~G~
Arthur es el tipo de...
Es el tipo de niñero el cual podría soportarte.
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Fue un día de invierno, tus padres debían ir a una fiesta navideña de su empresa y no podían llevarte.
Tus padres se encontraban desesperados, asistir a aquella fiesta era muy importante para ellos, pues era la oportunidad perfecta para iniciar nuevos negocios con otros CEOs que asistirían a la misma.
Debían si o si conseguir una niñera, pero no había nadie quien estuviese libre en esa época del año.
Todos sus conocidos de confianza estaban de vacaciones, viajando o simplemente estaban con sus familias. Además... no eras un pequeña fácil de cuidar.
Tenias siete años, una edad difícil de controlar.
Eras una niña sumamente enérgica, imperativa y llena de imaginación.
Sobra decir que podías ser muy creativa y en algunos casos podías ser realmente terca y manipuladora. Tu madre solía culpar a tu padre por ser tan suave y consentidor contigo.
Pero... ¿Qué podría hacer el pobre hombre? ¡eras su princesita!
Tu padre le dijo a tu madre que simplemente deberían llevarte, pero tu madre se negó, alegando que no podrían hacer negocios y cuidarte al mismo tiempo.
Ella recordaba muy bien aquella ultima fiesta a la que te habían llevado... solo diré que aquel día cumpliste tu fantasía de bañarte en una fuente de chocolate.
En fin, regresando al tema principal.
Tus padres estaban apresurados llamando a todos aquellos que podrían cuidarte.
Llamaron a su chef, Ban, pero este les dijo que había salido en un viaje junto a su pequeña esposa.
El siguiente fue su mejor amigo, King, pero por desgracia se encontraba indispuesto. Había dicho que su esposa Diane planeo una velada por meses y que no se iba a escapar de eso. Y tampoco es que quisiera hacerlo.
Y por ultimo...
Su contable, Escanor, también estaba ocupado pero propuso a una amiga suya que, tal vez, podría ayudar.
Su nombre era Merlin.
La mujer había escuchado ese nombre varias veces salir de la boca de su amigo y contable, diciendo lo maravillosa que era aquella mujer.
Así que tu madre decidió aceptar la oferta y llamar a Merlin.
Dos tonos después, esta había contestado.
Tu madre hablo con ella un par de minutos y, después de ofrecerle una mas que aceptable suma de dinero, la encantadora Merlin acepto, diciendo que llegaría de inmediato.
Tu madre le agradeció.
Luego de esto ella se acerco a tu padre y le dijo que ya tenían que irse, pues iban demasiado tarde.
Tus padres te explicaron todo y, dándote un voto de confianza, te dejaron junto a tu peluche de gato y se marcharon de aquella gran casa.
Unos minutos después, la puerta estaba siendo tocada con firmeza por algún visitante inesperado.
Tu te encontrabas jugando en la sala y, en cuanto escuchaste la puerta retumbar, tomaste tu espada de juguete y te encaminaste a la puerta.
-Quien es?- preguntaste, aun sin abrir la puerta.
-Hola, pequeña- dijo una suave voz de mujer- soy una conocida de tu madre, ella me pidió que viniera a cuidarte. Podrías abrir la puerta, por favor.
-No, mis padres dicen que no le haga caso a desconocidos y yo no te conozco- dijiste alejándote de la puerta, sin darle la espalda y apuntando con tu espada.
No se escucho respuesta, solo el teléfono de aquel hogar.
Con pasos lentos te dirigirse a responder aquella llamada, pero en cuanto colocaste el auricular en tu oído lo alejaste de inmediato.
Un fuerte grito de tu madre, llamándote por tu nombre completo, casi te rompe los tímpanos.
Esta después de aquel grito solo te ordeno que abrieras la puerta y dejaras pasar a la persona que te cuidaría, y antes de que pudieras decir algo, colgó.
Colocaste el teléfono nuevamente en su lugar, para luego dirigirte a la puerta.
En cuanto la abriste te encontraste frente a ti a una persona totalmente diferente.
Era un chico, alto de ojos violetas y melena naranja.
-Hola, pequeña! Mi nombre es Arthur Pendragon y soy quien te cuidara hoy! Vamos a divertirnos juntos, si?
En cuanto dijo esto no pudiste evitar el reflejo de una sonrisa en tus labios.
¡Tenia el mismo nombre que aquel rey del pasado!
-Mi rey! -gritaste mientras te arrodillabas ante él.
Él joven cerro la puerta a sus espaldas, con lentitud, para luego mirarte con ojos curiosos.
