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Arthur es el tipo de...

Es el tipo de amante que en su primera vez juntos, tendrías la tarea de guiarlo en todo.
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Atención: este shot posee Lemon, contenido +18. Si no te gusta o te sientes incomodx con este tipo de temas, puedes obviarlo, estas en tu derecho y quedas advertidx.

Pd: es mi primer Lemon, tal vez no sea muy bueno, estén consientes de esto.
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Amabas a Arthur, Amabas lo dulce que podía ser y amabas que te protegiera de aquella manera tan tierna.

Pero sobre todo amabas su inocencia.

Aunque aveces sentías que lo profanabas; y ese día, era el mejor ejemplo de esto.

Un día nuevo iniciaba, era un día común a excepción del intenso sol que irradiaba ese día en especifico, por lo que un chico que se encontraba entrenando con su característica armadura se quejaba mientras limpiaba un poco el sudor de su frente.

-Entrenar bajo este sol ardiente si que es agotador- habló Arthur para luego soltar un suspiro.

-Tomemos un descanso. Quitate esa pesada armadura y ve a tomar un baño, le diré a Ban que prepare el almuerzo- le dijo Meliodas, mientras sostenía una espada de madera.

Arthur, agotado por el calor, decidió hacerle caso al capitán de los siete pecados y entro a la taberna para poder refrescarse.

Finalmente, Arthur accedió al cuarto de baño solo con una toalla en su cintura, pero tan perdido estaba en sus pensamientos sobre como mejorar su resistencia y habilidades que no se percató que alguien ya lo estaba ocupando.

Así es, eras tu.

Arhtur alzó la vista y tu te giraste al sentir que alguien te observaba, dando el choque de miradas entre ustedes.

-Arthur?!- exclamaste al ver que tu enamorado te miraba desnuda, sin embargo, Arthur perdido aún en sus pensamientos, con simpleza se volteó ignorando el hecho mientras se acercaba a la salida del cuarto de baño.

-Disculpa Tn. No sabía que te estabas bañando, v..volveré más tarde- habló mientras caminaba a la salida.

Te quedaste en shock un rato viendo el actuar del ojivioleta.

En ese preciso instante te vino el recuerdo de aquel viaje al rio, hace un par de años, cuando Arthur vio tu cuerpo desnudo y había tenido un derrame nasal.

-Por qué Arthur no reaccionó igual o mas sorprendido, si en todo este tiempo mi cuerpo ha madurado?-pensaste observando la espalda amplia del rey de Camelot y demás cambios en su cuerpo, por lo que, enojada, sabías que hallarías la respuesta solamente en la oportunidad que había creado Arthur al entrar al baño.

Entonces reaccionaste, antes de que el pequeño rey abandonara la habitación.

-Detente Arthur- hablaste con una voz de sugerente, mezclada con un tono de amenaza.

El pequeño rey se detuvo, sin voltear a verte, temblaba al pensar que te habías enojado… como aquella vez.

-Qué ocurre Tn, ya vas a salir?- hablo nervioso, mientras trataba de no voltear.

Sin embargo, tu llevabas un rato pensando en eso, deseabas que Arthur madurara un poco y que mostrara un poco más de interés por el sexo opuesto, en especial por ti, por lo que por primera vez en tu vida decidiste enseñarle ese camino. Ya que tenias definido que lo que sentías por Arthur era mucho más que una amistad, solo necesitabas una respuesta correspondiente a tus sentimientos para posteriormente despertar al pequeño rey.

-Arthur...- llamaste su atención, mientras tu corazón empezaba a latir de prisa, debido a lo que ibas a preguntar a tu enamorado, que muchos catalogaban como un chico inocente.

-D..Dime- hablo mientras apretaba un poco los puños.

-Acaso no te gusto o es que mi cuerpo no te llama la atención?- susurraste con aire de incertidumbre debido a la expectativa de la respuesta del chico.

