04.2, ❛ imprevisto asfixiante ❜
💢… ADVERTENCIA: violencia explícita. descripción de heridas, lenguaje vulgar y mención de sangre.
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❛ IMPREVISTO ASFIXIANTE ❜
capítulo cuatro ─── 04.2
(parte dos)
. . .
LA HORA TRANSCURRIÓ más rápido de lo que Akira había deseado.
Hizashi había culminado su horario de trabajo, por lo que se mantuvo con él tras encontrarse en el pasillo. Saliendo de la Academia, Akira le contó con lujo de detalles lo sucedido con Mako, y en la enfermería.
Se desmenuzó en palabras, mientras recibía consuelo de Mic.
El recuerdo fue diluyendo su sabor amargo, al igual que las lágrimas escurriendo por sus ojos y humedeciendo el dorso de su remera cada vez que las limpiaba.
Present Mic mantuvo aquella actitud chispeante, consolando a su manera al menos. Teniendo deslices coléricos cuando le mencionó lo sucedido con Aizawa.
Pese a que no quería provocar una discusión, convenció a Hizashi de que estuviera presente cuando Aizawa terminara de trabajar, y lograran charlar sobre el motivo de aquella actitud en la enfermería.
No quería sufrir solo. Sabía que Aizawa escuchaba a Hizashi, y lo tenía en consideración. Y el rubio tenía la chispa para hacerle frente si estaba equivocado.
Akira también accedió a quedarse porque le había convencido de que no volviera solo al departamento. No quería que algo le pasara de camino.
Akira inspiró profundamente por tercera vez, abrazando las piernas en el asiento del copiloto; descalzo, ya que no quería mancharlo con sus botas.
Mic mantuvo la música de la radio encendida en los últimos minutos, mientras tamborileaba el volante.
Impulsivo, divisó la caja de swiss roll de crema y frutilla que Mic le había comprado, como otra forma de consolarlo. Pero ya estaba vacía. A sus pies dentro de una bolsa, donde también yacía un batido de fresa a medio terminar. Al menos podía dar palabra de que se sentía cómodo. Con una sensación de estar a salvo
El auto de Hizashi era de comfort. Siempre con un aroma suave y fresco, similar a la mente, y la música sonando cual lofi. El rubio mantenía su voz regulada y la música igual, para no perturbarlo y mantenerlo tranquilo mientras esperaban a Aizawa.
Akira le había enviado mensajes antes, diciéndole que le esperaba en el auto de Mic, justo enfrente de la Academia. Desde entonces, su interior estaba sumido en sentimientos ansiosos.
Posó su mentón sobre las rodillas, con un vacío en su estómago cuando divisó una figura a lo lejos saliendo de la Academia.
────Ahí viene. ─murmuró abruptamente, abrazándose con fuerza inconscientemente.
Hizashi soltó un suspiro grotesco, como quitándose la ansiedad que Akira estaba reprimiendo.
────Bien. Mantengamos la diplomacia al conversar ─aseguró, poniendo las llaves del auto con un tintineo─. Si no te sientes cómodo, avisame.
Dijo, guiñándole un ojo por encima de sus anteojos. Akira le sonrió, asintiendo, más tranquilo por la presencia suya.
Mic sacó su cuerpo apenas por la ventanilla, indicando a Aizawa dónde estaban. La tensión subió por su cuerpo una vez que el pelinegro abrió la puerta y la estampó secamente. Presente en el asiento trasero, en un abrir y cerrar de ojos.
Exhaló tan bajo como pudo, asomando su cabeza hacia atrás para verle. Le oyó suspirar, y cómo las palabras querían brotar. Pero Hizashi se lo negó, hablando primero.
────¡¿Cuál es tu problema con Akira?! ─exclamó, acercándose por el espacio entre los dos asientos y sobresaltándole un respingo.
Negó, cerrando sus ojos con fuerza. Aizawa desprendió una exhalación baja. No tardando en replicar cual vaho de humo dentro del auto.
────¿Puedes conducir mientras hablamos? ─preguntó, cruzando sus brazos y hundiéndose en el asiento.
Mic le regaló una mirada entrecerrada. Luego se volvió al frente, cumpliendo lo dicho.
────¡Bien! ¡Pero te explicas! ─replicó, ahora con tono normal al exclamar, pero no de ira, claro─. Cinturones, please.
Akira obedeció, abrochándose el susodicho.
Le comprimió el pecho un momento, y el auto emprendió la marcha, fluyendo suavemente por el pavimento. Con el motor acompañando la música de fondo en un rugido constante y apacible.
Akira inhaló, advirtiendo la brisa a la derecha. El Sol se estaba poniendo, tiñendo todo en una paleta de colores reconfortantes; naranja, rosado, amarillo tibio. Difuminados y acariciando las nubes pálidas que se asomaban en el horizonte. Ayudándole a enfocarse en otra cosa, mientras reunía valor para seguir la conversación.
Deslizó sus suaves dedos hacia la radio, bajándole el volumen para que pudiera escucharle con claridad. Mic le miró de reojo, asintiendo. Pero la voz de Aizawa interfirió.
────¿Conoces a Mako? ─cuestionó, tosco.
Frunció el ceño, volteando para verle. Obteniendo aquella mirada tan característica, de párpados caídos y orbes apagados. Que podrían estar ocultando cualquier sentimiento, incluso uno hostil.
Estrujó el borde de su remera.
────Claro que no ─se apresuró a responder, anonadado─. ¿Por qué preguntas algo así?
Cuestionó, dejando que la confusión colérica se le escapara de la pregunta y se viera reflejada en su expresión; casi de disgusto. Por la mera suposición de que se relacionaba con una persona así.
¿Por eso estaba molesto? ¿Porque creía que le conocía? ¿En qué estaba pensando?
Aizawa suspiró, justo cuando el auto dobló en una esquina con suavidad. El silencio se posó unos segundos, alimentándole con nerviosismo. Captó que Mic toqueteó con la punta de sus dedos el volante, como si también desbordara ansiedad.
Y su voz estallando, no tardó en confirmarlo.
────¡Damn it! ¡Responde, Shota! ─exclamó, viéndole por el retrovisor con una bola de disco pequeña colgando de allí mismo. A modo de decoración.
Akira le siguió viendo, la tensión ascendiendo su pecho, oprimiéndolo. Pero solo era la sensación del cinturón de seguridad.
Aizawa se acomodó en el asiento.
────Cuando Mako me sometió, usó su quirk durante segundos ya que pestañee por el golpe ─comenzó. Notó que había bajado la mirada, como si estuviera reviviendo el recuerdo en su mente─. Sus ojos eran rojos… Eran como los de Shinigami cuando pierde el control.
Informó, elevando la mirada. Akira abrió de más los ojos, pero apenas sus labios. La conmoción latió contra el corazón, observando las cuencas oscuras del pelinegro, no pudiendo siquiera palpar los pensamientos.
Aquello ya lo sabía. Si Mako portaba habilidades similares a Shinigami, era obvio que tendría otras características del mismo. Pero, ¿qué quirk había usado en Aizawa? Si no le había atacado con éste, y Aizawa apenas había dejado de usar el suyo contra él.
El rugido del motor quebrantaba el silencio formado sobre los tres. Akira miró a Mic, quien suspiró, rajando el hielo.
────Tiene sentido. Las habilidades en el reporte de la policía son similares a las tuyas. ─dijo, viéndole de reojo un momento. Su voz seria, a sabiendas de cuán grave era la situación─. Es algo obvio, Shota. También el hecho de que conoce a Akira.
Concluyó, pero Akira no le miró, perdiéndose en aquellas palabras. Si le conocía, ¿qué quería? Atacar por su cuenta a civiles que no tenían relación alguna con él, y luego aparecerse en la Academia y amenazar a sus alumnos.
Había un motivo para todo. Pero no lograba descifrarlo. Mako tampoco estaba siendo claro.
────No solo eso… ─continuó Aizawa, como si no fuera suficiente con lo dicho. Le trajo en sí, ganándose su mirada, como cuencas hipnotizantes de gelidez─. Él me dijo… ─se detuvo, dejando en vilo su corazón. Le observó, sintiendo cómo la respiración se tornaba densa, cuando siguió─. Me preguntó, cuán lejos llegaría por un demonio como tú.
Culminó, haciendo que su corazón se saltara un latido.
Akira no reaccionó, refugiándose en la mirada de Aizawa. Su mente en blanco. Las palabras resonaron dentro suyo, paralizando sus pensamientos en confusión. ¿Por qué le había dicho eso? ¿Le amenazó? ¿Le advertía?
Un mal augurio se estancó en su garganta, obligándole a bajar la mirada en consternación vacía. Aferró sus manos al cinturón de seguridad, estrujando.
Y lo sintió. Como una memoria enterrada bajo una capa de polvo, habiéndolo olvidado por culpa de Shinigami que lo mantenía al margen.
Miedo.
────¿Por qué te dijo algo así? ─preguntó Mic. Entonando seriedad y preocupación como una canción que solo sabía con ellos.
Aizawa suspiró, gesto de negación moviendo levemente sus cabellos sueltos en el rostro.
────No lo sé. Pero cuando lo dijo, me paralice. Como si hubiera usado un quirk en mí, y las palabras surgieron efecto ─explicó, mirando a la nada. Encogió un hombro─. O simplemente me congeló tu mención.
Volvió a verle, alzando sus ojos casi con timidez, como si fuera un pecado verle después de lo dicho.
Respiró de forma superficial, exigiendo que sus cuerdas vocales vibraran y emitieran sonido.
────No sé por qué te dijo eso, pero te juro por mi vida… ─paró, obteniendo la mirada contraria que absorbía las palabras y el sentimiento detrás. Su voz fluctuó levemente─. No tengo ninguna relación con él.
Juró, casi queriendo hacerlo por algún Dios, para que le creyera. Para aliviarle la preocupación. ¿Qué más debía decir para deshacerse de la amargura entre ambos?
Le siguió mirando, con los párpados caídos. Con aquella expresión que le paralizaba. Porque no sabía qué pensaba.
Akira nunca lo supo de todas formas. Como si Shota cubriera su interior, pensamientos, expresiones y sensaciones con un grueso velo; impidiéndole descubrir qué estaba pasando con él.
Y su voz filtrándose por su mente, solo se lo confirmó.
────Tal vez deberías dejar de ser profesor. ─dijo.
Hizashi pisó el freno violentamente, haciendo que los tres se fueran hacia adelante. Las ruedas mordiendo el asfalto en un chirrido.
Recuperó el aliento, mirando a un consternado Hizashi, quien no tardó en voltearse hacia Aizawa. Aturdiéndolo por completo.
────¿Qué acabas de decir? ─cuestionó, mirándole con el mismo sentimiento que Akira estaba experimentando en su pecho.
Akira no lo detuvo, sintiendo cómo sus latidos se tornaban densos, como si el corazón fuera a pararse allí mismo. Tragó saliva, queriendo aliviar el nudo de sentimientos confundidos aferrado a la tráquea.
Entreabrió la boca, volviendo su mirada a un Aizawa que ya le estaba viendo. Como aguardando, a que escupiera la cólera que destilaba de sus orbes inocentes.
────¿Por qué dijiste eso? ─cuestionó. El peso de sentimientos recayó en una entonación densa─. Si es por lo que pasó con Mako…
────Es por Shinigami, y por tu bien ─le interrumpió, viéndole por entre sus cabellos─. Piensa en lo que pasó hoy, con Bakugo y Midoriya. ¿Y si vuelve a repetirse? ¿Y si la Liga los utiliza en contra tuya?
Akira le observó, presionando sus labios.
