II.- Juntas y Preocupación
Capitulo #2.- La Junta De Los Ancianos "La Preocupación De Joreryuu"
La mujer de cabellos naranja abrió los ojos con sorpresa, al notar que era Ryokuryuu quien se había detenido, sin embargo su extensión, Fekaryuu se encontraba de un lado a otro, como si revolotear a, algo que realmente la hizo fruncir el seño pues, ambos dragones parecían haber cambiado de lugar pues era Fekaryuu el mas tranquilo, mientras que Ryokuryuu iba de un lado a otro, era curioso pero preocupante. . .
"Uno se detiene y el otro avanza, además la fuerza de Ryokuryuu parece estar ida" tras ese pensamiento volvió a centrarse en el dichoso reporte que debían entregar los mellizos y quien se había convertido en su mejor amigo, Botan.
— ¿Siguen sin haber noticias de Seiryuu? — El hombre de avanzada edad lanzo una mirada a un par de jóvenes muy similares
— No señor, pero. . . hay rumores que dicen que el hombre de la máscara vive en los bosques fronterizos — Había un pequeño tono de inseguridad en el joven de rubios cabellos
— Joreryuu-sama, ¿sigue sintiendo a Seiryuu? — El anciano de cabellos ahora albinos miro a la joven esperando impaciente una respuesta
— Si. . . pero es Ryokuryuu quien me preocupa — su rostro indiferente hacia dudar a todos los presentes, ya que nadie sabía descifrar el brillo en sus esmeraldas.— acaba de detenerse y Fekaryuu está muy intranquilo.
Su semblante no cambio en ningún momento, sin embargo en sus ojos aunque indescifrable para la mayoría solo había seriedad y genuina preocupación por su semejante.
Pues de alguna manera ellos siempre sostuvieron a la de naranjas cabellos, ya que en sus momentos más difíciles en los cuales lo único que quería era cerrar sus ojos eternamente, les estaba realmente agradecida por ello, pues gracias a la calidez, tranquilidad y paz que le brindaban al sentir sus presencias, lograba continuar de pie. Y estaba segura de que no era la única que se sentía de esa manera.
Pues su mente comenzó a divagar, recordando la primera ves que su maestro le enseñó a rastrearlos. Aquella ves en la que descubrió que era posible querer tanto algo como su encuentro, y se asustó por que nunca que imagino que aún sin conocerlos ya había comenzado a quererlos.
— Ven tesoro, quiero enseñarte algo que descubrí cuando era pequeño — El de cabellos naranja opaco
— Te sigo papá, ¿tiene algo que ver con los otros?¿Cuando podré verles? — La pequeña de brillantes orbes esmeralda comenzó a correr un poco alrededor del adulto de cabellos opacos
— Woa, detén tus caballos un momento — mencionó el de orbes celestes para detener a la pequeña dragón, que terminó atrapada entre sus brazos
Aunque poco duro pues la acomodo en sus hombros para llevarla de caballito. La niña emocionada por el repentino cambio de altura exclamó. — ¡¡Ya soy grande papá!! ¡¡Ya crecí!!
— Así es tesoro — habló con dulzura para de repente saltar sorprendiendo a la menor que se aferró a sus opacos cabellos
— Pasajeros agarren se fuerte que será un viaje en carrera algo agitado — sin perder tiempo comenzó a correr, escuchando las risas de la niña que pedía ir más rápido
No tardaron mucho en llegar al centro de la aldea, en donde yacía imponente la mansión del Joreryuu, aquella que siempre resplandecía al llegar el alba. Pues resaltaba el cobre y la piedra de la cual estaba construida. Era un espectáculo digno de admirar pues parecía que la roca absorbía la luz, cuando el sol se ocultaba en el cielo, creando la ilusión de que es una casa de oro.
Una ves llegaron a la llamativa construcción se internaron en esta, el adulto de opacos cabellos bajo a la menor frente a una puerta de colores azules con la imagen de un dragón cuyos ojos resaltaban en la piedra, la de cabellos naranja brillante miro con emoción al adulto. Pues la actual Joreryuu por primera ves entraría a la biblioteca de la mansión, la cual había estado prohibida para ella.