Cruzaste uno de tus brazos alzando tus pechos aún empapados de agua y espuma de jabón.

Arthur entendía bien a que venia la pregunta, porque a pesar de catalogarlo como virgen e inocente, el pequeño rey, había aprendido sobre las mujeres y el amor, debido las pláticas con Meliodas y Merlín.

El problema era que Arthur no sabía como hablar del tema contigo, ya que todos los síntomas descritos por Merlín, culminaban en que los sentía solo cuando estabas tu.

-Tn...- habló finalmente sin voltear, mientras sentía su corazón latir deprisa.

El ojivioleta se cuestionaba porque esta vez no podía ser directo con sus palabras.

-Solo te he visto desnuda una... Digo... Dos veces, pero no creo que necesite verte fijamente para poder responder algo así- respondió.

Esa respuesta te dejo un poco fastidiada, pues el pequeño rey evadía completamente la cuestión, entonces decidiste ser un poco mas concreta con tus preguntas.

Y que mejor manera que hablando de frente con él.

-Arthur... Date la vuelta, por favor.

El ojivioleta volteo lentamente, haciendo que esbozaras una sonrisa, pues pudiste leer los gestos en el rostro del chico para saber la verdad.

Arthur se quedo viendo tu rostro, al igual que tus ojos. Pudiste notar que tenia las mejillas levemente sonrojadas.

-Arthur...- dijiste su nombre con un tono de provocación y esbozando una sonrisa al notar un detalle en particular que te hacía comprender que tal vez el pequeño rey ya había madurado- Me has estado viendo mucho tiempo a la cara. Te avergüenza aun cuando ya me haz visto?- preguntaste seductoramente, sabiendo porque Arthur no dejaba de verte a la cara.

-Eh? Este… bueno… yo…- Arthur se encontraba nervioso y su rostro empezaba a ruborizarse debido a que, aunque no quisiera admitirlo, ver tu cuerpo desnudo estaba haciendo algo que solo le ocurría en las mañanas y que al principio no entendía, pero después gracias a Melodías había comprendido que eso era excitarse.

Desvío la mirada para relajarse.

Arthur sabía que estaba acorralado ya que su "amiguito" estaba abultando la toalla amarrada a su cintura, haciendo que tu, convencida de tus sentimientos, dieras el siguiente paso al empezar a sentir calor en tu cuerpo por encontrarte desnuda frente al único hombre del cual te habías enamorado.

-Arthur...- susurraste mientras te acercabas lentamente y con tu dedo empezabas a delinear los pectorales del chico. Deleitándote con la firmeza de aquellos músculos resultado de un gran entrenamiento por años.

-Tu me quieres mucho mas que a una simple amiga?- preguntaste mientras tu corazón latía de prisa y tus ojos le imploraban a Arthur una respuesta sincera.

Arthur vio directamente a tus ojos dándose cuenta del brillo en tu mirada, comprendiendo por fin, lo que decía Merlín.

-Por esa persona, que estará contigo por siempre, debes sentir un amor mas fuerte que el que se siente por un amigo- recordó las palabras dichas por la hechicera- al ver a esa persona, desearás protegerla y sentirla. Es complicado de explicar, pero creo que lo comprenderás mientras estés cerca de esa persona.

Después de aquella explicación de Merlín, Arthur comprendió porque se preocupaba tanto, y especialmente, por ti.

Finalmente, el chico idiota que deseaba ser un rey realmente valiente y fuerte, te abrazo. Tomandote por sorpresa mientras él se permitía, por primera vez, ser egoísta.

-Si, Tn. Quiero ser el único que proteja tu sonrisa- susurro, dejandote perpleja.

Por primera vez, Arthur dejo de comportarse como un chico tímido e inocente.

Arthur te reafirmó con esas palabras y el abrazo, que en verdad eras la chica con la cual quería pasar toda su vida.

-Tn, no podría seguir adelante si no te tengo a mi lado. Por favor nunca me dejes- finalizo Arthur, haciendo que entrelazaras tus brazos alrededor de su cuello.

