Mientras van de camino en el coche, Dylan llama a Kennedy para que vaya preparando todo lo necesario para Thomas. Sabe que, no teniendo conocimiento sobre quién es inmune y quién no, el único que puede permanecer cerca del rubio sin la protección adecuada es él por lo que van a tener que aislar toda la enfermería y desalojar todo lo posible el edificio. Al menos, hasta que consideren que tienen El Destello bajo control.

A su lado, Thomas oscila entre la consciencia y la inconsciencia acurrucado en el asiento. Dylan lo ha tapado con una manta antes de poner el coche en marcha. Y mientras su mano izquierda maneja el volante, la derecha varía entre la caja de cambios y la mano de Thomas que cada vez está más fría.

Cerca de la base Dylan nota cómo la respiración de Thomas se vuelve cada vez más lenta. Asustado, le toca la frente. La temperatura corporal ha aumentado tanto que no puede ser sano. Aprieta el acelerador hasta el fondo para cubrir los últimos metros. Cuando aparca el coche sobre la acera ya hay un equipo médico con una camilla esperándolo.

- ¿Dylan?

- Apartaos - va hasta la puerta del copiloto y, con una delicadeza que solo ha mostrado ante él, saca al rubio en brazos y lo coloca sobre la camilla.

Los médicos comienzan a entubarlo mientras entran en el edificio y, aunque Dylan no puede diferenciar los que trabajan para la CIA de los que trabajan para CRUEL, no le importa. Cuando entran en la habitación que han preparado, un pitido en la máquina que monitoriza los latidos del corazón del rubio los pone a todos en alerta.

Dylan siente que su propia vida se le escapa.

- ¡Está entrando en parada, preparen el desfibrilador! 

Entonces, entran Hurley y Kennedy.

- Dylan, tienes que salir - Hurley lo coge por el brazo, pero el moreno lo empuja con la suficiente fuerza como para quitárselo de encima.- Dylan...

- No me voy a mover de aquí.

- Ellos necesitan trabajar y tú descansar - le dice Kennedy con suavidad, no queriendo ponerlo más nervioso.- Tu sangre ha funcionado en Hurley, seguro que en Thomas también lo hará.

- ¡NO ME VOY A MOVER DE AQUÍ! - grita, el equipo médico se detiene un segundo, asustado, pero enseguida comienzan a cargar el aparato para descargarlo sobre el pecho de Thomas.- ¿Queda claro?

- Está bien, tú mismo - levanta las manos en son de paz.

- Y vosotros - se vira hacia los médicos, todos aquellos que no se encargan de reanimar al rubio le ponen atención.- Más vale que lo salvéis o juro que os bañaré con su sangre y os encerraré para ver qué hace el virus en vuestros sistemas. A los que seáis inmunes os desollaré vivos y os obligaré a comeros vuestra propia piel, ¿ME HABÉIS ENTENDIDO? - todos asienten justo en el momento que el corazón de Thomas vuelve a latir con lentitud y Dylan jura que ese es el sonido más bonito del mundo.

El paso de las horas y la necesidad de que Dylan vuelva a donar más sangre demuestra que su terquedad, por una vez, es más que justificada.

- Te hemos sacado demasiada sangre, es probable que desarrolles algo de anemia por lo que vas a tener que seguir una dieta muy específica que te ayude a renovarla.

- Como si queréis sacármela toda - masculla, levemente mareado.

El practicante cuyo nombre lleva escrito en una placa en su bata, pero que no ha perdido el tiempo en leer, lo mira profundamente.

- ¿Es ese chico importante para ti?

Dylan despega los ojos pardos del cuerpo inconsciente de Thomas para clavarlos en el médico.

- Por tu forma de actuar y tu más que emotiva amenaza diría que sí.

- Eres un miembro de CRUEL.

- Sí, lo soy - admite, Dylan trata de incorporarse.- No te molestes, chico.

- Esto es culpa vuestra.

- Es posible - carraspea.- Pero también somos nosotros quienes lo vamos a salvar - Dylan lo mira.- Puedo asegurarte que lo salvaremos y dudo mucho que se sienta feliz si tú has muerto por quedarte seco. Así que te vas a quedar aquí comiendo algo que te suba la tensión y la glucosa en sangre. El rubio está estabilizado, solo toca esperar a que despierte.

- Si no lo hace... si Thomas no abre los ojos... cumpliré mi amenaza.

- Oh, lo sé.