❛02❜

―Capitulo 2: ¿Me extrañaste?

—Supongo que, como todos los que llegar aquí, buscas alguna especie de respuesta sobre este mundo..—Comienza a hablar él sombrerero caminando lentamente con la frente en alto y sus manos detrás de su cuerpo.

Asiente con la cabeza y dos hombres se acercan a una de las paredes y poco a poco comienzan a empujar revelando un espacio detrás haciendo más amplio la habitación. Lo que resaltó de inmediato fue un cuadro enorme con las figuras de todas las cartas del póker.

—Estas son las cartas que tenemos.-Señala las que estaban tachadas con una cruz roja—Y estas las que no.—Exclama burlón por la obviedad señalando las que no estaban marcadas.

No pudo evitar mirar de reojo. El chico de sudadera blanca se había colocado a su lado manteniendo sus manos dentro del bolsillo. Aunque el platinado se mostró indiferente y no le dió la más mínima atención porque, a diferencia de ella, su enfoque estaba en las palabras del sombrerero. Por alguna extraña razón Kyomi sintió su corazón latir, la fragancia del chico le resultó ciertamente familiar.

Su distracción le costó no haber escuchado las palabras del hombre. Miró nuevamente la gran tabla frente a ella y frunció el ceño percatándose de que ella poseía las que les faltaban.

De su mochila sacó su cajita y todas las miradas fueron directamente a ella cuando carraspeo su garganta.

—Podría tener algo que te interese.—Interrumpió Kyomi al sombrerero con una sonrisa arrogante mostrando el objeto en su mano.

—¿Si? Pocas personas logran poseer algo que me interese—Sonrió ladeante el sombrerero.—Por favor Muestrame.

Kyomi sacó las dos cartas que aún no estaban tachadas en el tablero; el AS de picas y diamante.

El sombrerero se quitó los anteojos con lentitud asombrado por la carta y, al igual que todos los presentes, observaron a Kyomi en silencio; sorprendidos.

Incluso el chico a su lado mostró repentina interés parandose incluso más derecho creyendo imposible que esa niña, que parecía tan frágil, pudiera conseguir dos cartas sumamente difíciles.

Las cartas de As eran raras, todos creían que porque eran prácticamente un "Uno" eran cartas extremadamente fáciles.

Hasta que una vez solo uno de los residentes de la playa apareció con vida con la carta del As de corazones en su mano descartando rápidamente esa idea sobre esas cartas, el residente murió dos días después de su llegada. No había soportado lo traumático de aquel juego y se quitó la vida en pleno Hall.

—Imposible...—Exclama Niragi intentando arrebatarle las cartas sin embargo Kyomi fue más veloz y lo esquivó.—Seguro tuvo que mostrarle las tetas alguien para poder robarselas.—Carcajeó pero sólo su risa se escuchó en la habitación.

—No me subestimes, idiota. Y si tienes un poco de aprecio por tu asquerosa vida sugiero que cierres la boca.—Kyomi le lanzó una dura mirada a Niragi para luego mirarlo con superioridad cuando quiso hablar pero recibió una advertencia de Aguni—En fin, ya que el perro dejó de ladrar estoy lista para hacer un trato, sombrerero.—Kyomi sonrie con egocentrismo llevando su mirada nuevamente al mencionado.

Ella tenía el poder en ese momento y por un instante todos los hombres se tensaron ante la sorpresa por el atrevimiento de la joven.

El chico de sudadera blanca sonrió internamente, la chica había llamado su atención y no sólo por su inteligencia, si no que él la reconoció apenas había entrado a la habitación.

Reconoció a su ex colega, aquella amiga con la que se besuqueaba y cogía en los baños de la Universidad de medicina. Claro, él había cambiado lo suficiente para que Kyomi no pudiese reconocerle en cambio la pelinegra seguía igual de atractiva a los ojos de él.

Rápidamente Chishiya quitó esos pensamientos de su cabeza y volvió a enfocarse.

Sabía que la chica sería una buena aliada aunque no debía de arriesgarse en demasía, debía saber dónde estaba su lealtad después de todo Aguni era su tío, un militar muy fuerte. El platinado sabia que él buscaba el dominio de la playa y que éste lugar pronto se iría al carajo, solo era cuestión de tiempo.

Debía hacerla su aliada, sea como sea.

El sombrerero le hizo un ademan al resto de los presentes sin quitar los ojos de la pelinegra.

—Retirense.—Exclama y todos le obedecen.

Kyomi y el chico de cabello ligeramente largo y blanco conectan sus ojos un momento. Por alguna razón la vista de ella bajó a los labios de aquel chico y lo vió hacer una mueca, aquella mueca tan característica de una sola persona.