¿Por qué le preocupaba tanto a esas alturas? ¿Por qué decía algo como eso? Siempre tuvo cuidado con los alumnos, era la primera vez que pasaba algo así en la Academia. El culpable era Mako, ¿no debía preocuparse de lo que dijo y en sí de él? ¿Por qué le estaba tirando al fango de esa manera?
¿Eso se estaba guardando desde la enfermería? Todo esa gelidez que podría llegar a tener, la que le hería sin piedad. El lado oscuro, que odiaba de Aizawa.
Negó, reprimiendo la impotencia y dejando que la cólera tomara el mando.
────Solo fueron unas veces en el pasado. No significa que vaya a ser algo regular ─replicó, acrecentando la mirada─. Puedo controlar a Shinigami.
Aizawa negó, solo impulsando a la amargura de su mente cuando replicó.
────No siempre puedes. Y empeora por tus sentimientos.
────¡Mis sentimientos están bien! ─exclamó, violentamente, ajeno a controlarse por la forma en que le hablaba. Como la gota que derramó el vaso, cuando le miró de reojo─ ¿Por esto me ignoraste en la enfermería? ¿Porque no me controlé y ese niño te recordó a Shinigami?
Escupió, ardiendo en impotencia envuelta en ira. Sus manos aferradas al cinturón como si también debía sufrir por la situación.
Aizawa suspiró en silencio. Su voz fría contrastó con las brasas en las oraciones suyas.
────Estaba procesando lo que pasó.
Akira bufó. Una sonrisa irónica escapó de sí.
────Ignorándome. ─rechistó, asintiendo con necedad.
────A mi también me afectó, Akira ─replicó, en un hilo─. Ver a Shinigami ingerir sangre no es algo para acostumbrarse.
Silencio.
Akira abrió sus ojos. Sus sentimientos se congelaron un instante, aguardando para volver a estallar. Y su mente hizo click, uniendo las palabras de Aizawa con los hechos.
Pero solo Hizashi fue logró emitir sonido alguno.
Torció el rostro, dejando su boca en forma de O, mientras el sonido brotaba de allí.
────… Tú fuiste el que lo dijo ─murmuró, expectante─. Que Akira se paralizó cuando olió la sangre.
Y Aizawa no replicó, limitándose a bajar la mirada y casi esconder su boca en su bufanda.
Había sido él.
Apagó su mirada, frunciendo el ceño. Los sentimientos se arremolinaron en el interior, arrasando con cualquier pensamiento racional. Unidos a la angustia y el odio hacia Mako. Hacía todo. Como si lo reprimido hasta ahora, al menos una fracción, finalmente saliera a la luz.
────¿Por qué no ayudaste? ─cuestionó, acercando su rostro en cólera. La voz incrementó con violencia─. ¡Estabas viendo todo desde el principio!
Gesto de negación como respuesta. Elevación de mirada.
────No. No estaba viendo ─replicó, esta vez. Chispazos oscuros en el tono─. Yo solo llegué al final. Vi la sangre en tu boca y saqué mis conclusiones.
Akira bufó, impulsando por sus sentimientos a responder al instante.
────¡¿Cuál es tu problema?! ─vociferó, fijando sus orbes como cuencas ardientes de cólera─ ¡Sabes cuánto me importa enseñar! ¡¿Por qué te pones en mi contra?!
Rasgó su garganta, frunciendo el rostro en ira reprimida.
────No me pongo en contra tuya. Estoy preocupado por tí. Por la clase. ─replicó, inclinándose hacia adelante, manteniendo el tono severo.
Aquello le dio una puntada en el pecho.
────¡Pues no te preocupes por mí! ¡Estoy bien! ─vociferó, dejando fluir el dolor en su pecho entre líneas. Estallando mientras no dejaba de mirarle.
────Deja de decir eso ─le ordenó, con gesto de negación, afirmando sus palabras con la mano hacia él─. ¡No lo estás! ¡Mucho menos ahora con Mako! ¡Y desde que llegaste aquí!
Declaró, aseverando su tono al punto en que le paralizó. Quedó en blanco.
Una punzada arremetió contra el corazón, allí mismo. Sus manos aferradas al cinturón de seguridad. Latidos irregulares. Pecho envuelto en un vaivén denso.
De sus inocentes cuencas resurgieron lágrimas, acompañadas de un profundo dolor en el pecho. Su cuerpo amenazó con dar un respingo de temblor, cuando bajó la mirada. Y una antigua memoria. Un recuerdo de adolescencia y niñez, le rasgó en impotencia.
Desvió la vista de Aizawa, por instinto. Por un impulso del inconsciente, para protegerse.
Selló las palabras como una tumba. Un nudo sometió a su garganta, consumiéndolo en impotencia. Su cuerpo dio un respingo de temblor inevitable.
Ya no respondió, mucho menos, cuando la voz de Present Mic finalmente intervino. Cortando amargura de raíz.
────¡Cálmense! Los dos ─exclamó, moviendo sus manos a la par. Su voz perforó el velo de cólera en Akira. Alternó miradas con ambos─. ¡Ninguno está bien! Akira por Mako, y tú por cuestionarlo y no ser claro en la comunicación ─señaló a Aizawa, no dejando que respondiera─. Quiero ser neutral porque los quiero a ambos. ¡Tómense un respiro o los dejaré en la calle!
Culminó, tono severo. Ninguno respondió.
Akira se volvió al frente al instante, en cuanto Mic les dio una profunda mirada antes de emprender la marcha de nuevo.
Sorbió su nariz. Lágrimas se habían escapado de sus cuencas. Las limpió con brusquedad, posando la mirada en el paisaje de la ventana.
Subió los pies nuevamente, abrazándose a sus piernas. Escondiendo la mitad de su rostro entre las rodillas, suspirando con brusquedad. Al instante, la impotencia se esparció por su pecho. Cual líquido espeso, presionando contra su corazón.
Las palabras de Aizawa crearon espinas en su pecho y garganta. Punzadas dolorosas que amenazaban con hacerle escapar un llanto descontrolado. Pero lo tragó. Dejando que pasara y se escondiera dentro suyo.
Huyó de los pensamientos cuanto el silencio del auto se lo permitió. No quería llorar. No quería reaccionar a la voz severa de Aizawa como haría su niño interior.
Ni mucho quebrarse frente a ellos. Pero se sentía así, como un niño, y Aizawa lo trataba de aquella forma. Dudando, siendo condescendiente, regañando.
O tal vez no. Tal vez, solo estaba abrumado por todo lo sucedido. Como sí mismo.
No quería molestarlo. No quiso haberle gritado de esa forma. Se estaba dejando llevar por sus sentimientos de nuevo. ¿Por qué no podía controlarse como Aizawa? Ser maduro. No llorar cada vez que discutían. Emocional.
Un cúmulo de emociones y errores, que no podía controlarse en una simple discusión.
En el fondo, con su rostro completamente relajado entre vergüenza y angustia, algo susurró dentro suyo.
Se odiaba, por ser como era.
Apoyó su mejilla contra sus rodillas, refugiándose en el perfil de Hizashi. Quien le vio de reojo, moviendo su cabeza de lado con labios presionados. Estaba apenado.
────… Lo siento ─Aizawa habló, interfiriendo con sus oscuros pensamientos como un haz de luz que le cegó en dolor.
No respondió, limitándose a oír cómo su voz volvía a la de siempre, pero en tintes de tristeza─. Me preocupa demasiado Mako… No quiero que te utilice, teniendo las mismas habilidades y sabiendo cosas. Es impredecible.
Cerró sus ojos con fuerza, presionando su dentadura para reprimir la angustia de sus palabras; aprovechando para escurrir las sobras de lágrimas. Aguardando unos instantes para lograr responderle, sin trastabillar en un llanto.
Hizashi suspiró, viéndole por el retrovisor.
────Puedes hacerlo mejor. ─le replicó, y luego viró al frente.
Un suspiro por parte del pelinegro, y el sonido de cómo se removió en el lugar.
La tensión le estremeció, cuando le notó asomarse por el espacio entre ambos asientos. Akira mantuvo su mirada en él, pero no bajó las piernas. Siguiendo abrazado a sí mismo.
Pero sí dejó que sostuviera su mirada, en un silencio que amenazaba ser frío. Agridulce. Cuando sintió cómo deslizaba una de sus manos hacia la suya, sujetándola con cierta presión.Dejó que lo hiciera, y que moviera su cabeza de lado para verle mejor.
Le dio un respingo a su nariz, tratando de forzar una semi sonrisa. Pero no pudo. Solo estaba el cansancio, y la sensación abrumadora de que todo estaba yendo de mal en peor.
────Sabes que te quiero ─le susurró, como un recordatorio agridulce que alimentó a la culpa de forma inconsciente.
Dejó que le acariciara la mano con el pulgar, presionando sus labios antes de seguir─. Lamento haberte hecho sentir mal.
Silencio.
Akira se limitó a asentir, incorporándose adecuadamente para decir algo. Inhaló, y exhaló. Dejando que el aire tibio del auto le tranquilizara, pero no hiciera desaparecer la impotencia y el dolor de cabeza cual puntada.
La otra mano de Aizawa se deslizó esta vez hacia su rostro, limpiando las lágrimas secas debajo de sus ojos. Los cerró un momento, refugiándose en la gelidez de las extremidades ajenas.
Respiró, silencio apacible. Notó que Hizashi había apagado la radio. Abrió los ojos, encontrándose con Aizawa y su mirada caída. Apagada.
Le asintió, apoyando su propia mano sobre la suya en la mejilla. Dejó fluir el momento, inclinándose hacia el rostro del contrario. Cerrando los ojos al momento en que sus labios se encontraron. Con los labios húmedos de uno, y los secos del otro. Un beso corto, levemente profundo.
Como si aquello, fuera a solucionar los problemas.
Se incorporó, la impotencia con la guardia baja. Aizawa se mantuvo en posición, aguardando con la mirada pérdida en él.
───Está bien ─dijo, carraspeando y sorbiendo su nariz. Tono manteniéndose neutral. Siquiera y podía sonreír o similar a algo agradable─. Lamento haber gritado.
Bajó la mirada, la vergüenza ascendió como un rubor inquietante. Y se autenticó, cuando le respondió.
────Te estabas expresando. Es válido. ─aseguró, negando levemente.
Asintió, esforzándose por hacerle caso a sus palabras. Acomodando sus piernas sin doblar. Aizawa le soltó de a poco, volviendo hacia atrás. El silencio volvió a posarse sobre los tres. Con un ápice de incomodidad.
Y lo confirmó, cuando Present Mic habló.
────Espero que ese beso sea el comienzo de una larga charla entre ustedes. ─dijo, cual advertencia. Igarashi le observó, pero no podía ver la reacción de Aizawa.
Hizashi encogió un hombro, haciendo un ademán con su mano enguantada─. Deberían abrirse más seguido.
Reparó en amargura en el tono. En su expresión hacia él de costado. No estaba convencido de las disculpas.
Pero Akira no respondió, cuando una punzada en su cabeza le hizo paralizarse.
Cerró sus ojos, con una mueca de dolor surcándole por un milisegundo. Los abrió, expectantes. cuando un silencio estremecedor se posó a su alrededor.
Se irguió, posando la mirada en Hizashi y luego en Aizawa. Un nudo se estancó en su garganta y sus latidos se autenticaron, como si hubiera corrido un maratón.
Divisó los labios de Mic decir algo, pero no podía escucharlo. Como si sus sentidos estuvieran apagados, percibiendo algo más allá. Algo más relevante. Una advertencia.
Y todo sucedió en cámara lenta, cuando Akira gritó una advertencia, al reconocer a Mako.
