Chapter Two 🇷🇺Russians?
No pasaron ni diez minutos para que el primer cliente llegara. Suspiré con pesadez para luego quitarme el suéter y buscar mis guantes. Aquellos guantes negros, que no cubrían los dedos. Llamémoslos, guantes de la suerte. Me deslicé por las cuerdas que rodeaban el ring para entrar y ver al oponente.
Un hombre alto, con músculos en lo que es las piernas y brazos. Le calculo unos 25 o 30 años de edad. Viene solo, la barba parece recién afeitada. El pelo es un rubio opaco, con ciertas hondas que le dan volumen. Pero le falta lavado. Ojos azules, me atrevería a decir celestes. Interesantes, pero no lo suficiente como para quedarme perdida en ellos.
Pero ya, mucho análisis.
Me posicioné frente a él en posición de pelea. Él no se inmutó, ni siquiera se molestó en ponerse en posición de pelea.
¿Tanta confianza tiene?
O una mejor pregunta.
¿Por qué no me sorprende?
Esta es una situación de todos los días. Las mujeres básicamente seguimos sin tener derechos en 1985. Por eso nuestro local es tan conocido. Porque a todos les sorprende que nosotros esperemos a que ellos paguen por pelear con una mujer.
Y esa mujer, soy yo.
Son encuentros amistosos, en los que hacemos una pelea dentro de nuestro pequeño ring. No se permiten armas y/o objetos para defenderse. Se permite todo tipo de técnica en batalla cuerpo a cuerpo. Y la pelea termina cuando uno quede inconsciente, o se rinda.
Que idea de lugar más raro. Pero bueno. También somos un tipo de gimnasio, pero mejor. Les enseñamos técnicas para mejorar su fuerza, durabilidad, velocidad, entre otras. Además que les enseñamos tácticas en peleas cuerpo a cuerpo.
Muchos de los que entrenan a día de hoy aquí, es porque perdieron una pelea contra mí y quieren la revancha.
Y aquí estamos, apunto de pelear contra un posible cliente frecuente, en un futuro cercano.
Karl hizo sonar el silbato para indicar que la pelea había comenzado. Estaba apunto de atacar primero cuando el señor me habló.
—No puedo creer que pelearé con una mujer. Tranquila, cariño. No te romperé ningún hueso. Puedes rendirte ya, si quieres.
Bufé, molesta. Una sonrisa burlona apareció en mi cara.
—Quisiera que intente siquiera rozarme, señor.
Él se rio y me volteó a ver de nuevo
—¿Vamos con todo?—él dijo
—Sería un placer, pero no me puedo arriesgar a hacerle daños mayores—le respondí
—Mocosa, insolente—él musitó, molesto
Se acercó a mí e intentó pegarme un puñetazo. Muy malo, por cierto. No tenía rumbo y la fuerza la daba cualquier parte del cuerpo menos el puño. Di un paso atrás, esquivando el puñetazo, haciendo que la fuerza que él había puesto lo hiciera casi caer de cara, al no dar con una superficie concisa.
Él volteó a verme, molesto. Yo por mi parte seguí con mi sonrisa burlona. Corrió detrás mío. ¿Haría una zancadilla? Que punto bajo...
Me alejé, según yo, para evitar la zancadilla, solo para sentir un fuerte agarre por medio de un brazo alrededor de mi cuello. Me engañó.
Me había hecho una llave alrededor del cuello. Lentamente quitándome aire. No porque tuviera fuerza, sino por los mencionados músculos que este tenía. Me sobresalté por la falta de aire, pero no me rendiría ahí. La que cayó bajo fui yo, al subestimarlo de la misma manera que él hizo conmigo.
Le di un fuerte codazo por la parte de las costillas, haciendo que soltara un gemido de dolor, soltando levemente el agarre. Me zafé rápidamente de éste y me alejé. Mientras él se sobaba el estómago por mi codazo, noté como estaba distraído. Me acerqué por detrás y le di una patada por el otro costado de su estómago. Esto hizo que sus ojos se abrieran de manera amplia por la sorpresa y a la vez cayera al piso en dolor. Cayó sobre sus rodillas.
Agarré ambos brazos de este y lo apreté contra el piso, de espaldas. Su cara se restregaba contra el piso.
—¿Te rindes?—le dije en el oído, con una voz extrañamente más grave.
Él asintió con miedo y libere sus brazos, haciendo que soltara un suspiro de alivio.
—Primera victoria del día—la voz de Karl se hizo presente a mi lado.
—Presiento que será un día largo—le respondí.
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🥋🥊
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Kasuki se encontraba una vez más, en la tienda de helados, con temática de marineros. Que extraña combinación. Aunque aún así, terminaba saliendo perfecta. Había algo de ahí que atraía a la joven a volver una vez más.