El mayor empujo la puerta dejando ver que enfrente, en la pared estaba colocado un mapa enmarcado y debajo de este en el piso de madera un pequeño escritorio, la pequeña entro curioseando y admirando la amplia habitación observando las grandes repisas llenas de libros a ambos lados de aquel escritorio, parecía que estos estaban incrustados en la pared, del lado derecho había otra mesa sin embargo esta contenía mas mapas. La de cabellos naranjas avanzó cruzando el umbral de la puerta notando un par de sillones que se encontraban en el lado izquierdo.
Sin mucho esfuerzo se trepó a este, observando como el adulto tomo uno de los mapas y se sentó frente a ella. Colocando el mapa que apenas cabía en la pequeña mesa.
— ¿Tienes alguna idea de que haremos? — Pregunto el de ojos celeste observando con seriedad a la niña
— ¿Dibujar mapas? — esquivo la pregunta, pues al ver el lugar eso era lo único que venia a su mente
Sin embargo, no entendía por qué sus palmas comenzaban a sudar, comenzaba a tener nervios, ya que presentía de alguna manera que hablarían sobre sus semejantes.
— No, en fin, ¿recuerdas que te hable sobre la conexión entre dragones y extensiones? — La niña asintió con la cabeza, sintiendo como ardían un poco las palmas de sus manos y sus pies
— Bueno, este día te enseñaré a rastrear a los otros dragones — Los ojos de la pequeña se abrieron como si de platos de trataran, pues realmente no se esperaba aquello
El mayor guiño un ojo, para después cerrar ambos y murmurar algo que la niña de cabellos naranjas apenas logro escuchar
— Fekaryuu. . . esta en. . . Suiko, Reguryuu . . en Saika. . . Sakiryuu. .en Chi'Shin .— por cada nombre y lugar que decía, su mano la cual estaba sobre el mapa, hacia círculos en el centro de este, para después apuntar al lugar antes de decirlo.
A los ojos de la pequeña era un poco tétrico, sin embargo, sintió algo. . . cuando cerro sus ojos, pudo verlo, camuflados en la oscuridad total, ahí estaban. . . Los Shiryuu. . . o mejor dicho los guerreros dragones.
Lo único que lograba ver la de orbes esmeralda era pequeños destellos de colores moviéndose de un lado a otro, sin lugar fijo. Cuando escucho la vos de su maestro, como si de un rayo de luz se tratara en la oscuridad en la que se negaba a ser consumida.
— Tranquila, trata de seguirlos — el de opacos cabellos animaba a la pequeña dragón
Esta solo soltó un suspiro, concentrándose en la presencia mas cercana, siendo esta antigua y fuerte. . .
— Un dragón dorado. . . — la menor de cabellos brillantes se sorprendió al encontrarse susurrando lo.
Sin embargo, la dragón de cinco años no se detuvo ahí, pues muy cerca del antiguo dragón, se encontraba otro. . . más pequeño y joven el cual parecía usar su vista, para guiar el camino de ambos. . .
Aquella de orbes esmeralda volteo la mirada, notando a otro dragón, el cual no paraba de agitar su garra, al parecer buscaba a ciegas por los alrededores. . . "pobre" pensó la niña. . . Observando a lo lejos un destello verde, el cual no paraba de saltar.
Eso fue suficiente para que la pequeña descifrará que se trataba de Ryokuryuu. . . a pesar de solo verlo durante un minuto que suficiente para que la de cabellos naranja se mareara.
Por lo que dirigió su mirada a un pequeño destello de luz marrón, el cual se fue aclarando notando a un par de dragones jugando. Uno de ellos era mucho más grande que el otro que parecía perseguirlo. La de cabellos naranjas no tardo en notar que estos dragones debían ser el predecesor con el actual. La niña no lo noto sin embargo en sus labios se asomaba una pequeña sonrisa.
Pues no pudo evitar ver el parecido entre ella y Fekaryuu. . .
Un poco mas lejos, vio rocas callendo, como si alguien las destrozara, y fue ahí cuando sus ojos se posaron en otro dragón, o una luz grisácea como ella lo percibía, el cual por cierto parecía molesto.