-Como... Mi rey?- pregunto extrañado- no te tienes que arrodillar, no soy ningún rey- dijo mientras rascaba su nuca con vergüenza.
-Lo eres!- gritaste para luego correr y tomar el libro que estaba sobre la mesa- aquí dice que Arthur Pendragon es el rey de Camelot!
El chico abrió los ojos con sorpresa al recordar que tenia el nombre de aquel rey.
-Ya entiendo... Entonces pequeña prin...
-NO!!- gritaste con voz fuerte- no soy una princesa! Soy un caballero, y esta es mi espada!- alzaste tu fiel espada ante el chico y este solo pudo contener su risa.
Eras demasiado tierna, ¿como pudo Merlín decir que eras una bola de demolición imparable?
-En ese caso...- hablo mientras se acercaba a la mesa ratona frente al televisor y acomodo un par de peluches- esta es mi mesa redonda. Honorable caballero, le pido que tome asiento junto a los demás caballeros- hablo señalando a los peluches.
-Si!
-Ahora... Os diré las misiones de hoy- Arthur hablaba de manera graciosa mientras hacia ademanes con las manos- la primera misión que tenéis que hacer es ir a por el dragón, que a estado atormentando a mi reino.
-Un dragón! Digame donde esta esa criatura, mi rey! Mi espada la degollara!- exclamaste mientras movias tu espada de un lado a otro.
-La bestia se encuentra en la montaña mas alta del reino. Deberán ir y enfrentarse a el con fuerza y valor caballeros!
-Si, mi rey!- gritaste mientras tratabas de tomar todos los muñecos.
-Al ataque mis caballeros! Id a por el Dragón!- grito mientras señalaba las escaleras y tu fuiste hacia estas con un poco de dificultad por el peso de los muñecos- bien... Eso debería entretenerla lo suficiente como para permitirme hacer la cena.
Y así lo hizo, unos minutos después ya tenia todo preparado y listo sobre aquella mesa redonda.
En cuanto coloco el ultimo plato, justo bajaste tu las escaleras.
Estabas cojeando y con un dragón de peluche atado del cuello con lo que parecía ser un cinturón, seguramente de tu padre.
-Mi rey! Yo... He vencido al dragón... Pero... Los demás no...- caíste dramáticamente sobre un puf que tenias en la sala y Arthur se acercó a ti.
-Lo hiciste bien mi leal caballero, mas tarde rendiremos tributo a los caídos en batalla, por ahora... Disfruta del banquete de la victoria.
Te levantaste y te dirijiste a la mesa, con el dragón a rastras, y en cuanto llegaste te sorprendiste por la comida frente a ti.
-Son... Los sándwich que solía hacer mamá en su tiempo libre!- dijiste mientras tomabas uno y lo mirabas con emoción- como sabias que son mis favoritos!?
-Uhm?- el chico que ya estaba comiendo el suyo, termino de tragar y luego hablo- pues resulta que también son mis favoritos pequeña caballero- sonrió para luego darle un gran mordisco al sándwich.
Tu seguiste su ejemplo y le diste una gran mordida al tuyo.
-Esta rico!- gritaste, para luego seguir comiendo.
Arthur te veía con ternura.
-Ah. No comas tan rápido- te dijo mientras limpiaba tu mejilla con suavidad- listo, tu lindo rostro ya esta limpio. Ahora, vamos a comer el postre.
-Ban, esconde el helado en lo profundo del refrigerador!- le dijiste con una gran sonrisa- es un zorro astuto jeje~
-De acuerdo- el chico rio contigo- vamos por ese helado!
-Si, mi rey!
Y así pasaron las horas.
Entre diversión, risas y mini-aventuras entre los dos, hasta que por fin ambos cayeron rendidos entre el fuerte de almohadas que habían montado en la sala.
Desde ese día, no permitiste que alguien que no fuera tu rey se quedara a cuidarte.
Porque nadie que no fuera él podría soportar el peso de cuidar a la pequeña Tn.
La cual tomo el apodo de Excalibur, gracias a Merlín quien se lo otorgo.
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Hola, patatitas.
Si, estoy viva... Mas o menos.
En fin, aqui les traigo el antepenúltimo "tipo de"
Uhm...
Siento que no quedo tan bien como yo me lo estaba imaginando, pero bueno.
¡Oh!
También decir que esta idea del "Arthur niñero" fue de GaliaSurez la cual también me hizo este preciado regalo:
Este dibujo esta basado en el shot "tipo de maestro"
Muchas gracias por el apoyo y por siempre estar ahí aunque yo sea una muy, muy mala autora que lxs deja con las ganas.
¡Chau y hasta la próxima patatitas!
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