Y no. No era Steve Harrington.
Éste anterior salía de la caja para posarse en frente de un niño que Kasuki había reconocido desde hace ya rato. Dustin Henderson. El único que faltaba la noche anterior, en el encuentro que tuvo con la pandilla. Steve se notaba animado, más que todo feliz. Ambos sonreían como tontos, haciendo que Kasuki sintiera una calidez en su pecho.
Después de reconocerse entre ellos, empezaron un saludo un tanto...interesante. Éste anterior contenía un apretón raro de manos, unas trompetas falsas, unos sables de luz como en las películas de Star Wars y otro movimiento que no pudo descifrar qué era. Todo esto para que al final estallaran en risas felices.
Si, es extraño de explicar pero así era. Kasuki los miraba con una sonrisa mientras se acomodaba en su asiento. Mientras la compañera de trabajo del chico los miraba con cara de "es enserio?" Kasuki no la juzgó por eso, sabiendo que si fuera cualquier otra persona, tendría la misma reacción.
—Eres amigo de muchos niños, ¿verdad?—dijo ella mientras se apoyaba en el mostrador, haciendo que ambos voltearan a verla.
Los dos cesaron sus risas y Steve hizo una leve seña, presentando a su compañera, sin palabra alguna.
Ahora, él y Steve se encontraban sentados en una mesa. Dustin comía un banana split, que al parecer Steve le había conseguido, mientras parecía que iniciaría una conversación.
—Entonces, ¿me estás diciendo que es más guapa que Pheobe Cates? Imposible...
Dustin de limitaba a asentir y hacer un leve "mhm" en aprobación.
—Y es brillante—dijo Dustin, haciendo unas señas con las manos—No le importó que mis perlas no hayan salido. Dice que besar es mejor sin dientes.
Steve se le quedó mirando sin saber realmente que decir al respecto. Una risa silenciosa detrás de donde estaban sentados lo sacó de tal situación. Ambos giraron sus cabezas al mismo tiempo para encontrarse con la chica. Dustin sonrió ampliamente, mientras sus ojos se abrían por la sorpresa.
—¿Kasuki? ¡No es cierto!—él dijo mientras se levantaba de su asiento.
—Dustin—lo reconoció con un asentimiento y una pequeña sonrisa.
Él salió, rodeando la mesa circular y se abalanzó a abrazarla. Ella, por su parte, nunca fue mucho de contacto físico. Incluso cuando cuidaba de los chicos de niños había sido así. Le sobresaltó el abrazo, así que seguido de un leve suspiro se limitó a darle palmadas en la espalda.
Él parecía haber recordado el hecho de su disgusto con el contacto físico así que lentamente se alejó y le sonrió de oreja a oreja. Se volteó un segundo a Steve, quien los miraba atónito, y luego de vuelta a la femenina.
—No puedo creer que puedo tener tal reencuentro con mis dos mejores amigos. Amigos mayores que yo, claro—comentó Henderson.
—¿Se conocen?—dijo Steve señalándolos con su dedo índice.
—Kas era nuestra niñera hace algunos años—Dijo Dustin para luego voltearse a Kasuki—Ha pasado tanto desde la última vez que te vi.
—Eso sí que es verdad. Por lo que veo, regresaste del campamento...—dijo señalando, a manera de juego, su gorra.
Él le dio una leve risa por su parte.
—No me digas que lo que oí hace un momento es verdad. ¿Tienes novia?—le dijo la chica.
Dustin se limitó a asentir y hacerle señas con las manos para que se sentase con ellos. Steve por su parte, no podía olvidar su primer encuentro del día anterior. Era la primera vez que se ponía nervioso con alguien. En especial una chica. Solía serle fácil coquetear, gracias a la experiencia de ser el "Rey de la secundaria" y tener a las chicas a sus pies.
Pero esos días habían terminado, ya hace dos años. Aún así coqueteaba con frecuencia. Pero ya no le era tan efectivo como antes. Y el día de ayer, alguien logró ponerlo nervioso sin siquiera coquetear. Era cierto que la chica lo había agarrado desprevenido, esperaba que fuera cualquier otro cliente. Pero no. Tenía que ser ella.
No quería tomarle tanta importancia, e incluso intentar olvidar aquel vergonzoso momento. Pero ahí estaba otra vez. Esperando alguna aprobación para sentarse en la misma mesa. Todo por que Dustin parecía conocerla. En ese momento Steve quería que lo tragara tierra. Ya no estaba nervioso, fue cosa del ayer. Pero si estaba avergonzado de tal situación.
