I.- Joreryuu

Capitulo #1.- Los Sueños De Ouryuu "La Inseguridad De Joreryuu"

— ¿Por que estas llorando pequeña? — la amable voz de un joven resonó por el lugar

"¿A quien le pregunta?" La duda se instalo en la mente de la joven dragón que dirigió su mirada al dueño de aquella voz

Sorprendiendo se al ver a un chico un poco menor que ella de melena brillante similar a un rayo de sol y orbes marrones. Sin embargo un nuevo sonido llegó a sus oídos.

"¿Esos son sollozos? Espera, ¿cuando llegue aquí?" se pregunto de nueva cuenta al percatarse del escenario en el cual se encontraba

Era exactamente el mismo lugar donde su predecesor había muerto, odiaba ese lugar, puede que ya no se encontrará rodeada de cadáveres, ni sangre, a pesar de que ahora podría parecer un hermoso claro con unas bellas flores silvestres y unos árboles con unas hojas de un verde brillante, los aldeanos se habían esforzado por cubrir el hecho de que alguna ves hubo una masacre en aquel lugar.

— Estoy sola. . . No entiendo nada. . . Todos se han ido — Ahí fue cuando vio a su reflejo, con la misma edad que solía tener cuando el falleció.

La vocecita de la pequeña era algo que le rompía el corazón desde lo más profundo, aunque desconocía que no era la única a la cual le dolía aquello.

Era aterrador, por eso la joven de cabellos naranja odiaba estas fechas, en ves de seguir avanzando parecía querer volver a aquellos días junto con todos los chicos, Botan, Raiko, los mellizos y con su. . . ¿hermano? bueno da igual no importa cuanto la joven le imploré a los cielos volver a aquellos días en los que podía sonreír con todos.

— ¿Hay alguien que mencione tu nombre? — susurró apenas audible, los gentiles ojos del dragón amarillo parecían perdidos, mirando el amanecer en aquel claro. 

Aquellas palabras habían tenido un gran impacto en ella cuando era pequeña, inclusive en la actualidad ella se había aferrado a esas palabras, es curioso, ¿por que lo había olvidado?

"¿Hay alguien que mencione tu nombre?" esa frase permaneció en su cabeza hasta el momento de despertar de aquel inusual sueño.

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Ella lo admitía había tenido sueños raros casi siempre y la mayoría de ellos era con el dragón amarillo, a veces suponía que como parte de lo mismo necesitaban el consuelo el uno del otro, o también podría ser que ambos presentían cuando estaban mal y era una forma de apoyarse. Podrían ser demasiadas cosas, al final su predecesor no le había explicado a detalle eso de que los dragones y las extensiones eran parte de lo mismo o que los dragones bajaron a la tierra.

En fin lo mas curioso de todo era que usualmente recordaba los sueños que tenía con el, se suponía que los sueños se olvidabán al despertar ¿no?

Eso era lo mas curioso de todo, como sabia quien era el Ouryuu si jamás se habían visto, ¿o tal ves si?

"¿Quizá era muy pequeña para recordarlo?" Se pregunto la chica de cabellos naranjas.

— ¡¡Despierta!! — Golpeo sus mejillas para olvidar esos raros pensamientos

"Necesitó concentrarme" pensaba una y otra ves la joven que de milagro había logrado dejar su cama y darse una ducha aunque eso no ayudo mucho ya que esas imágenes con Ouryuu volvían una y otra ves. . . .

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— Mamá, ¿que hay de almorzar esta ves? — Una niña curiosa asomó su cabeza por la puerta de la cocina

Aquella es la más joven de sus siete aprendices, Yui

— Pues lo usual, sopa de mizo, pescado asado, fruta picada y leche — Contesto la joven dragón mirando a su aprendiz con una pequeña sonrisa, mientras apagaba el fuego

— Pero cuéntame, ¿como dormiste Yui? — la mayor miro por unos instantes a la niña de cabello azabache, mientras seguía poniendo la mesa para ella y sus siete aprendices

— No muy bien, pesadillas. . . otra ves — Respondió la menor torciendo sus labios en una pequeña mueca mientras recordaba a la bestia verde que apareció en su sueño

— ¿Que hizo esta ves? — Pregunto la joven de cabellos naranjas frunciendo ligeramente su seño, si algo detestaba era que lastimaran a sus bebés, aún si era un simple sueño.