Por lo que se concentro en otra presencia que desprendía un intenso brillo morado, el cual parecía pelear con algo invisible y un terrible sentimiento de terror, la de cabellos naranjas abrió los ojos sorprendida y sintiendo como por su espalda se deslizaban gotas de sudor frío.
Se sorprendió a si misma abriendo las puertas de la biblioteca y como en menos de un minuto ya estaba corriendo en dirección a las grandes puertas de cobre. . .
— Ryuu. . . Joreryuu-sama, ¿esta escuchando? — el anciano miraba impaciente a la joven de cabellos naranjas
— Mis disculpas, pero no le eh puesto ni el mas mínimo de mi atención, ¿podría repetirme lo que dijo? — Respondió bruscamente la menor, pues los recuerdos de aquella tarde no habían sido los mejores.
La mayoría de los presentes miraron asombrados a la joven, pues nadie hasta aquel momento se había dirigido de aquella manera al anciano Shaoran.
Aunque fuese casi imperceptible un varón de rubios cabellos esbozo una pequeña sonrisa, mirando a su amiga de la infancia, la cual le devolvió el gesto, girando los ojos divertida.
— Señorita, su desinterés por el reino de Kouka es claro, así que le pediré que se retire si no le importa — Soltó el anciano como si sus palabras fuesen veneno
— Veo que por fin se ah dado cuenta de lo obvio anciano Shaoran, no me interesa su estado o si habrá una guerra civil, siempre y cuando dejen en paz a los demás dragones, protegeré a Kouka de las invasiones de los reinos vecinos y ya si el rey no es capaz de hacerse cargo de los asuntos internos de su reino ese ya no es problema de la aldea naranja — La mirada de la joven de cabellos naranja parecía echar fuego, pues aunque nunca lo admitiría en voz alta, quería hacer exactamente lo contrario.
Sin embargo era detenida en la aldea por aquella promesa echa a su predecesor y a ella misma, la de ojos esmeralda creía que era mejor que el mismo reino de Kouka caminara por si solo, aunque todas las células de su cuerpo le decían que cruzara aquellas murallas de bronce y saliera al encuentro de los demás. Y en el camino eliminar a cualquier escoria que se atravesara en su camino, pues quería evitarles el sufrimiento de su madre.
Todas las miradas de la sala fueron a dar con la de ojos esmeralda, algunos la miraban con odio irracional, otros con sorpresa y solo una mirada celeste la vio con compasión.
"Perdona Botan, pero tu mas que nadie, sabes que no soy el juguete de nadie, mucho menos de ese anciano" con ese último pensamiento la joven abandono la habitación.
Una ves abierta la puerta, una pequeña brisa golpeo la cara de la joven de diesiseis años, la cual con la mayor frescura y tranquilidad a pesar de la reciente pelea, camino por el pueblo, admirando como los niños jugaban con sus padres y hermanos.
No tardo mucho tiempo antes de notar que ya se acercaba a las murallas de bronce, que al igual que la mansión de Joreryuu, era una vista hermosa de admirar.
Pues a pesar de ser un metal con muy poco valor parecía que era oro puro cuando el sol comenzaba a esconderse entre los árboles y aunque estos tambien camuflaban el resplandor de las puertas evitando a los curiosos, dentro de la aldea aun se notaba aquel resplandor. . .
Si bien su semblante permanecía indiferente por todo el trayecto su mente era un verdadero caos, ya que no tenía idea de que era lo que ocurría con ella. Tal vez eran las fechas y solo era nostalgia, eso era lo que quería pensar mientras caminaba a paso realmente lento.
La joven soltó un suspiro, frustrada por no saber que le ocurría estos últimos días, quizá era por que su periodo estaba cerca o probablemente por que se sentía abrumada debido a que tenía que hacer demasiadas cosas, pues aun no encontraba una solución para las pesadillas que estaba teniendo su hija menor, sin mencionar que poco le faltaba para comer sus uñas de los nervios al saber que el próximo grupo de bandidos que atacara, serían sus niños quienes le harían frente. Algo que después de un rato dejo de perturbar la pues, nada ganaba preocupándose por sus pequeños, en su lugar, estaba decidida a confiar en ellos.