Lentamente, depositaste un profundo beso en sus labios. Aquel beso, estaba lleno de todos los sentimientos que tenías por él.

Ustedes iban poco a poco.

Decidiste ser la guía en el siguiente paso, empezando a besar a Arthur despojándolo de la toalla en su cintura y buscando un lugar cómodo en el baño.

Parecías segura de lo que estabas haciendo, pero estabas temblando igual que el pequeño rey, debido a que para ambos seria su primera vez y aunque tu estuvieras un poco más informada que él, tenías ese miedo natural de no saber como dar ese paso al placer.

Arthur seguía inmerso en los besos de su compañera de aventuras y empezó a acariciar tu suave cabello al instante que empezaba a sentirse débil y acelerado.

Raro, no? Si apuntabas el hecho que Arthur solo tenía esa sensación al iniciar una batalla con alguien realmente fuerte.

Ambos se acomodaron en la bañera donde habías tomado un baño de burbujas.

Te levantaste colocándote encima de Arthur y guiándolo, llevando las manos del chico hacia tu cuerpo, permitiéndole acariciar tus caderas para finalizar en tus pechos, haciendo que Arthur, tal vez por instinto, observara curioso aquellos botones rosados.

Después de un rato.

Arthur continuo por si solo tocando tus pechos, hasta que su curiosidad lo llevo a empezar a lamer un pezón y apretar el otro con sus dedos, algo que te sorprendió.

Arthur!!- gemiste cuando empezaste a sentir mucho placer.

Mientras tanto, Arthur seguía totalmente extasiado en la sensación que sentía al lamer, chupar y acariciar esos pezones ya erectos y mas al escuchar aquellos ruidos emitidos por ti.

Arthur seguía en su tarea hasta que decide seguir explorando, por lo que hizo que te acostarás en la bañera y bajo hacia tu zona íntima.

No podías creer que tu pequeño rey estuviese tan adentrado en el tema sexual.

-A veces su instinto es bueno para otras cosas- pensaste dejando escapar un suspiro.

Te sorprendiste al ver en que posición estaba la cabeza de Arthur y lo curioso que se mostraba ante tu semblante.

Arthur veía con cierta fascinación tu sexo, logrando que el rubor en tus mejillas aumentara.

Él se sintió atraído por la zona, que ya estaba húmeda, y decidió empezar a explorar, haciendo que tu espalda se arqueara debido al placer que empezabas a experimentar en tu sexo, causado por la lengua del ojivioleta.

-Ahhh~thur- gimiste con fuerza, al sentir como el rey empezaba a enfocarse en tu clítoris, logrando que explotaras en placer y sin poder creer que el ojivioleta fuera tan habilidoso.

Sentiste varios choques eléctricos recorrer tu cuerpo, pero poco te importaba.

Arthur, fascinado, sintió cómo su miembro se ponía más duro y más caliente, haciendo que continuara en su labor hasta que, separando los labios de tu sexo para seguir lamiendo, uno de sus dedos fue introducido en tu húmeda entrada lo que provocó el miedo por parte del pequeño rey.

Él iba a sacarlo, pero su acción fue interrumpida por ti.

-No Arthur, no saques tus dedos. Continúa metiéndolos- hablaste mientras respirabas agitadamente.

Tratabas de formular una frase para calmar a tu rey, logrando que él descubriera que hacer para que tu disfrutaras aún mas ese encuentro sexual.

Así que él continuó invadiendo tu sexo con sus dedos.

-A..Así. Me gusta mucho- hablaste tomando bocanadas de aire entre cada gemido que dabas y Arthur quedaba fascinado por el semblante que mostrabas

Él parecía maravillado con el tema del sexo y sin desearlo esbozó una sonrisa que interpretaste como una sonrisa picara por parte de tu rey.