Pero el morocho movió su mano a la distancia, y un montículo de tierra surgió del frente, estampándose contra el auto con violencia.
La inconsciencia abrazó a Igarashi Akira tras recibir una sacudida frenética. Como hundiéndose en algo denso, con lentitud abrumadora. No pudiendo oponerse.
Sus párpados pesaban, con la cabeza hacia atrás, y la mirada al frente. Logrando divisar una figura a la distancia, en medio de la calle. Cabello negro, con una mano alzada al aire.
Mako.
Lo último que sintió fue cómo un líquido tibio se deslizaba de su sien, y el aroma a gasolina envolvió sus latidos.
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. . .
POCO A POCO abrió sus ojos, esfumando la oscuridad de su consciencia. Sintió unas manos sujetarle la nuca y el cuerpo extendido sobre una superficie irregular.
Respiró, esclareciendo la visión. Logrando ver el rostro de Aizawa sosteniendo el suyo con una mano.
El aire le quemó la garganta al ser consciente del mismo, obligándole a toser bruscamente a un lado. Se recuperó. Sus ojos ardían en el humo esparcido sobre su cabeza, y el aroma a gasolina se extendía como el aire de siempre.
Sorbió su nariz. Latidos se incrementaron con fuerza, divisando la sangre que goteaba de la quijada de Aizawa, justo enfrente suyo.
Las palabras se arrastraron fuera de su boca.
────… ¿Estás bien? ¿Dónde… está Mic? ─cuestionó con rapidez al recordar que los tres estaban en el auto. Volteando a buscarlo más consciente. Pero el rubio estaba justo detrás del pelinegro, mirando hacia el frente. Hacia Mako.
Su estómago se revolvió. Mako estaba ahí mismo.
────Estamos bien. ¿Cómo te sientes? ¿Sientes las piernas? ─le cuestionó, acariciando su mejilla con cierta exasperación.
Akira asintió, viendo su cuerpo sin ninguna herida grave, nada más sentía entumecidas sus piernas por el impacto. Pero ignoró aquello, extendiéndole una mano para indicarle que necesitaba ponerse de pie.
Aizawa no rechistó, tomándolo por la cintura y con una mano. Pero pronto lanzó un quejido al incorporarse, teniendo que aferrarse al pelinegro para no caer, cuando una puntada de ardor arremetió contra su pie.
Quiso apoyarlo por completo, pero una expresión de dolor le surcó hasta la médula al hacerlo. Su tobillo estaba quebrado.
────Tienes el tobillo roto. Tenemos que sacarte de aquí. ─indicó, sosteniéndole con ambas manos a su cuerpo, mientras Akira pasaba su brazo por detrás del cuello, acortando la distancia.
Akira no respondió, volteando su rostro hacia el frente, hacia lo que Mic no dejaba de vigilar.
────Aizawa, vete con Akira. ─advirtió Hizashi, haciendo que el susodicho se volteara a verle. Palabras envueltas en seriedad.
Akira negó al instante.
────No… No vamos a dejarte. ─replicó, haciendo el esfuerzo de moverse hacia adelante, pero trastabilló. Aizawa lo mantuvo en pie.
────No es momento de discutir, pretty boy ─farfulló, viéndolo de reojo un instante─. Es obvio por qué está aquí.
Advirtió, provocando tensión en su pecho por el silencio de su mirada, haciendo contraste en los gritos de las personas alrededor, corriendo exasperadas a los lados de la vereda. Como si fueran ajenos al caos que había estallado por el pelinegro.
Mako estaba allí por él.
────No puedes invocar a Shinigami aún, ¿verdad? ─cuestionó Aizawa, pero no dejó que le respondiera. Notó, tarde, que sus lentes especiales estaban colgados del cinturón.
No tardó en colocárselos─. Tienes que irte.
Ordenó. Pero no tardó en negar, al notar la determinación en su tono.
────¡No! ¡No voy a dejarlos! ─exclamó, aferrándose su mano al antebrazo del susodicho.
Entonando exasperación. Aizawa abrió sus labios, a punto de entregarle la respuesta.
Pero el suelo tembló bajo sus pies, justo antes de que alguno pudiera reaccionar. El pavimento resurgió en un montículo, como una garra justo enfrente de los tres.
Sus latidos se paralizaron, cuando el mismo se alzó sobre sus cabezas, lanzándose en su dirección, cortando el aire.
Pero Shota lo hizo a un lado, empujándolo hacia atrás. Akira no logró mantener el equilibrio, cayendo de bruces mientras alzaba la mirada. Con la garra de tierra y cemento envolviendo el cuerpo del pelinegro y alzándolo en el aire.
Un súbito grito rasgó sus cuerdas vocales.
───¡Aizawa! ─gritó, la única reacción que su mente podía tener. Notando cómo los cabellos del pelinegro se movían, producto de su quirk.
La tierra cayó sobre su cabeza al instante, como una caricia de lluvia arenosa, teniendo que cubrirse con sus brazos para evitar cualquier daño. Aizawa mantuvo el equilibrio al caer, agazapado, sin dejar de mirar al frente.
Pero anular el quirk a Mako no lo detuvo. Corrió. En dirección a ellos. Con una velocidad sobrehumana. Akira se aferró al asfalto, paralizado por la forma en que el pelinegro estaba llegando en su dirección. Quedando en la situación de mero espectador. El miedo, conteniéndolo bajo la piel, cual ancla.
Present Mic utilizó su quirk, haciendo estallar una onda de sonido en dirección a Mako. Y distrayéndolo para que Aizawa se acercara lo suficiente. Mako se resistió al quirk, alzando la mirada a través del mismo, anclando una mano al asfalto para no salir disparado por los aires. Su cabellera oscura y ropas siendo los únicos afectados por la ventisca violenta del quirk.
Akira dejó de taparse los oídos cuando culminó. Divisando cómo Aizawa daba el primer golpe directo.
Las bandas del pelinegro chasquearon en el aire, mientras sus cabellos se agitaban con cada movimiento que hacía. No despegó la mirada en ningún momento. Con su corazón bombeando adrenalina, siendo sustentada por el miedo, de que sucedería cualquier cosa.
Mako esquivaba, volteaba y rodaba con tal de no ser capturado por las bandas. Shota logró asestar varios golpes en el rostro con sus puños y patadas. Pero se hizo a un lado tras lanzarse al suelo en una voltereta, sin dejar de verle, para que Mic pudiera intervenir de nuevo.
Hizashi llenó sus pulmones, y su quirk estalló. Los vidrios de los autos a sus costados volaron en mil pedazos. Akira sintió cómo todo vibraba alrededor, teniendo que cubrirse de nuevo los oídos para soportar el sonido, frunciendo el rostro y agachando la cabeza. Pero logrando divisar, cómo Mako saltó en el aire, esquivando por completo el ataque.
Quiso advertirle, pero las palabras no llegaron. Mako surcó el aire de forma inhumana, logrando caer justo a un lado del rubio. Hizashi abrió su boca para volver a utilizar su quirk, pero Mako no se lo permitió. Su pierna cortó la distancia en un movimiento ágil, equilibrando su cuerpo. El pie golpeó el rostro de Yamada con violencia abrupta, haciéndolo trastabillar y caer al suelo.
La adrenalina del momento le obligó a moverse. A decidir entre correr, huir, intervenir. Hacer algo.
Pero solo pudo gritar. Gritar como un maniático.
───¡Déjalo ir! ─vociferó, producto del pavor paralizando su cuerpo.
Obtuvo la atención de Mako, acuclillado frente a un aturdido Hizashi. Akira fijó sus orbes cristalizados en los oscuros del pelinegro. Mako torció el rostro de lado, alzando el extremo de sus labios en una semi sonrisa. Igarashi no reaccionó, entreabriendo sus labios con expectación, al ver cómo sacaba un tanto oculto en su tobillo.
Pero no logró cometer otra acción, cuando Hizashi aprovechó el inconsciente grito de distracción.
Las piernas de Yamada envolvieron a Mako, obligándole a reaccionar al instante y volverse. El corazón de Akira se tensó. Hizashi sonrió con su dentadura sangrando, sujetándo por delante la remera del pelinegro, abriendo su boca. Akira estampó las palmas en sus oídos, y el quirk del rubio, volvió a estallar.
El grito explotó en sus tímpanos aún cubiertos, estremeciendo su cuerpo por completo. Entrecerró sus ojos, viendo cómo Mako fruncía el rostro en dolor, recibiendo todo el impacto del quirk, queriendo zafarse del agarre del rubio. Soportando el poder, paralizado de pies a cabeza.
Divisó la sangre comenzar a brotar de los oídos del pelinegro, y la agonía surcar su rostro. Akira se permitió ilusionarse, aprovechando el momento para sostenerse de la puerta del auto de Hizashi, y forzar sus brazos para ponerse de pie. Buscando a Aizawa pese a la distancia. También estaba aturdido por el quirk, con sus bandas en mano. Listas para ser usadas de nuevo.
Ya lo tenían. Tenían a Mako.
Y en un movimiento que no previó, Mako alzó su mano izquierda, sosteniendo el puñal de su tanto. Por sobre el sonido intentó gritar. La cuchilla cortó el aire, yendo directo hacia el rubio, bajando como una ráfaga de fuerza inhumana, sobrepuesta sobre el quirk del contrario.
La sangre salpicó al instante. El sonido se detuvo de raíz, mientras Hizashi lanzaba un quejido al aire. El agarre en Mako se aflojó. Y el tanto fue alzado con prisa de nuevo.
Aizawa intervino finalmente, asestando una patada en la sien del pelinegro con todas sus fuerzas. Impidiendo cualquier otro movimiento del mismo.
Mako cayó al pavimento de bruces, el líquido carmesí no tardó en brotar de su coronilla, deslizándose por su rostro como un río sangriento. La preocupación por Hizashi subió por su pecho en una ráfaga de dolor. Pero no tardó en contenerse cuando el rubio se puso de pie, notando que tenía un corte limpio en su brazo derecho.
Un aturdido Mako se puso de pie, mientras Aizawa alzaba sus vendas que no tardaron en ir a por él. Pero el pelinegro las evitó al momento, lanzándose a un lado mientras sus manos le impulsan a dar una voltereta a un lado. Aizawa gruñó, volviendo a lanzarlas mientras saltaba en el aire, cayendo delante en una caída segura.
Hizashi le siguió, justo cuando Mako logró ponerse de pie, recibiendo un patada de Aizawa en su quijada.
Shota y Yamada arremetieron contra Mako al instante. Logrando asestarle golpes por ambas partes. Hizashi utilizaba sus puños y patadas, para no tener que aturdir a Aizawa con su quirk. El mismo trataba de aprisionar a Mako con sus bandas.
Los golpes cortaban el aire, impactando en los cuerpos del trío de diferentes maneras y lugares. La sangre salpicaba. El tanto de Mako cortó y rasgó, moviéndose entre sus manos. Danzando entre la violencia, expresiones coléricas, surcadas por el dolor de heridas abiertas en el cuerpo.
Reaccionó cuando Aizawa recibió un puñal directo de Mako en el hombro. Cegó su mente de cualquier pensamiento racional, impulsándose al frente para intervenir. Para ayudar. Presionando su dentadura, suprimiendo el dolor de la lesión tras darle una mirada rápida.
Pero un sonido en seco le hizo detenerse, alzando la mirada del tobillo roto. Orbes café se agrandaron en pavor, cuando Mako logró someter a Hizashi, viéndole directamente, mientras Aizawa lo contenía desde atrás en una llave.
Lo que le paralizó, fueron los ojos de Mako. La forma en que se encontraban abiertos de par en par, fijos en el rubio aprisionado debajo suyo; quien no estaba oponiendo resistencia alguna.