ChishiyaSu nombre se le vino a la cabeza y abrió los ojos con sorpresa.

Pero al momento que reaccionó ya se encontraba sola en la habitación con el sombrerero y las dos chicas del principio.

Kyomi miró a la chica que no llevaba lentes y esta sonreía casi psicópatamente en su dirección.

—Ven. Siéntate.—Le sonrió ligeramente.

Ella se acercó y terminó sentándose frente a él para comenzar hablar.

—Sombrerero...

—Takeru Danma—Se presentó el hombre—Ellas son Mira y Ann—Presentó a las otras dos chicas.

—Takeru—Inició nuevamente Kyomi mirándolo con seriedad ignorando las otras presentaciones— Explicame tus condiciones y te diré lo que quiero a cambio. Pero antes responde ¿Por qué quieres las cartas?

—Directo grano—Ríe levemente recostandose en el sillón.— Bien. Tienes cartas que me interesan y también tú me interesas, no es fácil conseguir a alguien con tus dotes por aquí.

—No me conocés.—Le interrumpió de inmediato Kyomi con el ceño fruncido.

—Pero si a tu tío y a tus hermanos.—Le sonrió— Y se que tú eres aún más extraordinaria. Conseguiste dos cartas de AS, no me queda duda que lo que digo es cierto.

—¿Para que las necesitas?—Repitió rodando los ojos. Sabía que sólo la halagaba para intentar manipularla psicológicamente.

—Como verás, una sola persona no puede conseguir 52 cartas. Es por eso que todos nos unimos por algo en comun. Si conseguimos todas las cartas...—Extiende su brazo en dirección a la gran tabla.—Una persona tendrá la oportunidad de irse, ese es nuestro objetivo en la playa.

Aquello dejó helada a Kyomi.

—¿Solo una persona? Como sabes todo esto..

—No puedo revelarte esa información pero es de una fuente muy confiable. Un visado, un país, una forma de volver.

Kyomi desconfiaba de cada palabra que decía el sombrero, sabía que ocultaba algo más oscuro y perverso. Pero su expresión se mantuvo neutra, no dejaría que él la leyera.

—Es por eso que creamos esta organización en este lugar.—Mira sonríe de forma bastante siniestra para Kyomi. La mujer no le dió buena espina.

—¿Como obtienen energía?

—Combustible—Respondió con precisión Ann.

—¿Y el agua?

—Reutilizamos el agua de lluvia—Volvió a responder la chica de pelo corto acomodando sus gafas.

Eso si sorprendió a Kyomi, tenían todo perfectamente cubierto.

—Vaya...—Dijo con sincera sorpresa. En verdad no esperaba aquello—Objetivo simple, juntar y reunir todas las cartas.

—Entonces, ya respondido todas tus dudas te diré las reglas de esta maravillosa playa utopica—Da un aplauso el sombrerero para llamar la atención.—Seré breve. Regla número uno—Levanta su dedo indice con una sonrisa en su rostro— Siempre usar traje de baño, si usas traje de baño no puedes esconder armas. Podrás tener todo el sexo que quieras, beber hasta perder la consciencia, disfrutar de la vida.—Carcajea divertido cuando Kyomi hace una mueca—Reglas número dos, bonita—Ahora levanta el dedo del medio- Todas las cartas pertenecen a la playa, los que hayan contribuido con más cartas tendrán un rango más alto y una vez que la primera persona vuelva las cartas repetidas le darán la posibilidad a otras para volver—Se puso serio cuando levantó el tercer dedo.— Regla número tres, muerte al que sea un traidor.

El sombrereo y Kyomi se miraron en silencio hasta que la pelinegra rompió el contacto visual para sacar todas sus cartas que poseía y volvió a sorprender al sombrero.

Las cinco cartas que Kyomi tenía en sus manos ninguna estaba tachada en el tablero.

—Crei que solo tenias...—Susurró mirando las cartas y volvió a ver a la joven.— Brillante.

—Aceptó tus condiciones. Ahora escucha las mías.—Hace una pausa para enderezarse. El sombrerero se mostraba realmente interesada por ella— Primero, me iré y volveré de la playa cada vez que quiera, si salgo de aquí por cada 48 horas que pase fuera y no vuelva tendré que traer una carta de lo contrario podrás matarme.—Debía ser lista, exigir sus deseos y hacerle creer al hombre que él seguía teniendo el poder le daba una buena vista para conseguir su confianza—Segundo, por mis cartas y por las que traeré quiero un rango alto y tercero quiero protección a mi hermanos fuera y dentro del juego, ellos no jugarán a menos que sus visados esten por expirar y yo iré con ellos.

El sombrerero pensó y sonrió. Ambos se levantaron de sus asientos y el hombre la guió hasta la mesa en donde de un cajón sacó una llave.