— Te llevaba. . . — la pequeña desvío la mirada de la mayor, mientras que esta se perdía en sus pensamientos ante la declaración de su hija más pequeña

Por que si bien ella era demasiado joven cuando tomó bajó su manto a los pequeños que quedaron huérfanos en el último intento de invasión, eso no le impidió amarlos, más que a su propia vida.

Aunque estas situaciones eran difíciles para la dragón naranja, ya que era conciente de que su tiempo de vida era mucho más corto que el de un humano normal. Y estaba conciente de que la menor quería escuchar que se quedaría al lado de ella, al igual que sus hermanos, que crecerían juntos, se enamorarían y le darían nietos, que vivirían felices.

Sin embargo para la joven madre le era más doloroso llenar la cabeza de su nena más pequeña con falsas esperanzas prometiendo le cosas que sabría que era incapaz de cumplir.

Ya que no olvidaba que pronto seria su décimo séptimo cumpleaños, no faltaba mucho para que naciera el próximo Joreryuu, tenía unos ocho años mas o menos. Además de que el momento que más le aterraba se acercaba pues debía de sacar a sus niños para que estos comenzaran a poner en practica lo que han aprendido ya que estos serían los futuros guardianes de la aldea. . .

"Tantas cosas que hacer en tampoco tiempo, y es que ni siquiera sé si tendré el coraje para ver cómo se dirigen hacia ellos con armas" Pensó con dolor, para alzar sus orbes esmeralda que habían quedado ocultos bajo su flequillo.

La imagen frente a sus ojos le partió el corazón, Yui la más pequeña de sus siete niños se encontraba haciendo un admirable esfuerzo para evitar que las lágrimas ya acumuladas en sus ojos caoba salieran.

— Se que no soy la mejor para prometerte que siempre estaré a tu lado, pero. . . — de manera tranquila termino de poner la mesa. — si algún día, me marcho del mundo terrenal, puedes estar segura que aunque no esté a su lado físicamente, voy a protegerlos y a velar por su felicidad. 

La menor no resistió el impulso, corrió a abrazar a aquella que consideraba su madre y protectora, había sido una suerte de que esta ya había puesto la hoya con la comida en la mesa pues ahora nadie la veía y podía dejar salir a flote sus verdaderos sentimientos, aunque cuando se trataba de sus niños nunca les negó nada, así ella tuviera un semblante indiferente, sus jóvenes aprendices sabían interpretar su mirada que les decía todo y nada a la vez.

En ningún momento dudo en corresponder al abrazo de la menor, quien en un segundo ya la tenía en brazos con su cabeza oculta entre la curva de su hombro y cuello sintiendo como este se mojaba. . .

— Tranquila Yui, aunque no esté físicamente, me quedaré en tu memoria — Tranquilizo a la azabache mientras que acariciaba sus lacios cabellos con su mano derecha

— Perdona, se que soy molesta — se separó un poco para poder mirar a aquella que la crío desde que tenía memoria

A la joven dragón le hubiese gustado poder mostrar sus sentimientos de esa manera, pero ella era la actual Joreryuu la protectora de esta aldea por lo que sus sentimientos eran una distracción sin embargo, nadie la miraba ahora, la única presente era una de sus protegidos así que. . . ¿Estaba bien?

Puede que al igual que su pequeña niña lo hiciera por impulso pero esta se acerco a la de ojos caoba tanto que ambas escuchaban sus respiraciones y junto sus frentes, la azabache estaba sorprendida y la pelinaranja llevaba una gran sonrisa en su rostro, algo que dejó a la menor sin palabras.

— Podrás ser de todo, pero no eres molesta — mencionó la joven de orbes esmeralda. — Sabes, el llorar no representa debilidad, solo significa que llevas mucho tiempo siendo fuerte

Sin quitar la tranquila sonrisa, acarició las mejillas de la menor, secando así sus lágrimas.

— Será mejor que llames a los demás, que se hará tarde para su entrenamiento — Dice la mayor con un poco de tristeza al no poder abrazar nuevamente a su pequeña hija

"¿Por que se sintió eso como una despedida?" desde que su madre la bajo de sus cálidos brazos, Yui no podía quitarse ese pensamiento sin embargo fue a llamar a sus hermanos antes de que estos se despertarán y armaran un espectáculo por que empezaron el desayuno sin ellos.

La pequeña azabache no tardo mucho despertando a cinco de sus hermanos, mas bien batallo con despertar al perezoso Yeun, a pesar de que poco tiempo después sus hermanos mayores, Bao y Fai terminaron cargando entre los dos al holgazán. . .