Los ojos de Mako, sus iris, eran carmesí.
───¡Corre! ─vociferó Aizawa. Su voz profunda y exasperada en seriedad le hizo volver en sí. Le obligó a reaccionar, cuando Mako le dió un puñetazo a Hizashi, resistiéndose al agarre de Shota.
Se detuvo. Mako alzó su mirada sangrienta, el rostro oscuro sangrando de diferentes lugares. Una pintura tétrica, divisando a la distancia. Infundiendo con solo una mirada, lo que le imposibilitaba a reaccionar como héroe. Con valor. El miedo en su interior estalló como un tsunami cegador.
Y su mente, que estuvo balanceándose entre pelear o huir. Eligió huir.
Sus músculos se accionaron en un ráfaga de adrenalina, impulsándolo sin pensarlo.
Forzó su pie herido, rengueando con sus puños cerrados y crujiendo dientes. Ignoró los sonidos chasqueantes de la bufanda de Aizawa, con un dolor agudo en su corazón por ello. No podía hacer nada. Como una presa herida, eligiendo sobrevivir.
Los gritos de personas a su alrededor retumbaron, con las figuras de las mismas corriendo en todas direcciones una vez que dobló en la esquina. Salían de un edificio, pero Akira creyó que ya habían evacuado todo.
Su corazón latió con fuerza, amenazando con salirse del pecho. Sus cuencas se movieron, erráticas hacia todas direcciones. El tobillo ardía en brasas de dolor. Pero siguió corriendo, con las punzadas en sus piernas gritándole que se detuviera.
Con su mente a la par, ideando qué podía hacer para ayudarles. Preso de la vergüenza por su accionar. De su estado.
No podía hacer nada. Huír. No podía hacer nada sin Shinigami. Era un héroe, que no podía siquiera defenderse a sí mismo.
La adrenalina impulsó sus palabras hacia las personas alrededor.
────¡Corran! ¡Aléjense de aquí! ─exclamó, haciendo un ademán brusco con su mano derecha. Desconociendo su voz, rasposa, afónica, envuelta en pavor a la par de una expresión surcada por miles de emociones.
Y los pensamientos de miedo le inundaron cuando dejó de escuchar los chasquidos de la bufanda de Aizawa, y los quejidos de Mako por sobre el caos violento a su alrededor.
¿Dónde estaban los héroes? ¿Por qué aún no había llegado ninguno? ¿Nadie había dado aviso de la situación? ¿Por qué…?
Un zarpazo violento impactó contra su pierna derecha. Cegando su mente al instante. El grito violento como respuesta rasgó su garganta. Flaqueó, mordiendo el asfalto en un golpe conciso.
Pero su instinto, el miedo paralizante, le obligó a seguir moviéndose, ignorando la sangre brotando de su labio por el golpe y el ardor allí mismo. Acarició el suelo, arrastrándose hasta quedar apoyado contra el lateral de un auto.
Respiró con brusquedad, dando pequeñas bocanadas en pavor. Procesando el violento golpe. Las puntadas en su pierna se hicieron notar. El temido líquido tibio no tardó en deslizarse por su pantorrilla, debajo de su pantalón.
Latidos se incrementaron. Palpitando. Temió, bajando la vista poco a poco. Dejando escapar un quejido de impotencia. El lateral de su pierna derecha se encontraba rasgado, en un corte limpio de diez centímetros con seguridad. Lo cubrió con su propia mano, presionando su quijada en cuanto hizo contacto con la carne abierta y la sangre escurriéndose entre sus dedos.
Frunció el rostro, bajando la mirada. Dejando que su respiración se tornara violenta, reinada por la angustia que estaba nublando su vista. Pero siquiera tuvo tiempo de seguir sollozando.
El auto detrás suyo crujió con violencia, obligándole a voltearse expectante y caer de frente. Mako se encontraba de pie, detrás del vehículo. Éste alzó una de sus manos, a su vez que controlaba el asfalto, logrando levantar el auto en un montículo similar a una mano.
Akira crujió dientes, divisando el rastro de sangre que brotaba de su coronilla, cubriendo la frente por completo. Mako le perforó el alma con sus orbes, ahora, maniáticos. Acompañados de una expresión desorbitada en locura.
Lanzó un quejido en cuanto el morocho alzó su mano, y todos sus sentidos estallaron.
Se impulsó a rodar hacia adelante, tan lejos como sus fuerzas le permitieron. Pudiendo evadir el auto destrozando el asfalto por el impacto.
Agazapado. Mako torció el rostro, una sonrisa de labios finos le saludó. Akira respiró por la boca, tratando de no dejar de presionar la herida en su pierna.
Los gritos de personas siguieron a la distancia. Pero Akira solo podía oír el sonido de sus latidos. Palpables detrás de su cabeza, en su sien. Sus orbes titilaban en pavor, cuando escrutó los labios del contrario moverse.
────Escurridizo. ─le oyó, por primera vez. Voz de terciopelo, entonada en seriedad retorcida. Ocultaba un abanico de sentimientos oscuros. Como si hubiera escuchado al heraldo de la muerte, que venía por su vida.
Y el lado racional salió a la luz, empujándose entre el caos interno agonizante.
Forzando las palabras desde el fondo de la garganta.
────¡¿Qué quieres?! ¡¿Qué sucedió con..?! ─pero no culminó la oración entonada con dolor, cuando un montículo de asfalto brotó hacia su rostro, arremetiendo contra el mismo con violencia inesperada.
El dolor le cegó. Su cuerpo cedió al impacto, cayendo secamente a un lado.
Puntos blancos nublaron la mente, y sus oídos zumbaron. Besó el asfalto cuando un chorro de sangre carmesí se deslizó fuera de sus fosas nasales, obligándole a toser al punto de rasgar la garganta, y la falta de aire le congestionara.
Sangre pasó por su boca, teniendo que escupirla a un lado. Tratando de recuperar el aliento, tomando bocanadas desesperadas.
────Cállate. ─le oyó, justo encima suyo.
Alzó cejas, dentadura presionada en cólera. Líquido carmesí mermando de sus fosas nasales y dentadura. Su expresión contrastó con la gelidez de Mako. Un glaciar, siendo impactado contra un barco en llamas repleto de combustible.
Se violentó, obligándo a ponerse de pie y enfrentarlo al menos con sus habilidades comunes. Boca arriba, manos al asfalto, ayudándole a incorporarse con brusquedad, ignorando la herida abierta en sí.
Pero Mako apenas y se lo permitió, apoyando su bota contra el pecho en un golpe conciso.
Akira perdió el aliento.No desaprovechando la oportunidad, golpeando la pierna del contrario. Expulsando quejidos coléricos mientras mostraba su dentadura sangrienta.
Mako presionó aún más, obligándole a detenerse con una expresión desesperada por querer quitarselo de encima.
El pelinegro volvió a golpearle, alzando su bota y estampándola en el estómago esta vez. Akira tosió sangre, perdiendo el aliento al ser expulsado cual arcada grotesca.
Mako aprovechó el momento de exposición. Se agachó, apoyándose por completo sobre el del pelirosa. Akira ignoró el ardor en su tronco, moviéndose errático bajo el cuerpo del susodicho. Extendió sus manos para darle un golpe conciso en la quijada, pero Mako las detuvo, tomando las muñecas al mismo tiempo mientras las elevaba sobre la cabeza de Igarashi, junto a sus brazos.
Permitiéndole quedar a escasos centímetros de su rostro. Akira no tardó en escupirle. Su corazón palpitó errático. Cólera y sentimientos negativos abrumando junto a la adrenalina. No podía hacer nada.
────¡Suéltame! ─vociferó en su rostro, escupiendo gotas de sangre en la piel lechosa del contrario.
Buscó una alternativa al no obtener respuesta, levantando sus piernas para hacerle una llave. Mako captó aquello, moviendo dos de sus dedos con un ademán, sin soltarle. Al instante, el asfalto resurgió como cadenas, sujetando las rodillas de Akira contra la superficie dura. Paralizando por completo.
Akira volvió a retorcerse, echando su cabeza hacia atrás para querer darlo vuelta sobre sí mismo. Pero la fuerza de Mako era mayor que la suya, por lejos. Los quejidos de resistencia siguieron brotando, mientras el caos se disipaba alrededor.
Volvió al frente, cuando se resigno a la posición vulnerable, y al ver que el peli negro se limitaba a verle. Pecho envuelto en un vaivén inquieto, y sus cuencas marrones desorbitadas en un huracán de diferentes emociones. Mostrando dientes sellados entre sí.
Sintió la respiración de Mako, prácticamente sobre su pecho. Al unísono de la suya. Le inquietó, prestando atención. Como si esperara a que se calmara. Viéndole con aquellos orbes fríos. Sin el resplandor carmesí que le había paralizado antes.
───¡¿Qué quieres?! ¿Te mandó la Liga? ¡¿Por qué me atacas?! ─gritó, contrastando con su expresión a la vez que se movía más al frente.
Mako esperó a que calmara su expresión, como si estuviera analizando algo.
───… No te pareces a tu abuela. ─replicó, en un susurro. Congelando su mente.
Sus emociones se apagaron por la voz de Mako. Como un soplido. Siguió viéndole. Rostro fruncido en consternación.
───¿Qué…? ─cuestionó, en un hilo anonadado.
Mako movió apenas su rostro a un lado.
───Tienes los mismos ojos, pero los de ella son oscuros. Como sus pecados ─susurró, a escasos centímetros de su mejilla─. ¿Qué tan oscuros son los tuyos, Akira?
Movió el rostro a un lado, evadiendo el del contrario al instante cuando sintió su aliento caliente más de la cuenta. Torció sus orbes a la izquierda, incrustándolos como si fueran las navajas que deseaba tener en aquel momento.
───No me toques ─farfulló─. Responde mis preguntas, imbécil.
Escupió. Casi gruñendo sobre el rostro.
Mako bufó cual suspiro.
───… Sí te pareces en cierto aspecto ─admitió. Akira notó cómo elevaba el extremo de sus labios una fracción de segundo.
El disgusto subió por su rostro. ¿Cómo podía estar así de tranquilo, luego de violentar sin piedad contra Aizawa e Hizashi? ¿Qué les había hecho? ¿Por qué no habían aparecido aún? ¿Por qué estaba haciendo todo ello?
Su respiración volvió a tornarse irregular. Entonando la respuesta en tonos coléricos.
───¿Haces todo esto por venganza? ¿Contra mi abuela porque es un héroe? ─cuestionó.
Mako encogió un hombro. Voz serpenteando.
───Ya debiste haberte dado cuenta. De cuán falsos son los héroes ─indicó, asomándose aún más─. Solo quiero abrirte los ojos.
Negó. ¿De qué estaba hablando? Era un lunático, como todos los villanos. Queriendo arremeter contra la sociedad de héroes.
───Estás demente. Aléjate de mí, y de mi familia. ─replicó, presionando su quijada con odio. No dejaría que siguiera con la suya.
Y la respuesta no tardó en estremecerle, cuando su voz resonó cerca del oído.
───Sabes, tu familia te guarda secretos... Yo soy producto de ellos. ─murmuró.
Las palabras quedaron estancadas. Orbes incrustados en compañía. Paralizados.
¿De qué estaba hablando?
No logró responder. Mente en blanco, pero con suposiciones queriendo salir a la luz. La primera era, que estaba inventando todo ello.
Pero la forma en que le miró, sin violencia, sin rastro de emociones negativas, párpados caídos. El agarre sobre sus manos había aflojado, no lastimándole. Y su voz, tranquila.