—Tenemos un trato entonces.—Exclamó el sombrero entregándole una pulsera que servía como llave y Kyomi le entregó con su otra mano las cartas mientras tomaba las llaves.

Observó el número y vió el número 8.

—Bienvenida a la playa. Ann lleva a nuestra nueva residente a su habitación para que pueda cambiarse.

Ann asiente y le hace una señal con la cabeza a Kyomi para que la siguiese.

—¡Disfruta tu estancia! —Gritó entre risas el sombrerero a sus espaldas y luego la puerta se cerró.

En silencio Ann guió a Kyomi hasta donde sería su habitación.

—Mi cuarto es el número cinco, búscame si necesitas algo. Todo lo necesario está en tu habitación.—La chica le sonrió levemente quitándose los lentes y se marchó.

Kyomi entra a su cuarto y cierra con seguro la puerta.

Mierda su corazón latía con rapidez, le daba mala espina todo en ese lugar pero antes de hacer algo debía conocer en profundidad los secretos de la playa y que el líder confiara en ella para así ver a lo que realmente se enfrentaba e idear un plan.

Regla número uno: Usar traje de baño.—Recordó.

Rodó los ojos cuando abrió el armario y se encontró con miles de bikinis que para nada era gusto de ella, exponían demasiado su cuerpo.

Le dolió la cabeza con solo pensar en los bikinis y decidió tomar un rápido baño. Cuando en agua comenzó a resbalar por su cuerpo ella suspiró, lavó su cuerpo y por fin pudo volver a oler bien.

Finalmente se seca con la toalla y enreda esta misma sobre su cuerpo para volver a iniciar la búsqueda de un bikini decente.

Se observó en el espejo con el traje que de todos le era fiel a su estilo y no mostraba excesivamente su cuerpo. Agradeció que, entre todos los bikinis de fina tela, encontró aquel short y aquel rompeviento que servía para cubrir un poco su parte superior.

Se peinó con sus dedos para desenredar su cabello y se puso su campera dejándola abierta para luego salir de la habitación dispuesta a buscar a sus hermanos.

Cuando estaba cerrando su puerta una voz a sus espaldas la hizo estremecer.

—¿Me extrañaste?

—Chishiya...—Susurró más para ella misma que para él y lentamente volteó a verlo.

Su corazón latió por los recuerdos que poco a poco llegaban a su mente. Las escapadas, los suspiros, los gemidos ahogados, los besos en su cuerpo y luego la mirada de Kyomi se oscureció.
Recordó también las mentiras del, ahora, platinado. Cuando la ilusionó y luego le rompió el corazón.

—¿Que chica podría extrañar a a un idiota mentiroso?—Responde con ironía la pelinegra y cuando se voltea camina de inmediato para alejarse de él.

Pero Chishiya fue más rápido y se puso frente a ella obligándola a levantar la vista.

—¿Tú?—Le responde juguetón con una sonrisa ligeramente divertida.

El chico levantó su mano dispuesto a acariciar la piel de la joven pero antes de que Chishiya pudiese tocar la mejilla de Kyomi ésta lo toma de su muñeca y evita que lo hiciera.

—No te atrevas a tocarme.—Gruñó Kyomi soltando agresivamente la mano de Chishiya y éste levantó sus manos en forma de "rendición" Con una estúpida mueca burlona en su rostro.

Aquella estúpida mueca burlona que odiaba y amaba Kyomi.

—Bien, no lo haré. Sólo que ha pasado tanto tiempo y los recuerdos...

—Eso son, recuerdos.—Exclama fríamente intentando no mirarlo a los ojos.—Ahora, consigue a otra persona para manipular y no me molestes, Chishiya.

Kyomi choca sus hombros con el platinado antes de seguir su camino aún con su corazón latiendo con rapidez.

Por otra parte Chishiya se quedó congelado en su lugar, pensativo.

Las palabras "Consigue a otra persona para manipular" Quedaron en su mente.

—Esto va a ser más complicado de lo que crei.—Susurró y, por primera vez, dudo por un instante si realmente seguir con su plan.

Kyomi sin duda era incluso tan inteligente como él—Pensó.

Sin embargo, el lenguaje corporal de la chica lo hizo sonreír ligeramente de lado. Ella evitaba verlo a los ojos, su respiración se hacia ligeramente más irregular lo que provocaba que separase levemente sus labios y también buscaba distancia de su cuerpo símbolo de nerviosismo.

Chishiya conocía lo suficiente Kyomi para saber podría ser muy inteligente pero de ambos ella era la más débil sentimentalmente y él usarían eso a su favor.

—O quizás no tanto.—Torció una sonrisa y caminó dispuesto a seguir a la pelinegra.

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