CAPÍTULO 31. "Sé que están aquí"
"Como si de una película de terror se tratase, dos estudiantes de la preparatoria central, fueron asesinados brutalmente dentro de su casa, se trata de Jeremy Gilbert y Brandon Johnson quienes contaban tan solo con 17 años de edad, los hechos ocurrieron esta noche, donde según el único testigo sobreviviente, un hombre de aparentemente 35 años ingreso al domicilio con una cámara go pro en la cabeza, y un arma, la cual detonó al ver a los menores.
Por ahora no podemos revelar la identidad del sobreviviente."
POV Shay.
Oh por Dios, rápido me puse de pie al escuchar lo que la reportera estaba diciendo, ella se encontraba afuera de la casa de James.
Tome mi celular rápidamente y mande un mensaje a ese grupo que habían creado.
Grupo: "Operación salvando a Hanna."
Shay: Acabo de ver las noticias, ¿Qué fue lo que pasó?
Taylor: ¿De qué hablas?
Shay: Jeremy y Brandon están muertos, lo acabo de ver en las noticias.
Rubí: ¡¿Qué?!
Shay: ¿Dónde está James?
Taylor: No lo sé, nosotras nos fuimos de ahí, estamos ahora mismo caminando hacia la dirección que nos arrojó la app.
Shay: ¿Irán por Hanna?
Rubí: Si, Shay, algunos de nosotros si tenemos corazón.
Shay: No pueden, ¿No están leyendo? Si el asesino fue tras Jeremy y Brandon, ¿Que les hace pensar que Hanna sigue con vida?
Taylor: No podemos dejarla ahí, no sabemos nada con seguridad, ya estamos llegando.
Shay: Maldita sea, por favor chicas, no entren ahí, van a morir.
***
—No puedo quedarme aquí con las manos cruzadas, tengo que ayudarlas —me levanté de la cama rápidamente, tomé mi suéter y salí de mi habitación.
Al bajar, mi madre se encontraba haciendo la cena, sin decirle nada, solo me fui, subí al auto y comencé a tratar de llamar a Taylor, cuando ella no me respondió, intenté llamarle a Rubí, pero tampoco atendió.
No sabía que hacer, no tenía ni puta idea de a donde es que se dirigían, no sé ni para que me molesto en querer ayudar, solo estoy aquí arriesgándome en vano, por personas que no merecen ni poquito la pena.
Detuve el auto apenas saliendo de mi calle, y tomé el celular, cuando estaba por escribir un mensaje en el grupo, un fuerte golpe en mi ventana me hizo cubrirme de los vidrios, pues este se había roto.
—¿Me extrañaste?
Mi corazón se aceleró y me quedé congelada cuando lo vi, estaba ahí parado fuera del auto, con un metal grueso había golpeado la ventana.
—Muévete, bella —dijo y yo rápido negué con la cabeza, intenté pisar el acelerador, pero aquel hombre tomó el volante, girándolo hasta estamparme con el primer poste de luz que había.
—¡Ayudaaa! —grité asustada.
Me crucé rápidamente al asiento del copiloto, abrí la puerta e intenté salir, pero el asesino me lo impidió tomando del cabello, y regresándome dentro del auto.
—¡Te vas a quedar callada o ahorita mismo te mueres, hija de puta!
Cerró la puerta y yo solo me quedé ahí sentada, viendo hacia enfrente, donde algunas personas estaban saliendo de la casa donde se encontraba el poste que había chocado.
—Shhh, te conviene quedarte callada, ya nos vamos.
Y así fue, el asesino comenzó a conducir conmigo a su lado, no sabía que hacer, no sabía cómo reaccionar, ¿Por qué mierda me tiene que pasar esto a mí? Yo solo quería ser buena persona y ayudar, pero ya veo que eso es una mierda, ayudar es una mierda, siempre debes ver solo por ti, debí hacer caso a todas las cosas que estaba pensando antes de salir de mi casa.
Mi mamá debió detenerme, debió decirme que no me podía ir, Dios, ¿Qué hago aquí?
***
POV Taylor.
Al entrar a la casa, pude sentir una mala vibra, y un olor asqueroso, parecía que alguien había cagado hasta los intestinos aquí, apestaba horrible.
—Debe estar en el sótano —Rubí habló muy bajo, para que así el asesino no nos escuchará.
Caminamos hasta la puerta del sótano, cubriendo nuestras narices, tomé la perilla y la giré, las escaleras estaban manchadas de sangre, y el suelo del sótano, también.
No había nadie, tan solo una silla en medio de la pequeña habitación, estaba llena de sangre, pero no había rastros de Hanna, ni de su celular, ni nada.
—¿Llegamos tarde?
Asentí mientras regresaba por las escaleras, no quiero pensar negativo, pero me parece que toda esa sangre es de Hanna, si no es de ella, ¿De quién más podría ser?
—Hay que irnos ya —mencionó Rubí, y aceleró su paso para salir de la pequeña casa, pero al abrir la puerta, la cerró de golpe, tirándose al suelo rápidamente.
Y supe porque había reaccionado así, unas luces de un auto estaban iluminando la mayoría de esta pocilga, era un asco.
—¡Es él!
Escuché como azotaron la puerta del auto, y unos segundos después lo vi abriendo la puerta, su cara no mostraba nada mas que satisfacción, incluso parecía estar muy feliz.
Venía con alguien más, la venia jaloneando de las manos, ¡Oh por Dios! Era Shay, ahora ella tenía las manos amarradas, parecía que había llorado, pues sus mejillas estaban muy rojas y sus ojos llorosos.
—Si te preguntas que fue de Hanna, ella está muerta, me di cuenta del engaño gracias a Rubí, gran chica, la muy estúpida se puso a contarme que ya sabía todo.
—¿Por qué? ¿Por qué lo haces?
—Diversión y dinero, las personas enfermas los aman.
No entendía a que se refería, y el asesino ya no dijo nada más, solo caminó hasta el sótano, abrió la puerta y lanzó a Shay por las escaleras.
La escuché quejarse del dolor, pero no hice nada, solo me quedé escondida tras la barra de la cocina.
—Sé que están aquí.
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