Además de estar cansada de la hipocresía de los adultos de la aldea y de los demás guardianes, que aunque no le gustara aceptarlo, sabia que Botan no era honesto con ella, o tal ves estuviera pensando demasiado las cosas, era algo que ni ella sabia con certeza.
— Eh Raiko — La de cabellos naranja grito el nombre de su compañero
— Ah Joreryuu-sama, ¿se le ofrece algo? — El tono brusco que utilizo el castaño no paso desapercibido por la de ojos esmeralda
— Si, gracias por preguntar, baja de ahí, voy a cubrirte en lo que resta de tu turno — propuso o más bien ordeno la de orbes esmeralda ignorando la cara de sorpresa del castaño
— Pero, ¿no deberías de estar en la junta? — La desconfianza del de orbes miel era latente
— Tu lo has dicho, debería, pero siendo honesta no soportaba estar ahí un minuto mas — La de cabellos naranja le resto importancia al asunto
— Tan irrespetuosa como siempre — Susurro el de cabellos castaños mientras giraba los ojos en señal de fastidio
— ¿Entonces bajas o no? — La joven de orbes esmeralda solo le ignoro, solo deseaba estar un tiempo a solas en su lugar favorito
— Solo asegúrate de hacer bien tu trabajo — pidió este para dejar caer la cuerda para luego bajar por esta
— Y tu asegúrate de no dañar tus petalitos — Se burló la joven de diesiseis años mientras tomaba la cuerda entre sus manos y aprovechaba su aumento de fuerza para terminar de trepar el muro
Una ves que estuvo en el pequeño camino de roca arriba de la muralla no pudo evitar perder su vista en los hermosos árboles que protegían los muros de los curiosos, todas las hojas de esto de un hermoso verde, algo que la hizo recordar el pequeño suceso de la mañana.
Sin mas decidió hacer su trabajo y vigilar, pues aunque rara ves habían bandidos si había veces cuando estos lograban entrar a la aldea, algo un poco problemático a pesar de que la joven de naranjas cabellos conoce a cada miembro de su pequeña aldea.
El turno de la joven se dio por terminado con la llegada de dos jóvenes similares, los que habían estado anteriormente en la reunión, la de orbes esmeralda solo dejo caer la escalera de cuerda para ella saltar. Los mellizos solo fruncieron el seño en cuanto vieron a la muchacha, sin embargo esta solo los ignoro y se dirigió a la aldea, de vuelta a su mansión, siguiendo aquel resplandor dorado, el cual indicaba el descenso del sol.
Durante el camino se encontró con su rubio amigo, Botan con el cual mantuvo una pequeña conversación sobre lo ocurrido después de que ella saliera de la reunión. La de cabellos naranjas se entero de que el cumpleaños de la princesa estaba a la vuelta de la esquina, pues faltaba una semana. Además de que el general de la tribu del fuego estaba comprando armas ilegalmente, sin mencionar los rumores de la corrupción del puerto de Awa, la actual ubicación de Ryokuryuu, desde hacia un tiempo que lo había sentido por aquella zona.
Hace años cuando los informantes habían llegado con la información de un pirata volador no le fue difícil atar los cabos y a pesar de que la de orbes esmeralda no dijo nada, supuso que el molesto anciano tambien lo había descifrado.
La mujer de diesiseis años solo movió su cabeza de un lado a otro tratando de alejar esos pensamientos, debía concentrarse y llegar a su mansión antes de que sus chicos terminaran con sus entrenamientos a los cuales habia estado descuidando.
Con todo el sigilo que pudo abrió las puertas y se interno en la mansión, se guió por la decoración de colores para llegar al lugar que tenía de entrenamiento, en donde los encontró tomando un pequeño descanso.
Estos al notar la corrieron alegres a su encuentro, sin embargo los mayores Zhao y Xia notaron el cansancio y la fatiga de la muchacha y como esta apenas lograba mantenerse en pie, por lo que la enviaron de inmediato a la cama, aunque en secreto Lian y Bao prometieron llevarle algo de cenar mas tarde. A pesar de que la intención de los niños era buena, no sabían que solo provocarían más inquietudes en aquella mujer a la que más de uno la consideraba como su madre. . .
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top