───Yua Suzuki cometió errores, Akira. Errores que ahora está ocultando bajo su fachada de heroína ─continuó, sin quitarle la vista de encima─. Tú no eres culpable de ellos.
Gesto de negación, mirada perturbada. ¿Hacía todo esto por su abuela? ¿De qué estaba hablando? ¿Por qué le susurraba cada palabra como si fuera un secreto?
───¿De qué estás…? ─quiso replicar, siendo interrumpido con brusquedad.
───No quiero matarte. Tú no debes pagar por lo que hizo… Solo quiero abrirte los ojos ─advirtió Mako, frunciendo su ceño y acrecentando su tono en las palabras, como si quisiera tatuarle las palabras a través de la mirada─. La sociedad de héroes no te merece. Nunca perteneciste ahí.
Bufó, queriendo sonreír por la ironía. Entonces ahí quería llegar. ¿Quería llevarlo al otro lado? ¿Qué estaba pensando?
Pero entre líneas, y bajo el subconsciente de Akira, algo se concentró en oír lo que el pelinegro estaba diciendo.
Bufó.
───… No esperes qué me una a tí después de todo lo que hiciste. ─susurró en su tono, a modo de burla.
Pero Mako siguió viéndolo, de aquella forma en que pareció obligarlo a apaciguar sus emociones. Fríamente silencioso. Antes de darle la respuesta que le cegó por completo.
───Dime algo. ¿Eres respetado y valorado como héroe? ─preguntó─. Alguna vez, incluyendo a tú pareja. ¿No te cuestionaron por tus acciones?
No respondió.
Siguió viéndole. Paralizado. Sintió la adrenalina comenzando a diluirse dentro suyo, dando paso a un ardor abrasador en su pierna y tobillo. Silencioso. Perdido en la mirada azulada de Mako. En las palabras, que habían tocado una parte profunda de sí. Una, que le obligó a no negar lo que había dicho.
Pero impulsó la indignación, de no poder darle la razón, ni tampoco negárselo.
───… No sabes un carajo. ─susurró, entre dientes. Bajando sus párpados, cuando Mako acercó su rostro, con un gesto de negación.
Y sintió, cómo acariciaba su corazón con sus palabras.
───Te lastiman demasiado, ¿no? ─cuestionó─. Puedo verlo en tú mirada. Puedo verlo, Akira.
Insistió en un susurro. Y Akira lo sintió, como si hubiera acariciado su corazón con una navaja, y estuviera presionando la punta. El dolor le estrujaba por dentro, estremeciéndolo en impotencia.
Y la adrenalina se disipó por completo de su cuerpo, así como las emociones negativas, que dieron paso al dolor en cada rincón de sí.
La respuesta nunca llegó. Ni tampoco la oposición. Solo hubo silencio. Una mirada que cedió al momento, al cansancio mental, y amenazó con cristalizarse. Y la otra, que observaba atento, con fría indiferencia, pero observaba.
Admiró el rostro herido de Mako. Con la sangre pareciendo brotar de cada esquina del mismo. Empapado en sangre, sintiendo cómo gotas de lluvia le caían en el rostro. Pudo sentir, ahora siendo consciente por completo, de un calor y algo húmedo en el cuerpo de Mako sobre sí. También estaba herido en el abdomen.
A su alrededor, las sirenas se hicieron oír. Cortando el velo apacible que se había formado por ambas partes. Akira sintió cómo algo zumbaba en el aire, y el barullo resurgió a la distancia. Como si todo volviera a la normalidad. Como si hubiera estado en una burbuja todo este tiempo.
El cansancio subió por sus piernas entumecidas. Y sus latidos se tornaron densos, calmos. Al igual que la respiración, y los párpados amenazando con caerse por completo.
Había perdido demasiada sangre. Y el dolor le envolvió como una manta densa y espinosa.
Mako le soltó, pero Akira no atacó. Le admiró unos momentos, con una sensación agridulce en su mente por no poder detenerlo. Como si hubiera tocado algo dentro suyo. Una fibra sensible. La que había ocultado bajo su inconsciente demasiado bien todo este tiempo.
Las sirenas aumentaron. Y la oscuridad del anochecer envolvió sus sentidos. Pero logró ver el rostro de Mako cuando se agachó por última vez. Percibió sus labios acariciar su oreja, junto al aliento caliente.
───No confíes en nadie ─susurró, Akira sintió un escalofrío estremecerle─. Los héroes no tienen las respuestas…
Culminó. Antes de oír cómo algo cortaba el aire a la distancia. Akira admiró los orbes fríos de Mako por última vez, viendo cómo alzaba su tantõ en el aire. Antes de dejarlo inconsciente en un golpe violento contra su sien.
. . .
horas más tarde
🌃 ────Departamento de Igarashi Akira.
. . .
LA MÚSICA DEL TELEVISOR reinaba en el departamento, quebrando el silencio que amenazaba con destronarlo.
El aroma a medicamentos y café resbalzaba. Sumando la brisa tibia que se filtraba por las ventanas abiertas, serpenteando las cortinas de forma apacible e inquietante.
Así como la mirada perdida de Akira.
Había despertado hacía una hora. La herida de su pierna desinfectada y cosida, ahora en alto sobre una mesilla, mientras su cuerpo adolorido descansaba sobre el sillón. Tobillo envuelto en vendas que mantenían todo en el lugar.
Porque para su suerte, tras las horas pasadas, Shinigami había despertado. Utilizando su regeneración para hacerse cargo, cuánto podía permitirse, de las heridas.
La situación había pasado. Aizawa e Hizashi estaban a salvo -heridos, pero a salvo- en el departamento también, tras haber dado un reporte con la policía sobre lo sucedido y evadir a la prensa. Con el agridulce recordatorio de que Mako había escapado.
Los pensamientos de Akira se envolvían en inquietud. En una marea de incomodidad, vergüenza, culpa, cólera e impotencia. Que subía poco a poco, amenazando con ahogarlo por completo.
Le había contado al dúo lo sucedido con Mako. Con detalles que le estremecieron, y provocaron una reacción en cadena. Con el pelirosa consumiéndose por lo sucedido en el sillón, Aizawa charlando por teléfono con quienes se enteraron de lo sucedido e Hizashi, caminando en su dirección tras haber dejado las ropas sangrientas de todos en el lavabo.
Akira volvió en sí cuando Kohi subió al sillón de un salto y lloriqueando, se acurrucó junto a su pierna sana. Le acarició, presionando sus labios. El cachorro se mantuvo a su lado incluso cuando la presencia de Hizashi se hizo notar en el living.
───¿Cómo te sientes? ─preguntó el rubio, en un tono igual de tranquilo de cuando estaban en el auto. Notó que en su mano tenía un bento pequeño, pero se veía abundante.
Hizashi no esperó a que respondiera, sentándose a su lado con una exhalación, llevando su atención al rostro del pelirosa─… Faltó cubrir esa herida en tu mejilla.
Advirtió, señalando su propia mejilla. Akira se palpó allí, notando sangre seca y un pequeño corte, como la mitad de su dedo meñique. Una punzada de ardor le arremetió tras seguir toqueteando. No se había percatado de la misma hasta ahora.
Alzó la mirada a un Hizashi concentrado en los elementos para hacerse cargo de la misma.
Como haciendo a un lado lo sucedido. No lo culpaba por ello. Todos estaban omitiendo tener demasiada charla sobre el ataque. No le molestaba. Le era mejor para su mente.
Mic escabulló sus finos dedos por el agua oxigenada, un pequeño parche y gasas.
Notó que se había desecho de su ropa de héroe, quedando en una remera blanca a juego con un pantalón gris -cortesía del guardarropa de Aizawa-. Y su cabellera rubia, sostenida en un moño bajo, pese a que unos mechones se les escapaban por delante.
Tomó el bento que había dejado sobre sus muslos, dándole una semi sonrisa y agachando su cabeza levemente cuando el rubio le miró de reojo.
El aroma de la comida le llegó, llamándolo, pero su estómago se revolvió por el mismo.
Encogió un hombro, dándole un gesto suave de negación, tras no poder buscar las palabras para responderle. Porque no estaba bien, pero no podía decirlo en voz alta. Un amargo sabor deslizándose por la boca, haciéndole recapitular todo lo sucedido.
La mirada carmesí de Mako. El momento en que se paralizó, y por culpa suya, Aizawa y Mic habían salido heridos. La advertencia del pelinegro resonando como un eco escalofriante.
« No confíes en nadie. Los héroes no tienen las respuestas »
¿A qué se refería? ¿Por qué había dicho eso? ¿Lo dijo a propósito?
Pensamientos envueltos en amargura e impotencia. Cansancio y frustración. La voz gélida de Mako filtrándose, haciendo eco dentro suyo. Las posibilidades y preguntas sobre sus palabras emergieron con la marea abrumadora de sus sentimientos.
Una presión cálida en su mano le hizo volver en sí.
────Tierra a Akira, necesito que doble el rostro, please. ─bromeó, haciendo que tenía un micrófono en su oreja.
Akira procesó el pedido, tras asentir, queriendo sonreírle a la par por el comentario. Pero dejó que el optimismo se esfumara, con un vacío doloroso en su pecho. Una impotencia. La que nunca desaparecía. Siempre presente.
Cerró los ojos un instante al sentir los toquecitos de la gasa sobre la herida.
Si no hubiera discutido con Aizawa. Si solo hubiera mantenido el margen y vuelto a casa por cuenta propia, ¿nada hubiera pasado? ¿Estarían a salvo? ¿Mako nunca hubiera dicho aquellas palabras que helaron su sangre?
Si hubiera hecho otra cosa. Si hubiera pensado mejor…
Le miró, con los párpados caídos. Perdiéndose en el alivio que era su presencia. Sin incomodidad. Su mente reaccionó, relajando su rostro al punto en que Hizashi viera el cansancio y la preocupación mencionada azotando su piel.
La impotencia le susurró, absorbiendo la fuerza de su voz.
────Fue culpa mía… ─replicó, encogiendo un hombro
Hizashi no tardó en torcer su rostro a un lado, alzando una de sus cejas rubias.
────Si vuelves a decir eso tendrás que curarte la herida tú solo. ─dijo, en tono de broma. Dejando que los párpados cayeran en una mirada entrecerrada.
Akira suspiró un hilo de fatiga. Sin ánimos de discutirle. Perdiéndose en el rostro del susodicho a modo de distracción. Los moretones en Hizashi le inquietaron, recordando lo que sintió cuando Mako se los proporcionó.
Manchas oscuras y rojizas debajo del ojo izquierdo, surcando el pómulo como rastros de pintura sin quitar. Labio partido y una bandita cubriendo una herida en su ceja complementaban todo. También escrutó la herida cosida en el hombro, con la remera sin mangas, dejando al descubiertos sus brazos repletos de moretones.
Desvió la mirada a la comida. Forzándose a tomar un trozo de carne con los palillos, impulsado por la ansiedad de querer ingerirla sin siquiera pensarlo.
────Tengo un mal presentimiento. Con Mako ─habló─. Como si fuera un presagio. De algo peor… Algo muy malo.
────Solo es astuto y sabe cómo atacar ─le replicó, apunto de culminar con la herida─. Si hubiera estado Shinigami, lo derrotaban en un segundo.
Negó. Teniendo oído solo para los pensamientos intrusivos.
────Si solo hubiera sido más listo, ustedes no estarían heridos. Ni el joven Bakugo ─dijo, susurrando el nombre del joven con dolor─. No hubiera pasado lo de la Academia. Hubiéramos evitado...
────No es tu culpa. ─le interrumpió, deteniéndose y alejando el rostro un instante.
