i.
CAPÍTULO UNO
snape
ARTEMIS NO DIJO NADA MIENTRAS VEÍA EL GRAN TREN ROJO QUE PRONTO LA LLEVARÍA A HOGWARTS, su hermano hablaba de fondo pero ella no le estaba prestando atención.
—Estarás bien en Hogwarts —dijo Aquiles, poniendo una mano sobre el hombro de la morena para llamar su atención— quedarás en Slytherin como toda la família y nuestro tío estará ahí para ti. Y prometo que te enviaré una carta tan pronto como tenga tiempo libre en el Ministerio.
Artemis asintió porque no sabía que decirle, no sabía cómo agradecerle a su hermano todo lo que hacía por ella. Sabía que el sueño de su hermano no era pasar el resto de su vida detrás de un escritorio en el Ministerio pero él había puesto a su familía primero, o al menos lo que quedaba de ella.
Aquiles se había hecho cargo rápidamente de su hermana, siendo el mayor, la había sacado de su casa inmediatamente después de la muerte de sus padres, dejando atrás sus cadáveres. Severus les había permitido vivir en su casa, pero ninguno de los dos se sentía cómodo alli.
Por lo tanto él dejo su sueño de ser auror y consiguió rápidamente un trabajo en el Ministerio debido a sus altas notas en Hogwarts.
Ahora el tenía dinero, el suficiente dinero como para alquilar un apartamento pequeño, pero que era suficiente para los dos.
Aquiles la cuidó y trató de educarla como supuso que sus padres lo harían, para que Artemis no se sintiera mal. Obviamente, él no quería reemplazar a su padre, solo quería que su hermana entendiera que él siempre estaría ahí para ella.
—Estaré esperando tus cartas —le dijo Aquiles sonriendo.
Artemis asintió de nuevo, aunque ambos sabían que había pocas posibilidades de que contestara más de una carta al año.
La castaña no hablaba a menos que alguien le hablara, y si lo hacía era con indiferencia y con muy pocas palabras.
Aquiles entendió que la muerte de sus padres la afectó más de lo que ella podía demostrar, pero extrañaba a su hermanita, la que hablaba todo el tiempo y que solo se callaba cuando dormía. Él realmente la extrañaba .
Artemis se despidió de su hermano y subió al tren en busca de un compartimiento. La mayoría de los estudiantes aún no estaban adentro, pero ella no quería esperar más para luego tener que soportar los empujones de los otros adolescentes cuando todo estaba lleno.
Después de acomodarse en un compartimento, Artemis sacó uno de los viejos libros de pociones que le había dado su tío y comenzó a leerlo, sin saber realmente qué más hacer para matar su aburrimiento.
La puerta del compartimiento se abrió unos minutos después revelando a un niño con anteojos que la miró tímidamente.
—Hola... lo siento, pero ¿puedo sentarme aquí?
—No —respondió Artemis.
El chico la miró asombrado, probablemente esperando que ella le dijera que era una broma ya que había mucho espacio en el compartimiento como para que el también de sentará.
Despues de un momento cuando ella no dijo más nada él se giró para irse, pero dos pelirrojos idénticos se interpusieron en su camino.
—¿Quieres que te demos una mano?
El chico se giró para mirar a Artemis, pero ella ya no lo miraba, había vuelto a su libro. Los gemelos pelirrojos no esperaron la respuesta del chico de anteojos y metieron su baúl en el compartimiento.
—Gracias —dijo el chico torpemente, acomodandose el cabello que le caía frente a sus ojos.
—¿Que es eso? —dijo uno de los gemelos de repente, señalando la cicatriz en la frente del niño.
—Wow —dijo el otro gemelo— ¿Eres tú?
—Es él —declaró el primero gemelo— Eres tú, ¿verdad?
—¿Quién? —preguntó el niño.
—Harry Potter —respondieron los gemelos al unísono.
—Si, sí —dijo el niño— Bueno, quiero decir... si soy yo.
Artemis apartó la mirada de su libro para mirar a Harry, con una ceja alzada.