-Así que lamer no es lo único que funciona- pensó el pequeño rey, al instante que metía dos dedos en tu sexo y seguía lamiendo tu clítoris notando mas humedad en ti.

Arthur seguía explorando el interior de tu sexo, por lo que, notando un extraño bulto en el interior, el ojivioleta decisión frotar el mismo logrando que tu espalda se arqueara debido a que tu rey había hallado tu punto G mientras aumentaba el estímulo usando su lengua en tu clítoris.

Tu ya no podías emitir ningún sonido debido al placer que sentías, por lo que sabiendo que estabas cerca del clímax, tomaste con tus manos el cabello de Arthur para mantenerlo entre tus piernas mientras temblabas.

Arthur no se detuvo en su labor.

-Ya... No. No puedo maAhh~ Arthur!-exclamaste llegando al orgasmo al momento que sentías un placer que te llevaba a otro lugar, fuera del mundo y todo lo que los rodeaba, mientras el ojivioleta lamia el líquido que salía del sexo de su amada.

Regresando a la realidad visualizando poco a poco todo lo que sucedía a tu alrededor, observando a un Arthur preocupado, el cual te observaba con atención mientras mantenía esa erección increíblemente dura y que para ti tenía un excelente tamaño.

-V..Ven Arthur- le llamo su amada, recuperándose, mientras intentaba tomar bocanadas de aire debido a que aún se sentía muy débil después del orgasmo de tal magnitud- Creo que te toca sentir placer- dijo con un tono seductor.

Ella se acerco lentamente a Arthur y lo sentó en el borde de la bañera, que habían usado hace unos instantes.

Movió a un lado su cabello, para empezar la felación mientras el joven rey tragaba saliva, debido a la expectativa de lo que haría su enamorada.

Ella empezó a lamer la cabeza del sexo de Arthur, mientras éste experimentaba un gran placer, y mas al sentir como ella lo introducía en su boca.

-Tn!- exclamó él, sorprendido, pero al sentir en todo su miembro esa humedad rodeándolo, se olvido por completo y se dejo llevar por el inmenso placer que sentía.

Seguías con la felación hasta que decidiste experimentar algo más con el sexo de Arthur, al ver que el rostro del chico mostraba satisfacción al disfrutar la labor que realizabas.

-Arthur -hablaste al ver que el pelinaranja mantenía los ojos cerrados, disfrutando de la felación.

Esto logro sacarte una sonrisa y continuaste moviendo la mano recorriendo el miembro erecto del chico.

-Te gustan mis pechos? -preguntaste.

Arthur ni respondía debido a la sensación de su miembro palpitante, te gusto esa reacción, y lamiste por última vez el miembro, preparándote para lo que planeabas.

-Me encantan tus pechos, Tn-  respondió al fin, respirando agitadamente.

Situaste entre tus pechos el miembro erecto del rey y empezaste a moverte. Lo que sorprendió al ojivioleta que se sumergía en el inmenso placer que le brindabas.

Finalmente, sintiéndote lista, decidiste dar el siguiente paso mientras Arthur, jadeaba por el placer y esperaba expectante, admirando de nueva cuenta tu cuerpo esbelto.

Te colocaste encima de Arthur, al instante que lo besabas.

Terminaste el contacto para luego morder con suavidad el lóbulo de la oreja derecha de tu rey a la par que apegabas tus pechos contra el cuerpo de este.

-Ahora viene lo mejor- susurraste alzándote lo suficiente para dar entrada al miembro erecto de Arthur en tu sexo, húmedo y deseoso de unirse con él.

Finalmente empezó la penetración y tu experimentabas una sensación de quemazón al sentir como Arthur rompía lo que demostraba la virginidad tu virginidad y esa sensación aumentaba conforme entraba el pelinaranja en ti.

-Tn- habló Arthur al notar que algo malo pasaba, en cuanto observo la mueca en tu rostro.

Lo abrazas te para relajarte.

-Te hago daño? - preguntó, demostrando que se preocupaba por ti.