Akira entornó las cuencas cristalinas del rostro. Dando un gesto de afirmación tras sostener la mirada contraria con amargura.
Sí lo era. Los dedos apuntaban en dirección suya, todo el tiempo, por cada accionar que tenía.
Y ahora Mako. Él era culpa suya y de su abuela y los secretos guardados bajo llave. Pero él no tenía la llave, ni tampoco los había ocultado.
Exhaló en silencio. Dejando salir la irritación goteando impotencia.
────Tengo miedo, Mic. De lo que puede llegar a pasar… ─confesó, por su inconsciente. Estrujando las mangas mientras su voz se disipaba cada vez más en un susurro sollozante─. No pude detener a Mako. Todos salieron heridos…
Su voz se quebró, obligado a bajar la mirada y limpiarse las lágrimas que se derrocharon antes de tiempo. Una puntada arremetió contra el corazón, oprimiendo.
────Hey, no. No digas eso ─consoló, dejando los elementos a un lado, pero no logró consolarle unas simples palabras. Hizashi exhaló─. Ven aquí.
Advirtió, quitándole la comida y dejándola en la mesilla. Le extendió los brazos, y Akira no opuso resistencia alguna. Hizashi emparejó la distancia, colocándose prácticamente pegado a su lado, para que lograba inclinarse y abrazarse contra el pecho.
No se inclinó demasiado, dejando que Mic hiciera todo el trabajo. Se acurrucó en su pecho, envolviendo sus brazos alrededor del tronco. Sintió cómo le correspondía, acariciando su cabeza y espalda. Movió el rostro a un lado, con el confort del abrazo deslizándose en consuelo.
Sus latidos disminuyeron, y el sollozo se apaciguó. Sorbió la nariz, arrullando su rostro en el contrario. Como si buscara, inconsciente, más del calor que Aizawa debería estar dándole.
Párpados cayeron en un velo oscuro, teniendo que calmar su interior mientras disfrutaba del consuelo. Fue consciente del aire ingresando al cuerpo. Inhalando, exhalando.
Sintiendo los latidos de compañía debajo suyo. Si bien podía oler el aroma de Aizawa por el atuendo que le había prestado, era más consciente del calor de Hizashi acariciándole.
────¿Te confieso algo? Después de que huyeras, y Mako fuera tras de tí, recordé algo. ─le oyó, con las vibraciones de su voz resonando debajo suyo.
No se separó de él, limitándose a alzar su mirada y despegar el rostro apenas del pecho.
────… ¿Qué cosa? ─preguntó, notando que su voz abría brotado murmurante.
Hizashi relamió su labio inferior. Mirada apagada, acompañada de párpados caídos al igual que él. El pecho del susodicho se elevó, había tomado una inhalación.
────Si soy sincero, tenía miedo de que te matara. Porque no podías invocar a Shinigami. Y Aizawa y yo estábamos muy lejos para intervenir si pasaba algo ─continuó, meneando la cabeza apenas. Estiró su labio con una sonrisa fina─. Y recordé cuando nos conocimos.
Culminó, obteniendo la atención completa de Akira. Suspiró, bajando la mirada un instante para sumarse a la anécdota. Con melancolía en su voz tras replicar.
────Primer día como profesor ─comenzó─. Estaba en la cafetería. Te acercaste y quejaste de por qué tenía tantas cosas de color rosa en mí.
Dijo, volviendo a verle. Hizashi encogió ambos hombros. Su voz chispeó, recuperando el tono alegre que le calmaba.
────Tenías muchas cosas. Las donas, tus zapatillas, tu pelo, tu bolso. ─ennumeró, levantando su mano un instante─. ¡Hasta audífonos!
Exclamó, pero sin estremecerle en el tono. Akira sonrió, apenas pero inevitablemente. Estirando sus labios rosados en una fina línea, con una herida seca en el inferior.
────Fue un poco grosero de tu parte ahora que lo pienso… ─replicó. Se tomó un momento, sosteniendo su mirada mientras seguía recordando─... Y luego yo te dije que combinaban con mi cabello. Para molestarte, porque creí que estabas burlándote de mí.
────¡Ha! Me intimidaste por un segundo, lo admito ─murmuró, ganándose apenas una sonrisa tras guiñar un ojo─. Pero sí, fue justo eso. Y luego creo que me había disculpado porque noté que me tirarías el café encima.
Una risa envuelta en suspiro se le escapó. Recordando el momento como si no hubieran pasado casi 5 años ya. Presionó sus labios.
────Sí… También fue esa vez que me diste el apodo, cuando seguimos hablando y me di cuenta que eras agradable. ─continuó, complementando el recuerdo entre ambos.
Hizashi asintió.
────Pretty boy. Fue lo primero que pensé cuando te vi en la cafetería ─replicó, sonriéndole con labios sellados. Inhaló─. Y claro, luego te enteraste que era cercano a Shota y la historia de cómo te ayudé a conquistarlo comenzó.
────Y pensar que nos hicimos más cercanos también gracias él. ─agregó.
Mic hizo una mueca con sus labios.
────Sí bueno. Pero me conociste primero. ─murmuró, fingiendo que le había ofendido.
Akira alzó ambas cejas, moviendo su rostro de lado.
────Tengo amor para ambos. ─replicó, en tono de broma y seriedad. Pero se limitó a susurrar, para molestarle. Viendo el resultado de sus palabras en un rubor suave en el rostro de Hizashi.
Sonrió por eso. Sintiendo un calor de igual manera en su rostro. Teniendo que evadir la mirada del rubio para que no lo viera.
La impotencia se había esfumado, siendo reemplazada por sentimientos tibios y levemente tranquilos, pese a que el recuerdo de lo sucedido no desapareció, se había olvidado unos minutos del mismo. Pudiendo procesar desde otra perspectiva.
────Fue como un flash. Como cuando te dicen que ves tu vida antes de morir ─prosiguió, soltándolo para sentarse de forma adecuada, moviendo su cabellera de lado en un respingo─. Yo creo que solo recordamos algo sencillo, como lo nuestro. Si sobrevives, sabes a qué darle importancia.
Dijo, ganándose su mirada tras soltarse del abrazo. Las palabras resonaron en sí en un estallido de confort, como solía sentir estando cerca suyo. Estiró los labios de lado. Sosteniendo los orbes del contrario.
────No puedo prometerte que todo estará bien. Nadie sabe qué sucederá ─continuó, su voz brotando en un optimismo de terciopelo─. Pero te prometo, que no estarás solo. No importa qué pase.
Le asintió, no pudiendo contenerse, y en vez de devolver el abrazo, escabulló su mano sobre la suya. Hizashi le correspondió, presionándola acompañada de una sonrisa sellada.
────Gracias ─murmuró, y entonces su corazón se enterneció─. Pero… Lamento involucrarte en todo esto.
Aclaró, apenado, en un respingo de dolor por Mic. Pero el susodicho negó, acariciando su mano con el pulgar.
────Yo decido estar aquí ─rechistó─. Para eso están los amigos.
Alegó, haciendo que una sonrisa de lado naciera por sí sola.
Quiso continuar la charla, pero los pasos entrando al living le hicieron detenerse. Ambos voltearon, escrutando a Aizawa finalmente.
El pelinegro los admiró, mientras acortaba la distancia. Akira soltó a Hizashi cuando el susodicho se removió en el asiento, para que el pelinegro pudiera sentarse a su lado.
────¿Están bien? ─preguntó Shota, escrutando la pierna de Akira con el celular en mano. Akira se limitó a asentir. No espero otra respuesta para proseguir─. Ya contacté con el Director. Le dije lo que pasó. Será mejor que todos escuchemos.
Dijo, colocando el celular en medio de la mesita, estaba en llamada y altavoz. La mención del Director dio una punzada en su pecho, que se autenticó, cuando le oyó.
────Akira, Yamada. ¿Cómo están? ─preguntó.
Akira observó a Mic, quien replicó por ambas tras encoger sus hombros.
────Podríamos estar mejor, la verdad. ─dijo, rodeando la mesa para acercarse a la cocina.
Aizawa llamó su atención, posicionándose a su lado y señalando el sillón con la mirada.
────¿Puedo? ─señaló. El cansancio escabulléndose entre palabras.
Le asintió, notando cómo se ataba su cabellera en una coleta alta, dejando mechones al costado del rostro. Tomó asiento, hundiendo el sillón en un quejido reprimido.
Dejó que colocara su brazo detrás de su cuello. Akira no opuso resistencia, inclinándose para apoyarse contra él. Sintió cómo deslizaba su mano por el rostro, dándole suaves caricias en la mejilla, evitando el parche que Mic había usado para cubrir la herida allí mismo.
Un agridulce sabor se deslizó por la boca, mientras el Director seguía hablando, pero con Hizashi. Su mente puesta en automático. Cansada. Envuelta en una fatiga mental de la que solo en aquel momento fue consciente. Se hundió aún más contra el pelinegro, dejando escapar un suspiro.
Relajando el cuerpo. Por instinto, volteó hacia Aizawa, el cual juró había murmurado algo.
Posó sus cuencas apagadas en las contrarias, compartiendo el cansancio en una sola mirada. Los moretones de Shota saludaron a su impotencia. Un cúmulo rojizo en ojo derecho y pómulo izquierdo, similar al de Hizashi. Labios partidos. El ojo izquierdo inyectado en sangre.
Aizawa movió la cabeza de lado, alzando sus cejas, como preguntándole con la mirada qué ocurría. Akira no tuvo el valor para sonreírle, ni para decir algo. Se limitó a bajar la mirada, sin siquiera pensar en las heridas que tenía por todo el cuerpo, cosidas, claramente.
────… No esperaba que Mako volviera a atacar. Ese joven es muy peligroso. ─oyó al Director, trayendolo en sí.
────Es un dolor en el trasero, la verdad. ─replicó Mic, de pie junto al sillón para una sola persona, y una taza humeante en mano. Akira recordó que Mic solía irritarse la garganta por culpa de su quirk, bebidas calientes con miel, entre otras, lograban aliviarle.
────Akira. Intenté ponerme en contacto con Suzuki Yua, pero al parecer está muy ocupada, ¿creés poder contactarla? ─cuestionó.
Akira asintió, pero luego forzó la voz, ya que en realidad no podía verlo.
────Eso creo. Siempre está ocupada en Tokio. Dudo de que sepa lo ocurrido hasta dentro de unos días ─dijo, encogiendo un hombro con amargura─. Al menos, sabemos qué quiere Mako.
Agregó. Obteniendo la respuesta de Aizawa.
────Podemos sugerir. ─dijo, viéndole de reojo.
Suspiró, dando un gesto de negación hacia el teléfono.
────Está detrás de mi abuela, de mi familia ─habló, más para sí mismo─. Pero no sé por qué. ¿Venganza de algo?
Cuestionó, viendo a un concentrado Aizawa en la nada. El susodicho arrastró las palabras.
────O lo están usando para derrotarte a tí y a tu abuela. Porque son héroes ─dijo, sosteniendo su mirada finalmente─. Recuerda que detrás de él está la Liga de Villanos.
Aclaró, haciéndolo asentir con amargura. Claro que lo sabía. Eso empeoraba todo.
────Pero no dejaremos que ese imbécil se salga con la suya. ─intervino Mic, con cierta brusquedad. Ganándose su mirada.
────Ya alerté a los profesores de lo sucedido, y seremos más precavidos en los horarios de la Academia ─agregó el Director─. Por eso mismo, lamento informar que cancelaremos la celebración. La fiesta entre profesores.
No pudo evitar decepcionarse, pero era lo mejor después de todo. Siguió observando a Mic.
────Mako lo está haciendo muy personal. ─farfulló Mic, haciendo una mueca con sus labios.