Segundos después se dio cuanta que le estaba dando muchas vueltas al asunto. Y que ella seguía esperando alguna seña. Dio un leve asentimiento y la chica gustosa se sentó. Estaba frente a Dustin, y al lado de Steve. La mesa era redonda como un círculo. Los asientos tenían cierta tela que los hacía sentir como un sillón. Bastante cómodo.
Hubo un leve silencio, hasta que Dustin habló.
—¿Ustedes dos se conocían? Si no, bueno, rápido. Steve, Kasuki—dijo señalando a la muchacha—Nuestra niñera cuando no teníamos ni diez años. Nos cuidó a Mike, Lucas, Will, y a mí. Práctica y enseña artes marciales, si no me equivoco aquí en Ring of Dennies. Kasuki, Steve—dijo ahora señalando a Steve—pasaron...cosas durante el año pasado. Steve era el Rey de la secundaria, pero renunció al puesto. Salió con Nancy, terminaron. Se volvió un tipo de niñera de medio tiempo pero tranquila, no te robó ni robará el puesto.
La chica alzó una ceja ante las palabras de Dustin. Ella ya sabía que no sería reemplazada fácilmente pero no esperaba que encontraran a alguien más para llamar niñera tan pronto. Le intrigaba la pizca de nerviosismo que Dustin mostró al hablar sobre las...cosas que pasaron para que se unieran. Steve y ella compartieron miradas el uno con el otro por un segundo antes de que ella volteara a ver a Dustin.
La curiosidad la mató tan fácilmente como mató al gato.
—¿Qué...cosas, exactamente?—dijo ella, con curiosidad en sus palabras.
Steve y Dustin voltearon a verse con miradas cómplices. Su lenguaje corporal rápidamente cambió. Estaban nerviosos. Steve lo ocultaba bien pero Dustin era otro caso. El mencionado aclaró su garganta y miró a otro lado.
—Solo...cosas
Lo fulminó con la mirada. Lo analizó. Manos sudorosas, evita el contacto visual, tartamudea. Miente. Lo conocía bien. Ella agarró una cucharada de el helado de Henderson y la llevó a su boca. Esto sobresaltó tanto a Steve como a Dustin.
—Claro, y yo soy Madonna—le respondió, llevándose una segunda cucharada a la boca.
—¡Kas!—Dustin hizo un puchero.
La chica no pudo distinguir si lo hizo por robarle helado o por no creerle. De igual manera, le sonrió con malicia. Sabía que lo logró molestar, y eso le daba risa.
—¿Donde están los otros, Henderson?—cambió de tema, esta vez, Steve.
—Me abandonaron ayer...
—No...—dijo Steve.
—¿Enserio? ¿Los mismos niños que decidieron ser tus amigos sabiendo que recibieran bullying de la misma manera que tú, hace años? ¿Esos niños?—la chica agregó.
—Bueno...Mike ha estado muy ocupado con su novia. Lo mismo con Lucas y Max. Y Will...bueno. Él siempre los sigue a todos lados—Dustin habló de nuevo, solo para ser interrumpido por ella.
—Espera, espera, ¿Wheeler tiene novia? Dios...la adolescencia les pegó fuerte...
—Hubieras visto a Steve cuando estaba en la secunda...
—No hablamos de eso, Henderson. Fue hace mucho...—lo interrumpió Steve
—Bien, bien, pero igual. ¿Cómo pueden abandonarme? ¡El mismo día que volví!
—No lo creo...lo lamento Henderson.
—No es tu culpa Kas, ellos lo hicieron por su cuenta
—Si, si, lo sé. Pero aún así. Me parece muy mal de su parte...
Kasuki lentamente dirigió su mirada hacia las afueras del local de helados. Encontrándose con los ojos de odio de uno de sus anteriores oponentes. La mirada de Kas había cambiado por un momento. Parecía una mismísima flecha hacia la cabeza del señor.
El señor había perdido. Dos veces. Intentó demandarlos por ello pero no tuvo respuesta. No tenía caso demandarlos, ellos no habían hecho nada malo. El perdió por su voluntad. Ya era habitual para Kasuki encontrarse con él en el centro comercial. Hacían un tipo de mini pelea de miradas.
—¿Alguna vez te dijeron que tus ojos matan?—la sacó Steve de sus pensamientos, tartamudeando un poco en sus palabras.
—Will Byers, a los ocho años y medio—dijo sin apartar su mirada del hombre.
—Touché.
—Se van a arrepentir. Y mucho. Cuando no les comparta mi gloria—comentó Dustin
—¿Gloria? ¿Qué gloria?—dijo Steve
Henderson se acercó un poco a ambos, como si fuera a hablarles en un susurro. Por instinto la chica se inclinó más hacia la mesa, para escuchar. Harrington se inclinó a su derecha para escuchar de cerca a Dustin.