Sin embargo, tu sabias que Arthur era el indicado, lo besaste mientras afianzabas el abrazo, logrando que el chico interpretara que no buscabas detenerte.

-No te preocupes, solo será un momento, quédate adentro y no te muevas- hablaste  mientras te abrazabas el.

Él te acariciaba la espalda hasta que te sintieras mas cómoda para seguir.

Arthur seguía abrazando a ti para calmarte, pero en su mente se dejaba llevar por todas las sensaciones que involucraba una relación sexual, desde el contacto de cuerpos hasta la sensación de que su miembro erecto encajaba perfectamente en el interior de tu sexo.

Fue cuando empezaste a moverte que Arthur liberó el instinto, sorprendiendo te ya que trataba de llevar el control, sabiendo que cosas mejores vendrían después de esa primera vez.

-Tn... estas muy apretada- habló mientras seguía el ritmo lento impuesto por ti, empezabas a cabalgarlo, aumentando el ritmo poco a poco mientras él guiaba sus manos para tocar tu trasero.

Como cereza del pastel, Arthur empezó a lamer tus pezones, mientras aumentaba el nivel de las embestidas logrando que ambos cayeran en las olas de placer.

Tu seguías moviéndote hasta que él, notando que la velocidad disminuía, cambiaba posiciones con la contigo.

Dejabas que Arthur tomara el control de la situación.

-Arthur, ahhhh, más rápido, ahhhh, aumenta el ritmo! -gemiste  y tomaste con tus manos el rostro del chico, besándolo fugazmente.

Te sentías en el paraíso, y enseguida bajaste tus manos para arañar la espalda del ojivioleta sintiendo cerca el clímax.

-Arthur!- exclamaste.

Sintiendo como llevaba a un orgasmo intenso, logrando que Arthur se corriera dentro de ti con un fuerte suspiro mientras un inmenso eco se escuchaba dentro del cuarto de baño.

Arthur terminó cayendo entre tus pechos, mientras se sentía débil, pero de una forma placentera.

Tu solo sonreias sin poder sentir tus piernas después de tal satisfacción y esperabas seguir así con el único hombre del cual te habías enamorado.

Estabas inmersa en tus pensamientos, hasta que fuiste interrumpida por Arthur, el cual recuperándose esbozaba su sonrisa característica.

-Tn, eso fue sorprendente- hablo, haciendo que tomaras con tus manos su rostro, besándolo profundamente mientras te colocabas encima de él.

-Fue espléndido, Arthur, espero que siempre que me veas desnuda, terminemos así, no por nada cuido mucho este sexy cuerpo- finalizaste, descansando en el pecho del rey, mientras sentías una inmensa alegría al ver que Arthur había despertado ese lado que tanto deseabas ver.

-Y espero solo sea conmigo, entendido? Porque yo solo lo haré contigo- le mencionaste al instante que le sacabas la lengua.

Arthur, movía un mechón de tu cabello, recordaba todas las enseñanzas de Merlín.

-Solo será contigo, Tn. Tu eres la única chica que quiero a mi lado hasta el día que muera- hablo con sinceridad, mientras miraba directamente a tus ojos, logrando que la frase tocara tu corazón.

Sorprendida por esas palabras sinceras, te abrazaste con mucha fuerza a Arthur, sabiendo que no mentía en ese aspecto y que habias hecho la mejor elección de tu vida.

-Te amo, idiota- hablaste,  depositando un beso lleno de sentimientos en los labios de Arthur. Mientras se levantaban y el rey te cargaba para luego preparar el baño para ambos.

-Ne, Arthur~ que te parece otro round de sexo mientras nos bañamos? - preguntaste delineando un corazón en el pecho de tu rey y este esbozaba una sonrisa, sonrojado, dispuesto a continuar después de conocer lo placentero del sexo.

"Los dos jóvenes se miraron, riendo al final por la completa satisfacción lograda por ambos, ahora amantes"

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