Usualmente se hubiesen topado con la dragón en la cocina, sin embargo en su lugar encontraron una nota que a más de uno le disgusto, pues hacia unas semanas que ya no podían tener un desayuno en familia:

"Perdonen, eh olvidado que hoy llegaban nuestros informantes por lo que me retire mas temprano de lo normal, ¡No olviden su entrenamiento! Zhao te dejo a cargo, ya sabes que hacer.

- Joreryuu A."

Cada uno de los siete jóvenes, se frustraron a su manera, esta ya seria la séptima ves que los dejaba y conociendo a la joven de ojos esmeralda no llegaría hasta el anochecer o si los cielos estaban de su lado llegaría antes del ocaso.

— Parece que otra ves estaremos solos — Menciono dejando salir un suspiro Xia, la segunda mayor de los aprendices, mientras se dirigía a tomar asiento

— Nombre enserio, si no dices ni cuenta — Lian en su frustración dejo caer bruscamente un plato, ya que odiaba el hecho de que su querida madre se sobre exigiera con simples trabajos que podrían ser llevados a cabo por los ancianos de la aldea

— Cálmense que el desayuno se va a enfriar y no tengo ganas de ponerla a calentar otra ves — Intervino el mayor, Zhao antes de que sus hermanas comenzaran una pelea, aunque el aprovecho ese pequeño momento de distracción para tomar el pedazo mas grande de pescado

Mientras que el desayuno de los hijos de la dragón transcurría de manera tranquila y un poco aburrida, la joven de cabellos naranjas se encontraba corriendo por la aldea, esquivando personas y algunas casas, mientras rogaba a los dioses que llegase a tiempo a la reunión que tenía con los ancianos inclusive la muchacha de ojos verdes se encontraba aprovechando su aumento de fuerza, ya que al ser la extensión de Ouryuu, una parte de su cuerpo era dotada de la misma fuerza que la pierna de Ryokuryuu y el brazo de Hakuryuu, por lo que para su suerte esta fuerza se encontraba en la planta de ambos pies, por lo que esta era capaz de correr a velocidades sobre humanas, a diferencia de su predecesor que este llevaba aquel aumento en todo su abdomen, lo que le hacia imposible a sus enemigos apuñalarlo ya que su piel era tan fuerte como el acero. . .

"El era el candidato perfecto para seguir y proteger a Hiryuu" pensaba mientras de un borrón veía todo pasar conforme corría, hasta que cayo en cuenta de que ya se encontraba cerca de la casa de el anciano Shaoran, la chica apenas logro detenerse para después casi caerse de no ser que logro estabilizarse a tiempo, en fin esta se sacudió rápidamente para después abrir la puerta y observar que efectivamente era la única que faltaba.

Los presentes en la casa del anciano no esperaron mucho para lanzar sus miradas reprobatorias a la doncella de cabellos naranjas, y como es costumbre esta les lanzo una mirada retadora, demostrando esa impulsividad que la salvo varios años antes.

— Como ya todos estamos aquí presentes, podemos dar inicio a la primera reunión de este mes — Shaoran hablo con tanta tranquilidad y lentitud, que aumento las ganas de dormir de la dragón de ojos esmeralda

Sin embargo, cuando esta cerro sus ojos, involuntariamente busco a los demás, era algo que la joven hacia habitualmente, pues le gustaba sentir la calidez que desprendía la presencia del dragón amarillo, la cual se sentía antigua y muy fuerte, debería resultarle intimidante, pero para la joven de naranjas cabellos era mas bien tranquilizante y cálido, se concentro en el, sin embargo algo la inquieto. A lo lejos un dragón adulto, aunque menor a Ouryuu, se había detenido abruptamente. No podía ser Seiryuu, pues su presencia hacia años que estaba pegada a la de Ouryuu, la presencia de Sakiryuu seguía estando en Chi'Shin, combatiendo o entrenando. Reguryuu por otro lado parecía destrozar las rocas, en algún lugar de Saika. Hakuryuu como siempre en las montañas, sacudiendo su garra, buscando ciegamente por los alrededores, en opinión de la de orbes esmeralda era patético.

Los ancianos y los jóvenes informantes estaban tan centrados en aquella plática, que ni siquiera notaron cuando la joven de cabellos naranja parecía sorprenderse. . . .

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