────Aizawa propuso mantenerte en un lugar seguro hasta que logren atrapar a Mako ─informó el Director─. ¿Qué opinas de eso, Akira?
Preguntó, pero su mente no tardó en reaccionar.
No se ocultaría de Mako. No era un cobarde. Lo había tomado desprevenido como la serpiente astuta que era. Pero ahora podía prevenirse.
────Quiero seguir con los alumnos, pero prometo estar a la defensiva ─respondió, entonando las palabras en seriedad─. No volverá a ocurrir nada malo.
Aseveró. Mic le asintió con una media sonrisa. Aizawa por su parte, pese a que no lo estaba mirando, sintió cómo le daba una caricia en su cuello, cerca del hombro.
────Bien. Respeto tu decisión. ─comprendió.
────De todas formas, dudo de que logren atraparlo ─intervino Mic. Akira le miró, y el silencio que procedió por los presentes le obligó a proseguir─. No lo digo como pesimista. Si pensamos en lo ocurrido hasta ahora, Mako no es un villano cualquiera. Sabía cómo y cuándo atacar, incluso estando Aizawa y yo… Es muy peligroso, y aún más, si teorizamos que podría aconsejarle a la Liga.
Concluyó, a sabiendas de lo que todos sabían ya.
Pero la simple idea de qué Mako estaba aconsejando a la Liga de Villanos, provocaba un hueco de vacío en el estómago.
────También es peligroso por sus habilidades ─acotó Shota─… Siquiera y sabemos cuáles son en realidad.
Dijo. Y Akira recordó los ojos de Mako. Carmesíes. Teorizando. Teorizando.
¿Podía anular las acciones de las personas? ¿Sus quirks? ¿Palabras? No sabía.
La incertidumbre le consumía hasta los huesos.
────Debemos ser muy precavidos ─replicó el Director. Voz apagada─. Entonces, ¿no sabes qué podría querer, Akira?
Dio un gesto de negación. No tenía idea de nada. Atado de pies y manos, siendo lanzado a miles de teorías y suposiciones.
────No. No lo sé. No convivo con mi abuela desde hace mucho tiempo ─dijo, ensimismado ahora en su propia mente, mirada en el celular─. Tal vez está llamando su atención al atacarme a mí. Tal vez enfrentó a un villano en Tokio que se relaciona a Mako y él me ataca en venganza. O…
────Lo averiguaremos. Con tiempo. ─interrumpió Aizawa, dándole un apretón en el hombro.
Le escrutó, alzando la mirada enternecida, siendo recibido por un gesto de afirmación y el extremo del labio contrario levantado.
Se obligó a calmarse. Volviendo la vista al frente. Inhalando con precisión.
────Aizawa tiene razón ─continuó el de la llamada─. Debemos… ser pacientes y cuidarnos, también a los alumnos.
Aizawa se removió en el lugar, tomando el bento y colocándolo entre los muslos. Indicándole con la mirada, que comiera.
Akira asintió, ignorando la voz del Director resonando en el living. Otra vez se aisló dentro suyo. Bajando la atención a la comida. Tomó los palillos, llevándose un trozo de carne a la boca. Masticó, ensimismado en el jugoso sabor.
Pero su mente se blanqueó. Y las emociones se mantuvieron a fuego lento. Opacadas por la disociación que estaba experimentando. Pensando en nada y todo a la vez.
Sintió la mano de Aizawa acariciarle el cabello, trayendo en sí a la consciencia tras mirarle. El pelinegro se limitó a verle, siguiendo con más caricias entre su cabellera.
Notó entonces, tras bajar la mirada, que había ingerido todos los pedazos de carne en un santiamén. El estómago se le revolvió.
────… Y descansa Akira. Todo estará bien. ─oyó al Director.
Asintió, apurando la comida para responder.
────Sí. Hasta luego, Director. ─dijo, ladeando su mano tras pasarla en sus labios y tragar finalmente.
Sintió un atisbo de vergüenza por no haber entablado más charla.
────Bye. ─saludó Mic, inclinándose y cortando la llamada.
El silencio se posó sobre el trío. Akira notó que Kohi dormía plácidamente a un lado suyo y el televisor ahora reproducía un canal de deportes, volley, más bien.
Dejó las muñecas a los lados de sus piernas. Suspirando y con la comida que había ingerido sin darse cuenta estancada en la garganta, dándole una sensación de disgusto.
Estaba cansado. Siquiera y podía comer con placidez. En ese caso, necesitaba recuperarse de otra manera. Necesitaba dormir para volver a ser él mismo.
────¿Estás bien? ─oyó a Aizawa, inclinándose para verle el rostro.
Sintió su mano acariciarle la mejilla, y sus cuencas apagadas examinarle el rostro.
────Sí. Es solo que… ─se detuvo. No podía explicarle todo lo que sentía. Limitando a suspirar, con un gesto de negación─. Tengo la mente dispersa.
Aizawa asintió. Perezoso en el tono.
────Necesitas descansar. Tu mente pasó por mucho ─murmuró─. Te prepararé un baño.
Dijo, depositando un beso seco en su sien, tras ponerse de pie sin previo aviso.
────En ese caso, dejaré a los tórtolos que descansen. ─dijo Mic, dejando la tasa en la cocina tras enjuagarla.
Akira enderezó su espalda. Moviendo la cabeza a un lado.
────¿No quieres quedarte a descansar? ─preguntó. El tono se deslizó con esfuerzo, como un empujón de cansancio.
Mic rodeó la mesilla, negando mientras tomaba sus guantes que había dejado junto a la caja de primeros auxilios, y sus lentes rotos.
────Ya recibí mi dosis de atención, tranquilo ─dijo─. Ustedes necesitan tiempo a solas, y yo necesito un trago y una ducha.
Indicó, haciendo un ademán con su mano de forma desinteresada a un sentimiento. Akira miró a Aizawa de lado, quien habló por ambos, colocando las manos en su cintura.
────Puedes quedarte. Tenemos todo eso aquí. ─replicó, rodeando la mesilla para estar junto al rubio.
Mic se apresuró a negar.
────Estoy bien, en serio. Solo… ─se detuvo. Dejándole en vilo cuando trató de continuar, pero se limitó a rechistar, señalando con el índice a Aizawa, retomando su tono chispeante─. Mañana te devolveré la ropa.
No iba a insistir. Era claro que estaba cansado y necesitaba tiempo a solas. Pero Akira no evitó preocuparse por dejarlo ir.
────Puedes quedártela ─replicó Aizawa, dándole una palmada en el hombro y sosteniendo su mirada─. Cuídate, ¿si?
Mic rechistó.
────Oh, no te pongas romántico, Shota. ─bromeó, dándole una suave caricia en el mentón a Aizawa, como un golpe falso.
Aizawa sonrió de lado, moviendo su cabeza con negación. Mic le saludó con una reverencia de cabeza a Akira, y el susodicho le imitó. Los divisó ir hasta la puerta, pero el impulso por decir más le obligó a hablar.
────Mic. ─llamó, haciendo que solo el rubio se volteara. Su mirada enternecida fue acompañada de un tono dulce─… Gracias.
Hizashi asintió, dándole una suave sonrisa antes de replicar.
────Cuídate. Shota y yo te necesitamos, pretty boy. ─dijo, señalándole con su índice.
Y Akira divisó cómo cruzaba el umbral, y la llama de confort que le daba su mejor amigo, amenazó con apagarse, y dejarlo en la oscuridad de sus pensamientos.
Hasta que escrutó la mirada de Aizawa, y un alivio le inundó. Uno agridulce.
...
madrugada
🌃 ────. ubicación de la Liga de Villanos
. . .
Y EN LA OSCURIDAD DE LA NOCHE, la figura de Mako se desliza por los callejones.
Forzando su cuerpo consumido a dar unos últimos pasos. Estaba cerca. Solo debía forzarse un poco más.
Conteniendo el sangrado de su abdomen bajo. Ignorando el ardor abrasador en cada rincón del cuerpo. Punzadas en cabeza. Vista borrosa. Respiración irregular. Aún podía saborear la sangre de sí mismo.
Pero sonrió, de lado, irónico. Aquel pelinegro, ¿Eraserhead? Sí, ese mismo. Y el rubio gritón. Le había dado una buena golpiza, con tal de defender al pelirosa.
Le parecía un mal chiste la forma en que lo protegieron. Como perros rabiosos pero leales.
Sabía que no todos los héroes eran así con Akira, pero lo comprendía. Ellos tenían otra relación con él.
Que no duraría demasiado.
Llegó a la puerta, apoyando una de sus manos sangrientas en la pared. Clausurando sus párpados hasta que logró mantener la respiración bajo control.
Inhaló, nariz congestionada, una puntada en su lado izquierdo tras inflar los pulmones. Le habían roto una o dos costillas. Por eso se había mantenido encorvado y respirando superficialmente todo este tiempo. Exhaló, otra puntada. La cabeza le daba vueltas.
Tocó la puerta, con los golpes en clave que solo él tenía por escaparse repetidas veces por su cuenta. Un sonido fantasma a la distancia le obligó a voltear con brusquedad, empuñando la cuchilla bajo su remera, en el cinto. Pese a que estaba partida, aún podía servirle contra cualquiera.
La puerta se abrió con lentitud, dejando que la luz del bar le diera una profunda caricia, y el aroma a cenizas y alcohol le aliviara un instante.
Alzó las cuencas inyectadas en sangre, y lo escrutó, con un sabor agridulce. Llevando aquella máscara-mano tan característica cubriendo el rostro, pero aún así, logró verle a los ojos cuando se inclinó en la posición adecuada. Con aquellas cuencas rojizas, antipáticas y frías.
Shigaraki Tomura.
No le dejó pasar al instante, viéndole, como analizando si realmente era él. O disfrutando de la vista sangrienta que tenía.
───Al fin apareces ─saludó, arrastrando las palabras en un tono rasposo y levemente agudo. Torció el rostro─. ¿Te divertiste?
Se burló.
Mako presionó su dentadura sangrienta, haciéndolo a un lado tras forzar la puerta con su hombro y pasar.
────Bastante. ─replicó, forzando a sonar claro y severo, entonando la palabra en sarcasmo.
Arrastró los pies en el suelo amaderado. La luz tenue contorneó su figura. Con la vista ardiendo, logró divisar solo a un miembro más de la Liga. Kurogiri, rodeando la barra donde estaba siempre.
No saludó, en cuanto sintió otra punzada en su abdomen, y las piernas le fallaron. Cayendo de bruces contra la barra y sin previo aviso. Su estómago recibió el impacto.
────Mako. ─advirtió Kurogiri, sobresaltando su voz.
Sintió cómo le sujetaba del brazo con su aura negruzca y violácea, fría, ayudándolo a incorporarse y tomar asiento.
Pero rechazó la ayuda, zafándose con violencia, guiado por el orgullo herido y la cólera.
────No me toques. Estoy bien… ─farfulló, reprimiendo un quejido cuando tomó asiento en el taburete alto.
El televisor encendido fue el único sonido que ocultó los quejidos silenciosos que estaban brotando del pelinegro.
Kurogiri dio media vuelta, tras asegurarse que estaba bien sentado y no caería de allí.
────Iré por el botiquín. Estás sangrando demasiado. ─advirtió, girando sobre sí y cruzando el lugar tras una puerta a la distancia, sin siquiera dejarle hablar al respecto.
Quedó solo con Shigaraki. En una nube de indiferencia que amenazó con ahogarlos a ambos. Mako se retorció sobre su asiento, encorvando la espalda y apretujando la herida que ardía como una navaja caliente perforándole.
