Hurley tiene que recurrir a todo su entrenamiento militar para no dejar traslucir la sorpresa que le produce ver salir a Dylan y a Thomas juntos del restaurante. El rubio hablando animado mientras trata de colocarse el traje y el moreno simplemente observándolo en silencio. Más que acabar de salir de una pelea, parece que se acaban de dar un revolcón. Menudo cuadro. La sorpresa es aún mayor cuando se dirigen al coche y Dylan le abre la puerta de atrás, invitándolo a entrar con el gesto.

- Muchas gracias, apuesto secuestrador - contesta Thomas mientras entra en el coche.

Dylan carraspea en apariencia molesto, pero a Hurley no le cuesta adivinar que, en realidad, está muy desconcertado. Bueno, ya pueden hacer cola.

- ¿Nos vamos?

- Eh... sí, claro.

Al llegar al centro de operaciones la reacción de todos los que se encuentran es sumamente parecida. A pesar de tener los ojos tapados, Thomas no deja de hablar con Dylan que solo le responde con gruñidos que el rubio interpreta libremente.

- ¿Crees que algún día podremos salir? - pasan a la sala de interrogatorios donde me quitan la venda y toma asiento al otro lado de la mesa.

- ¿Qué?

- Ya sabes, tener una cita.

- Creo que podría perder mi trabajo sólo con estar barajando la posibilidad - masculla, sentándose enfrente del rubio.

Thomas se guarda el apunte de que eso no es una negativa.

- Sería una pena - apoya la cara en una mano para observarlo.- Se nota que lo disfrutas. Tenía una leve sospecha, pero creo que bastante acertada sobre quién podrías ser: el famoso heraldo de terroristas.

- Un término curiosamente antiguo.

El rubio se encoge de hombros.

- Te pega - calla el dato de que la primera persona que lo llamo así fue él.

En ese momento entra Hurley y Thomas se calla componiendo una expresión facial totalmente hermética. El marine los observa de hito en hito pasando de uno a otro, no parece que vaya a ser necesaria la tortura, pero debe asegurarse.

- No sé qué rollo os traéis vosotros dos y la verdad es que no me interesa el carácter ilícito de esta relación.

Dylan abre la boca para protestar, pero la cierra cuando Hurley alza la mano.

- ¿Debo deducir que estás dispuesto a colaborar?

Thomas aparta los ojos de Dylan y analiza a su otro interlocutor. Definitivamente, prefiere al moreno cuya mirada es más parecida a la de un animal herido que a la de un depredador. A pesar de la furia con la que siempre lo han descrito aquellos pocos que sobrevivieron a un encuentro con él. Y Thomas está bien enterado de ello, por supuesto, porque ser el hijo de un terrorista tiene ciertos privilegios y la información es uno de ellos.

- Puedo intentarlo - se encoge de hombros, respondiendo por fin.

Hurley y Dylan intercambian una mirada desconfiada.

- Hay algo que debéis entender sobre mí - pone las manos sobre la mesa y juguetea con las esposas que le pusieron en la entrada.- Siempre tenéis la opción de creerme o no, pero no obtengo ningún beneficio mintiendo.

- ¿Por qué?

Thomas sonríe, pero no responde. Los ojos de Dylan siguen clavados en él y le encanta.

- Soy un superviviente - declara.- Si queréis que haga algo lo haré, si mi padre quiere que haga algo lo haré también. Si ambas peticiones entran en conflicto, igualmente las haré.

- Eso no tiene sentido - inquiere Hurley.

- Lo tiene para mí y debería ser suficiente para vosotros. Estoy vivo así que deduzco que queréis información. Haced las preguntas adecuadas y las responderé todas.

Dylan cruza entonces las manos y echa el torso sobre la mesa, observándolo intimidante.

- ¿Por qué tenemos que creerte?

- Porque no tengo nada que perder.

- Si nos traicionas te matamos, si traicionas a tu padre te mata.

Pero Thomas sólo vuelve a sonreír.

- Dylan te encargas del interrogatorio - le deja una carpeta.- Empieza con esta batería de preguntas, según avances puedes intercalar alguna más. Nosotros lo estudiaremos desde el otro lado - el asesino profesional asiente con la cabeza.- Ah, y... recordad que hay cámaras - deja caer de forma tan insinuante que Dylan lo taladra con la mirada y Thomas sonríe burlón.

Acto seguido, los deja solos.