Vilma seguía a la defensiva aun lado de mí.
—Zeliag llego al palacio negro hace como dos semanas, empezó a decirle a todos que todo lo que paso con el señor oscuro y tú, no era más que una treta de su majestad la emperatriz y tuya, que es muy extraño que alguien fiel al palacio y la sacerdotisa aceptara tan rápido ser la esposa de mi señor.
—¿Tu les creíste? —negó con la cabeza.
—Sé que tu corazón me pertenece, jamás dude un segundo que esto no fue tu intención —se pasó la mano por el cabello — pero la señorita Noor si lo creyó, se sintió traicionada así que estuvo de acuerdo con Zeliag, el pueblo está del lado de Noor, desean que tu cabeza caiga y así ella pueda casarse con él.
—¿Pueden hacer eso mi señora?
—Sí, la sacerdotisa puede reclamar su lugar como la emperatriz, es su derecho después de todo, pero la decisión la tomó mi señor, ella nació para servir a las órdenes del rey oscuro.
—Sera un juicio injusto mi señora, debemos hacer algo cuanto antes.
—Huyamos —ambas miramos a Hyunwong —vámonos Ashla, no dejare que te asesinen, ven conmigo.
Extendió su mano hacia mí, pero yo no la tome.
—No puedo, lo siento.
—¿Ashla?
—No puedo dejar el pueblo así, no puede seguir esto Hyunwong, no vivimos de la manera en que se debe, todo está muy mal con esto.
—¿Segura es por el pueblo? —sus ojos se notaban tristes — muerta no podrás hacer nada por ellos, podemos huir y te ayudare a lo que sea, pero vámonos.
—No voy a morir ¿No confías en mí?
—Tu sabes el poder que tiene Zeliag.
—Eso no fue lo que te pregunte —me abrace mirando al suelo—debes irte, no quiero que te metas en problemas.
Se dio la media vuelta para salir por la ventana, se detuvo un segundo y me miro sobre su hombro.
—Siempre confiare en usted su majestad.
Salió dejándome con un nudo en la garganta, Vilma saco un pañuelo rojo y lo dejo en el piso haciendo un pequeño pentagrama con la cera de la vela.
—Mi señora andando no tenemos mucho tiempo —me acerque dejándole el collar en la mano —trate de quitar esas lágrimas, si el rey oscuro se entera de que estuvo llorando a causa de ese humano, lo matara cuando lo tenga enfrente.
Toque mis mejillas, no me había dado cuenta que las lágrimas rodaban una tras otra, frote mis ojos y respire hondo, es verdad si Jungkook se entera de esto, Hyunwong estará en problemas.
—Permítame su mano.
Extendí la mano y tomo mi dedo índice haciendo un corte algo profundo, dejando brotar la sangre en el ágata, el pentagrama brillo.
—Llámelo —me dio el collar —diga su nombre alto y piense en su señor.
—Jeon Jungkook, escúchame.
El ágata brillo con más intensidad, sentí el aura de mi señor, la cual estaba agitada e inquieta.
—Mi señor, responda por favor.
—Ashla, mi amada.
Su voz era tan clara, que sonreí casi de inmediato, sostuve con fuerza el collar.
—¿Estas bien? Perdí la conexión contigo, creí que me había abandonado.
—El principado me tiene como prisionera mi señor, me acusan de traición, además al llegar aquí no podía sentirlo, Vilma me dijo que fue algo que ellos hicieron, mataron a la emperatriz.
El ágata se comenzó a tornar de un tono negro, se sentía la furia de mi señor, todo a mi alrededor retumbo.
—Estaré ahí a como dé lugar, solo espera por mí.
Perdí de nuevo la conexión que tenía con mi señor, pero aun lo sentía, su furia me calaba en la piel, no sabían de la muerte de la emperatriz, parece ser que lo que me afecto a mí, también la afecto a ella, de lo contrario el padre de mi señor no hubiera permitido tal atrocidad.
—Ahora mi señora duerma un poco, necesita energías para lo que se venga mañana, yo velare sus sueños este tranquila.
—No creo poder dormir.
—Déjeme ayudarla con eso —se me acerco al oído —duerma bien mi señora.
Escuché un pequeño canto que no pude descifrar, de ahí mi cuerpo se sintió pesado y solo caí dormida al instante. Lo poco que dormí descanse demasiado, cuando abrí de nuevo mis ojos, Vilma estaba con la daga dormida a los pies de mi cama, pero no me había movido ni un milímetro cuando se había sentado estirándose.
—¿Cómo durmió?
—Bien, gracias Vilma.
—No es anda mi señora, es lo menos que le debo, ¿Le preparo el baño?
—Descansa un rato, ya lo hago yo, se dónde está todo y no me tomara tiempo, necesito que también tengas fuerzas suficientes, eres mi único apoyo aquí.
—Solo deme una media hora, estaré lista —se acomodó entre las sabanas y se quedó dormida sin soltar la daga.
No fue necesario traer el agua caliente, solo basto con que metiera uno de mis dedos y la tina empezó a calentarse de manera rápida, me di un baño algo rápido, cuando salí del baño, Vilma estaba de pie en posición defensiva frente a algunos guardias y Zeliag.
Los ojos de Zeliag recorrieron mi cuerpo sin pudor alguno, la bata de seda se pegaba a mi piel húmeda, así que mi figura se notaba por completo.
—Se puede saber ¿Qué hace en mi habitación?
—Su juicio está por comenzar.
—Enseguida estaré lista, a menos que quiera que me vaya desnuda, por lo que veo a usted no le incomoda.
—Solo observo que fue lo que corrompió la decisión del nuestro señor, es una pena que tan hermoso cuerpo se pierda en manos de la muerte.
—Usted está muy seguro de que mi cabeza es la que rodara hoy, solo espero que no sea la suya en todo caso la que se pierda.
Salieron de la habitación sin decir nada, Vilma me ayudo a vestirme, sentía muchos nervios y la adrenalina recorriendo mi cuerpo, pero no dejaría que ese sujeto me viera débil ni nerviosa.
Como era de esperarse al salir de la habitación, una gran cantidad de guardias me seguía hasta el gran salón, no me moleste en pararme o que me esperaran, debían entender que yo soy la reina del inframundo y emperatriz del mundo terrenal, el collar en mi cuello empezó a brillar y un eco con la voz de mi señor se escuchó cuando llegue a la puerta del gran salón.
—Llámame...
—Mi señor, mi todo, venga a mí.
Abrimos las puertas del lugar una gran nube negra cubrió al palacio, el salón se llenó de cenizas y observe como unas enormes a las negras mostraban a mi señor sentado en el dónde iria el juez, apareció con la pierna cruzada posando su codo en la rodilla, sus ojos estaban rojos por la furia, todos se inclinaron hacia él.
—Entonces ¿Por qué estamos aquí?
Se les va a caer el canton!!!! Llego nuestro señor!!!! que nervios.
¿por que Ashla no beso a Hyunwong?
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