Sintió la presencia de Shigaraki pasar detrás de sí, tras cerrar la puerta. Tomó asiento a tres asientos de distancia, gruñendo por lo bajo en algo similar a un suspiro.
────No debiste haber hecho todo eso. Llamaste la atención de todos ─dijo, respingando en clara molestia. Irritación brotó de sí, envuelta en ansiedad cuando comenzó a rascar su cuello sin piedad─. Ahora estarán encima de nosotros por tu culpa.
Rezongó.
Se obligó a verle por el rabillo del ojo. Shigaraki sabía que haría todo lo que hizo, también Kurogiri, el problema era que su infiltración a la Academia había sido más bien un capricho y un plan de último momento tras haberse sentido iluminado.
Porque primero debía deshacerse de Shinigami para someter a Akira. Pese a eso, sintió que todo valió la pena. Había logrando su cometido desde un principio: hacer contacto con Igarashi Akira y tirarle dardos de información aleatoria.
Lo único con lo que no previno, fue Eraserhead y compañía. Piedras en su zapato.
Bufó.
────Alguien está de malhumor… ─se burló, volviendo la vista al frente, buscando algo con lo que distraerse del dolor.
Shigaraki dejó escapar un quejido,
────Hmm. Eres un imbécil. ─murmuró, desviando el rostro a un lado. Dejando por completo el cuello al descubierto, mientras seguía rascándose, como si aquello le aliviara y no empeorara su estado.
Mako fijó la mirada allí, en las cicatrices de Shigaraki hechas por mano propia. Un rastro de sangre seca deslizándose por su cuello. En la zona irritada, la misma donde estaba desahogando su frustración, con pliegues irregulares, escamosa. Deslizándose hasta el inicio de su cuello inclusive.
Juró por un momento, que las clavículas de Shigaraki, asomándose por su remera negra, también estaban cubiertas de irritación.
No había notado la presencia de Kurogiri de regreso. Colocado del otro lado de la barra. ñ
Se obligó a incorporarse, levantando la cabeza con esfuerzo hacia el frente. Notó que su vista estaba completamente empañada.
────Listo. Déjame ver. ─advirtió, tomando agua oxigenada y demás elementos.
Pero Mako se lo arrebató de una, irguiéndose con un quejido.
────Yo me encargo. ─habló, entre dientes. Ignorando la mirada entrecerrada del contrario.
Hizo un esfuerzo descomunal, quitándose la remera con un quejido profundo. Se obligó a mantenerse encorvado, soportando las puntadas que sus costillas le estaban dando.
Manos temblorosas comenzaron el proceso. El agua oxigenada entró en contacto con la herida en su abdomen, provocando un zarpazo de ardor. Crujió dientes, tomando las gasas y limpiando. El líquido carmesí se escabulló entre su estómago bajo, goteando hasta debajo de la silla.
Shigaraki admiraba la escena en silencio. No iba a intervenir. Y no era la primera vez que sucedía algo así.
────¿Hicieron su parte? ─cuestionó abruptamente Mako, trayendo en sí a Shigaraki del trance. Se había perdido en la herida abierta que tenía el pelinegro.
Mako maldijo por lo bajo tras usar otra gasa, arrojando la empapada de sangre a un lado.
Shigaraki divisó cómo Kurogiri le extendía aguja e hilo. Suspiró, desviando el lenguaje corporal hacia el frente.
───Stain ya sabe sobre Sukuzi Yua ─informó, viéndole de reojo, disminuyendo el tono─. Pero no puedo asegurarte que nos traicione.
Mako dio la tercera puntada en su herida, manteniendo unidas ambas partes de su piel sin que le temblara el pulso. Dentadura crujió en agonía reprimida. Pese a eso, se permitió sentir alivio por las palabras de compañía. Stain, el asesino de héroes, ya tenía otro objetivo.
───En una sociedad de héroes infectada por la corrupción, Suzuki Yua es el pilar de la misma. Debemos hacer que caiga, y todos los demás caerán con ella ─explicó, derramando las palabras con voz áspera─… Stain sabrá qué hacer.
Murmuró. Necesitaban llamar la atención de Yua, obligarla a que saliera de su nido en Tokio y llegara a la ciudad. A partir de ahí, Mako se haría cargo de los detalles.
───Ese tipo me da mala espina ─habló Kurogiri finalmente. Mako notó cómo servía whisky en un recipiente cristalino con lentitud. Su paladar reclamó por el mismo─. Debemos vigilarlo. No podemos confiarle más de lo arreglado.
Mako cerró la herida por completo, cortando el hilo con una mueca de labios.
───Lo hará. ─respondió.
Shigaraki exhaló con brusquedad.
───Siempre tan seguro pero estúpido a la vez ─farfulló, escupiendo con un sentimiento que Mako no identificó. Le vio de reojo─. Nos va a traicionar.
Suspiró, ignorando la mirada contraria. Envolviendo el vaso con un leve respingo de temblor. Sintió cómo se resbalaba entre sus dedos largos y sangrientos.
───No importa si lo hace. Sabe sobre Yua y sus ideales van a obligarle a ayudarnos, pero él no cree que nos ayuda ─replicó, llevando la copa a la comisura de sus labios partidos. Saboreó el líquido, que impactó en su lengua cual latigazo por el sabor, arrastrando el mismo hasta la garganta. Mordió el interior de su mejilla antes de continuar─
Porque Yua representa lo que Stain repugna de los héroes. Una escoria. Hipocresía ─escupió─. La Duquesa de los héroes…
Dejó que el nombre naciera de entre sus labios con repugnancia. Con un revoltijo en su estómago que subió por su pecho, y se ancló allí. Cerca de su corazón. Junto a las espinas que ya rodeaban al mismo. Autenticando el dolor.
La amargura oculta entre recuerdos oscuros.
───¿Y qué hay del resto de la familia? Podríamos matar tres pájaros de un tiro. ─advirtió Kurogiri.
Shigaraki negó, echando la cabeza hacia atrás, hasta que sus cabellos cayeron con sutileza. Y un suspiro profundo se le escapó, descansando sus brazos también sobre la bar, haciendo contra peso.
───Nozomi es un caso perdido ─les recordó. Dejando en suspenso un momento─… Pero el otro. El gemelo y más joven de los demonios…
Mako le miró por el rabillo de sus orbes. Shigaraki permaneció en silencio. Pero escrutó cómo sus labios secos se extendían en una sonrisa bajo la máscara. Una sonrisa retorcida, con un leve avistaje de dientes.
Volteó al frente, rodando sus cuencas oscuras, recordando el favoritismo de Shigaraki por Akira. No. Por Akira no. Por Shinigami.
───All for One dejó qué me uniera a ustedes por el precio acordado. Pero no te emociones con los Igarashi ─replicó, colocando el parche más grande contra la herida. Ignorando el dolor entumecido cuanto podía. Le dio un breve vistazo al peliazul─. Aún queda mucho por recorrer…
Tomura bufó, echando aún más la cabeza hacia atrás. Exhalando aquel nombre en un susurro.
───Shinigami. Shinigami… ─dijo, como si quisiera invocarlo─. Parece una mala broma que estuviera en el bando contrario.
Dijo, entonando ironía oscura. Sí, lo era. Como una broma del destino. Cuando él y
Akira, estaban destinados a encontrarse de una forma u otra.
Refunfuñó en silencio. Apretándose la herida recién cosida con cólera abrupta.
───No lo estará por mucho tiempo. No con todo lo que está pasando en su vida ─dijo Kurogiri─. ¿Cuánto tiempo aguantará la presión?
───Tienes más probabilidades de ser un vigilante. ─respondió Shigaraki, volviéndose hacia adelante.
Sintió como si Kurogiri alzara un hombro.
───O perder la cabeza por Shinigami...
Aquello le arrancó una sonrisa. Una sonrisa naciendo del inconsciente. De la oscura información que estaba ocultando, referida al pelirosa.
Rió para adentró, dejando que la sonrisa sellada siguiera plasmada como una cicatriz siniestra; acompañada de párpados caídos, y la mirada pérdida.
El dolor se deslizó por su cuerpo como una anestesia siniestra, junto al agotamiento del que recién ahora podía ser consciente del todo. Exhaló, desinflando sus pulmones cuando las costillas rotas se lo permitieron. Bajó lentamente, hasta apoyar la mejilla contra la barra.
Siguió sonriendo. Subió la mano, guiándola hasta la copa de whisky. Apuntó con su índice, dejando que su uña apenas larga tintineara contra éste. Obteniendo la mirada de Shigaraki al instante.
───… Solo requiere un empujón ─murmuró. Y dejó que el vaso, en un sonido seco, cayera bajo el peso de la falange─. Y será nuestro.
───Hmm… Su moral tal vez sea un problema. ─le replicó, ahora rascándose con más precisión.
Negó. Recordando la sensación del cuerpo de Akira debajo suyo. La mirada enternecida. El odio que ocultaba detrás de éstos. Y el silencio que le dió tras mencionar que los héroes no le querían.
Porque estaba en lo cierto. Logrando tocar una fibra sensible. Tan predecible en alguien sentimental.
Sonrió. Dejando que mechones de cabello húmedo cayeran por la frente.
───No. Su moral es la clave, Shigaraki ─dijo, llevando su delgada mano a los ojos─. Solo hay que quitarle la venda del heroísmo.
Dijo, haciendo que se quitaba una venda, dándole una sonrisa de dientes sangrientos a Tomura. Un arranque de risa reprimida se apoderó de sí. La ironía. La idea retorcida de que estaban camino a quebrar al joven profesor de corazón puro.
La fantasía de verlo tocar fondo le acarició el pecho en éxtasis. Burbujeando el estómago. Efervescente en su mente.
La idea de verlo sangrando. De verlo sollozando. De quitarle la venda que la sociedad de héroes me había puesto, que Yua había influenciado.
De que, finalmente, mostrara la oscuridad que estaba reprimiendo.
Tomura suspiró, ignorando la risita que estaba lanzando en un susurro.
────… Me voy a dormir. Esto de esperarte hasta que a tí te dé la gana volver está cansándome ─refunfuñó, poniéndose de pie. Parando en seco al instante, con un quejido. Como recordando algo. Husmeó en su bolsillo del pantalón. Se obligó a mantener los párpados aún abiertos, al ver las fotografías que había sacado de allí─. Y Stain también sabe de los demás…
Se despidió, antes de lanzar las fotografías de Midoriya Izuku y Katsuki Bakugo ante sus ojos.
Y su risa entre dientes, se autenticó con violencia.
. . .
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ARS MORIENDI ©
2022 ──── bnha.
. . .
🍓 N/A: hello peter.jpg
first, una disculpa por tardar en actualizar. me costó escribir este cap porque tiene muchas escenas u.u pero espero les haya gustado <3
second, la emoción que tengo por el pov de Mako FAGSFSFA siento que no di mucha info pero porque se dará más adelante <3 y les juro que solo falta poco para que aparezca la abuela de Akira y se aclare la cosa
honestamente, me re calentó Aizawa al inicio del cap JAJSJS pinche coraje atorado traigo
y Mako just >>>>>>
Present Mic está en mood: I could be a better boyfriend than him 🥸 es con intención su protagonismo, ya que realmente le importa Akira y para que entiendan su relación <3 porque es importante para el futuro
Shigaraki viendo a Mako todo sangrando: quién es?qué necesita?🥸
sooo, gracias por la paciencia
y espero hayan disfrutado
el caos de este cap <3
✨ se les quiere y nos leemos pronto ✨
🍓: PD: espero no se traumen con lo que se viene fagdrdyssg tipo, es bueno pero
✨ spicy ✨ solo les preparó mentalmente dd
( ⭕ )
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