—¿Fred? ¿George? ¿Están ahi?
—Ya vamos, mamá —con una última mirada a Harry, los gemelos salieron del compartimiento.
Harry se sentó junto a la ventana, mirando ocasionalmente a Artemis, esperando que ella le dijera algo. Cuando ella levantó la cabeza para mirarlo, él de repente apartó la mirada.
—Lo siento, yo... estaba mirando por la ventana, no te estaba mirando. ¿Como te llamas?
—Artemis —dijo la morena, pasando una página en su libro.
Harry asintió.
El tren empezó a moverse y la puerta del compartimiento se abrió de nuevo y entró otro pelirrojo.
—¿El lugar está libre? —preguntó el chico, señalando el asiento frente a Harry, al lado de Artemis.— Todos los demás vagones están llenos.
Harry asintió y el chico se sentó. Artemis bufo.
La chica no estaba acostumbrada a tener otra compañía que no fuera su hermano o su tío, y los dos chicos allí definitivamente no eran personas con las que ella quisiera pasar el tiempo.
—Hola Ron —los gemelos habían regresado— vamos al vagón del medio, Lee Jordan tiene una tarántula gigante, vamos a verla.
—Está bien —murmuró Ron.
—Harry —dijo el otro gemelo— no sé si nos presentamos. Somos Fred y George Weasley , y él es Ron nuestro hermano. Oh ¿Y tú, quién eres?
Artemis los ignoró y Harry respondió por ella.
—Su nombre es Artemis.
—Bueno, nos vemos luego entonces .
—Nos vemos —dijeron Harry y Ron.
Los gemelos salieron y cerraron la puerta.
—¿Es verdad que eres Harry Potter? —soltó Ron de repente.
La chica puso los ojos en blanco. Artemis ya estaba cansada de escucharlos y el tren acababa de partir. Iba a ser un viaje largo...
...
Artemis miró com aburrimiento al sombrero seleccionador que acababa de terminar de cantar. Por unos segundos, miró a su tío, pero rápidamente miró hacia otro lado.
La profesora que tenía justo en frente se presentó como Minerva McGonagall, ella era la que estaba llamando a los estudiantes en orden alfabético para ser seleccionados.
Su futuro casa no le importaba a Artemis, pero obviamente quedar en Slytherin era lo ideal. Toda su familía había sido clasificada en esa casa y su tío era el jefe, ademas, según los rumores a él le gustaba dar ciertas ventajas a los de su casa.
Artemis pasó justo detrás de Harry Potter y se sentó en el banco mientras la profesora McGonagall le ponía el sombrero en la cabeza. La niña ni siquiera intentó sentarse más cómodamente ya que el sombrero rápidamente exclamó:
—¡GRYFFINDOR!
Bajo la atenta mirada de los Gryffindors que habían ganado un Snape, Artemis esperó a que la profesora McGonagall le quitara el sombrero y se dirigió a su nueva mesa.
Harry Potter le sonrió esperando que se sentara a su lado, pero ella lo ignoró por completo y se sentó junto a Hermione Granger, que había sido la persona menos molesta que había conocido hasta el momento.
Albus Dumbledore se levantó. Miró a los estudiantes con una expresión radiante en su rostro y con los brazos extendidos, como si nada amara más que a sus estudiantes dijo:
—¡Bienvenidos! ¡Bienvenidos a un nuevo año en Hogwarts! Antes de comenzar nuestro banquete, me gustaría decir algunas palabras.
El dijo algunas tonterias que Artemis no escucho pero si noto como Hermione se volvia hacia ella con la intención de hablar, pero la chica estaba demasiado ocupada mirando a Fred Weasley, quien acababa de preguntarle si tenía una conexión con el profesor Snape.
—¿Eres la hija de un maestro? —preguntó Hermione emocionada.
Artemis no respondió, lo que hizo reír a George.
—Oh, tenemos un mini Snape aquí... ¡Mira, hasta tienen el mismo carácter podrido!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top