—Anoche, cuando intentaba contactar a Suzie—empezó Dustin.
Miró un poco alrededor y de repente susurró en una voz muy baja. Casi no se oía pero ella logró escuchar.
—Intercepté un código secreto ruso—él dijo.
—¿Qué?—dijo Steve, obviamente no escuchó.
Dustin se acomodó en su asiento y habló un poco más alto.
—Intercepté un mensaje secreto ruso—repitió, cambiándolo un poco.
—Habla más alto, no se te escucha—dijo Steve.
—¡Intercepté un mensaje secreto ruso!—dijo, claramente no en un susurro.
No gritó pero sí se hizo un silencio eterno en el local de helados. Los voltearon a ver todos, incluida la compañera de trabajo de Steve. Kasuki se encogió a sí misma, ocultándose dentro de su sudadera. Trataba de pensar "si no me muevo, no me ven".
—Shh, si, si, eso pensé que dijiste—se excusó Steve—Pero eso, ¿qué significa?
—Significa que podemos ser héroes, Steve—respondió Dustin—Héroes estadounidenses.
—¡Y ahí está! El Henderson que conozco, queriéndose hacer el héroe.
—Podrías tener a todas las chicas que quieras—Dustin le dijo a Steve, ignorando mi comentario—y más.
—¿Más?
—Más—afirmó Dustin.
—Me gusta eso—dijo Steve.
Kasuki los miraba con asco. Dustin lo notó.
—Y tú podrías tener a todos los chicos que quieras—añadió.
—No me tomes como alguien que caería por algo tan bajo—le respondió de manera casi inmediata.
—Bien, conociéndote sabía que no aceptarías con eso. Pero entre más mejor. Necesito ayuda.
Ella lo miró con una ceja alzada.
—Porfis...Kas. Hazlo por mi. Por los viejos tiempos...te necesito...
—No me hagas esa cara. Bien, estoy dentro. Tengo que irme. Mi descanso terminó. Los veré mañana, ¿si?
—Más que satisfecho—dijo Dustin con una sonrisa en su cara, de satisfacción.
Ella rodó sus ojos con una sonrisa y se levantó para alejarse del lugar. No sin antes darle una última cucharada al helado de Dustin, quien le frunció el ceño y ella lo ignoró.
Steve la miraba mientras se alejaba. Estaba perdido en sus pensamientos, hasta que Dustin lo sacó.
—¿De verdad puedes comer todo el helado que quieras?
—Pues, si. Pero no demasiado, ya sabes. Tengo que estar en forma para las chicas.
—¿Y cómo te va con eso?—lo interrumpió la voz de su compañera que seguía en el mostrador
—Ignórala—dijo Steve
—Es genial. Al igual que Kasuki—dijo Dustin
—¿Y cómo es eso de que es mejor niñera que yo?
—Steve, entiéndelo. Ella ha estado con nosotros cuando ni siquiera podíamos estar con nosotros mismos. Teníamos siete u ocho años. Era la única adulta que nos comprendía.
—Como sea—dijo Steve tratando de no mostrarse celoso—y, ¿qué vamos a hacer, exactamente? Ya sabes, con ese mensaje ruso.
Dustin se giró hacia la derecha para sacar algo de su pequeña mochila. Esto para después mostrárselo en la cara a Steve. Era un libro diminuto. Un diccionario. Un diccionario ruso.
—Traducir—dijo Dustin, con una sonrisa de boca cerrada.
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Notas de la autora:
¡Hola!
¿Cómo están?
Yo bien. Perdón si tardé en subir este capítulo. La inspiración se me fue y no estaba convencida de aquella escena con Steve y Dustin.
Se me hace complicado de cierta manera meter a otro personaje en una escena tan bien reconocida. Espero me entiendan.
Me disculpo de antemano si se hace largo el tiempo de espera entre capítulos. Los primeros dos ya los tenía escritos y los demás están en proceso. Si se me va la inspiración, pues tardo en escribir y publicar.
Aviso que esta historia no tendrá ningún tipo de más dieciocho. No me siento cómoda escribiendo eso.
Soy nueva en esto, porfa no tengan altas expectativas.
No los voy a obligar pero si pueden y quieren, ¡comenten! Díganme sus opiniones de los párrafos y conversaciones. Comenten si encuentran algún tipo de error ortográfico. No lo tomaré como hate o algo molesto, sino como un error del cuál aprender y corregir. Para próximas correcciones. También los párrafos que no les gusten o les incomoden, para cambiarlo.
Eso es todo. ¡Se les quiere!
❤️❤️❤️
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